Cuando termina una época por corta que sea, es justo evaluar cada uno de los pasos tomados y las acciones seguidas, sobre todo encontrandome en el estado de ceguera en que estaba. No podía tomar decisiones porque no veía nada claro. Quería ir un día, elegir una fecha, elegir una estancia, y simplemente no había manera. Cada vez que preguntaba si mis acompañantes se comportarían correctamente, miraba grietas en las paredes, como si el final de cada día fuera a ser terrible. Sin embargo la interpretación no siempre es clara y había otras señales que me indicaban que estaba equivocada, que esas grietas eran solamente causales de la pared que miraba y no eran el símbolo que parecía. Sin embargo eran ellas las que no me permitían moverme, pareciera como si cada paso que daba me hacía caer en esas grietas, como si yo fuera pequeñísima y caminar por esas paredes implicara caer y caer.
Una vez que vi claro y decidí darles importancia a esas grietas, comprendí que si eran señal de peligro y que mas valía buscar en otro sentido. Así, en unas horas descubrí la forma de comprar un billete de avión que me llevara a mi destino a un precio muy razonable; objetiva y fácilmente encontré las tarifas más benéficas, sin necesidad de acudir a los pseudo portales de agentes viajeros. Una vez elegida la línea aérea, venía la parte difícil, una habitación con 3 B "bueno, bonito y barato". Para mi, precio elevado significa pagar por el terreno que pisás, por lo que no quería pagar por caminar por una playa, ni por usar una playa de estacionamiento para mi auto. Además debía ser un lugar ameno, y confortable. Si algo me molesta es moverme en auto. Mis pies me llevan a donde sea, pero el auto de pronto estorba, donde lo guardás. A veces me dan ganas de doblarlo y meterlo en una valija. Hacerlo diminuto y ligero para cargarlo hasta donde ya ha pasado el embotellamiento, donde no haya que pagar altos precios por dejarlo esperandote.
Quería visitar la playa de Hollywood en Florida. Desde hace unos años que conozco ese lugar y quiero quedarme allí, pero los hoteles en esa playa son tan viejos, tan antigüos que temo que se me caiga una loza en la cabeza o me salgan cucarachas.
En un símbolo intuitivo, vi una ventana. ¿Como una ventana podría darme una respuesta? Todas las residencias y espacios habitables tienen puertas y ventanas. El hotel que elegí era uno que solamente mostraba las letras y una ventana en la fotografía. Le temía tanto a este, sobre todo a este, lo miraba feo, viejo, pese a que las habitaciones se veían hermosas. Al final me decidí por este hotel y para mi sorpresa fue maravilloso. La gente atiende de la forma más atenta, todos estan disponibles para ayudar y resolver y sobre todo no me cobraban por el suelo que pisaba ni el auto, ni el mar, ellos venían incluidos en la habitación.
Charlando con una amabilísma chica que me mostraba las habitaciones me contaba que este hotel era horroroso, que asustaba y por eso decidieron remodelarlo. Ahora estaba pintado de amarillo, las habitaciones tenían techo, piso, baño, todo nuevo y eso era lo mas lindo entrar a un lugar con aromas a nuevo, a limpio donde las cucarachas ya hubieran sido eliminadas.
Sin embargo el piso que todavía estaba en restauración, mostraba muros de los 30´s cuando ponían escenas de la ciudad en cada uno. Los pasillos son estrechos y me imagino que tenían muy poca luz, y por eso espantaba. Es curioso que de un lugar que solamente mostraba una ventana hubiera percibido su pasado horroroso y cuyo presente fuera tan hermoso.
Lo mas lindo de todo es que cada restaurante es exterior y tiene vista al mar. La comida no es maravillosa pero cuando los ojos, la piel y todo lo demás está disfrutando, la comida que recibe la boca viene a ser lo de menos. Me siguió lo griego, lo italiano: ensalada griega para desayunar, comida italiana para almorzar y para comer.... un simple emparedado en el hotel. Eso no importaba, la comida es lo menos importante cuando todo lo demás es de primera.
Así termino diciendo que cuando uno merece algo, como unas cálidas vacaciones, todo fluye hermoso, confortable, justamente como uno lo ha venido deseando.
Una vez que vi claro y decidí darles importancia a esas grietas, comprendí que si eran señal de peligro y que mas valía buscar en otro sentido. Así, en unas horas descubrí la forma de comprar un billete de avión que me llevara a mi destino a un precio muy razonable; objetiva y fácilmente encontré las tarifas más benéficas, sin necesidad de acudir a los pseudo portales de agentes viajeros. Una vez elegida la línea aérea, venía la parte difícil, una habitación con 3 B "bueno, bonito y barato". Para mi, precio elevado significa pagar por el terreno que pisás, por lo que no quería pagar por caminar por una playa, ni por usar una playa de estacionamiento para mi auto. Además debía ser un lugar ameno, y confortable. Si algo me molesta es moverme en auto. Mis pies me llevan a donde sea, pero el auto de pronto estorba, donde lo guardás. A veces me dan ganas de doblarlo y meterlo en una valija. Hacerlo diminuto y ligero para cargarlo hasta donde ya ha pasado el embotellamiento, donde no haya que pagar altos precios por dejarlo esperandote.
Quería visitar la playa de Hollywood en Florida. Desde hace unos años que conozco ese lugar y quiero quedarme allí, pero los hoteles en esa playa son tan viejos, tan antigüos que temo que se me caiga una loza en la cabeza o me salgan cucarachas.
En un símbolo intuitivo, vi una ventana. ¿Como una ventana podría darme una respuesta? Todas las residencias y espacios habitables tienen puertas y ventanas. El hotel que elegí era uno que solamente mostraba las letras y una ventana en la fotografía. Le temía tanto a este, sobre todo a este, lo miraba feo, viejo, pese a que las habitaciones se veían hermosas. Al final me decidí por este hotel y para mi sorpresa fue maravilloso. La gente atiende de la forma más atenta, todos estan disponibles para ayudar y resolver y sobre todo no me cobraban por el suelo que pisaba ni el auto, ni el mar, ellos venían incluidos en la habitación.
Charlando con una amabilísma chica que me mostraba las habitaciones me contaba que este hotel era horroroso, que asustaba y por eso decidieron remodelarlo. Ahora estaba pintado de amarillo, las habitaciones tenían techo, piso, baño, todo nuevo y eso era lo mas lindo entrar a un lugar con aromas a nuevo, a limpio donde las cucarachas ya hubieran sido eliminadas.
Sin embargo el piso que todavía estaba en restauración, mostraba muros de los 30´s cuando ponían escenas de la ciudad en cada uno. Los pasillos son estrechos y me imagino que tenían muy poca luz, y por eso espantaba. Es curioso que de un lugar que solamente mostraba una ventana hubiera percibido su pasado horroroso y cuyo presente fuera tan hermoso.
Lo mas lindo de todo es que cada restaurante es exterior y tiene vista al mar. La comida no es maravillosa pero cuando los ojos, la piel y todo lo demás está disfrutando, la comida que recibe la boca viene a ser lo de menos. Me siguió lo griego, lo italiano: ensalada griega para desayunar, comida italiana para almorzar y para comer.... un simple emparedado en el hotel. Eso no importaba, la comida es lo menos importante cuando todo lo demás es de primera.
Así termino diciendo que cuando uno merece algo, como unas cálidas vacaciones, todo fluye hermoso, confortable, justamente como uno lo ha venido deseando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario