Para mi escribir se me está haciendo un vicio. Así como quien fuma un cigarrillo cada momento que tiene oportunidad, o como quien bebe de igual forma, para mi, escribir se me está haciendo una necesidad. Hay momentos que quiero escribir largas páginas, otras en que sólo quiero tres líneas, pero no encuentro otra forma de expresarme. Cada vez que me dispongo a laburar, necesito primero escribir unas páginas, organizar mi cabeza y así ya podré continuar con todos los planes. Es como quien requiere agua para pensar, yo primero requiero sacar de mi mente todo aquello que se ha formado como un castillo que a la larga viene a ocupar toda mi mente, mi intelecto, mis emociones. Yo necesito cada día, tirar ese castillo de palabras guardadas en mi mente. Pero no puedo expresarlas oralmente, esas palabras son ideas truncadas, pensamientos inconclusos, diálogos en preparación. Hay tantas palabras formando el hermoso castillo en mi cerebro, que desgraciadamente lo tengo que tirar. Ese castillo es como una pared que me limita con el mundo exterior, ésta me deja dentro de mi, me impide comunicarme y hablar con la gente, me limita a quedarme sólamente de observador, sin ser actor.
Ahora que hablo de castillo, me recuerdo la película de Frozen. La hermana grande que tiene el don de congelar todo, tiene el don de construir desde su imaginación. Esa escena en que ella ha huido a la Montaña del Norte y desesperada, y feliz al mismo tiempo, empieza a lanzar sus rayos formando paredes hermosísimas de hielo, las mismas que se forman en el Perito Moreno, por supuesto que hecho más habitable en dibujos animados. Esos castillos eran hechos de hielo, sin embargo, los de mi cerebro, están hechos de palabras, las que salen a toda velocidad sin sentido de mi boca y que la gente al oírme me mira extrañada sin comprender un ápice de lo que intento decir. Esos mismos castillos son los que debo deshacer cada día con mis letras.
Es algo que adoro. No imagino cómo pasé toda mi vida, sin este blog que me permite escribir y escribir. No hay una birome que ya no funcione y no tenga más tinta. No hay block que se termine y me obligue a ir en busca de otro, interrumpiendo mi diario placer. Es en verdad algo hermoso estar aquí, en esta hoja simplemente expresando y conociéndome. Cuántas cosas desconocidas de mi, que ahora hallo. Me facilita encontrar el camino de una mente superior. Las mentes superiores son las que se dedican a hacer funcionar el mundo, pero se encuentran con una serie de contrariedades, como las que me topaba yo antes. Hoy, puedo, formando mi castillo de palabras, liberar todas ellas para hacer de mi mundo algo mejor, algo hermoso, un lugar donde me gusta vivir.
Charlando con una amiga, a la que si le tocaron muchas expresiones sin sentido, me doy cuenta de qué útil me ha sido esta herramienta, antes lloraba y no encontraba una salida, me quedaba en lo mismo días y semanas. Pero gracias a estas páginas esos castilllos que me impedían resolver, los puedo quebrar diariamente, sin miedo de que aparezcan nuevamente, porque de igual forma, los puedo romper, e incluso modificar. Cuántas historias divertidas me han surgido con los ladrillos de este castillo. Cuántos momentos de placer han surgido tras tallar y desenterrar todo el oro que hay debajo de ese castillo de palabras.
Ahora que hablo de castillo, me recuerdo la película de Frozen. La hermana grande que tiene el don de congelar todo, tiene el don de construir desde su imaginación. Esa escena en que ella ha huido a la Montaña del Norte y desesperada, y feliz al mismo tiempo, empieza a lanzar sus rayos formando paredes hermosísimas de hielo, las mismas que se forman en el Perito Moreno, por supuesto que hecho más habitable en dibujos animados. Esos castillos eran hechos de hielo, sin embargo, los de mi cerebro, están hechos de palabras, las que salen a toda velocidad sin sentido de mi boca y que la gente al oírme me mira extrañada sin comprender un ápice de lo que intento decir. Esos mismos castillos son los que debo deshacer cada día con mis letras.
Es algo que adoro. No imagino cómo pasé toda mi vida, sin este blog que me permite escribir y escribir. No hay una birome que ya no funcione y no tenga más tinta. No hay block que se termine y me obligue a ir en busca de otro, interrumpiendo mi diario placer. Es en verdad algo hermoso estar aquí, en esta hoja simplemente expresando y conociéndome. Cuántas cosas desconocidas de mi, que ahora hallo. Me facilita encontrar el camino de una mente superior. Las mentes superiores son las que se dedican a hacer funcionar el mundo, pero se encuentran con una serie de contrariedades, como las que me topaba yo antes. Hoy, puedo, formando mi castillo de palabras, liberar todas ellas para hacer de mi mundo algo mejor, algo hermoso, un lugar donde me gusta vivir.
Charlando con una amiga, a la que si le tocaron muchas expresiones sin sentido, me doy cuenta de qué útil me ha sido esta herramienta, antes lloraba y no encontraba una salida, me quedaba en lo mismo días y semanas. Pero gracias a estas páginas esos castilllos que me impedían resolver, los puedo quebrar diariamente, sin miedo de que aparezcan nuevamente, porque de igual forma, los puedo romper, e incluso modificar. Cuántas historias divertidas me han surgido con los ladrillos de este castillo. Cuántos momentos de placer han surgido tras tallar y desenterrar todo el oro que hay debajo de ese castillo de palabras.
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