viernes, 25 de enero de 2013

Una vida material

Esta es la historia de José, un hombre superficial y material. El solo vive pensando que lo que importa en la vida es gastar en lo material, gastar en lo que se ve, descansar de un arduo día y sentarse a ver la TV como una forma de salir de sus problemas y de evadir los emocionales que pesan más que lo material en sí.

José cree que el mundo gira a su alrededor porque el al estar en lo material es el que se ve. El siente que se ve mejor por tener dinero y la familia solo esta para acompañarlo y para cumplir el capricho de ser suya, por lo tanto debe cuidarlo cuando están enfermo, debe acompañarlo cuando quieren descansar. Su mayor ilusión es salir de su casa, no importa si todos tienen que trabajar y romper sus gustos, ellos están a su servicio y ganarán al disfrutar de los centavos que lo material provee para descansar. Así José es un sustantivo de Lo material.

Lo material ciega. Lo material convierte la vida en superficie. ¿Acaso lo material llena la confusión de ese que está creciendo? ¿Lo material le explica que en la vida se crece en las dudas? ¿Lo material llena la duda en certeza? No, lo material no siente. Acaso lo material ayudará a cargar los trabajos que implican salir de la rutina, para que lo material descanse. Lo material es superficial, es egoísta, busca ser complacido y alabado, no entiende de gustos ajenos, de alegrías ajenas, esas son inútiles.  Son las propias, las únicas importantes. Con el tiempo la superficialidad se va haciendo agriedad.  Sin embargo aquellas personas que en su agriedad conviven con sus cercanos, al momento de sus últimos días están solos, como aquella viejita que vivía en la casa del vigilante de un edificio elegante, con hijos y nietos adinerados. Nadie se ocupó de ella y fue a morir a un asilo sola. La agriedad fue su materialidad y la muerte le pagó con la soledad.

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