jueves, 30 de julio de 2015

ESCRIBIENDO, EXTRAÑANDO


No he podido dormir profundamente. Me he despertado a media noche al baño, así sentada mis ojos permanecían cerrados, estaba tratando de recordar el sueño que permanecía los últimos segundos en mi cerebro.

Era sobre mucha gente que me acompañaba a derruir algo. Tal vez a cerrar una puerta, pero es todo lo que puedo recordar. De ahí en adelante, todo el pensamiento fue un ir y venir sobre lo que pude haber hecho, sobre el cuento en proceso que no funciona, que no fluye, que no gira. Veo con tristeza que cada vez que quiero escribir, las ideas no fluyen como antes, que quiero hacerlo tan correcta y precisamente, que simplemente me pierdo en la elaboración. Tengo claro el tema, "el muelle derruído", pero mediante lo paso, y decido ponerlo en acción, termino en una bobada, en algo que no me agrada, en algo que no tiene un trasfondo ni un ejemplo claro y divertido que ilustre por que ya he visto o pasado como una escena de una película o una frase.

Extraño mi muso de inspiración. Hoy soy más sana, tener el pensamiento de esa persona realmente me hacía daño, me hacía permanecer en un pasado equivocado, en una actitud dañina que no me hacía progresar. Después pienso en buscar otro muso, pero descubro que caería en los mismos errores y problemática. Dice un dicho Zen que "hay que dejar libre el hoyo en el corazón". Cuando uno se ha liberado de algo que ya ha pasado de moda, hay que aguantar el deseo de ir a llenar esa falta, porque ella sería sólo algo igual a lo que acabo de sacar de allí. Hay que mirar con cuidado ese hoyo, y revisar con qué se va a rellenar, o si vale la pena dejarlo vacío, tal vez ese espacio haga falta para simplemente dar vista. Muchas veces rellenar el hoyo es como hacer una corona de espinas: las coronas se hacen de oro, de laureles o de flores, se colocan como un adorno para admirar, no para causar lástima. Por esa razón tengo que aguantar la curiosidad, el dolor y el ansia de no sentir esa falta que me genera esa sensación. Recuerdo cuantos tópicos tenía para escribir, a veces un poema, otras una frase o una expresión, tal vez una palabra en otro idioma que me hacía recordar algo que era significativo para mi. Pienso que tal vez fue un error sacarlo de mi corazón, porque hoy me siento vacía escribiendo cuentos insulsos sin un fondo profundo. Yo se que esos eran malos para mi, aunque sabía sacarles la parte más positiva y hacerlos divertidos. Pienso que el terminar aquello que era bueno, es un error porque a mi me hacía feliz.

También tengo presente intentar escribir personajes, el fondo psicológico que cada uno tiene podría ser tan importante para luego crear más obras, pero al releerlos, encuentro que todos son iguales, que esa proyección de mi misma es tan repetitivo que no genera ninguna novedad, que pudiendo ser ricos, son pobres porque son todos iguales, tal vez vestidos de diferente color, tal vez con algún tinte distinto, pero terminan todos en lo mismo, en aquello que debiera ser y no es, en lo que cada quien desea y termina en quimera o en un sueño lejano que lo hace a uno verse ridículo ante sus propios ojos. Esas quimeras que se dicen entre amigos tras una larga tarde de copas, cuando el alcohol ya ha dormido algunas neuronas y otras tantas están por zucumbir. Esos que hacen a los amigos pasar las horas riendo tan solo de imaginar que aquello fuera realidad, y que al dueño de ese sueño solo le hace entristecerse de ver lo lejano e imposible que ello está. Son esos sueños de los que termina el menos alcoholizado en forma filosófica diciendo "seguí adelante con esos pensamientos, no es tan malo soñar eso, porque algún día se hará realidad". Esos sueños que tan solo de recordar al día siguiente, no pueden más que sonrojarnos por que nos hemos puesto en evidencia, en ridículo por expresar aquello que mas profundamente deseamos. Es esa circunstancia en la que me encuentro ahora, incapaz de hacer nada de lo que hacía porque sólo me regresa al campo del que ya he salido, pero inmóvil para realizar algo nuevo, porque eso es sólo el recuerdo que ya no debería presentarse.

Es una situación en verdad .... ¿triste?, ¿desesperante?, ¿asfixiante?, ¿desafiante? Tiene tantos adjetivos y matices que por sí misma se vuelve confusa. Son esas circunstancias en que mejor quedarse sentado porque al calcular el camino que va uno a recorrer, se descubre en un lugar conocido y por lo mismo aburrido, poco alentador o motivante. Es el temor a hacer algo porque en algún momento, regresará a las mismas herramientas conocidas que en vez de resultar en algo diferente, terminará siendo otro más de lo que ya se ha visto o escribito. Es permanecer en el mismo cuarto, en el mismo escalón, es mirar aquella puerta a la que se aspira todavía lejana, sabiendo que si doy el paso que estoy pensando dar, no lograré subir muy alto, y prefiero quedarme; tal vez, esa actitud me ayude a subir como la espuma, tal vez me descanse y me de el ánimo para subir los escalones todos juntos de una vez para finalmente abrir la puerta que estoy deseando abrir. En apariencia, es una puerta que ya abrí, es un lugar en el que ya estuve hace unos meses, pero que al no saber qué hacer con esa información, y con ese lugar, me pareció aburrido y preferí regresar a donde yo ya conocía y ya era familiar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario