viernes, 22 de noviembre de 2013

El ave rutinaria

Es triste cuando uno extraña a la gente, cuando esta no se aparece y porque simplemente ya has pasado de su vista. Hay personas que siempre están presentes que por más que pase el tiempo viven ahí, como estación y como vida ahí se aparcan en tu vida y por más que vos hacés nada sucede que las mueva.

Ellas están ahí presentes, ahí latentes. No me atrevo a mover nada, porque ya lo he intentado y no va a cambiar las cosas. Sin embargo eso no hace que las extrañe menos. Tal vez sea mi estado de ánimo, tal vez sea que la angustia de las miles de ocupaciones me haya secado el cerebro y todo se quede y termine en extrañar a esa persona que hace tanto se ha alejado.

Es un ave que vuela hacia otros mundos, que vuela buscando algo que lo llene pero que no lo consigue.  Es una ave que espera que algo suceda, pero estando a merced de Dios, a merced de que su voluntad sea en el momento justo, el ave va y viene buscando las tierras cálidas  siguiendo su instinto haciendo lo que sabe hasta que un día, zás, se cumple. Sin embargo, cuando no ha llegado la fecha cuando no ha llegado un objetivo con cara de "aquí estoy" el ave seguirá volando eternamente, esperando que tal vez llegue la primavera que cambie sus plumas . Tal vez pasen muchas primaveras y nunca pase lo que ella esperaba. Tal vez era el sueño de otra ave y a esta ave se le ha antojado. Sin embargo el ave que vuela sabe seguir su instinto. Dejar el libre albedrío  a veces resulta en algo maravilloso pero no cuando la ansiedad ha quemado mi alma.

Cuando la ansiedad ha llegado a mis alas, no puedo vivir al libre albedrío quiero hacer tanto que el tiempo no me alcanza. Quisiera tener mas tiempo quisiera que pudiera detener el reloj para que me diera tiempo de pensar y de razonar. Yo se que estoy en el camino correcto, pero algo me dice que el camino es muy largo y que debo esperar mucho. ¿Para qué esperar tanto? ¿Como aprovecho el gran espacio hasta que ese tiempo se cumpla? Y si cuando se hubo cumplido, no estuvo bien cimentado y se empieza a desvanecer? Si es solamente una estacion por aquello que luché y nuevamente regreso a la inercia de aquello que esperaba y no logré? ¿Cómo saber si este camino es el que me lleva al objetivo? Es como un laberinto que tiene muchas entradas y caminos, uno no quiere equivocarse quiere tomar desde el principio el camino correcto, el que nos lleva hacia el destino, que aunque tome tiempo sirva, que no nos haga perder tiempo.

Esta ave sigue su camino cada día, cada año. Siempre hace lo mismo, pero en el camino de hacer su instinto, suceden cosas interesantes. Un año pasa sobre un campo con cazadores y se asusta de escuchar los disparos, se asusta de ver algún compañero caer y el salvarse. Otro año, llega a una plaza llena de pajaros que allí viven hace tiempo. Algunos la desconocen y le dan la bienvenida. La gente que frecuenta este lugar, la mira y asombrados la reconocen "esta es nueva. ¿Que la trajo por aquí? ¡Está muy lejos de su casa!". Todos los caminos que hemos de llevar cada vez,  nos muestran algo diferente, algo de madurez. Esa madurez que nos ayudará a resolver los problemas futuros, las pruebas venideras, aquello que vislumbrábamos pero no tenía cara de algo concreto. Así como ave en vuelo podremos y debemos vivir sin desesperar, aprovechando cada momento. Esperando que la ansiedad de los pendientes y de observar el reloj pasar y no terminar todo lo que uno se había propuesto nos llena. Esta ansiedad que quisiera montar en un ave, para que la ayudara a volar, a impulsarse así como la adrenalina que impulsa al mundo, de esta forma esta ansiedad que me carcome depositarla en ella para que sea la primera de la fila, para que sea la que encuentra el mejor camino, la mejor comida y la mejor compañía. Aquella que siempre esté en el momento indicado y sepa representarme aunque sea con un pequeño defecto que es la impulsividad de una adrenalina que me desvanece. 

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