Ese día lloraba, se quería morir, quería dejar de vivir, ¿por qué continuar una vida sin sentido? ¿Para qué vivir más si su gran amor había muerto? Era la guerra, y el hombre de su vida había muerto en combate. No había mas nada que hacer. Estaban alejados, la despedida fue fría, un beso negado y una tristeza en el corazón.
¿Por qué habría muerto? ¿Por qué seguir viviendo si ya no había nada que la dejara vivir? ¿Por qué vivir más? Caminaba sin rumbo fijo, lloraba por las calles, la gran ciudad no la reconocía una mujer mas en las calles de Gaza. Qué mas daba si una mujer lloraba, todos lloraban, todos tenían una razón para llorar, todos tenian un motivo para estar tristes. A muchos les había sucedido igual, muchas, al igual que ella habían perdido un amor en la guerra. Pero ella sufría especialmente, ella sufría por no haber podido decir sus últimas palabras. Una gran duda quedaba en su corazón ¿realmente me quiso? El era mi gran amor, pero y ¿Yo? fui su gran amor? Esa duda no la dejaba vivir, lloraba y lloraba sin sentido, para que seguir adelante. ¿Que motivo tendré para vivir? Pensaba en su presente, ¿buscar otro amor? No lo encontraría, el que se fue era su corazón, era su cariño eterno, no había manera de no pensar en él. Habían pasado años desde que se había ausentado para la guerra y no había sabido nada. ¿En algun momento habría pensado en ella? ¿En algún momento habría sido ella importante? Su propio corazón latía con fuerza tras un rato de haber mencionado su nombre, no había duda, el corazón de él también latía por ella, pero tal vez solo en el fondo, tal vez ni el lo hacía con intención. Tal vez solamente el corazón en el recuerdo de ella que tanto lo había querido, la recordaba, pero no sabía si su cerebro. Y ¿qué mas daba? el corazón de él es lo que ella quería, no su cerebro, ni su persona, nada de él mas que su hermoso corazón.
Cuando se extraña, ¿que más puede pasar? Que mas puede rodearle a uno que un mundo sin color? Un mundo en el que el cuerpo va como autómata y los ojos solo se mojan al recordar esos momentos. Cuando se ha dado cuenta la razón, que ya no hay tal amor, cuando el llanto es incontrolable por saberse abandonado, por saberse desolado por saber que la esperanza nunca mas regresará. Al saber que son pensamientos repetitivos, todos tienen el mismo final "que voy a hacer sin él?" Una vez mas la razón entra en acción, "vas a seguir viviendo" y "¿para qué? será la respuesta eterna, será la respuesta que deje sin aire. Esa frase vendrá en todos los sabores y los sentidos, llorando, sin aire, gimiendo, doblándose de dolor. ¿Qué mas da la vida cuando aquello que era el centro del corazon ya no va mas? ¿Cómo ignorar el corazón cuando solo se siente llorar?"
Finalmente alguien la encuentra, esa mujer por las calles de Gaza, esa mujer que llora desconsolada el amor que ya se fue, el amante que ya murió. Esa persona la mira y ya sabe qué le sucede, su amor lejano, su amor terminado, nunca lo pudo cerrar, nunca se pudo despedir, nunca se atrevió porque nunca fue correspondida.
El amor no correspondido sufre dos veces, sufre en la duda, en la duda de no comprender hasta donde debe esperar, hasta cuando puede acercarse y nuevamente la segunda y última vez cuando se deshace, se desmorona, se desbarata, como una gran torre dinamitada que de a poco va cayendo y no encuentra con que apoyar su desamor.
¿Por qué habría muerto? ¿Por qué seguir viviendo si ya no había nada que la dejara vivir? ¿Por qué vivir más? Caminaba sin rumbo fijo, lloraba por las calles, la gran ciudad no la reconocía una mujer mas en las calles de Gaza. Qué mas daba si una mujer lloraba, todos lloraban, todos tenían una razón para llorar, todos tenian un motivo para estar tristes. A muchos les había sucedido igual, muchas, al igual que ella habían perdido un amor en la guerra. Pero ella sufría especialmente, ella sufría por no haber podido decir sus últimas palabras. Una gran duda quedaba en su corazón ¿realmente me quiso? El era mi gran amor, pero y ¿Yo? fui su gran amor? Esa duda no la dejaba vivir, lloraba y lloraba sin sentido, para que seguir adelante. ¿Que motivo tendré para vivir? Pensaba en su presente, ¿buscar otro amor? No lo encontraría, el que se fue era su corazón, era su cariño eterno, no había manera de no pensar en él. Habían pasado años desde que se había ausentado para la guerra y no había sabido nada. ¿En algun momento habría pensado en ella? ¿En algún momento habría sido ella importante? Su propio corazón latía con fuerza tras un rato de haber mencionado su nombre, no había duda, el corazón de él también latía por ella, pero tal vez solo en el fondo, tal vez ni el lo hacía con intención. Tal vez solamente el corazón en el recuerdo de ella que tanto lo había querido, la recordaba, pero no sabía si su cerebro. Y ¿qué mas daba? el corazón de él es lo que ella quería, no su cerebro, ni su persona, nada de él mas que su hermoso corazón.
Cuando se extraña, ¿que más puede pasar? Que mas puede rodearle a uno que un mundo sin color? Un mundo en el que el cuerpo va como autómata y los ojos solo se mojan al recordar esos momentos. Cuando se ha dado cuenta la razón, que ya no hay tal amor, cuando el llanto es incontrolable por saberse abandonado, por saberse desolado por saber que la esperanza nunca mas regresará. Al saber que son pensamientos repetitivos, todos tienen el mismo final "que voy a hacer sin él?" Una vez mas la razón entra en acción, "vas a seguir viviendo" y "¿para qué? será la respuesta eterna, será la respuesta que deje sin aire. Esa frase vendrá en todos los sabores y los sentidos, llorando, sin aire, gimiendo, doblándose de dolor. ¿Qué mas da la vida cuando aquello que era el centro del corazon ya no va mas? ¿Cómo ignorar el corazón cuando solo se siente llorar?"
Finalmente alguien la encuentra, esa mujer por las calles de Gaza, esa mujer que llora desconsolada el amor que ya se fue, el amante que ya murió. Esa persona la mira y ya sabe qué le sucede, su amor lejano, su amor terminado, nunca lo pudo cerrar, nunca se pudo despedir, nunca se atrevió porque nunca fue correspondida.
El amor no correspondido sufre dos veces, sufre en la duda, en la duda de no comprender hasta donde debe esperar, hasta cuando puede acercarse y nuevamente la segunda y última vez cuando se deshace, se desmorona, se desbarata, como una gran torre dinamitada que de a poco va cayendo y no encuentra con que apoyar su desamor.
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