domingo, 27 de abril de 2014

DIAS DORADOS

A esta hora tan nocturna, cuando todo el día ya sucedió cuando mis sueños son la siguiente etapa de este día, cuando como dice el dicho "soy de las bendecidas que despide un día anochecer" pienso, ¿qué he de escribir hoy? Hoy es de esos días claros, donde mi cerebro está despierto y alerta, donde las hormonas no influyen en mis decisiones, y puedo percibir abiertamente todo lo bello que ha tenido este día, cuando emocionada y en sincronicidad encuentro que hay quien piensa igual que yo y aquello proyecta mi serenidad hacia la elevación de mi espíritu. Estos días son de oro. Estos días en que no me lanzo como un proyectil contra una pared a llorar, a plañir, como si fuera el borde de un precipicio y no hubiera otro camino más que el de tirarse al vacío. Estos días dorados, llenos de equilibrio, no importando la hora, ellos me llenan y le dan sentido a mi vida, que a veces la miro girando en el mismo sentido habitual, en la misma forma aburrida y parsimoniosa que me puede hacer tirar al vacío. Estos días dorados tan hermosos llenos de poesía simple pero completa, llana y amena que me llenan.

En fin, así en plena conciencia, tras la fortaleza recibida por un año 7, espiritual, llevado de la forma tan aburrida, hoy descubro una persona equilibrada. Si, extraño mi amor etéreo. Extraño sentirme en las nubes. Pero aquel sentimiento me llevaba después a una terrible soledad, a un deseo de estar, y no encontrar dónde sostenerme, dónde pararme. ¡Cómo extraño el amor de mi Corazón! Pero cuanto agradezco que haya encontrado su camino, que haya madurado dejándome en paz, con mi vida real un tanto cuanto solitaria, pero sin sobresaltos. Así en pleno equilibrio observo cuán bendecida soy por la vida.

Llego a esta casa, después de tanto tiempo de rentada, y me encuentro con unos agradables regalos. Mi gran placer es cocinar; es una deliciosa meditación que estimula mi semana, mi día, mi momento; por lo tanto llegar a esta casa, para encontrar estas sorpresas es algo más hermoso que nada. Lo que más me maravilla es descubrir que cada persona que viene aquí se estimula a cocinar, es como si al igual que yo, ellos encontraran mi casa como un lugar especial para relajarse y desarrollar su cualidad gourmet. Ellos son yankis. Ellos los que les sobra el dinero y los que provocan las guerras en el mundo, nunca se quedan con lo que reciben. En mi casa encuentran el lugar preciso con todos los aditamentos para hacer lo mismo que yo, y como no pueden llevar en su valija una botella de "aceite de oliva al romero" abierto, me lo dejan de regalo. Así yo llego a mi casa y me encuentro con nuevos ingredientes para cocinar mis experimentos culinarios y agradecer a esta gente que tiene todo, que por eso es grande porque comparte lo mucho que tiene.

La sociedad más envidiada del mundo, el país más anhelado para visitar y para vivir, es grande y tiene todo lo que tiene, porque sabe compartir, porque sabe hacer cadenas de bondad y ayuda, que no les importa a quien se la dan, simplemente ellos comparten lo que reciben, y así también reciben algo de sus compañeros. El compartir es muy difícil, sobre todo cuando no tenés suficiente, cuando te falta y no sabés si mañana podrás tener aquello que estás regalando. Es difícil porque sólo Dios sabe si es para tu bien recibir aquello a lo que te apegas. Sin embargo cuando has montado una sociedad de ayuda como la yanqui, es muy sencillo compartir lo que te falta, porque sabés que tu vecino, te va a compartir algo de lo suyo. Tal vez no sea lo que más te agrada, tal vez no sea un placer ni un regalo, pero no te quedarás sin nada.

Recibir en esta casa los regalos de mis huéspedes gourmet, es un placer que no esperaba recibir y me ha llenado de emoción. 

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