El dia de hoy he amanecido con los hombros cargados, nuevamente siento que trajera un elefante encima, siento que estuviera cargando al mundo. ¿Qué se hace cuando eso es solamente un presagio de lo que será este fin de semana? Solo a mi se me ha ocurrido meterme a hacer cosas aparentemente sencillas que requieren mucha precisión y ahora heme aquí con una tos bárbara, que muestra la poca comunicación que hay, la impotencia a poderse expresar.
Estuve leyendo esa historia cuyo nombre no puedo decir, me imagino que el autor es un 9, un hombre pesado y grande. Sus descripciones son largas, llenas de metáforas pero pesadas. Me imagino un hombre de alrededor de 60 años, muy inteligente y solitario. Su parte emotiva es bastante burda, es pesada e inflexible como su cuerpo. Sin embargo todo lo demás es muy bueno. La parte de cómo describe los libros antiguos, hechos con páginas de lino gruesas. En aquellas épocas en que la Santa Inquisición acababa con todo aquello que no era santo y parecía brujería y demoníaco. En parte se desarrolla en Portugal, en Sintra. Para lo buen descriptivo que es, no me puedo imaginar cómo es Portugal ni esa ciudad. No lo describe lindo como las calles de París, como el Pont Neuf y la escalinata que sube del Sena.
Me proyecta esta lectura porque yo estoy aprendiendo a escribir y me imagino que si al hombre lo imprime Alfaguara es porque es maravilloso. Cuando no me ha dado una idea clara de lo que un libro maravilloso es, me quedo en la duda si esta editorial busca gente muy culta con estilos muy pesados.
Hoy mi mente está como la del hombre que acabo de describir arriba, Sin descripción. Mi hombros, además del elefante que cargan, tampoco me ayudan a pensar.
Cuenta la historia de una joven mujer emocionada por la vida elegante que prometía. El hombre con el que se había casado era un poco mayor y diplomático. El había surgido de una estirpe pobre, y a través de arduo trabajo, había logrado subir escaños importantes dentro de la vida internacional. Ella era joven y hermosa, la sonrisa abierta y la voz limpia de una joven linda que empieza a vivir. Rapidamente se embarazó de su primer hijo. Qué felicidad era para ella ese pequeño, la ilusión que le daba bañar al chiquito, jugar con él y enseñarlo a caminar. Ahi se la veía visitando a sus suegros en Perú con la certeza de que ese pequeño era también muy felizmente recibido.
Pasaron los años y esta hermosa joven, entonces bien aceptada, vio como la vida le iba mostrando el sentido de ella. Ya no era uno sino 6 hijos, cada uno con sus estímulos y asuntos, cada uno con su camino trazado que ella debía guiar. Ya no era solamente vivir entre los diplomáticos en Bélgica, ya era también abandonar a sus pequeños para ir a vivir el lujo y la superficialidad de Bélgica. Un buen día la mujer muere de cáncer en la mama, ya habían pasado los años. No había más ensoñación y emoción de no saber qué le depara el vivir con un diplomático. Ya había pasado la vida, la película llegaba a su final y no era sino lo que ella había hecho y vivido. Ya no había un qué pasará" Su vida ahora que llegaba al fin era un: "fui esposa de un diplomático y estoy en mi lecho de muerte con la realidad de que ya no hay más por hacer".
Cómo es la realidad contra la ficción cuando felizmente la ingenuidad de la juventud muestra cosas hermosas porque si uno desde joven fuera a saber qué sería el final de la vida, nadie la viviría, todos se quedarían sentados cada vez más tristes porque cada persona que se apareciera enfrente mostraría una realidad y un final desagradable. Es así como la vida tiene cada día una sorpresa, solo Dios sabe qué sigue, cada ser humano que vive debe vivir expectante para que al final de la película pueda quedar feliz o triste de haber pasado una vida especial.
Estuve leyendo esa historia cuyo nombre no puedo decir, me imagino que el autor es un 9, un hombre pesado y grande. Sus descripciones son largas, llenas de metáforas pero pesadas. Me imagino un hombre de alrededor de 60 años, muy inteligente y solitario. Su parte emotiva es bastante burda, es pesada e inflexible como su cuerpo. Sin embargo todo lo demás es muy bueno. La parte de cómo describe los libros antiguos, hechos con páginas de lino gruesas. En aquellas épocas en que la Santa Inquisición acababa con todo aquello que no era santo y parecía brujería y demoníaco. En parte se desarrolla en Portugal, en Sintra. Para lo buen descriptivo que es, no me puedo imaginar cómo es Portugal ni esa ciudad. No lo describe lindo como las calles de París, como el Pont Neuf y la escalinata que sube del Sena.
Me proyecta esta lectura porque yo estoy aprendiendo a escribir y me imagino que si al hombre lo imprime Alfaguara es porque es maravilloso. Cuando no me ha dado una idea clara de lo que un libro maravilloso es, me quedo en la duda si esta editorial busca gente muy culta con estilos muy pesados.
Hoy mi mente está como la del hombre que acabo de describir arriba, Sin descripción. Mi hombros, además del elefante que cargan, tampoco me ayudan a pensar.
Cuenta la historia de una joven mujer emocionada por la vida elegante que prometía. El hombre con el que se había casado era un poco mayor y diplomático. El había surgido de una estirpe pobre, y a través de arduo trabajo, había logrado subir escaños importantes dentro de la vida internacional. Ella era joven y hermosa, la sonrisa abierta y la voz limpia de una joven linda que empieza a vivir. Rapidamente se embarazó de su primer hijo. Qué felicidad era para ella ese pequeño, la ilusión que le daba bañar al chiquito, jugar con él y enseñarlo a caminar. Ahi se la veía visitando a sus suegros en Perú con la certeza de que ese pequeño era también muy felizmente recibido.
Pasaron los años y esta hermosa joven, entonces bien aceptada, vio como la vida le iba mostrando el sentido de ella. Ya no era uno sino 6 hijos, cada uno con sus estímulos y asuntos, cada uno con su camino trazado que ella debía guiar. Ya no era solamente vivir entre los diplomáticos en Bélgica, ya era también abandonar a sus pequeños para ir a vivir el lujo y la superficialidad de Bélgica. Un buen día la mujer muere de cáncer en la mama, ya habían pasado los años. No había más ensoñación y emoción de no saber qué le depara el vivir con un diplomático. Ya había pasado la vida, la película llegaba a su final y no era sino lo que ella había hecho y vivido. Ya no había un qué pasará" Su vida ahora que llegaba al fin era un: "fui esposa de un diplomático y estoy en mi lecho de muerte con la realidad de que ya no hay más por hacer".
Cómo es la realidad contra la ficción cuando felizmente la ingenuidad de la juventud muestra cosas hermosas porque si uno desde joven fuera a saber qué sería el final de la vida, nadie la viviría, todos se quedarían sentados cada vez más tristes porque cada persona que se apareciera enfrente mostraría una realidad y un final desagradable. Es así como la vida tiene cada día una sorpresa, solo Dios sabe qué sigue, cada ser humano que vive debe vivir expectante para que al final de la película pueda quedar feliz o triste de haber pasado una vida especial.
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