domingo, 22 de diciembre de 2013

El pudor un valor extinto

Es curioso la forma de funcionamiento del cerebro, para que tenga ideas y haga lo que uno quiere, es menester aceitarlo antes de intentar ponerlo a laburar fuertemente. Esto lo digo, porque cuando he intentado escribir algo preciso o específico, simplemente el cerebro no va. Claro que funciona en lo general. Puede leer, puede ver, puede comprender, sin embargo, esperar que invente algo creativo, eso no. No es sino, tras haber escrito ideas y asuntos sin fundamento ni relación, que las buenas ideas surgen, cuando he quitado todas las capas de ideas inútiles.  Lo mejor se encuentra en el centro. Es como tallar una figura de mármol. La piedra burda, no es hermosa, si es caprichosa y atractiva, pero solamente, tras usar el cincel y la lija, se podrá hallar el producto perfecto para presentar. Resultará en algo hermoso que valgo la pena mostrar.

Por eso es que me funciona este espacio. Son las capas de material rocoso que  cubre el trabajo definitivo.

Recuerdo una historia que he leído ayer. "Es un padre que le cuenta a su hija el valor del vestido. Venía la chica con poca ropa, muy veraniega, mostrando todo su cuerpo. El padre al verla se sienta a charlar y le pregunta "¿tú sabes dónde se encuentran los diamantes?" La hija se queda callada. "Pues en lo más profundo de una mina, tras escarbar y quitar piedra, allí es donde los vas a encontrar. ¿Y el oro? ¿Dónde se encuentra? A muchos metros bajo tierra, en la profundidad de una mina tras escarbar y sacar tierra. Por eso mismo, lo valioso no está a la vista, hay que cubrirlo para que se sepa que es valioso, para que quien lo quiera, labure un poco para conseguirlo". Me ha gustado el cuento porque le da una explicación al pudor. Hoy en día ése ya no existe. El pudor es la vergüenza a que me miren ciertas partes del cuerpo. Hoy en día, ese ya no lo vemos por ningún lado. No importa la edad de la mujer, ésta se ha de mostrar en todo su esplendor, con ropa discreta. Una remerita delgadita de tirantitos, con un gran escote en espalda y pecho, una mini-mini-mini- falda que con un poquito de viento, permite ver hasta la profundidad más estrecha de la entrepierna. Y claro la plataforma que muestre la escultura en su esplendor, los hermosos tacos de 20 cm. Ahí van las chicas, con su ropa discreta, caminando como burro espinado porque no saben usarlos, y no lucen con la hermosura que deben, ya que semejante taco requiere de un caminar especial. Para que un taco luzca, hay que estirar la rodilla, estirar la espalda, echar hombros hacia atrás, colocar el peso y el equilibrio en el centro del cuerpo, para que las rodillas puedan estirar cómodamente.

Esta postura requiere un poco de equilibrio emocional, un poco de centro, y una persona que va con ropa discreta, no tiene tiempo para hacer aquello que es menester de su cuerpo.

Me parece que el cuerpo humano es hermoso, la piel brilla con tal esplendor, los músculos se muestran como un mármol de Da Vinci, Pero es más hermoso aún cuando ese cuerpo va cubierto y mostrando solamente las partes necesarias. El oro y los diamantes, deben ir cubiertos como corresponde. Para que quien los quiera, labure bien y se esmere un poquito por conseguirlo.

Ahora comprendo la cultura árabe, que lleva a sus mujeres tapadas hasta la cara. Sin embargo aquí entro en una discrepancia. Al taparlas todas, diría uno que son valiosas para ellos, que las mujeres son de su familia y de su marido, y que nadie más puede verlas, sin embargo si así lo fueran, las tratarían con más honor. Cuando algo es valioso, uno lo trata como tal. En fin que los árabes hagan lo que se les plazca y que sean tan raros como discordantes, pero cumplen el objetivo de cubrir aquello que valoran, como una joya que va debajo.

Hoy mi cerebro, parece que ya se encendió y ya puedo empezar a sustraer oro y diamantes de él. 

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