martes, 1 de diciembre de 2015

Corderillo Sacrificado

Alguna vez has sentido que tu vida ya no tiene sentido? Que todo aquello que habías hecho es simplemente material de desecho? En este momento así me siento, dándome cuenta que no le importo a quien me importa, que no me respeta a quien yo respeto, que aquella gente para quien antes fui importante, soy simplemente una transeúnte por la calle. Eso me hace sentir tan vulnerable. Me hace sentir tan desdichada. Confrontar la soledad de quien se descubre con la bolsa vacía porque la gente de pronto cambió tanto que ya no cabe en mi vida; me llena de angustia, me llena de tristeza y de .... no sé de qué. 

Hoy escuchaba un cuento de -Cuauhtémoc Sanchez, "Cuenta de dos hermanos que vivían uno frente al otro separados por un camino. Un buen día pelearon, y uno de los hermanos decidió en un arrebato de cólera, desviar el río y hacerlo pasar entre las dos casas, para que así una materia física los separara. El otro hermano, frenético de orgullo decidió tomar venganza y llamó a un carpintero que le armara una pared, un muro frente a la casa de su hermano, para que también esa pared lo separara de él y no tuviera que verlo. El carpintero en vez de un muro, hizo un puente que juntó nuevamente ambos hermanos y ambas casas. El hermano que había desviado el cauce del río, subió el puente arrepentido y abrazó al hermano, porque él había resuelto el problema que los había separado, al armar ese puente. Yo no me atrevo a desviar cauces, porque no me gusta separarme de los que quiero, tampoco me gusta hacer muros, porque se perdonar a quienes me han lastimado, pero parece que a la gente no le doy esa impresión. Yo debería montar una pared para que dijeran "uff ya está enojada, ahora si qué vamos a hacer para acercarnos" Pero no. Mi carácter y mi experiencia, me han mostrado que montar muros y separar con ríos son sólo enojos y reacciones inútiles, que después tendrán que quitarse. Que tal vez los arreglos sean más complicados que un simple "perdón, me equivoqué". Sin embargo, toda la gente que me ha dado la espalda, espera que yo le diga eso, siendo que son ellos los que me han ofendido. Ellos me han lastimado al esperar que yo asuma el lugar del "corderillo sacrificado" para ellos ser inmolados, y que vaya yo a pedir perdón de rodillas, a ver si son tan amables de darme aquello que por nobleza estoy aceptando. No soy un corderillo para sacrificar, y me gustaría que quien se equivoca lo afronte y madure. Eso no lo conocen de mi. Yo normalmente doy el primer paso y digo, "ya no pasó nada, sigamos adelante", pero ya me cansé de ser amable, y me cuesta la actitud de todos al esperar que sea yo quien cede siempre. Les concedo el derecho de no saber de mi cambio. Por eso, hoy me siento acabada y triste, en la soledad más profunda, porque toda la gente me ha puesto ríos de separación, y yo no estoy dispuesta, ni a montar muros ni a hacer puentes, simplemente las cosas deberán tomar otro cauce, deberán entrar en otra etapa. Es el momento de asumir el hoyo del corazón que queda tras la pérdida. Esa gente que me ha dado la espalda, no me merece, tal vez más adelante, en otra circunstancia, me encuentre, pero hoy, no me da deseo de buscarlos o de poner de mi parte para que sea yo el corderillo sacrificado.  Por eso me siento mal. Si no soy el corderito, ¿qué podré ser? 

lunes, 26 de octubre de 2015

PRECOGNICION 6. FRUCTIFICAR

Es octubre, y recién encuentro el aliento que me me ayude a liberar este resultado. Si alguien me ha seguido, seguramente pensó que había dejado esto a la mitad, incompleto, pero no es así. Mi intención no era dejarlo a la mitad, de hecho, yo no dejo las cosas así, simplemente no tenía la voluntad de afrontarlo, la pereza, como símbolo de negación, me hacía dejar esta parte en expectativa, en duda.

6. fructificar
Son 5 meses y la herida no pesa tanto, la he reposado, la he sufrido, la he dormido, y ya no pesa vivir, porque ya no lloro. A veces recuerdo  todo el camino que he pasado, y como en un sueño recuerdo algunos pasajes, sin tener presentes los detalles. Siempre la amígdala borra toda la tristeza con velocidad, el corazón ya ha sanado con el poco recuerdo que le quedó y así no importa que esos recuerdos se hayan borrado, no importa olvidar las lágrimas, y el camino de desesperación, de tirar paredes, todo eso ya es parte del pasado. Hoy todavía permanece el cansancio, esa pesadez que me tira porque todavía hay algo que resolver, pero ya sin lágrimas salinas, tal vez si un poco de humedad en los ojos, por recordar ligeramente aquello por lo que pasé, pero ya no es el llanto desbordado incontrolable que surge de la nada. Ahora ya puedo permanecer, mirando eso que me duele, sin cerrarlo ni negarlo. En estos momentos, ya no me pesa observar esa mala experiencia, esa tristeza, porque ya la he elaborado durante todos estos meses.

Lo que puedo todavía impresionarme es de la capacidad que tiene el cerebro para reinventarse, para resolver, para hacer posible aquello que simplemente pensé, Simplemente, encontrar el sentido correcto de las palabras que leo, que se han cruzado y ayudarme a superar esta gran tristeza, que me ha venido tirando y sobrellevando mi malestar, como una tormenta en el desierto o en medio de la nieve, donde uno va hacia adelante, contra viento y nieve, tal vez sin ver, pero confiando en que en algún lugar, se encontrará el camino o la puerta de salida.

Aunque todavía me falta un trecho de camino por recorrer, he empezado  escribir algo que a alguien puede hacerle sentido, o simplemente puede parecerle divertido o alentador.
Soy aceptada, soy bien recibida como monedita de oro, soy escuchada como una campanada en la ciudad, soy el  sonido armónico de la felicidad, soy la voz de un pájaro al cantar, soy la paz, soy el rayo de sol caliente en medio del invierno, soy el calor del sol en un día frío, soy la luz del sol que se espera tras una noche de agonía. Soy aquella luz que se extiende y se recibe con alegría. Soy el café de la mañana y el aroma que se percibe de aquello que despierta, soy el jardín de primavera, cuyas flores aromatizan mis pasos, soy el aroma de los nardos, del huele de noche, que permanece pegado al cerebro. Soy la calma apacible de una ola que desaparece lamiendo la arena. Soy el pensamiento de un enamorado que lo persigue a uno día y noche.

 14 mayo
han pasado 6 meses desde esa premonición. Extrañada por el tiempo que se requiere superar una herida, voy y sigo viviendo. El cansancio es crónico. Podría dormir  24 horas, podría quedarme en mi lecho como princesa dolida todo el día, pero la voluntad y el quehacer diario, me obligan a levantarme. No comprendo cómo puede el cuerpo permanecer inactivo, cómo puede quedarse aletargado en la misma posición, y no relajarse, cómo puede estar como muerto, y lo peor sin disfrutar.

Dicen los neurólogos que la serotonina es la que le hace al cerebro enviar las sensaciones de diversión y animación. Son esas las endorfinas que hacen que el cerebro  y la persona esté disfrutando el momento. Hay muchas acciones que influyen en la serotonina, una es un largo estado de tristeza, otra es un cambio de horario. El cuerpo, naturalmente tiende a buscar resolver esa falta, naturalmente y con paciencia busca suplir la serotonina que el cuerpo necesita para vivir intensamente. Sin embargo cuando hay alguna disfunción, este proceso, no se da. La serotonina no es absorbida por las células y la persona vive cansada, y sin la capacidad de relajarse. Vive eternamente de noche, formando ojeras en la cara, y haciendo pasar un tiempo muy desagradable.

Cuánto puede uno aprender tras caer en una terrible barranca. Qué maravilla vivir esta oportunidad en esta situación en que me encuentro. Este ciclo ya ha pasado por mi vida años atrás. Como dice Chris Gardner el protagonista de "En busca de la felicidad": todo en la vida como en un carrusel se repite una y otra vez, cada vez vendrá más fuerte, y cada vez se presentará de la forma necesaria, hasta que la persona finalmente la afronte. Algunas repeticiones son felices, como los nacimientos o las fiestas, pero otras son las pruebas. No es lo más sencillo, ni tampoco lo más divertido, de hecho, es muy triste afrontar esta situación, y cualquiera que me escuche, al igual que yo lo diría es "esta loca disfrutando y regodeándose en su dolor" pero es necesario para que yo no vuelva a caer en ello, para que en un futuro, cuando se me vuelva a presentar, no caiga en esa pauta infantil, tan extraña en una adulta. También sirve para ahorrar tiempo y espacio. Tal vez me muera mañana, y por eso hoy lo escribo, para que a alguien le sirva como herramienta.

Cuenta la historia que un campesino le pidió a Dios que le dejara a él decidir las lluvias y las sequías para su campo de cultivo. "Mira señor", le dijo un día "cuando mis plantitas todavía son semilla, mandas unas sequías horribles que las hacen casi secar, y por otro lado  cuando ya están a tiempo, maduras, pero  todavía temprano para recoger la cosecha cae tanta agua, que todo el trabajo se pierde. Por favor, déjame decidir cuando llueva y esté seco para que mi cosecha esté a tiempo y bien." Así le permitió Dios al campesino, le dio el poder de hacer llover y parar la lluvia.

Tras terminado el temporal, el campesino vio con tristeza que su cosecha no era lo que él esperaba. El hizo llover cuando la plantas tenían que crecer, y paró la lluvia cuando no era necesario, sin embargo estaban llenas de plagas, les faltaba fuerza, les faltaba sabor. Fue el campesino con Dios nuevamente y le preguntó en qué se había equivocado. "Señor, yo he regado mis tierras cuando lo creí conveniente, y aunque mi cosecha salió a tiempo, a ti te sale mejor, pese a que a veces ahogas con lluvias, las flores que salen, y la fruta resultante, son deliciosos." Dios lo escuchó con ternura y le contestó " yo para eso mando las tormentas. No todo es una lluvia escasa y una sequía moderada. Los vientos fuertes hacen a las plantas fortalecer las raíces para no desprenderse y morir. Las lluvias torrenciales y granizos quitan las plagas y enfermedades de las plantas y las que sobreviven, son la mejor cosecha y lo elegido para el consumo humano". El campesino avergonzado le dijo a Dios "perdóname por pedirte controlar la naturaleza, la próxima vez dejaré que tu tengas la última palabra".

De la misma forma le pasa al humano. Dios permite las tormentas, porque ellas hacen al ser humano fuerte y resistente, lo hacen aprender de sus errores, y lo convierten en una mejor persona.

PRECOGNICION - EL HACHA

Unos meses después de esta precognición en que yo vivía cansada y desanimada, decido tomar unas vacaciones, la vida sigue, y ésta me ha fortalecido, el cuerpo no puede vivir sufriendo eternamente y así me voy haciendo fuerte, como el árbol en que me he convertido. Sin embargo nadie lo nota. Quien acabe de leer la etapa 3, piensa que estoy devastada, que puede hacerme añicos con sólo intentarlo. Yo con las armas en casa, sin prepararme para un mal momento, me voy a ese lugar que siempre ha sido un paraíso. Me acompaño de mi problemática y de mi rutina para no ir sola, porque ellos son parte de mi.

La recepción que tengo en el paraíso es algo fría, me siento una intrusa, me siento una obligación más que un gusto en verse nuevamente. Es allí donde me encuentro con el hacha, aquella que asumo no es peligrosa siendo que yo soy un árbol. Asumo que ella es compasiva y comprensiva y que al igual que siempre las cosas irán felices, ingenuamente olvido que es un hacha cuya obligación es pegarle a la madera.

Es en ese momento cuando viene el hacha que ha de desmoronar el árbol caído. Esa hacha me observa. Hace mucho que no nos vemos, su propia problemática nos ha impedido estar cerca, sus propios fantasmas que la persiguen le han presionado para proyectar en cualquier persona sus propias dolencias. Inconscientemente, ella quiere probar mi fuerza, no me da la bienvenida como estoy acostumbrada, no me recibe con la calidez femenina que caracteriza a su personalidad, nada de lo que estoy acostumbrada, lo recibo de ella. A cambio de eso, en vez de eso, me pone a prueba y me hace ver lo mal que estoy, la forma equivocada en que afronto mi problemática. No importa cuál sea ésta, mi problemática es lo que me ha convertido en Zafiro Azul, ésta, es la razón por la que hoy escribo, y en lo que me refugio para encontrar la felicidad. El hacha me critica, observa mi problemática y se disgusta por la forma en que mi problematica se desempeña, lo que es un jacque para mi, esto no lo consideraba parte de mi precognición.
- Estás enferma -.  Me dice el hacha seria, desesperada, con la intención de que estalle en lágrimas
Mi respuesta es el silencio.  Yo no estoy enferma, es su recepción la que me ha sacado de mi balance.
- Estás enferma, - me repite el hacha - esa forma en que te sales de control y le dices a tu problemática que no la soportas, que no sabes qué hacer con ella.
Nuevamente no contesto. Yo la observo fría, la observo fuera de sí. Ella misma esta pasando por un momento de prueba, y yo se que ella está proyectando su dolor como mi "enfermedad".
- Yo no estoy enferma - le respondo finalmente - lo que me saca de balance es ver la forma en que "mi problemática" reacciona. "Mi problemática" es una "gran cruz", es algo inmenso, pero eso no implica que tu tengas derecho a hundirme por ella, que quieras aprovechar mi momento de tristeza para encumbrarte e intentar asumir tu superación a partir de mi dolor.  No es justo que  no me ayudes, no es justo que pongas esa actitud. Yo estoy acostumbrada a que me ayuden con "mi problemática". Estoy acostumbrada, a  que mi problemática sea "pan comido" porque para ti no es un problema. "Mi problemática" está descubriendo un gran rechazo y éste le tensa, descubre que cada paso que da está prohibido, no se le permite hacer nada, porque cada paso que da, está equivocada, porque cada paso que mueve resulta en tensión, y en ello se regodea a, "mi problemática" le agrada tensar nuestra relación por eso se comporta de esa forma, para ser el centro de atención.

Sin embargo, me duele tanto que mi hacha tenga razón, sobre que al mencionar este tema sólo se observe su retroceso, su incapacidad de superación, sin embargo me duele más  porque su intención de fondo es  inculparme de "mi problemática" como si yo fuera la única responsable. Me levanto llorando para enjugar mi nariz. Entonces "mi problemática" me llama, la miro, la abrazo  le digo "¿que voy a hacer contigo? ¿Puedes poner de tu parte?" Mi problemática me mira llorosa,  triste y confundida y sólo acierta a decirme "¿por qué qué lloras?".

Es verdad, no hay forma de que esto se resuelva de un día para otro, de que mágicamente de el resultado esperado. Felizmente, esa "problemática" me reta diariamente para aprender, para hablar, para controlar, y yo creo que para hacerme más fuerte para que la emoción no sea nuevamente quien me controla.

El hacha sigue presente. Ella no ha comprendido que "mi problemática" me ha llamado y he hecho las pases con ella. El hacha insiste en torturarme, en convencerse de su propio argumento, que  debe cumplirse "tu estás enferma" sigue siendo el objetivo de tortura. Yo sigo pensando qué puede ser lo que la motiva a no entender que está equivocada, que no tiene razón, que "mi problemática" y mi precognición no me están tirando, ni me tienen en el hoyo de la desesperación. Finalmente lo he comprendido, ella no era un hacha, pero se quedó en el pasado, y eso la ha transformado. El hacha permaneció en el tiempo en que todos los dolores me aquejaban, cuando las paredes se me caían y el cansancio me tiraba. El rechazo ha sido el motivo del hacha, Yo se que  ella es otra respuesta  a mi patrón de rechazo. Hoy que se me han caído los vendajes, y al querer levantarme con otros ánimos encuentro el proceder del hacha, aquella que no sabe que ya he cambiado y que está haciendo el ridículo y que como otra pérdida más del año 9 debe despedirse para renovarse u olvidarse.

martes, 20 de octubre de 2015

LA AMENAZA DE UN CLICHÉ


20 octubre
Este día va especialmente bien. He descansado, he leído a media mañana, he cocinado y he tenido tiempo para perder. Cuánto extraño esos días en que el reloj va tan lento que me aburro, no solo yo, la gente con la que hablo, dice que es muy aburrido cuando el reloj no camino veloz y los minutos parecen recorrer 120 segundos cada uno. En la época de verano, cuando se cambia el reloj el cuerpo va a una velocidad y va persiguiendo el reloj que va adelantado, y uno va apurado porque pareciera que el tiempo se va a terminar. Hoy me he sentido en el tiempo en que el reloj está a la velocidad de mi cuerpo. Sin embargo me descubro una uña rota, me duele una rodilla. La uña me muestra amenaza emocional, amenaza al corazón, y la rodilla, perdón. ¿A quien he lastimado tanto?  ¿A quien he de pedirle perdón? A Zafiro Azul. Hace días quiero escribir algo, pero no me inspira escribir el día a día, hoy no tengo inspiración para escribir cuentos , hoy no tengo deseos de inventar sobre hadas, ni sobre jóvenes ni sobre nadie, mi vida es tan simple, he pasado unos meses tan fuertes, que mi imaginación está en reposo. Sin embargo, cuando las uñas se rompen, es momento de resolver, de hacer aquello que me haga feliz, y que resuelva la situación de la forma que corresponde. No tengo cuento, pero si deseos de atender aquello que apremia. 

Recientemente leí una frase que dice "la gente común ve un problema y dice ¿Por qué a mi Señor? ¡Qué hice para merecer esto!, mientras que la gente espiritual ve oportunidad" o esta otra "el viento lleva a la gente a donde quiere, pero una persona fuerte aprovecha el viento para llegar a dónde ella quiere." Me puse a llorar con estos clichés. Los dos tienen razón. Hoy los clichés orientan la vida de las personas. Si cumples esto, estás bien, de otra forma no. Personalmente sí me atañe cumplir esto para ser aquello, sin embargo mi experiencia me ha mostrado que no siempre podés cumplir aquello que pensás. ¿Por qué? Yo que sé. Las alas no están listas para volar, o estás afilando el hacha para seguir cortando y talando árboles, o te estás tomando el té, o estás en el modo tranquilo que tu cuerpo requiere. Los clichés son como un impulso que debe mover a quien está estático, pero son solo eso No siempre se puede hacer todo lo que el cliché dice. Que tal que no tengo la visión de ver la oportunidad, y me estoy lamentando en mi redil como una vaca, porque me ha sucedido esto. Yo soy de las personas que aprovechan las oportunidades, pero no siempre puedo, ni tengo la visión, ni las herramientas para tomarlas. Esto es angustiante, porque cualquier persona que lee una y otra vez estos clichés, no está siendo como lo que 
este dice, Sin embargo está bien. EStá bien si dehe pasar los clichés hasta que yo decida que puedo alzar el vuelo y tomar aquella frase que me esta impulsando. Los clichés me suenan como las órdenes militares que te obligan a hacer algo, porque como sos autosuficiente debes hacer algo que te mueva de tu estatismo que te supere y te haga parte de lo que se usa en esta época. Me viene la imagen de Lincolna vestido con la bandera americana y con el dedo índice y los ojos firmes y energizados, estar diciendo "debes". Los clichés tienen la intención de orientar a la persona, porque como lo de hoy es ser virtualmente autosuficiente, sin que nadie te lo indique ni te lo diga, el cliché tiene el cometido de ser tu conciencia. Hoy todos somos libres y autosuficientes, nadie necesita de otro, porque el sistema y los medios te proveen las herramientas para serlo, y por esa razón cuelgan esos clichés, para indicarte el camino que debes seguir. Sin embargo abusan de esas frases. Me imagino los jovenes modernos que quieren hacer algo distinto, y no buscan la guía de un psicólogo, asesor espiritual o amigo, no buscan la frase ni la energía humana, leen ese mensaje y se angustian, porque no saben por dónde tomar las riendas. Por supuesto que mas adelante google le mostrará doscientos libros que les ayuden a resolver su duda, pero mientras tanto, la angustia de no ser lo que el cliché está mandando, les hará pasar un mal momento. 

Los clichés son divertidos, pero son como la comida, hay que tomarlos a cierta hora, cuando el cuerpo está preparado para recibirlos, en otro momento son como ir pasando en la zona de restaurantes, donde no te interesa el menú porque te acabas de alimentar. 

lunes, 7 de septiembre de 2015

UNA NIÑA BUENA


Hace unos días miraba en las redes la foto de Marilyn Monroe con un meme que dice algo así:"Una niña buena hace lo que los demás le dicen, mientras que una mujer inteligente siempre se sale con la suya."

Tiene que ver con la historia que alguien publicó sobre los defectos que tienen el ser una niña buena, ella como madre libera a su hija de ser niña buena una de esas que en su infancia nunca pudo dar su opinión, sólo obedecer sin chistar todas las órdenes que los adultos le daban. Todas se sintieron aludidas y perdonaron a su madre por haber esperado tanto de ellas y se liberaron de ser niñas buenas. Sin embargo hoy todo se va a los extremos. Antes, los adultos tenían la razón, ellos en busca del bien de los menores, actuaban en su defensa y hacían lo mejor que provenía de ellos para así hacer crecer a los pequeños. Se esperaba que niños y niñas acataran las órdenes para aprender del adulto y después ellos mismos tomaran las mejores decisiones mediante ellos iban creciendo. Es verdad que había adultos abusivos que llevaban un régimen militar que no dejaban a los niños realizarse y sacar su mejor versión, vivían opacados por el error de no saber comprender la intención del adulto, vivían con la angustia de que el adulto los insultara y agrediera porque no habían hecho lo que se esperaba: que fueran estudiantes perfectos, además de limpiar la casa y cocinar, sin olvidarse de servir a los padres como si fueran sus esclavos. Asumo que son esas las niñas buenas a la que se refería ese decálogo de liberación.

Sin embargo también habían las niñas buenas que aprendían la lección de esos padres  justos que daban las órdenes correctas y les permitían crecer y equivocarse. Era la costumbre que los niños fueran correctos, para que la sociedad viviera en armonía, para que aún de adultos existiera respeto entre los compañeros y sobre todo, la homogeneidad del grupo. Hoy, con tristeza veo que son los inexpertos jóvenes los que tienen la razón, son los tiranitos los que obligan a los adultos a hacer sus caprichos. Ya no es el adulto prepotente que hace del niño su esclavo, es el niño consentido y sobre-alentado, el que hace del adulto su esclavo y peor aún, lo obliga a obedecerlo con todas las manipulaciones infantiles que existen tornándolo en un ser peligroso para la armonía de la sociedad.

A mi me pegó y me dio mucho coraje esa frase de Marilyn, tal vez ni la dijo ella, pero si creo que está mal fraseada porque es una que surge del rencor, que lejano a lo esperado, no es sanador, sino represivo, y una burla a la autoridad. No es la niña que por ser buena, hoy se libera y se siente inteligente y se sale con la suya, eso es más de lo mismo, lleva a sembrar más rencor, el mismo que se le sembró a ella al hacerla "niña buena", es la misma que ella está consiguiendo al aplicar la frase y sentirse libre y poderosa.

Yo pondría la frase de esta forma: "Una niña buena es una mujer que se torna en un ser inteligente que sabe hacer lo correcto y piensa en el bien de todos. Una niña consentida siempre se sale con la suya." Porque todas las niñas buenas serán inteligentes si aprenden la mejor parte de su adulto guía, y así, ella actuará con justicia pensando en el bien común, que tal vez a ella no le convenga en el corto plazo, pero si en el largo, porque nunca una decisión tomada en beneficio de todos, puede afectarle a quien lo haya decidido. Por ejemplo cuando ella quiere comer helado en grupo y sólo pueden comprar un litro, en vez de imponer el sabor que a ella le gusta, pide opinión y compra el que le gusta a la mayoría, incluso a ella. Ante los ojos de todos, ella será una mujer inteligente, atractiva, feliz y sonriente, que se sentirá bien porque el grupo la aprecia. Mientras que una mujer consentida hará un berrinche si no se compra el helado del sabor que ella ha decidido. Por eso hay tantos problemas entre las mujeres, porque todas son consentidas y tercas y en vez de pensar en el bien de todas, buscan lo que ellas quieren y que las demás se frieguen. A la larga la gente las ignora porque ya saben que con ellas no se puede hacer equipo, son las que los hombres critican por celosas y manipuladoras. Por eso porque quiero una sociedad justa y en armonía digo que
Una niña buena es una mujer que se torna en un ser inteligente que sabe hacer lo correcto, piensa en el bien de todos, y hace lo que debe. Una niña consentida siempre se sale con la suya.

sábado, 29 de agosto de 2015

¿NECESITAMOS UN GURU?

Erase un día hermoso en que volví a ver la vida con claridad, en que todas mis angustias y dolores se quedaron en el pasado, se quedaron enterradas ahí, en donde ya no sirven. Con sonrisa hoy aliviada, me veo fortalecida con las embestidas que he tenido este año. He encontrado nuevas amigas, he reafirmado otras, y he despedido a muchas más. Con tristeza he visto cómo la gente que yo quería está muy lejos, está viviendo un duelo y a mi me ha sacado de su lado. Es más, yo no tengo ganas de cargar con esas penas. Es esa gente que pese a su edad, demuestra una inmadurez notable, perceptible, gente que no sabe cómo moverse en la tristeza, que al evadirla, se encuentra en un atolladero inmenso, tiene poses y actitudes tan desagradables, que en verdad enferman, que en verdad me proyectan mis propias debilidades. Lo triste es que era gente que yo admiraba, era gente que yo consideraba sabia, que en mis momentos de angustia y soledad, me ayudaron, me acompañaron, pero hoy la he visto en el piso, con ese rictus de dolor, de no saber qué se hace en ese mundo en el que han caído.

Hay tantas imágenes que vuelan en mi cabeza, tantas caras de tristeza y desventura, que no es fácil centrarse en una sola idea. Me lleva al punto de analizar su problema, su personalidad vacía. Posiblemente esa es la de los que una vez tuvieron dinero, y hoy no lo tienen, ven en sus hijos personas pobres y egoístas, así como eran ellos, y no han hecho más que imitar a sus padres. Ahora, esos padres adultos mayores, con nuevas necesidades, se encuentran con que sus hijos no los están acompañando, todavía se comportan como adolescentes siendo que ya no lo son, son hijos que en su egoísmo no quieren apoyar a sus padres, aquellos que una vez dieron todo por ellos, hoy se ven abandonados y empobrecidos; esa calavera es tan desagradable, ese vacío de no saber qué hacer sin lo que ellos conocían, es triste y deprimente.

También me he encontrado con gente nueva y creativa. Me encontré con un hombre que da clases de Krishna o algo así. En las empresas, a las personas les enseña a encontrar su centro, a ser mejores padres. Con este hombre empecé a tener una conversación muy profunda. De la nada comprendió mi punto y charlamos brevemente de lo que él consideraba espiritualidad. Yo le decía que mucha gente se estaba dedicando a ser guía, y que muy poca daba en el clavo, incluso hay tantos que quieren imitarlos y seguirlos que empieza a decretar  materialidad, mejor nivel económico y cosas por el estilo. Su respuesta  se centró en su conocimiento: "NO NECESITAS UN GURÚ PARA CONOCERTE, TAMPOCO UN PSICÓLOGO. NO PODÉS ESPERAR QUE EL PSICÓLOGO TE RESUELVA TUS PROBLEMAS, SI ÉL NO TE CONOCE. SOLO VOS TE CONOCES Y SOS VOS QUIEN TIENE LA MANIVELA QUE PERMITA ABRIR LA PUERTA DEL CONOCIMIENTO INTERNO." SIN EMBARGO YO NO ESTOY DE ACUERDO CON ÉL. ESTA ÉPOCA QUE PERSONALMENTE HE LLEVADO ME INDICA QUE UNO SIEMPRE NECESITA UN GUÍA, UNA PERSONA CON QUIEN ORALMENTE EXPRESAR LOS PENSAMIENTOS Y TODO AQUELLO QUE TENÉS DENTRO. NO PODEMOS ESPERAR QUE ASÍ SOLOS, SAQUEMOS LAS CAPAS DE GRASA QUE CUBREN LA CAPA DE CARNITA NUTRITIVA QUE NOS HARÁ CRECER. TODA LA GENTE, LOS MÁS ESPIRITUALES Y LOS PSICÓLOGOS MÁS EXPERIMENTADOS, NECESITAN QUIEN LOS GUÍE Y LES MUESTRE EL "ALTO".

CUENTA LA HISTORIA de un joven que en busca de espiritualidad no hallaba al maestro que le daría todos los conocimientos que él requería. Pasaron años hasta que  pudo encontrar a aquél maestro del que tanto se hablaba. Estaba en casa de ese maestro y éste lo invitó a tomar un té. Trajo dos tazas una vacía y otra llena. El joven intrigado preguntó por qué lo había hecho así.
- una es mía y la otra tuya - contestó el maestro -yo no conozco tus gustos, pero yo sí se lo que deseo.
Así al joven le sirvió una taza y le preguntó si deseaba azúcar, limón, crema o la forma precisa como el joven se sintiera halagado a su lado tomando thé. Después, el maestro en vez de poner la tetera en la mesa, procedió a servir más té en su propia taza colmada; el joven espantado, le hizo ver su error
-maestro, su taza ya está llena, ¿por qué le vierte más? Está tirando todo sobre la alfombra.
El maestro ignorando su comentario, siguió vertiendo el thé dentro de la taza. Cuando el agua de la tetera se hubo terminado, miró al joven con la taza y plato empapados y colmados.
-Esto es para demostrarte tu error joven buscador. Si tu taza esta llena, no podés ponerle más agua, primero te la debes tomar antes de agregarle más. Cuando tu taza está colmada, debes tomar un respiro, ver claro el mundo en que estás, y una vez terminada, entonces podrás nuevamente llenarla. Es lo mismo con los conocimientos, no los podrás aprovechar hasta que hayas aplicado los que ya has aprendido.

Este cuento, resume la idea que intentaba darle al maestro de espiritualidad que conocí. Muestra que aunque cada quien es responsable de sí mismo, siempre necesita de alguien que le indique, que es momento de detenerse a mirar el paisaje y de tomar su té para volverlo a llenar más adelante. Pero sólo exponiendose con la gente es como cada quien encuentra el momento de tomar su té. Cuando uno está metido en su labor y rutina, no tiene la capacidad ni la visión para detenerse a descansar y revisar cómo va quedando aquél emprendimiento. 

viernes, 28 de agosto de 2015

EL CIRCULO DEL 99

Ese  día charlaba con mi amiga, ella acababa de recibir un premio, estaba feliz, porque esos premios no se los dan a cualquiera, estaba encantada, y yo con emoción se lo festejaba. Siendo honesta, no creo que mis palabras fueran las adecuadas, pero lo importante era que mi amiga se sintiera aplaudida por mi. Pasando la conversación le pregunté qué haría con sus hijos, que para recibir este premio los había abandonado un poco. Su respuesta me dejó lívida: "voy a seguir trabajando para ganar el otro premio y les voy a comprar algo o a compartirlo con ellos". Algo no me cuadraba. Ella es una gran madre, me impresiona lo bien que le obedecen sus chicos, lo disponibles que están siempre para ella, pero darles algo material no me parecía la forma de compensar el abandono. Claro que los chicos de hoy quieren lo mismo que los otros, tener viajes, tener electrónicos, pero ellos parecen tenerlo todo pese a que no lo tienen. Uno quiere formar parte de un algo que ya existe, y pierde de vista lo importante. Por otro lado a mi también me tenía abandonada. Ella y yo nos frecuentamos mucho, y por qué no decirlo, ella me busca más que yo a ella, y ya no lo hacía porque estaba buscando su premio. Yo la comprendo porque nada es más feliz que luchar por aquello que anhelas. También me llamó la atención la distancia con su propio marido, había algo que no me gustaba, algo estaba cambiando en ella y no era para mejor.  No estaba disfrutando el premio como un bono, sino que lo estaba haciendo un estilo de vida, uno que podría costarnos muy caro a todos los que estábamos alrededor. 

En el camino de regreso a casa, recordé la historia de 

EL CIRCULO DEL 99 
por: JORGE BUCAY

Había una vez un rey que siempre estaba triste, que por contraposición, tenía un sirviente que siempre estaba alegre.

 Cada mañana entraba el sirviente alegremente con el desayuno del rey. Un día, el rey le preguntó el origen de su alegría.
– ¿Cuál es el secreto de tu alegría, paje?- preguntó el rey intrigado.
– No hay ninguno, Majestad.- contestó con naturalidad el sirviente.
El rey se molestó y lo intimó a que contestara, pero el sirviente no tenía respuesta para su pregunta. Simplemente explicó cómo se sentía.
– Majestad, no tengo motivos para estar triste. Tengo trabajo, esposa, hijos, casa, comida y ropa. De cuando en cuando, me premias con algunas monedas para gastar, ¿qué más puedo pedir?
El rey despidió molesto al paje y se quedó meditando. No concebía que un ser tan miserable fuera feliz. Entonces mandó llamar al más sabio de sus asesores para preguntarle.
– Majestad, es que el paje está fuera del círculo.
– Explícate.
– ¿Es feliz por estar fuera del círculo?
– No. No es infeliz por estarlo.
– ¿Acaso, estar en el círculo te hace infeliz?
– Efectivamente.
– Y el paje no está dentro.
– Así es.
– ¿Cuándo salió?
– Nunca entró.
– ¿Qué clase de círculo es ese?
– El círculo del noventa y nueve. Para que entiendas, debería mostrártelo en la práctica, haciendo que tu sirviente entre en él.
– Hagámoslo.
– Sólo hay una manera de hacerlo. Debemos dejar que entre por su voluntad.
– Bien.
– Pues prepara una bolsa con noventa y nueve monedas de oro para esta noche. Pasaré por ti. No olvides que sean exactamente noventa y nueve, ni una más ni una menos.
A la noche, el consejero pasó a buscar al rey y se dirigieron a la casa del paje, donde se ocultaron tras unos arbustos y aguardaron al alba.
Cuando vieron la primera luz en la casa, el consejero dejó la bolsa de cuero con las monedas y una nota que decía:
“Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie, cómo lo encontraste”.
Golpeó la puerta del paje y se volvió a esconder para espiar mejor.
El sirviente vio la bolsa y la nota y cuando se percató del sonido de las monedas, entró inmediatamente a la casa, echando el cerrojo.
El paje desparramó el contenido de la bolsa sobre la mesa y no podía creer lo que veía. Estaba embelesado, tocaba y acariciaba las monedas. Comenzó a formar pilas de a diez y cuando llegó a la última, notó que faltaba una. De inmediato comenzó a buscar la moneda faltante, en el suelo, sus bolsillos, los alrededores, en la bolsa. Era imposible, debía estar en alguna parte, no podían ser sólo noventa y nueve, debían ser cien.
– ¡Me robaron!- gritó desconsolado.
No había otra explicación, noventa y nueve no es un número redondo, debía faltar una. Era mucho dinero, pero faltaba una para que estuviera completo. Con cien monedas de oro, no tendría que volver a trabajar.
La cara del sirviente había cambiado, tenía los ojos pequeños y arrugados, el ceño fruncido, la boca con un terrible rictus. El hombre guardó las monedas nuevamente en el bolso, vigilando que nadie de la casa lo viera. Escondió la bolsa entre la leña y comenzó a calcular cuánto tiempo le llevaría conseguir la moneda faltante.
Cuando terminó sus cálculos quedó espantado, tomaría unos doce años juntar lo suficiente para comprar la moneda faltante, siempre que ahorrara todo su salario y algún dinero extra. Debía encontrar la forma de hacerlo más rápido. Tal vez pudiera pedirle a su esposa que buscara un trabajo en el pueblo y también él mismo, podría conseguir un segundo empleo. Haciendo esto, podría tardar unos siete años. Tampoco era suficientemente rápido. Quizás pudiera vender por las noches, los restos de comida. Deberían comer menos para tener más para vender. Tal vez podrían vender la ropa y los zapatos sobrantes. Seguía cavilando sin cesar. El sirviente había entrado en el círculo del noventa y nueve.
Durante los meses posteriores, el sirviente se dedicó a cumplir sus planes. Conforme seguía su estrategia, su humor empeoraba. Hasta que una mañana, el rey le preguntó el motivo de su malhumor. El paje contestó de mal modo. No pasó mucho tiempo, hasta que el rey lo despidió, debido a su mal humor.
Moraleja:
Todos hemos sido educados en la ideología de que siempre nos falta algo para estar completos, y que sólo seremos felices, cuando logremos completarnos. Nos enseñaron que la felicidad debe esperar a completar lo que falta. Y como siempre nos falta algo, nunca podremos gozar de la vida.
Pero, ¿qué pasaría si esas noventa y nueve monedas fueran el cien por ciento del tesoro? Pues noventa y nueve, no es menos redondo que cien. Por tanto, debemos disfrutar de nuestros tesoros, tal como están.

miércoles, 12 de agosto de 2015

EL NUMERO 9: UNA ESTACION DE RESPIRO


Esa mañana estaba yo cansada de caminar, cansada de luchar tras toda una semana por sobrevivir ese martirio a ese infierno en que sin saber me habia metido, en el que mi año 9 me había llevado. El año 9 te despide de la gente que ya no te sirve, son esas relaciones que desde años atrás se vienen rompiendo, porque ellas van cambiando y ya no cazan con vos, porque su nueva forma de ser, sus nuevas experiencias, todo lo que les rodea las ha cambiado tanto, que ya ni ellas se reconocen. Vos mismo has cambiado y esa gente que antes era el hit, ya no te agrada, porque ya no aporta, porque ya no funciona, porque ya es parte del pasado, y es menester desapegarte y despedirte. No es fácil, porque esa gente ha marcado una vida, ha marcado experiencias que siempre han sido positivas. Son esas personas que alguna vez se presentaron en tu vida, y tu les diste tanto, que ellas a cambio te dieron demasiado y por ello las enalteciste, pero que los años, la vida y la distancia las tornaron en algo diferente, en algo desconocido, en alguien que en vez de agradarte, te han lastimado, que ya no son lo que fueron, ni implican toda la importancia que una vez tuvieron. Dentro de tanto dolor y tanta rabia, entre tanta frustración y expectativas rotas, entre tanta crítica y destrucción, de pronto aparece esa isla, que no esperabas hallar, que es sólo una estación, una que te sirve para mostrar que "Dios aprieta pero no ahorca" que te sirve para que como una crema de curación, alivie esa inmensa herida que esa pérdida te ha dejado, pero que al hallarla en ese preciso momento ha servido como sosiego para tanto dolor. Es esa estación que te da calma y felicidad, que te hace sentir que la vida es bella, y que aquello que has sembrado ha rendido frutos en alguien más, y que aunque estás perdiendo, estás ganando en el campo de flores que se ha sembrado gracias a tu trabajo y perseverancia. Aunque has perdido y has llorado, aunque has encontrado una laguna de destrucción, es esa simple estación un sosiego de felicidad y sonrisa. Esa estación merece un aplauso, y por eso se lo dedico a ella, quien sin querer, me ha servido como un sostén, como ese madero que aparece flotando en medio del naufragio, ese madero que no tenía las intenciones de estar, pero que recordando toda la amabilidad y estilo que una vez vos misma sembraste, ha venido a ser el remanso y la salvación en medio de tanta tristeza.


Lety: Muchas gracias por mirarme, gracias por mirarlo a él, gracias por mostrar tanta riqueza, gracias por ser tan amable, gracias por darme un pequeño respiro ante tanta agresión. Me ha gustado mucho tu buena voluntad y apertura para con la situación. En realidad no te conocía, nunca había tenido la oportunidad de convivir contigo. Había oído mucho de ti, pero no había podido conocer tu riqueza. Tal vez haya sido el show y la situación, pero me ha gustado tanto tu forma de ser, tu amabilidad, tu apertura y solicitud, tu buen consejo pero sobretodo la facilidad con que él te aceptó y quiso estar contigo. Tu no sabes el respiro que me dio tu aventura de acercarte a él, tu conciencia de que pese a que te sentías mal, me quisiste ayudar con él, y rápidamente él respondiera. Ha sido en verdad algo emocionante que a través de los días posteriores a tu encuentro he tenido presente y me ha conmovido aún más, saber que frente a la pobreza y el egoísmo, tu bondad y deseos de ayudar hayan sobresalido como un parangón enorme.


Te agradezco tu sonrisa, tu charla, tu deseo de ayudar, y sobre todo lo que tu no sabes que causaste en mí, que fue un muelle amable y seguro en quien pude descansar y tomar el pequeño respiro que necesitaba, donde pude encontrar aquello que fui a buscar. Gracias por aportar tanto, sin querer. Gracias por ayudarme a respirar, a cargar, a sonreír, a encontrar la paz entre tanto dolor.


jueves, 6 de agosto de 2015

SER PADRE: EL SACO DE LOS RECUERDOS

A veces me pregunto ?Por qué los padres pretenden aprender de los hijos? Creo que es un tema que alguna vez hablé, que me proyecta y me shockea, tanto que me preocupa caer en él. Veo que un padre llega al club deportivo con su hijo y el niño le dice algo que alguna vez escuchó de su mismo padre. El padre que nunca escucha al hijo más que cuando van al club deportivo, que incluso tampoco se escucha a sí mismo en todo el tiempo excepto cuando asiste a ese lugar, le parece percibir en el hijo las palabras de un profeta, de un sabio, y son sólo las mismas que  él ha dicho pero que no se ha percatado. El chico, como esponja y siempre atento a lo que su padre dice y hace, repite a la perfección la frase que su papá alguna vez dijo y que al escucharla el padre en voz del hijo, le confiere el don de la sabiduría. Incluso le obedecerá en las cosas que ese pequeño sabio, le ordene. -Es que los hijos enseñan tanto- le dirá el hombre a sus amigos. 

Me parece ridículo que los padres pierdan su propia personalidad para parecerse a los hijos. No es sólo que los hijos repitan lo que dicen los padres, son simplemente la esencia básica sin dobleces de lo que era el padre hace unos 30 años, cuando era joven, cuando empezaba a vivir la vida. Es el saco de recuerdos que el padre  lleva cargando para poder caber en la sociedad que vive, y que el hijo, el joven que ya ha llegado a su plenitud, ha rescatado del padre. Sin embargo eso que ha sacado el hijo, es como una piedra sin pulir. Al joven le ha agradado esa cualidad de su padre y por eso la ha rescatado del saco de los recuerdos, sin embargo esa misma piedra es ahora en manos del padre una hermosa obra de arte: la escultura de la experiencia, de la madurez, de la personalidad, el tótem que lo representa. 


Esos padres que les copian a los hijos, no se dan cuenta que están despreciando todo su trabajo y toda su escultura, para imitar en su hijo esa piedra que les proyecta su propia juventud, su personalidad olvidada y transformada en aquello que hoy son. Son tristes padres los que olvidando su escultura, pretenden ir por la vida con la piedra que fueron de jóvenes, porque ya no les agrada el mundo adulto: El mundo de las amistades frustradas, de los trabajos no realizados, de las malas experiencias vividas, pero también el entender el por qué de las cosas, el que de un vistazo como un águila encontrar el terreno apropiado para un negocio, algo que no podían hacer cuando eran piedras. Por eso son tristes los padres que imitan a sus hijos, no trascienden, regresan a lo que eran, buscando un mundo mejor, pero lo que en verdad son, son adultos infantiles, inmaduros, desagradables, inadaptados que nadie de su mundo los comprende. Sus hijos los rechazan porque esa es su función negar el acceso real a los padres, sólo copiarles lo subliminal, esa es la tendencia de todos los jóvenes; ni tampoco sus amigos porque encuentran en él una persona desconocida que ya no hayan cómo tratar porque no es lo que conocían, ni es lo que acostumbraba ser. Esos tristes adultos imitadores de sus hijos, pierden tantos años buscando recuperar su juventud, que cuando regresan a su realidad, se ven solos, sin la gente que conocían, sin la gente de su edad, sin nadie que los acompañe, porque ellos en su afán de imitar a sus hijos, se volvieron repulsivos para sus contemporáneos. 

jueves, 30 de julio de 2015

ESCRIBIENDO, EXTRAÑANDO


No he podido dormir profundamente. Me he despertado a media noche al baño, así sentada mis ojos permanecían cerrados, estaba tratando de recordar el sueño que permanecía los últimos segundos en mi cerebro.

Era sobre mucha gente que me acompañaba a derruir algo. Tal vez a cerrar una puerta, pero es todo lo que puedo recordar. De ahí en adelante, todo el pensamiento fue un ir y venir sobre lo que pude haber hecho, sobre el cuento en proceso que no funciona, que no fluye, que no gira. Veo con tristeza que cada vez que quiero escribir, las ideas no fluyen como antes, que quiero hacerlo tan correcta y precisamente, que simplemente me pierdo en la elaboración. Tengo claro el tema, "el muelle derruído", pero mediante lo paso, y decido ponerlo en acción, termino en una bobada, en algo que no me agrada, en algo que no tiene un trasfondo ni un ejemplo claro y divertido que ilustre por que ya he visto o pasado como una escena de una película o una frase.

Extraño mi muso de inspiración. Hoy soy más sana, tener el pensamiento de esa persona realmente me hacía daño, me hacía permanecer en un pasado equivocado, en una actitud dañina que no me hacía progresar. Después pienso en buscar otro muso, pero descubro que caería en los mismos errores y problemática. Dice un dicho Zen que "hay que dejar libre el hoyo en el corazón". Cuando uno se ha liberado de algo que ya ha pasado de moda, hay que aguantar el deseo de ir a llenar esa falta, porque ella sería sólo algo igual a lo que acabo de sacar de allí. Hay que mirar con cuidado ese hoyo, y revisar con qué se va a rellenar, o si vale la pena dejarlo vacío, tal vez ese espacio haga falta para simplemente dar vista. Muchas veces rellenar el hoyo es como hacer una corona de espinas: las coronas se hacen de oro, de laureles o de flores, se colocan como un adorno para admirar, no para causar lástima. Por esa razón tengo que aguantar la curiosidad, el dolor y el ansia de no sentir esa falta que me genera esa sensación. Recuerdo cuantos tópicos tenía para escribir, a veces un poema, otras una frase o una expresión, tal vez una palabra en otro idioma que me hacía recordar algo que era significativo para mi. Pienso que tal vez fue un error sacarlo de mi corazón, porque hoy me siento vacía escribiendo cuentos insulsos sin un fondo profundo. Yo se que esos eran malos para mi, aunque sabía sacarles la parte más positiva y hacerlos divertidos. Pienso que el terminar aquello que era bueno, es un error porque a mi me hacía feliz.

También tengo presente intentar escribir personajes, el fondo psicológico que cada uno tiene podría ser tan importante para luego crear más obras, pero al releerlos, encuentro que todos son iguales, que esa proyección de mi misma es tan repetitivo que no genera ninguna novedad, que pudiendo ser ricos, son pobres porque son todos iguales, tal vez vestidos de diferente color, tal vez con algún tinte distinto, pero terminan todos en lo mismo, en aquello que debiera ser y no es, en lo que cada quien desea y termina en quimera o en un sueño lejano que lo hace a uno verse ridículo ante sus propios ojos. Esas quimeras que se dicen entre amigos tras una larga tarde de copas, cuando el alcohol ya ha dormido algunas neuronas y otras tantas están por zucumbir. Esos que hacen a los amigos pasar las horas riendo tan solo de imaginar que aquello fuera realidad, y que al dueño de ese sueño solo le hace entristecerse de ver lo lejano e imposible que ello está. Son esos sueños de los que termina el menos alcoholizado en forma filosófica diciendo "seguí adelante con esos pensamientos, no es tan malo soñar eso, porque algún día se hará realidad". Esos sueños que tan solo de recordar al día siguiente, no pueden más que sonrojarnos por que nos hemos puesto en evidencia, en ridículo por expresar aquello que mas profundamente deseamos. Es esa circunstancia en la que me encuentro ahora, incapaz de hacer nada de lo que hacía porque sólo me regresa al campo del que ya he salido, pero inmóvil para realizar algo nuevo, porque eso es sólo el recuerdo que ya no debería presentarse.

Es una situación en verdad .... ¿triste?, ¿desesperante?, ¿asfixiante?, ¿desafiante? Tiene tantos adjetivos y matices que por sí misma se vuelve confusa. Son esas circunstancias en que mejor quedarse sentado porque al calcular el camino que va uno a recorrer, se descubre en un lugar conocido y por lo mismo aburrido, poco alentador o motivante. Es el temor a hacer algo porque en algún momento, regresará a las mismas herramientas conocidas que en vez de resultar en algo diferente, terminará siendo otro más de lo que ya se ha visto o escribito. Es permanecer en el mismo cuarto, en el mismo escalón, es mirar aquella puerta a la que se aspira todavía lejana, sabiendo que si doy el paso que estoy pensando dar, no lograré subir muy alto, y prefiero quedarme; tal vez, esa actitud me ayude a subir como la espuma, tal vez me descanse y me de el ánimo para subir los escalones todos juntos de una vez para finalmente abrir la puerta que estoy deseando abrir. En apariencia, es una puerta que ya abrí, es un lugar en el que ya estuve hace unos meses, pero que al no saber qué hacer con esa información, y con ese lugar, me pareció aburrido y preferí regresar a donde yo ya conocía y ya era familiar. 

jueves, 2 de julio de 2015

El número 9: continuación

Estoy impresionada y maravillada, hacía mucho tiempo que no vivía en sincronicidad. Ayer todo se fue presentando como un collar de perlas, se fue dando solo. Primero, mediante escribía sobre las pérdidas, pensaba en esa amiga que ya venía yo mirando perdida desde hacía tiempo, aquella de la que una vez escribí, que después me avergoncé de mencionar, esa amiga que sentía perdida desde hacía meses, en efecto se fue sin despedirse, y al recordarla pasaba un camión de mudanzas frente a mis ojos. Cada vez que su imagen aparecía, y yo la mencionaba, el camión pasaba frente a mi. Más adelante escribí el mago, mi primer hijo que próximamente aparecerá en librerías. Su tema es también sobre física cuántica. Al terminar su revisión, me fui a ver una conferencia de Enric Corbera, y él habla mucho sobre este tema, en sincronicidad, su persona y sus tema se acercó a mi y pude, felizmente creer que dentro de poco, este proyecto será una realidad. Varias cosas sucedieron a lo largo del día, y pude comprobar todos estos conocimientos de física cuántica, que así como un chispazo se presentaban en forma de sincronicidad. Al final del día también como sincro leí una historia que habla sobre la paciencia, y que quedó como anillo al dedo en mi explicación del 9. Yo en este tema hablo de los cierres, y de la limpieza. Por ejemplo en el mes de febrero caí en una triste depresión causada por una herida de infancia, y decidí que era un buen momento para elaborarla ya que se estaba presentando justo en el año 9. Según el escrito de esta persona, con la paciencia es como se hacen realidad nuestros proyectos y también con ella se vive este número. Lo muestro aquí como descripción patente de lo que hablo, porque con la paciencia, al final del puente, su proyecto se hará realidad. Es sólo cuestión de paciencia, cuestión de esperar a que lo demás se materialice, a saber que no todo depende de nosotros, sino que también depende de Dios y de su tiempo, que es lo más difícil de aceptar. Termino con un cuento que viene al caso.

Un hombre se acerca a Dios y le pregunta "¿Señor, para vos cuánto es un minuto?" A lo  que Dios responde 6 mil millones de años." El hombre impresionado por la métrica Divina le viene la avaricia y nuevamente pregunta y "¿Cuánto es un centavo para vos, Señor?" "6 mil millones de dólares." El hombre siente una avaricia tremenda y con toda la bondad que puede le pide "Señor necesito 1 centavo, yo se que para vos no es nada" A lo que Dios responde "Con mucho gusto hijo, te lo daré en 1 minuto."

martes, 30 de junio de 2015

El 9 : el final del ciclo

En numerología el año personal es la suma del día y mes de nacimiento mas el año. Esto es  la suma de 2015 que da 8,
     mes
+ día
+ 8
___________
9
en mi caso la suma es 9.

Coninuando con los años personales de numerología finalmente llegamos al 9. El año que nadie quiere tener cerca ni encima. Nadie quiere finiquitar sus proyectos, nadie quiere confrontar la pérdida de lo que ya no tiene remedio. El año 9 termina con todo aquello que unos años atrás era importante. El 9 es el año de la limpieza. Cada cosa que ya no sirve, debe irse y se va solo, se va porque ya no tiene sentido continuarlo. ¿Buscar a esa amistad que hace años no ves? Para qué, ya no sos la misma persona ni ella tampoco, cada una creció en mundos y situaciones separados, por lo tanto, es momento de despedirla y olvidarla. Tal vez se vaya a los recuerdos a largo plazo, pero ya no es útil tenerla cerca porque ya no es significativa para tu propia vida. ¿Ese negocio al que estuviste dando tanto tiempo? También se acaba porque ya no hay energía que lo sustente. Se ve muy claro en la gente que no encuentra trabajo, su personalidad anterior ya no gusta, y debe soltarla, caer hasta el fondo del precipicio, para reinventarse en el año 1. Este año es de caer, y  de quedar varado viendo cómo encuentro otro camino que me de mi subsistencia.  Incluso una enfermedad. Tal vez este año se intensifique. Tantas pérdidas pueden hacer que el estado anímico lleve a complicar una pequeña dolencia que ha venido lastimando por años. Tal vez se termine esta enfermedad porque primero es la salud y  hay que atenderla ya que todo lo demás ya no está funcionando.

Todo esto que cuento arriba, me lo platicaron, pero en gran medida lo estoy viviendo, muchas cosas que eran importantes, ya se están esfumando por más que quiera retenerlas. No es que uno lo busque, simplemente se van, desaparecen solas, así como llegaron, así se van. Son las pruebas que lo hacen a uno mejor persona, pero yo, en verdad dudo si quiera ser mejor persona, duele mucho sufrir las pérdidas, aceptar que aquello que era un negocio aparentemente bueno, ya haya que reinventarlo, porque no fluye por sí solo. Ni hablar del cansancio. La tristeza que me ha perseguido tantos años, me tiene en el piso. Me he convertido en la  bella durmiente, porque quiero dormir todo el día, y con una palanca, con una manivela que mueve un engrane, me tengo que mover, es la voluntad, quien me ha hecho moverme cada día. Si yo no tuviera voluntad, estaría durmiendo en este momento, pero desgraciada o afortunadamente, aprendí que durmiendo no puedo vivir, que mis órganos con 8 horas de descanso tienen suficiente, y si lo quiero seguir haciendo es porque hay otro motivo que me impulsa a hacerlo. Este año 9 empezó a soslayarse en enero, pero siempre después de que empieza el segundo semestre, se reafirma con seguridad y como carrito de feria, lo lleva a uno por vueltas y bajadas. Se que hay mucha gente que está viviendo lo mismo que yo, o que ya lo pasó y que ahora se ríe al comprobar que por lo menos hay alguien que está pasando por lo mismo y se siente aludido. Lo que más me impresiona es que cuando uno vive en conciencia, todo lo que se dice y que se ha estudiado como teoría, se vaya cumpliendo en uno mismo. Par mi buena suerte, mis años personales no inician el día de mi cumpleaños, sino el primer día del año, y sólo me quedan 6 meses de sufrimiento y de pérdida. 

jueves, 11 de junio de 2015

5. FRUCTIFICAR - PRECOGNCION


Antes de continuar me disculpo por el error de significado, premonición significa, adivinar en sueños y precognición es adivinar despierto. ESta historia la descifré despierta. 

Ya son 4 meses de esa precognición y todavía la inacción me domina. Me siento más tranquila, pero no comprendo por qué estoy tan cansada, sigo sin poder despertar en las madrugadas. Prefiero quedarme horas durmiendo y no me despierto en el tiempo de siempre. Es como si todavía mi dolor me acompañara. Está siendo fructífero, estoy escribiendo sobre el desarrollo del dolor, pero seguramente en el fondo, todavía tengo algo que lamentar. La aceptación es la que puede hacerte perder, porque nuevamente quieres recuperar la felicidad y aceptarse es encontrarse en guiñapos, es descubrirse en la peor de las fachas, y vivir con esa vergüenza.  Ya no es el llorar y sufrir, ya no es querer escapar, es el sentirse bien, pero descubrir el cuerpo herido. Es verse con nuevos ojos, querer cambiar, sin encontrar el  ánimo para hacerlo, verse con "ropa sucia" pero sin ánimos de lavarla, o de comprar nueva. Es todavía el cansancio para no levantarse temprano, antes que el sol, y en otras ocasiones, tener el insomnio de las 2 de la madrugada, esa hora necesaria para descansar e indispensable para sentirse relajada y eficiente en las horas de vigía. Imposible intentar trabajar a esa hora de la madrugada, todavía el cuerpo requiere descanso, y el subconsciente ya empieza a dar vueltas mostrando que no ha resuelto todo, que todavía algo le preocupa y no puede resolverlo. Es necesario escuchar al cuerpo. No precipitarse a la rutina. Sanar la herida tan profunda para saberla  manejar cuando se vuelva a presentar. Descubrir cómo es para no evadirla pero también para no buscarla intensamente y regresar a mis patrones acostumbrados. Sucede que inconscientemente preferimos vivir en lo conocido aunque nos haga sufrir, que buscar algo nuevo y desconocido. Descansar el dolor, descansar la pena, descansar todo aquello que hoy sufre y me ha hecho sufrir esta herida constantemente toda la vida.  Pasar a otro tema, pasar a otro estado que me ayude a resolver esto que cargo, esto que día y noche me aqueja, y que hasta hoy he tenido las herramientas para resolverlo.

Esa mañana Juan miró aquél árbol, cuán grande y hermoso era. Él lo conocía desde pequeño, lo vió crecer, cómo se molestaba cuando le cortaba el jardinero una rama. El árbol tenía ramas gruesas, que se fueron engrosando mediante él crecía; esas ramas, lo aguantaban y él disfrutaba trepandolo. Aquella mañana, miró que se disponía a po-dar el árbol "qué va a hacer con esa sierra?" "le voy a cortar esa gran rama" contestó el jardinero. -¿Por qué corta esa rama? esa es la que usa mi hermana para subirse. ¿Po-dría mejor cortar la de arriba? Esa la necesita ella, porque es pequeña.  El jardinero mi-ró a Juan, "es que si no la corto, va a perder fuerza arriba, y necesitamos que le salgan frutos no ramas." Juan insistió "Pero es que mi hermana necesita esa rama, no quere-mos frutos, porque son muy feos." Juan recordaba esos horribles duraznos medio po-dridos y con un sabor amargo. Esos duraznos no merecían la pena de  sobrevivir, pero sí la rama de su hermana.  "Este año guardaremos la rama para tu hermana, le corta-remos las puntas y las ramas delgadas, para que tenga fuerza en el centro, pero el año próximo, sí cortaremos la rama de tu hermana, tu le das la tuya y te subes una más arriba". Juan recordaba esta historia mirando la rama que nunca cortaron. Los duraznos eran tan feos, que siguieron cortando las varas delgadas, las puntas largas. Ingenua-mente querían que esos duraznos fueran dulces y sabrosos, el jardinero esperaba que con esta acción, el árbol diera los frutos correctos.

De la misma forma me ha sucedido a mi, todas las ramitas que me han cortado y que me duelen, me han servido para poder brindar una idea a alguien que pase por esto ahora, que haya descubierto, al igual que yo, un rato de tristeza y desasosiego. Un momento de gran dolor, que no encuentra el sentido y quiere salir, pero no puede, porque no sabe.


Esa mañana Juan miró aquél árbol, cuán grande y hermoso era. Él lo conocía desde pequeño, lo vió crecer, cómo se molestaba cuando le cortaba el jardinero una rama. El árbol tenía ramas gruesas, que se fueron engrosando mediante él crecía; esas ramas, lo aguantaban y él disfrutaba trepandolo. Aquella mañana, miró que se disponía a po-dar el árbol "qué va a hacer con esa sierra?" "le voy a cortar esa gran rama" contestó el jardinero. -¿Por qué corta esa rama? esa es la que usa mi hermana para subirse. ¿Po-dría mejor cortar la de arriba? Esa la necesita ella, porque es pequeña.  El jardinero mi-ró a Juan, "es que si no la corto, va a perder fuerza arriba, y necesitamos que le salgan frutos no ramas." Juan insistió "Pero es que mi hermana necesita esa rama, no quere-mos frutos, porque son muy feos." Juan recordaba esos horribles duraznos medio po-dridos y con un sabor amargo. Esos duraznos no merecían la pena de  sobrevivir, pero sí la rama de su hermana.  "Este año guardaremos la rama para tu hermana, le corta-remos las puntas y las ramas delgadas, para que tenga fuerza en el centro, pero el año próximo, sí cortaremos la rama de tu hermana, tu le das la tuya y te subes una más ar-riba". Juan recordaba esta historia mirando la rama que nunca cortaron. Los duraznos eran tan feos, que siguieron cortando las varas delgadas, las puntas largas. Ingenua-mente querían que esos duraznos fueran dulces y sabrosos, el jardinero esperaba que con esta acción, el árbol diera los frutos correctos.

De la misma forma me ha sucedido a mi, todas las ramitas que me han cortado y que me duelen, me han servido para poder brindar una idea a alguien que pase por esto ahora, que haya descubierto, al igual que yo, un rato de tristeza y desasosiego. Un momento de gran dolor, que no encuentra el sentido y quiere salir, pero no puede, porque no sabe. Sin embargo, los duraznos siguen siendo ácidos. 

martes, 2 de junio de 2015

¿PARA QUE SIRVE LA GUERRA?


¿Para qué sirve la guerra?

Miraba en la TV una película antigua, tal vez era Pearl Harbor o una de esas que enfrentan a Japón con Estados Unidos. Es un barco japonés que va en altamar buscando atacar barcos enemigos. Los representan como personas superficiales, muy estudiosos, concentrados en acabar con los americanos. Aquí pasan a los tripulantes de la nave japonesa estudiando y conociendo la apariencia de los buques americanos, jugaban a tiro al blanco, a memoria, todos los juegos que los hicieran ensañarse contra los "pobrecitos" americanos.

Los tripulantes del barco son de todas edades algunos jóvenes, otros mayores, otros generales, otros ingenuos y lentos de aprendizaje. En cierto modo me despertaron lástima, sobre todo los jovencitos que animadamente jugaban a matar los barcos americanos. Uno de ellos se había equivocado hasta para reconocer su propio buque, y ese iletrado también estaba peleando por su país.

No importa la nacionalidad, tampoco si son amigos o enemigos, todos  viven la misma situación y son carne de cañón. Todos son despedidos por sus familias, todos dejan una madre y una novia o una familia. En cada país dejan desolación, sin importar la cultura, ellos son especiales para sus seres queridos. Todos sufren por igual, desde su trinchera, todos viven el stress de no saber si es su última batalla. Todo el mundo sufre por causa de la guerra y no lleva ninguna ganancia sólo pérdidas y sufrimiento humanos.

"No tiene sentido la guerra", yo pensaba, "no sirve más que para que los generales se llenen de gloria y los jóvenes soldados, los sardos, ellos sean quien muera, que sean la carne del cañón que es lanzado una y otra vez." No tiene sentido en el punto de vista de sentimientos. Yo me salí de el cuarto donde estaba pasando la película, no me gustan las películas de guerra.

Sin embargo, ya en mi soledad, y cavilaciones me vino a la mente la tan trillada frase "los problemas son oportunidades". Recordé todo lo que ha cambiado el mundo desde la 2a. guerra Mundial. La guerra da avances tecnológicos: en la primera guerra, se inventó el telégrafo, en la segunda se mejoró la aviación, se aprendieron a usar acero para armamento, que después se usaba para hacer otro utensilio. Me vino a la mente la película de "Código Enigma".

En esta película empiezan reclutando jóvenes para una misión secreta, el objetivo que deben seguir es que sean veloces resolviendo crucigramas. Cuando han seleccionado a los 6 finalistas, los reúnen y les explican su trabajo: Tienen que adivinar dónde será el bombardeo de cada día. Los generales  y mentes brillantes de la guerra, saben que a través del teléfono, durante el día, se envían códigos, y su trabajo es descifrar cada uno de ellos para determinar si tiene sentido y se aplica a los bombardeos.

Uno de ellos, Alan Touring viene con la idea de inventar una máquina descifradora de códigos. Mientras los otros hacen sus desciframientos, él, hace cálculos y mediciones para armar su máquina. Les pide los códigos del día anterior y de las semanas precedentes para determinar un patrón. Una vez que calculó suficiente, empieza a armarla en el taller contiguo a la oficina donde todos trabajan. Él les cuenta su teoría, que esta máquina, podría trabajar más rápido que el cerebro humano siempre y cuando le introduzcan la información. Todos lo ignoran, el loco egoísta que no les ayuda a ellos, no puede recibir su apoyo.

Los generales evalúan el trabajo de los jóvenes, y se dan cuenta que no sirve su esfuerzo, por lo que les ponen un ultimátum: tienen un mes para demostrar que son buenos para descifrar, si no contratarán a otros o cambiarán el método. Es entonces cuando todos apoyan a Touring con su máquina. Deciden que ésa es la última alternativa, porque su trabajo esta comprobando ser inútil. Cada día después de descifrar códigos por horas, no les sirven, los desechan, y al día siguiente nuevamente a empezar. No encuentran algo, un indicio como poner a operar la máquina.

Una noche en el bar, después de trabajar, una de las del equipo, se encuentra a su amiga, que es telefonista. Ella le cuenta de su trabajo y le dice que es divertido porque hay mensajes especiales cada día. Uno de ellos se refiere a uno que le manda saludos  a alguna telefonista, piensa que es su enamorado y que le envía algún saludo en clave. Ella, la del equipo de Touring los llama a todos para que escuchen la historia de la chica. La telefonista, les cuenta que todos los días a las 6 de la mañana, uno dice Heil Hitler y da unos números o ciertas palabras. Todos entienden que esa es la señal. Debieron salirse de su entorno, charlar con la gente, permitir a otros entrar a su círculo, para que les diera una idea.

Todos emocionados corren a la base, burlan la vigilancia y entran a trabajar. Esa noche descubren que los bombardeos fueron anunciados en esa clave a las 6 de la mañana. De esta forma, alimentan el descifrador de Touring y  las cosas se facilitan de allí en adelante. En la madrugada le avisan al general la ciudad que podría ser bombardeada, siguiendo los cálculos y orientación de los días anteriores. Gracias a la máquina, pueden adelantarse a los bombardeos, y estar preparados para atacar, terminando así la guerra.

Fue entonces cuando debí cambiar mi pensamiento. Estos jóvenes no mueren sin sentido, por la única  ganancia de algunos grupos de poder. Aparentemente así, es, la guerra es para beneficiar el nombre de algunos políticos, de algunos militares, pero en verdad, son héroes de guerra que mueren por la causa de un avance tecnológico. Ellos mueren  para que otros vivan. Así es el ciclo de la vida.No son sólo las plantas que mueren para beneficiar a sus especies; por la guerra, mueren los humanos para que otros reciban algún beneficio. Yo sé que es cruel, por eso mismo no me gusta nada que tenga que ver con esa actividad, pero si uno ve el panorama completo, no todo es pérdida, hemos tenido ganancia a largo plazo.

Nuestra obligación es la de agradecer a todos estos caídos. De alguna forma ayudar a sus familias, hacernos más sensibles hacia el penar ajeno, porque no sabemos por lo que están pasando. Gracias a ellos, nosotros tenemos avances y creo que la mejor forma de vernos beneficiados, es no comprando más tecnología, sino humanizándonos con los que viven la guerra, o con los fugitivos y extranjeros que por alguna razón están cerca de nosotros. 

martes, 19 de mayo de 2015

LA ESCALERA

Siento mi cuerpo calmado, muy budista. Me he encontrado con gente espiritual extraña. No es el que se queda defendiendo lo conocido, es quien busca lo  esotérico y novedoso, es quien busca respuestas a su propia vida. Es la indagación de quien busca una personalidad y una forma de ser, una forma de vida. Es quien busca crecer diferente, que al igual que yo, considera que lo conocido ya está muy manchado, muy caminado y no le da sentido.  Sin embargo me duele el estómago, me cae mal la situación de que cada quien siga su camino, sin aportar al bien común. No sé cómo explicarlo, es como que todos fueran protestantes, rebeldes, cada quien sigue su propia religión y forma de pensar, sin evaluar si sirve para el bien común. Hay un egoísmo exagerado, que se queda en quien sólo ve el presente, no el futuro ni el beneficio de todos . Todos estamos bien, pero el sustento es la meditación oriental, la naturaleza que lleva a un estado mental pacífico y agradable, una naturaleza que ya no existe. Cuando esa naturaleza estaba gratuita, nadie la apreciaba, pero hoy que ya no hay libre porque los terrenos tienen un alto costo y un  alto precio, donde los árboles no aportan dinero para los inversionistas, es cuando todos buscan la naturaleza insaciablemente. Todos quieren la comodidad de  un piso barato, cómodo, pero además tener a la mano una naturaleza para meditar. Es como quien buscara lo difícil. Lo que existía gratis, no gusta, ahora que no hay, todos buscan eso, porque es lo especial. No hay un conformismo y aceptación, adaptación, lo que cuenta es buscar lo difícil. Creo que  he cambiado de escalafón. Estoy encontrando la nueva puerta que me lleva a mi nuevo destino. Una planta, una flor, una simple brisa en un rincón del mundo, me puede proveer aquello que necesito, aquello que me hace mejor persona. No estoy de acuerdo en buscar lo extraño y lo escondido, lo que está mi vista es lo que hay y lo que puedo disfrutar no requiero de parajes lejanos para descansar, mi mente vive relajada y feliz, con la sola presencia de una planta y una brisa es suficiente. Creo que lo que sí necesito, es el silencio. Ese no tiene color, ni algo visible. Sin embargo el peligro es que me puedo quedar sorda, y  eso no me conviene. Yo requiero oídos para todo el día, y silencio para estos momentos de personalización, de interiorización que me llena de gozo, de felicidad.

Cuenta la historia que existe una escalera para cada quien. En ese lugar en donde me encuentro, debo subir un peldaño cada día, tal vez dos, y así cada día. Cada escalón significa un día, o un problema, o un proyecto, una situación. Es como si cada escalón tuviera su propia habitación, y para poder subir al siguiente escalón, debiera elaborar todo lo que esta habitación me ha puesto para poder encontrar la puerta que me haga salir de esta habitación presente, y me regrese a la escalera que me haga subir al siguiente peldaño. Así cada día, y cada ocasión, se tendrá que repetir, en cada proyecto, hasta que casi al final de esta escalinata, encuentre aquella puerta que desde abajo no se veía, y que me llevará a mi siguiente destino, a mi próxima estación con nuevas escaleras y nuevas aventuras, pero sólo viviendo el día a día, se podrá llegar a esta nueva habitación y esta nueva aventura. Sólo si he subido los peldaños presentes, estaré preparada para mi próxima estación. Presiento que esta nueva estación está cerca, está próxima a vivir y a disfrutar. Tengo gran emoción por ver mi nueva estación, aunque si creo que se parecerá a la presente, pero en un nivel diferente, dónde la dificultad será más sofisticada, pero sencilla para muchas situaciones. Lo único que deseo es que mi experiencia vivida me ayude a  comprender con mayor claridad aquello nuevo, que no cometa los mismos errores y que no sea tan decepcionante que regrese a lo hábitos anteriores. .

sábado, 25 de abril de 2015

THE LONGEST RIDE

Me ha impresionado mucho la película de ayer The Longest Ride con Melissa Benoist, Scott Eastowood y Britt Robertson. Veo que el escritor Nicholas Sparks se apega siempre al mismo personaje una rubia delgada abocada a su carrera, en el camino se encuentra a quien ayudar y de paso el amor. Sus libros no son del amor como tal, del tórrido romance que surge sin sentido, es el romance adorable, el que admira, el que el hombre adora a la mujer y es muy trabajador, hace su tarea de hombre que es trabajar. Sus hombres son fieles, buscan el amor perfecto, no se andan de coquetos con una y otra, son hombres bien hechos. La protagonista de Dear John, era creo que terapeuta de autismo y hay un chico autista que ella cuida. El papá del chico está solo, y como tiene cáncer, no hay quien los cuide, ni al papá ni al niño, y ella se casa con el papá del niño autista, a quien no ama, pero la necesita. Por otro lado teme que el novio muera en alguna misión, y ella realista se aferra a lo que se ve, a su destino que es ayudar a quien la necesita. El novio que está en la guerra es un marine, se está arriesgando y está siendo un héroe, desarrolla sus músculos siempre bien armados, pero se ve abandonado por su novia. Ahora ya no quiere regresar a la ciudad de su padre, donde casualmente también está la ex-novia, ella tiene un marido. Pasan más años, el papá de él muere y tiene que regresar a la ciudad donde está la ex-novia, momento en que se vuelven a encontrar. Él es demasiado tranquilo y aunque muy bien parecido, no tiene muchas novias, busca una maravillosa; de igual forma, su trabajo de héroe de guerra, le impide que cualquier mujer se fije en él.  Ella le explica que el niño autista se ha quedado huérfano y ella viuda, se quedan charlando al final de la película, y asumes que la relación ahora si va a funcionar. En ésta de The Longest Ride, la protagonista es estudiante de arte, una joven rubia delgada, elegante, sofisticada y sencilla, en dos meses va a Nueva York a hacer prácticas en un museo con una mujer que ve en ella buena madera. Pero ella se queda con el novio que la necesita, se queda con el viejito que la necesita. No se aferra al amor por sí mismo, se aferra a ser útil y responder  a lo que la persona amada le requiere. Hay comunicación. Aquí el hombre también hace lo que debe, el viejito de las cartas tenía una tienda, y su esposa era artista. El contemporáneo, el novio de la protagonista, es un ranchero que quiere vencer a la bestia, quiere encontrar algo  que no sabe qué es. Adora a la chica, pero ella es de otro mundo, ella es crítica de arte y se aburre en su mundo.

El final es perfecto la novia artista puede aplicar sus conocimientos de arte poniendo el museo de las obras que el viejito Ira y su esposa Ruth compraron, el novio vence a la bestia y encuentra que la chica es lo que quiere. Su madre le dice una frase que lo centra "son ocho segundos de esa bestia, o toda la vida con esa chica". Él se ha decidido por la chica, ha vencido a la bestia y se dedica a lo que le gusta, a cuidar el rancho que tanto le preocupa mantener.

Sin embargo algo me queda en el tintero, ¿Después de 10 o 15 años? ¿Qué pasará con ellos? ¿Ella encontrara el arte que necesita en ese pueblo de Carolina del Norte? ¿Será el museo suficiente para su gusto artístico? ¿El rancho le va a llenar a ella misma tras pasar los años y tener hijos? Son esas relaciones extrañas en que los protagonistas son tan diferentes que uno duda si el amor podrá subsistir. Son dos mundos diferentes, que pueden tocarse, pero no mezclarse: el rancho con aroma de estiércol, de plantas en putrefacción, con moscas sobre los pastos anegados. ¿Y el arte colgado en las paredes de la casa? Tanta naturaleza tan simple, maltrataría los cuadros que ella se  comprara. La casa de ese rancho tampoco correspondería al lugar en que está construida. Habría que hacer una gran casa como de ciudad que pudiera albergar y cuidar todo el arte que ella quisiera comprar. Su ropa artística y elegante del museo se ensuciaría con un día lluvioso entre el barro del rancho.

Y el hombre ranchero, ¿que puede entender del arte contemporáneo que todo son rayas y manchas sobre el lienzo? ¿Cómo encontraría en ese arte la cultura que todo ser humano requiere para crecer?

Es una pareja que en verdad requiere de mucha inteligencia para sobrevivir. 

jueves, 23 de abril de 2015

4. INACCIÓN. - PREMONICIÓN 4


 Ya son 3 meses desde esa premonición. Sigo mal, sigo queriendo romper las paredes, no encuentro cómo salir, no se si esté bien, o si deba salir. No se si deba quedarme en casa sin hacer nada, o ir al mundo a ver amigas, a intentar resaltar. Me siento muy agobiada, no encuentro de dónde asirme. Quiero quedarme en la cama, pero me da vergüenza, sobre todo no sé si tenga razón o es sólo flojera, Hace frío. Siento el rechazo, siento que no tengo deseos de estar con nadie, ni que alguien me mire, siento como si estuviera sola en el mundo y quisiera moverme, pero no tengo deseos de hacerlo. Ya pasé por la ansiedad, ya pasé por la comprensión, pero ahora, mi deseo es el quedarme en mi cama sin hacer nada. Me da mucha desesperación, busco alguna motivación que me acelere, que me impulse a moverme, pero es en realidad la inacción la que me domina. Y me siento triste y me siento mal, me da vergüenza no hacer nada, pero mi cerebro no tiene creatividad para hacer algo. quiero permanecer inactiva, y sin hacer nada. Enciendo música. Mi cerebro no resiste esta inacción de mi cuerpo, pero ¿es lo correcto? No hacer lo que debo y quedarme en cama como si tuviera 40 grados de temperatura? Una de las últimas etapas del camino es la soledad, la desolación, es el sentirse solo, sin deseos de hacer nada. ¿En verdad esto es lo que necesito? ¿En verdad esto me hará bien? No puedo dormir, ya hay mucha luz, y sin embargo mis lagrimas brotan saladas, como torbellinos , como fuentes de mar. Las lágrimas son sanadoras, ellas surgen en el momento justo para relajar al cuerpo, y me pregunto si tanta salinidad es la que corresponde a mi tristeza, a mi inacción. Mi única duda es si estoy haciendo bien. Mi duda es si no debiera ignorar mi estado y buscar una salida, un café. 

Mi temor sin embargo, es no abandonarme al dolor, para que él me cure, para que en él encuentre un solaz, que me abandone definitivamente. Abandono ese rechazo, abandono esa tristeza que me provoca, y sin embargo, tampoco quiero hacer nada para ir a buscar compañía. Al quedarme en mi soledad y en mi inacción, pretendo no buscar atajos, pretendo desterrarla de mi vida. Pero ¡oh!, cuan necia es, cuán necia es mi resistencia a moverme. Mi cerebro insiste en que hay mucho por hacer, en que hay muchas actividades que me deben importar más que estar aquí en la inacción,

Veo que tomo un café con Mónica, pero me canso. No quiero salir. Hago el mago, pero me canso. Es jueves. Voy con Les a tomar un café. A su casa. Sigo sin poder tomar una decisión. Me siento con un fuerte peso estomacal, como si algo me cayera mal.

Intento hacer una lectura, pero todo me lleva a dormir, todo me lleva a  veo una montaña, que está arrugada, que está aventada, está fuera de lugar esta arrumbada. Me duele verla me duele intentar concentrarme en ella, oigo un barreno  que quiere molestar mi paz. Oigo lo que siempre me ha perseguido, el ruido de las construcciones que me torturan y no me permiten estar tranquila. Junto con la música se escucha el barreno, pero después se va. ¿Me quedo? No. ¿Salgo? Me genera felicidad salir. Veo los amigos vividores, lacras, que echan los dados  y apuestan. Son vividores de la sociedad.  No me siento segura si me quedo o si me voy. Si salgo, quiero que sea con un propósito, de comprar, pero me veo cansada al regresar.

Heridas de infancia
En sincronicidad, escucho que hablan sobre este tema que me está afectando. Con felicidad oigo el consejo que me apoya en mis sentimientos, que me explica que mis conocimientos  estén equivocados, y que este dolor que estoy sufriendo, no es el del abandono, sino el del rechazo. Físicamente me descubro delgada, con la piel pegada al hueso, característica de un rechazo. El abandonado tiene el cuerpo lánguido, dejado, "abandonado", no tiene deseos de hacer nada por sí mismo porque al ser abandonado su personalidad así lo demuestra.

El objetivo de conocer cuál es la herida que a uno lo afecta, es hacer conciencia de que no es verdad aquello que pensás, que aquello que viviste alguna vez que te lastimó y que te obligó a sobrevivir "con un brazo roto" o "sin un pulmón emocional" no es verdad hoy, que eso que ahora vivís, es diferente a lo de entonces, que eso que ahora sufrís, no es lo mismo, porque ya has crecido, ya has madurado, ya has pasado por grandes experiencias, y felizmente, ya tenés las herramientas para resolver aquello que te aqueja. La ventaja de encontrarte nuevamente en el mismo callejón es que ya podés reconocer y resolver con valentía aquello que recibiste cuando eras pequeño. Se llaman heridas de infancia, porque se reciben en forma inconsciente desde el nacimiento y hasta los 7 años de edad, y se va administrando por generaciones, el padre inconscientemente se lo aplica al hijo, de la misma forma que el abuelo se lo aplicó al padre. La reacción es que se toman decisiones por impulso, desde el dolor, desde la creencia de la inconsciencia.. Las cosas que uno piensa que es, no se es, es un ajuste creativo a la razón de adaptación por los padres con los que estabas viviendo. Aquello que crees que eres, son sólo hábitos. Muchas veces nos hacen impotentes, irracionales, son momentos en que se pierde el control, genera celos, miedo, sentimiento. Han formado nuestra personalidad, y se manifiestan constantemente en forma de prejuicios, dolor, enojo. Son heridas latentes  que cuando surgen  generan no ser bueno, culpa, la circunstancia objetiva hace que uno cargue y actúe de cierta forma. Conocerlo es desactivarlo.

Mi premonición, y mi poca experiencia no me permitieron ver una salida, me quedé enganchada en la primera parte, los símbolos me llevaban a los chicos, pero no lo tomé como proyección, pensaba que era una distracción. Más aún, hacer una lectura debe llevar un límite de tiempo, y éste ya había acabado. Felizmente el vivirlo, me ha ayudado a encontrar sincronicidad para poderlo resolver. Hallar esa conferencia en el momento de mi inacción es como un salvavidas que resuelve lo que en un momento no tenía un sentido.

miércoles, 1 de abril de 2015

3. ENOJO - PRECOGNICION 3

El camino de las lágrimas, es muy lento, aquella enfermedad premonitoria, sólo le dio fortaleza a mi cuerpo y al mismo tiempo le tocó y le avisó en dónde sufriría más, por dónde atacar y por dónde resolver. Este largo camino, no es de unos días. Ya son 3 meses que voy deshojando la margarita y encontrando en cada uno de los pasos la condición mental que me ayude a superarlo.

Sigo en este triste camino, de pronto me siento fatigada, me siento que ya no puedo llorar más, decido que no puedo seguir sufriendo, y así el mismo dolor me saca hacia otra etapa. ¿Cuál? La negación. No. Me niego a regresar a la negación, a la negación donde nada ha sucedido, donde pienso que todo está bien. Me niego a regresar a esa etapa porque nuevamente tendré que volver a llorar como desesperada, a tomar ansiolítico, porque mi realidad no me permite vivir, porque mi dolor es más fuerte que mi realidad y no quiero vivir llorando.

Así releo el pasaje de Jorge Bucay, "La ruta de las lágrimas". Voy palomeando cada una de las etapas, realmente no he encontrado aquella en que cuenta la historia en que iguala una pérdida y un duelo, con una herida sangrante. Sin embargo, sí encuentro la semejanza en mi estado de ánimo. Ese cansancio exagerado, ese que no me permite levantarme temprano y escribir largamente. Yo pensaba que era el ansiolítico el que me mantenía aletargada, pero no, soy yo la cansada. Así mientras releo esta obra que he leído unas 3 veces, observo que una cualidad del duelo es la fatiga; Y si, estoy fatigada, quiero vivir durmiendo porque la noche no me alcanza para descansar. Encuentro un esquema que hace tiempo no había comprendido. El camino del dolor es una línea recta, que pasa por todas las etapas de sufrimiento, pero hay dos desviaciones que aparecen en medio camino: la negación y el sufrimiento. Me aterré cuando vi esas dos desviaciones, ¿sería que en verdad estaba negando mi realidad? No. Al comparar lo que el texto explica, con mi propia vivencia, veo que es una piedra con la que he tropezado, pero mi cansancio me indica que voy en el camino correcto. La otra desviación es el sufrimiento: es el perder el sentido y la razón para llorar. Cualquier razón es suficiente para sufrir, es un estado mental en el que se cae cuando no se quiere recorrer todo el duelo, cuando no se tienen las fuerzas para soportar alguna realidad. Cuando uno se estaciona en el sufrimiento, todo es razón de llanto, de dolor, de sufrimiento. La persona pierde el correcto sentido de la vida, porque lo ve a través de los lentes del dolor. Es un camino que debe retornarlo a uno hacia la línea recta del duelo, ese largo y cruento camino que al final me dará una liberación, pero que mientras la vivo, lloro, me desgasto.

Así, pese a que yo pensaba que ese velorio había sido suficiente para superar el dolor, me di cuenta que había sido sólo una muestra que usaría para colocar al fallecido en mi vida, al fallecido que nunca me avisó que se iría, y que me abandonó dejándome sola, sin compañero de juegos, aquél que no vi en su ataúd, y que tampoco vi que metieran bajo tierra. ¡Qué sufrimiento! ¡Cuanto llorar! Mi compañero de juegos  se había ido hacía años, y tal vez entonces no lo supe despedir como ahora.

La foto de la fallecida de ese velorio que me tiró en mi gran depresión, en mi mente era la del pequeño que solamente tenía 2 años, y ese ataúd grande, café, que yo había visto, era suplido por uno pequeño, blanco que era el del niño que había muerto. Yo no encontraba una forma racional de llorar, de despedir. Mi llanto brotaba enojada, reclamando al mundo o a mi situación por haberme quedado sola, sin mi compañero de juegos, sin ese muñeco viviente que yo tenía día a día para jugar, para compartir mis muñecas.  Aquí Bucay recomienda rodearse de los seres queridos, y racionalizar con ellos el propio dolor, o tal vez contarles la historia de aquello que sucedió. El objetivo es contarlo tantas veces que uno al final ya no llore, ni sufra por ese ser perdido. No hay mejor catársis que hablar y llorar, que explicar al sentimiento por aquello que se vivió, porque ese recuerdo ya murió sin poderlo despedir correctamente.

Cuando hay una actividad traumática en la vida, las neuronas de la amígdala, que son las que reciben esta noticia, automáticamente se mueren, para que el hipocampo no recuerde la escena. El cerebro irracional, no espera a que el sentimiento procese y cierre ese dolor, el cerebro simplemente corta porque no quiere que las funciones corporales se deterioren con el stress de esta vivencia. Sin embargo, el corazón, sí requiere recordar para cerrar.

¡Que manera magistral de cambiar a los muertos!. ¡Que poder tiene la mente humana¡ Tras llorar cerca de 30 minutos, me sentí nuevamente fatigada, pero liberada, pude despedir a mi compañero de juegos,  aquél al que nunca le dije adiós y que me había llevado al atajo del sufrimiento, del llorar eternamente y del vivir en el dolor y no encontrarle el sabor a las pequeñas vivencias del día a  día.

Recuerdo aquel día de noviembre cuando recibí la primera premonición. Cuando releo los símbolos veo que no podía ver más allá me veía triste y desesperada, desconsolada. Una flecha lanzada sin un blanco. El propio dolor es el que no le permite a uno leer correctamente aquello que depara el futuro, porque el cerebro automáticamente lo cancela.

jueves, 26 de marzo de 2015

LA TRAICION - FINAL

Bernardo molesto al escuchar la decisión de ella se queda pensativo.
-¿Estás segura que es lo mejor?
- És que temo mucho una relación desagradable, dormir con el enemigo no es lo más sano, me da miedo no hacer lo que me dice.
- Si es por miedo, podemos manejar que hay violencia
- Yo lo se pero ¿qué podemos hacer? Bernardo fue a su computadora y empezó a pedir una patrulla en el oficio.
- ¿Me lo dejas a mi?
- Que piensas hacer.
-Yo he visto cómo has venido mes con mes, cómo tiene esta querella tanto tiempo, porque tu no estás segura de tu decisión. Ya que te animaste a que se moviera, ahora hagamos que sufra.
- ¿Como? - pregunta Carlota abriendo los ojos con impresión.
- Quita la denuncia en un par de meses, cuando tu hayas logrado todos tus objetivos y cuando ya veas que él está cediendo.
- ¿Estás seguro? Yo vivo con él, y me va a hacer vivir un infierno.
Te ponemos una patrulla
 - Y qué  hago si su maltrato ahora es emocional.... Bueno, en esta semana ni siquiera  ha alzado la voz, tal vez  si haya cambiado.
- Tiene miedo, pero espera otra semana, ya verás cómo regresa a sus patrones. Aprovecha que ahora tu tienes el control de la situación. Él tiene miedo él tiene mucha incertidumbre porque fue un golpe bajo, Si ahora le quitas la denuncia, no va a sufrir, él tiene que sufrir lo mismo que tú.
- Entonces ¿Qué hago?
- No te presentes mañana, yo le digo que, porque todavía hay convivencia, lo que procede es comprobar que él efectivamente está cumpliendo con lo ofrecido.
- Pero él no quiere ir con una "pistola en la cabeza" - explica CArlota preocupada.
- El se lo ganó.
- Y yo ¿Qué gano? ¿Voy a aguantar  tantos meses de su mala onda? Tal vez no haya maltrato físico, o tal vez ni siquiera me dirija la palabra y tampoco haya uno emocional, pero ¿aguantaré?
Bernardo duda.
-Por favor, eres muy linda, hagamoslo sufrir
- tú no vas a estar en mi casa para cuidarme
 Bernardo duda nuevamente
- Es cierto, pero si la quitas tan rápidamente, vas a perder tiempo emocional. Yo te lo digo como amigo, ya no como abogado. Yo quiero que estés fuerte y si tú lo haces sufrir y le das largas, tú vas a recuperar el tiempo dedicado a esta querella porque vas a estar fuerte y controlando la situación. Si te desistes tan rápido, él queda limpio de cargos, y tu con el peso de sentir que lo has traicionado. Mira cómo te sientes ahora, haz que lo comparta contigo. Que de verdad se sienta traicionado para que te valore.
Carlota tragó saliva, su cara de sufrimiento y desesperación la hacían notarse presionada.
- ¿Cuánto tiempo tendremos que  extender esto?
- Te veo dudosa, tienes mucho miedo... tú dime, ¿1 mes?
- ya sé el tiempo que dure la terapia. - respondió Carlota decidida.
Los dos soltaron a reír,
- Mínimo 6 meses... ¿Voy a hacerme loca todo este tiempo?
- Tal vez lo aguantes, tal vez te acostumbres, y luego ya ni te mueva quitarla. hazlo sufrir. Bernardo la initaba con la actuación en la cara, ... pero Carlota dudaba
- Tu no sabes cómo tengo que pagar su sufrimiento. Yo tengo que vivir  sus reproches, sus castigos en su mirada, sus castigos por medio de los hijos, y es mi persona la que sufre. Me voy a poner fea y amargada, me van a salir arrugas y mi cara rozagante y feliz, ya no va a existir, porque él no sabe vivir en paz.
Bernardo meditó un momento.
- Divorciate. Ese hombre no te hace feliz. Si no puedes confiar en su apoyo, su buena voluntad, su confianza, yo que sé, todo lo que un marido te tiene que dar, ¿que haces junto a él?
- O sea, es retrasar desistirme o divorciarme.
- Así es, hazle presión. No soporto tu cara de duda y dolor. Veo en tu mirada la bondad que existe en ti, y la benevolencia que tienes para todos, ¿Por qué no haces algo más por ti?
- Va, me voy a arriesgar. Lo voy a hacer sufrir y me encantaría que tuviera otro problema judicial para que vieran que es un maldito agresivo.
- Mañana no te presentes, yo le doy la orden de que en 1 mes traiga un certificado de que esta cumpliendo con la terapia como corresponde. Con una carta del terapeuta que explique que está llevando la terapia correctamente, y está dando muestras de avance. Los voy a hacer dar vueltas, para que la pasen mal.
- Lo malo es que aquí es el abogado el que se presenta, él no tiene que pasar el tema de hacer la cola, y yo veo como todos los abogados entran y salen de las oficinas con gran libertad.
- Tienes razón, voy a solicitar en el oficio que se tiene que presentar él cada vez, y su abogado no pueda tener la influencia en mi de que yo lo deje antes que todos. No voy a cumplir las horas de las citas.
Carlota reía feliz. Parecía que las cosas saldrían perfectamente y que ella estaba bien representada.

La reacción de Eduardo no se dejó esperar.
- Tu me dijiste que te desistirías-
-Lo dije, pero no cuándo. Tu tienes que cumplir cabalmente como corresponde a un culpable. Para ti es bien cómodo ir por la vida convenciendo gente de buena voluntad, mientras tú maltratas y violentas la infancia de tus propios hijos. Eres un miserable.
Eduardo enojado iba día con día a su terapia enojado, maltratando a Carlota y gritando a los niños. Todo era un caos. Sin embargo ella le decía
-no tienes palabra verdad? No te está sirviendo el curso porque tu sigues enojado y molestando. Mirate. Eres un descontrolado. Escucha lo que me acabas de decir. Mira cómo les estás gritando a los niños. Crece.
Eduardo hacía un berrinche. Ella tenía razón.
-Ya me voy a portar bien, ya me voy a controlar, por favor quita ya la denuncia.
- No, tu todavía eres violento, no veo resultados.
Eduardo aplicaba su técnica de control, querría soltarse a llorar, ¿quién lo apoyaba a él?. Ella tenía familia, tenía papás. El sólo era un hombre huérfano, que debía mostrar la mejor cara a sus hermanos menores. ¿Cómo desahogarse con alguien? ¿A quien poder confiar su gran error y misterio?  Era un terrible infierno, saber que ella estaba apoyada y él solo con su infierno provocado.

Carlota lo vio sufriendo, ya no era el hombre fuerte, lo estaba destrozando. Ya no era el hombre poderoso, no tenía el apoyo de nadie. No tenía escape. No se sulfuraba, pero tampoco se movía. Cayó en cama.  Un pre-infarto lo tenía contenido en su tristeza. Ella ahora lo estaba destrozando a él. ¿Valía la pena? Los niños todavía no sabían nada, pero si el secreto se guardaba más tiempo, sería como el depósito de agua que se colma  y va soltando gotitas y chorritos de agua. Ella sería ahora la culpable de la muerte física del hombre, los niños se enterarían de la denuncia y la culparían de su muerte. Esa carga no estaba considerada, esa historia no venía en el proyecto de Bernardo, y ella viendo que su marido había quedado destrozado, fue a quitar la denuncia. Había quedado de él sólo un rastro de persona. Estaba deprimido, y sus pellejos colgaban tristemente de su viejo cuerpo. La sociedad, su esposa, todos le habían culpado su error. Había estado encarcelado en su propio infierno. Había aprendido la lección. Quien maltrata a un niño o a una mujer, es acusado por la sociedad, es dedeado como injusto y maldecido por todos.

El día había llegado. Carlota, con su abogado, Dios, y su marido y el abogado Mario Torreblanca, fueron al careo ante la justicia. Ella iba molesta, pero tranquila, el problema ya estaba en otros hombros, pero algo le molestaba, había un escozor que no comprendía.

Carlota anotó su nombre, una larga lista estaba antes que ella, conociendo el procedimiento, tendría que esperar todavía un rato. Ella procedió a sentarse y a observar. Ella esperaba un abogado viejo, con canas, uno con cara de malo. Se asomaba y no aparecía. Entre la gente que había entrado, un hombre joven se acercó al agente Bernardo que le correspondía a ella ver. Con enojo, ella y todas las de la fila, vieron cómo ese joven entraba y era atendido. ¡Qué infamia, siempre está el prepotente que sin pedir permiso, se mete a la fila! observo que mediante charlaba con el joven el agente la miraba constantemente.

Ella estaba nerviosa, no sabía de qué se trataba y por qué la miraba tanto, parecía como apremiado por el tiempo y el trabajo, como si fuera el momento de hablar con ella, y ese hombre y la fila delante, se lo impidieran. De pronto, salió el licenciado Bernardo de la oficina, miró la larga lista y explicó que estaban sólo dos personas atendiendo, que las demás abogadas no habían llegado a esa oficina, que por favor tuvieran paciencia
- Señores, yo tengo citas que atender y que había acordado previamente, esta gente tiene prioridad así como ustedes la tendrán cuando acordemos la cita con ustedes- y mirando a Carlota le pidió que pasara a su oficina. Ella extrañada se limitó  a decir, "pero, ¿el abogado?... ¿Es el señor?". A Carlota se le cayó la cara de la impresión, su marido, sólo había contratado a un jovencito para que lo representara. De manera que ese muchacho tan hábil, era quien había estando metiendo miedo e inventando procedimientos legales falsos, era ése el que le había inventado el juicio y los testigos. ¡Gran decepción! Carlota imaginaba estaría frente a un potentado hombre mayor, no un jovencito de escasos 45 años, con cara de buena gente. El jovencito imberbe se presentó
- Soy Mario Torreblanca, y estoy representando a su marido en este caso. - Carlota asintió evaluando su cara. Había otro abogado más joven aún que a ella le recordó al marido de una conocida. Eso la distrajo, recordar el nombre de esa persona y la relación que tendría con ese segundo joven abogado, la evadieron de la triste realidad.

El abogado, Bernardo, la sacó de sus pensamientos
- "El abogado Torreblanca me he explicado que el Señor Eduardo Conejero ha asistido a las terapias y ha cumplido cabalmente como correspondía la demanda - Carlota asintió informada. El abogado Torreblanca, inquirió rápidamente,
- Pero me parece que usted está dispuesta a desistir, ¿no es así?-  La estrategia perfecta, hacer una charla amena, simple, sin tensiones donde la charla fuera la estrella. El abogado llamó al marido Eduardo Conejero, ya se había resuelto todo, podría salir de su escondite, de su guarida de conejo, donde yacía escondido y temeroso. Lo vieron entrar alicaído, ojeroso, la felicidad que pudiera provocarle quitar esa demanda, no era suficiente para animarlo. Su mirada era tranquila, evaluadora, a juzgar por su apariencia, era un hombre tranquilo, amable, importante, con aquella imagen del hombre incapaz de agredir a nadie, Bernardo lo miró complacido, tenía la cara del sufrimiento, lo mismo que Carlota, quien finalmente se desisitiría. ¿Por qué ahora ella se desistía? Claro, había conseguido que él afrontara los problemas. Bernardo, el agente, seguía en su tren de trabajo,
- Voy a proceder a escribir el desistimiento y todo queda arreglado- su mirada era confusa, pero seria, "¿en verdad era lo correcto? ¿Cuánto tiempo o qué herramienta le quedaba a él para presionar? "Tras escribir un largo texto legal, y escuchar la insulsa charla que entre los implicados y el abogado, procedió a decir : "He recibido los certificados de la terapia del Señor Conejero, no veo ningún problema a cerrar esta demanda, pero sobre todo que sus hijos estén protegidos." Eduardo interesado en que su expediente quedara limpio, insistía
- ¿Ya no quedará rastro de esto?
- No, esto se va a casos resueltos y se termina el proceso - respondió el agente Bernardo con sequedad.

Carlota se sentía tranquila, había depositado  el dolor en quien correspondía, ya no tendría ella que cargar con el secreto de buscar formas de eludir la responsabilidad, ya no era cómplice de la agresión, y algo había castigado. Éduardo estaba tranquilo, no había prueba demostrada de su error, su expediente quedaba limpio, sin mancha, intachable.

La ley de Dios, el abogado de Carlota,  es el perdón, el vivir con la conciencia tranquila, el que cada uno de sus hijos vivan contentos, sin preocupaciones, duerman con el alma en paz, feliz. El objetivo de Dios es muy claro: vivir sin rencillas. Sin embargo ella necesitaba estar protegida. La forma en que ella se haría más fuerte y aprendería a no dejarse manipular, era viviendo con el enemigo y controlando la ira de él. Ella, vivió con una demanda en sus hombros, además sola, sin familia que la apoyara, ella sola sabiendo que su familia la había entregado a ese hombre, ya no tenía más alternativa que decidir lo que a ella más le convenía. Ella estaba sin familia, sin nadie que la acompañara. La única decisión era la mejor que ella tomara. Aquí no había consejos externos, tardíos, nadie vivía con ese marido, nadie sabía con precisión la problemática de ella, y tampoco nadie la asilaría. ¿ A dónde huir? La única familia que ella tenía eran sus hijos, los que ella tenía que proteger, que ella tenía que cuidar y hacer crecer, su marido y ella eran una nueva familia. Nadie más tenía derecho de opinar, sobre todo si nadie la apoyaba, si a cada grito de auxilio, sus seres queridos más cercanos, le daban la espalda, le daban argumentos razonados para convencerla de que ella estaba sola, que no podía contar con ellos. Ella, había pedido apoyo a sus padres, a sus hermanos, a sus tíos. Nadie estaba con ella, lo correcto, lo cultural era estar con su marido, hasta la muerte, no había salida posible o atajo opcional. La única salida para Carlota era desistir, llevar el dolor y encontrar una salida viable para ella.

Carlota triste, desconsolada, viviendo en el camino del dolor, día a día, encontraría la forma de reencontrarse con su felicidad, su paz; Carlota, que era la importante, que era quien debía sostener la fuerza emocional de los hijos, necesitaba de esa fuerza  y mantener una denuncia en su casa, le quitaría todo lo que ella necesitaba para ser feliz.