sábado, 14 de septiembre de 2013

La libertad de las vacaciones

Esta mañana gris nublada y con una lluvia anunciada desearía fuera de vacaciones. De unas largas vacaciones que me anuncian que lo más seguro es que descanse.

Con estos tiempos llenos de velocidad y estrés, llenos de eficiencia y resultados inmediatos pensamos que dos dias de descanso son suficientes. Yo pienso que para descansar, un día es suficiente, un día en que me levante con el sol, me relaje haciendo nada o tal vez deportes saliendo un poco de la rutina sin salirme definitivamente, es suficiente para relajar la tensión de una semana. Una semana que por supuesto no debe de ser de estress, solo de trabajar como corresponde. Pero para en verdad descansar uno requiere suficiente tiempo para aburrirse. Es ir a una playa y mirar todo el tiempo el mar, hacerse un spa y mirar el mar. Amanecer varios días en ese estado empieza a hacerse rutinario y aburrido. Cuando las vacaciones aburren es porque ya han sido suficientes cuando mi cuerpo está completamnete relajado y ya puedo regresar a mis labores cotidianas. Solo así vale la pena descansar. O descanso un día, o una semana. Dos o tres días alcanzan solamente para distender el cuerpo para vaciar la mente de los problemas, los demás días le dan a mi mente la flexibilidad de resolver aquellos problemas que tengo.

Charlando con una escritora, decía que la inspiración no te viene cuando la buscás. Si vos andas a una playa, te sentás frente al mar y esperás la inspiración, no vendrá, ella estará cuando estés en alguna actividad rutinaria, como caminar, cocinar o cualquier cosa que no implique el uso de la mente. Y para eso son las vacaciones extendidas. Para que uno busque alguna actividad que le entretenga el cerebro y así surja la inspiración. Cuanta gente espera ansioso el fin de semana para quedarse en casa tirado sin hacer nada.

Yo pienso que en el descanso es menester trabajar en ora cosa. Pienso en los americanos que cuando llegan a casa después de laburar empiezan a cocinar, a limpiar la casa, a hacer el jardín, a pintar un cuarto. Uno piensa que eso es extenuante, pero eso es lo que te hace productivo. trabajar para mantenerte y salir de tu oficina a la hora que corresponde con la ilusión de continuar tu proyecto personal. Eso son vacaciones.

Dicen que el estres surge cuando no estás haciendo lo que debes, cuando las situaciones externas te están empujando a hacer aquello que debes. Si vos, cada día hacés lo que debes, salis a la hora que corresponde de 8 horas de laburo y llegas a casa a hacer algo más no genera estres. Sin embargo si es todo lo contrario y pasás 14 horas en la oficina sacando pendientes, ya no tenés ganas de llegar a casa a hacer nada mas que a dormir. Pero te dan ganas de dormir por la impotencia que te ha generado el no haber hecho nada por vos, solamente por alguien mas, solamente llenaste lo material, no lo espiritual. Cuando uno desea descansar, debe hacerlo en el día a día. Recuerdo cuando iba a la escuela y podía salir un par de horas antes por algún evento especial, yo sentia que me habían regalado un día, y hacía cosas tan novedosas que por supuesto no las terminaba, pero deseaba que el día siguiente ya terminara la escuela para continuar con ese proyecto que había empezado aquel día que me regalaron unas horas.

Las vacaciones se las encuentran las personas libres, aquellas que nada les detiene la mente para descansar y hacer todo aquello que su espíritu les dicta. Viviendo en países subdesarrollados es algo imposible, porque las jornadas son largas y la infraestructura peor, pero la ventaja que tenemos nosotros es mucha creatividad.

"Cuenta la historia de una carcel de menor seguridad. Las celdas iban una junto a la otra sin embargo la última tenía una pequeña ventanita que permitiía al preso en ella mirar a través y observar qué sucedía afuera. Todos los presos estaban atentos de lo que ese preso miraba y contaba, "que hay hoy afuera de la ventana?" le preguntaban "oh hay un jardín hermoso, está lleno de flores amarillas. Mira ya ha llegado una madre con sus pequeños. Oh pero este es nuevo, este chico no es su hijo, tal vez sea su sobrino" esas historias les contaba a los otros presos quienes envidiaban su celda. Un día este muere o lo liberan y el preso con mejor comportamiento pide lo trasladen a esa celda. Cuando llega emocionado y mira por la anhelada ventana, mira confuso. Todos esperan su relato, como va el jardín, si los chicos han crecido, si hay algún perro corriendo. Todo preocupado se queda callado, ¿decirles la verdad o continuar con la farsa del preso recién liberado? Afuera de esa ventana no hay mas que un muro de cemento altísimo, que no permite ver ni el cielo. Tras la presión de sus compañeros a que les siga relatando, no le queda mas remedio que seguir la tradicion de inventar la historia que su imaginación le da para que los otros presos vivan en armonía y esperanza." La libertad están en nuestra mente, no en nuestras manos. 

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