sábado, 25 de abril de 2015

THE LONGEST RIDE

Me ha impresionado mucho la película de ayer The Longest Ride con Melissa Benoist, Scott Eastowood y Britt Robertson. Veo que el escritor Nicholas Sparks se apega siempre al mismo personaje una rubia delgada abocada a su carrera, en el camino se encuentra a quien ayudar y de paso el amor. Sus libros no son del amor como tal, del tórrido romance que surge sin sentido, es el romance adorable, el que admira, el que el hombre adora a la mujer y es muy trabajador, hace su tarea de hombre que es trabajar. Sus hombres son fieles, buscan el amor perfecto, no se andan de coquetos con una y otra, son hombres bien hechos. La protagonista de Dear John, era creo que terapeuta de autismo y hay un chico autista que ella cuida. El papá del chico está solo, y como tiene cáncer, no hay quien los cuide, ni al papá ni al niño, y ella se casa con el papá del niño autista, a quien no ama, pero la necesita. Por otro lado teme que el novio muera en alguna misión, y ella realista se aferra a lo que se ve, a su destino que es ayudar a quien la necesita. El novio que está en la guerra es un marine, se está arriesgando y está siendo un héroe, desarrolla sus músculos siempre bien armados, pero se ve abandonado por su novia. Ahora ya no quiere regresar a la ciudad de su padre, donde casualmente también está la ex-novia, ella tiene un marido. Pasan más años, el papá de él muere y tiene que regresar a la ciudad donde está la ex-novia, momento en que se vuelven a encontrar. Él es demasiado tranquilo y aunque muy bien parecido, no tiene muchas novias, busca una maravillosa; de igual forma, su trabajo de héroe de guerra, le impide que cualquier mujer se fije en él.  Ella le explica que el niño autista se ha quedado huérfano y ella viuda, se quedan charlando al final de la película, y asumes que la relación ahora si va a funcionar. En ésta de The Longest Ride, la protagonista es estudiante de arte, una joven rubia delgada, elegante, sofisticada y sencilla, en dos meses va a Nueva York a hacer prácticas en un museo con una mujer que ve en ella buena madera. Pero ella se queda con el novio que la necesita, se queda con el viejito que la necesita. No se aferra al amor por sí mismo, se aferra a ser útil y responder  a lo que la persona amada le requiere. Hay comunicación. Aquí el hombre también hace lo que debe, el viejito de las cartas tenía una tienda, y su esposa era artista. El contemporáneo, el novio de la protagonista, es un ranchero que quiere vencer a la bestia, quiere encontrar algo  que no sabe qué es. Adora a la chica, pero ella es de otro mundo, ella es crítica de arte y se aburre en su mundo.

El final es perfecto la novia artista puede aplicar sus conocimientos de arte poniendo el museo de las obras que el viejito Ira y su esposa Ruth compraron, el novio vence a la bestia y encuentra que la chica es lo que quiere. Su madre le dice una frase que lo centra "son ocho segundos de esa bestia, o toda la vida con esa chica". Él se ha decidido por la chica, ha vencido a la bestia y se dedica a lo que le gusta, a cuidar el rancho que tanto le preocupa mantener.

Sin embargo algo me queda en el tintero, ¿Después de 10 o 15 años? ¿Qué pasará con ellos? ¿Ella encontrara el arte que necesita en ese pueblo de Carolina del Norte? ¿Será el museo suficiente para su gusto artístico? ¿El rancho le va a llenar a ella misma tras pasar los años y tener hijos? Son esas relaciones extrañas en que los protagonistas son tan diferentes que uno duda si el amor podrá subsistir. Son dos mundos diferentes, que pueden tocarse, pero no mezclarse: el rancho con aroma de estiércol, de plantas en putrefacción, con moscas sobre los pastos anegados. ¿Y el arte colgado en las paredes de la casa? Tanta naturaleza tan simple, maltrataría los cuadros que ella se  comprara. La casa de ese rancho tampoco correspondería al lugar en que está construida. Habría que hacer una gran casa como de ciudad que pudiera albergar y cuidar todo el arte que ella quisiera comprar. Su ropa artística y elegante del museo se ensuciaría con un día lluvioso entre el barro del rancho.

Y el hombre ranchero, ¿que puede entender del arte contemporáneo que todo son rayas y manchas sobre el lienzo? ¿Cómo encontraría en ese arte la cultura que todo ser humano requiere para crecer?

Es una pareja que en verdad requiere de mucha inteligencia para sobrevivir. 

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