Cuantos abuelos viven tristes en un asilo sin que nadie los visite, o padres que están solos en casa esperando que vayan sus nietos o que sus hijos les hablen. Siento que son la edad desperdiciada.
Escuchaba una emisión en la radio que hablaba sobre la incertidumbre entre los 30 y 40 años. Dice que a esa edad empieza uno a razonar la experiencia. A los 20 solamente tiene uno experiencia, en cambio en las siguientes décadas, la experiencia va acompañada de pensamiento, de acciones responsables o a veces irresponsables según lo estable que esté la persona. Hacen un test, en que uno responde lo de acuerdo o no que está en realizaar ciertos cambios, por ejemplo si uno está a gusto con su religión o quiere realizar cambios, si uno quiere lanzarse a la aventura sin importar con quien, si quiere lanzar todo lejos y volver a empezar, si uno tiene deseos de ser infiel, o si es infiel, si flirtea con desconocidos frente a su pareja. Todas esas son señales de incertidumbre y de desequilibrio entre los 30 y 40. Es a esta edad en que muchos se divorcian y cambian de pareja porque desean algo nuevo, un cambio radical, una acción que marque el cambio poor el que uno ha pasado. Hay quien hace grandes cambios y sin embargo no está satisfecho, ya se divorció 2 veces y va por el tercero, ya se cambió de religión y su vida sigue variando sin estar feliz, es porque no ha hecho la evaluación correctamente porque no se ha analizado profundamente para descubrir que está inconforme consigo mismo. Es normal que se presenten estos cambios, pero tambien es importante resolver de la forma mas coherente y asisitida posible.
Sin embargo los abuelos son los que mejor la pasan, ya han vivido la incertidumbre de la inestabillidad, ya han encontrado la vida seria que los lleva a saber lo que quieren, ya han pasado por tanto y los jóvenes no les dan el valor que se merecen. Ellos los ven como estorbo, como carga pesada a la que hay que llevar al doctor, hay que solicitar que alguien cuide.
Yo conozco algunos abuelos que tiene el gusto de compartir su sabiduría. Ya han vivido coherentemente, ya han madurado y han aprendido a valorar cada etapa. Ya se aburren y se levantan tarde, tienen insomnio y se pasan horas mirando el telvisor, porque no hay manera de conciliar el sueño. Ellos están haciendo su laburo, el laburo de aconsejar. Están sentados sin hacer nada, pensando y recordando los viejos tiempos. Entonces llegan sus hijos o sus nietos y como no tienen mas que hacer escuchan, y comentan. Ya no comentan con la proyección de un padre que desea levantar su propia autoestima, ni con la incoherencia de un joven que desea comerse el mundo con toda su sabiduría. Son los oídos abiertos a las palabras jóvenes, las palabras sabias que dicen las frases correctas. Los abuelos tienen la gracia de saber, porque han vivido. Tal vez las épocas sean diferentes y mas escandalosas, pero siempre tienen algo en común que es humanidad. Los humanos son iguales, tienen la misma escencia, los mismos conflictos, los mismos problemas y los abuelos tienen la capacidad de resolver y dar una opción abierta y clara, objetiva y cierta a las preguntas de quienes se les acercan. Los abuelos fueron en las tribus de los primeros pobladores quienes tenían la sabiduría y quienes tenían la última palabra. Como ya no se pueden mover tan ágilmente tienen permiso de quedarse sentados y pensar, dar consejo y tener la última palabra, porque es la experiencia y los pensamientos aplicados a una larga vida la que les ha dado y concedido ese honor.
Ojala que los jóvenes presumidos, envanecidos, encontraran en un abuelo un consejo cierto y calmo que les ayude a encontrar sosiego a sus pensamientos.
Escuchaba una emisión en la radio que hablaba sobre la incertidumbre entre los 30 y 40 años. Dice que a esa edad empieza uno a razonar la experiencia. A los 20 solamente tiene uno experiencia, en cambio en las siguientes décadas, la experiencia va acompañada de pensamiento, de acciones responsables o a veces irresponsables según lo estable que esté la persona. Hacen un test, en que uno responde lo de acuerdo o no que está en realizaar ciertos cambios, por ejemplo si uno está a gusto con su religión o quiere realizar cambios, si uno quiere lanzarse a la aventura sin importar con quien, si quiere lanzar todo lejos y volver a empezar, si uno tiene deseos de ser infiel, o si es infiel, si flirtea con desconocidos frente a su pareja. Todas esas son señales de incertidumbre y de desequilibrio entre los 30 y 40. Es a esta edad en que muchos se divorcian y cambian de pareja porque desean algo nuevo, un cambio radical, una acción que marque el cambio poor el que uno ha pasado. Hay quien hace grandes cambios y sin embargo no está satisfecho, ya se divorció 2 veces y va por el tercero, ya se cambió de religión y su vida sigue variando sin estar feliz, es porque no ha hecho la evaluación correctamente porque no se ha analizado profundamente para descubrir que está inconforme consigo mismo. Es normal que se presenten estos cambios, pero tambien es importante resolver de la forma mas coherente y asisitida posible.
Sin embargo los abuelos son los que mejor la pasan, ya han vivido la incertidumbre de la inestabillidad, ya han encontrado la vida seria que los lleva a saber lo que quieren, ya han pasado por tanto y los jóvenes no les dan el valor que se merecen. Ellos los ven como estorbo, como carga pesada a la que hay que llevar al doctor, hay que solicitar que alguien cuide.
Yo conozco algunos abuelos que tiene el gusto de compartir su sabiduría. Ya han vivido coherentemente, ya han madurado y han aprendido a valorar cada etapa. Ya se aburren y se levantan tarde, tienen insomnio y se pasan horas mirando el telvisor, porque no hay manera de conciliar el sueño. Ellos están haciendo su laburo, el laburo de aconsejar. Están sentados sin hacer nada, pensando y recordando los viejos tiempos. Entonces llegan sus hijos o sus nietos y como no tienen mas que hacer escuchan, y comentan. Ya no comentan con la proyección de un padre que desea levantar su propia autoestima, ni con la incoherencia de un joven que desea comerse el mundo con toda su sabiduría. Son los oídos abiertos a las palabras jóvenes, las palabras sabias que dicen las frases correctas. Los abuelos tienen la gracia de saber, porque han vivido. Tal vez las épocas sean diferentes y mas escandalosas, pero siempre tienen algo en común que es humanidad. Los humanos son iguales, tienen la misma escencia, los mismos conflictos, los mismos problemas y los abuelos tienen la capacidad de resolver y dar una opción abierta y clara, objetiva y cierta a las preguntas de quienes se les acercan. Los abuelos fueron en las tribus de los primeros pobladores quienes tenían la sabiduría y quienes tenían la última palabra. Como ya no se pueden mover tan ágilmente tienen permiso de quedarse sentados y pensar, dar consejo y tener la última palabra, porque es la experiencia y los pensamientos aplicados a una larga vida la que les ha dado y concedido ese honor.
Ojala que los jóvenes presumidos, envanecidos, encontraran en un abuelo un consejo cierto y calmo que les ayude a encontrar sosiego a sus pensamientos.
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