Esta cálida tarde de primavera, pienso en vos, mi querido Corazón. Cuantas veces, al igual que hoy vislumbraba tu cariño, esperaba con ansia tu comunicación, para que al final del día me llenaras de sorpresas o de enojo. Siempre vos, mi corazón llenando mi vida de sorpresas.
Hoy, igual que ayer, te he recordado, con la oscuridad lejana, con el sol cayendo, donde vislumbrando tu presencia deseaba que mis pensamientos y mis sentimientos fueran verdad.
Hoy, igual que ayer, te recordaba; miraba el cálido atardecer, sabiendo que entonces era un momento agradable, y hoy es tan rutinario como lo es cualquier lunes, o jueves, como lo es cualquier hora del día. Cuando recordando aquella época de ternura y calor, incendiada con tu ternura, pasaran las horas. Hoy igual que cualquier día, no sucede nada.
Cuanto te extraño, Corazón, ¿qué pasó con tu mirada hermosa que me estremecía al sentirla cercana? ¿Qué sucedió con tu presencia inminente que me daba la vida de cada día? ¿la emoción de cada minuto? ¿qué sucedió con esa época, hoy tan lejana?
Cuanta música guardada, recordando aquel tiempo. Cuantos recuerdos almacenados en mi mente y en mi memoria, en cada célula de mi piel. Cada célula que se hizo vos, cada vos que me abrazaste y me invadiste. Ese vos que en un sinfín de esperanzas vislumbraba como una realidad, hoy tan lejana, como lo podría ser cualquier sueño hermoso del que hubiera despertado ansiosa. ¿Dónde mi Corazón has quedado? Miro tus ojos, ya tristes de esperar. Esperar algo que no llegó, que a ti al igual que a mi, nos mostraron un futuro equivocado, una esperanza errónea, que no significaba sino una simple puerta, que llevara a un pasillo estrecho y a otro más. Es como si nuestros ojos hubieran mirado esa misma puerta, y al abrirla, no fuera lo esperado, vos no estabas, ni tampoco estaba lo que esperabas vos. Ambos mirábamos la misma puerta, pero ella era de un lugar diferente en cada uno, vivíamos en el mismo espacio con diferente perspectiva y al abrir esa puerta, encontramos cada uno el camino que nos correspondía. Ninguno encontró lo que esperaba. Vos no estabas, ni tampoco estaba el futuro lleno de ofrecimientos y sueños que vos tenías. Para vos era solamente un camino más, hacia tu fin... y para mi era solo una realidad que no había mirado con el suficiente cuidado. Una realidad que no tenía ni tu cara ni tu sonrisa, sino solamente un nuevo camino que me llevaría, a.... qué se yo.... otra sorpresa.
Hoy, igual que ayer, te he recordado, con la oscuridad lejana, con el sol cayendo, donde vislumbrando tu presencia deseaba que mis pensamientos y mis sentimientos fueran verdad.
Hoy, igual que ayer, te recordaba; miraba el cálido atardecer, sabiendo que entonces era un momento agradable, y hoy es tan rutinario como lo es cualquier lunes, o jueves, como lo es cualquier hora del día. Cuando recordando aquella época de ternura y calor, incendiada con tu ternura, pasaran las horas. Hoy igual que cualquier día, no sucede nada.
Cuanto te extraño, Corazón, ¿qué pasó con tu mirada hermosa que me estremecía al sentirla cercana? ¿Qué sucedió con tu presencia inminente que me daba la vida de cada día? ¿la emoción de cada minuto? ¿qué sucedió con esa época, hoy tan lejana?
Cuanta música guardada, recordando aquel tiempo. Cuantos recuerdos almacenados en mi mente y en mi memoria, en cada célula de mi piel. Cada célula que se hizo vos, cada vos que me abrazaste y me invadiste. Ese vos que en un sinfín de esperanzas vislumbraba como una realidad, hoy tan lejana, como lo podría ser cualquier sueño hermoso del que hubiera despertado ansiosa. ¿Dónde mi Corazón has quedado? Miro tus ojos, ya tristes de esperar. Esperar algo que no llegó, que a ti al igual que a mi, nos mostraron un futuro equivocado, una esperanza errónea, que no significaba sino una simple puerta, que llevara a un pasillo estrecho y a otro más. Es como si nuestros ojos hubieran mirado esa misma puerta, y al abrirla, no fuera lo esperado, vos no estabas, ni tampoco estaba lo que esperabas vos. Ambos mirábamos la misma puerta, pero ella era de un lugar diferente en cada uno, vivíamos en el mismo espacio con diferente perspectiva y al abrir esa puerta, encontramos cada uno el camino que nos correspondía. Ninguno encontró lo que esperaba. Vos no estabas, ni tampoco estaba el futuro lleno de ofrecimientos y sueños que vos tenías. Para vos era solamente un camino más, hacia tu fin... y para mi era solo una realidad que no había mirado con el suficiente cuidado. Una realidad que no tenía ni tu cara ni tu sonrisa, sino solamente un nuevo camino que me llevaría, a.... qué se yo.... otra sorpresa.
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