jueves, 17 de abril de 2014

HE REGRESADO

Han pasado los días, y nuevamente me encuentro igual que ayer,igual que aquel día que empecé en que no era nadie. Pasan los días y aquello que parecía eterno, nuevamente, se vuelve nada. La novedad siempre pasa de moda, pero cuando se mira en retrospectiva, y se compara con el presente, uno descubre que aquello era lo bueno, y lo presente ya no es nada. Cuando uno mira aquello que hubo creado y lo compara con lo que es hoy, en verdad no es nada hermoso lo que hoy se presenta. Es como siempre hace uno, que dice que los tiempos pasados eran mejores. Hay veces que si, y otras que no. Uno debe crecer, y en él definir si era mejor aquello o esto, si era mejor lo que yo hacía entonces, o lo que hago hoy. En el tema a que me refiero, es mejor lo que hice antes, me unía más al mundo virtual, al mundo de mi interior, al mundo que me llena. El mundo real tiene demasiados deberes, demasiados quehaceres, y demasiadas actividades que solo el tiempo me dirá si fueron bien hechas. En aquello que no puedo cambiar, es que hoy me estoy centrando, y eso no me hace feliz. 

Hoy he amanecido con la mente clara. He amanecido con la decisión de que estoy perdiendo tiempos hermosos por hacer aquello que yo sabía hacer, aquello que no sé y que no me gusta. No me gusta esperar a que la cosecha esté lista para cortarse. Es muy cansado esperar mirando a que la cosecha florezca mientras yo me pierdo en esa espera. Siguiendo instrucciones de la gente pierdo mi escencia y aquello que una vez tuve.

¿De qué hablo? De los cambios. La receta que una vez me funcionó para crear a Zafiro Azul, no es la misma que me ayudará a crear otros proyectos, éste que he creado, me hace muy feliz, y como lo he ido formando, más. Nadie valora lo qeu tiene, hasta que lo ve perdido. Nadie me ve, y así lo he decidido, pero si yo no me veo, ese si es un problema. Si yo no me veo crecida, y con cuentos impresos, entonces si me puedo tirar al vacío. He tenido una amarga experiencia. He intentado ganar un concurso, que no iba dedicado a principiantes. Los principiantes deben escalar montañas, deben unirse a grupos importantes, para que el maestro mayor, decida si tu publicación es lo suficientemente buena para que puedas sobresalir. Yo no sabía que esa era la forma, yo ingenuamente pensaba que inventando un tema maravilloso y divertido, sería del agrado de los grandes, pero no. Aunque sea un manjar, los grandes solo miran a los grandes, hoy no existen las oportunidades para los pequeños, hay tanta gente en el mundo, que cada vez es más difícil sobresalir. Sin embargo, si sobresalgo entre mi grupo, está bien, si cada día me descubro mejor, está bien. Si no sigo los clichés, mucho mejor. Si sigo mis creencias y aquello que a mi me hace feliz, también está bien. He perdido días valiosos escribiendo a mano, solo para mi, sólo para que yo vea mi interior, y eso me ha perdido de aquello que me gustaba. Antes yo decía "tirar al viento aquello que me sobra, tal vez a alquien le sirva" y por eso escribía en la red. Hoy, después de un timestre de no hacerlo, extraño el resultado que yo tenía, extraño sentir el deseo de reírme sola con mis propios escritos, extraño el gusto de crear, por el gusto de darle a mi lector  algo para reír, para imaginar, para pensar, o para criticar.

He leído "El camino del artista". En él Julia Cameron te recomienda escribir tres cuartillas diarias, y guardarlas, no leerlas, ni modificarlas, de allí saldrá tu personalidad. Cuando tras pasadas las semanas, releas tus escritos, verás que aquello que escribiste, era hermoso, era algo maravilloso.

Al intentar regresar a los básicos tras mi fallido intento de progresar y de ganar un concurso, he regresado a escribir a mano, y lo único que he logrado, es no escribir. Siempre hay un pretexto: el tiempo, la hora, la gente. No hay disciplina en el método que ella me ha mostrado. En el mío propio, en donde aviento al viento aquello que me sobra, sí la hay, porque por lo menos me siento inducida en un espacio pequeño, que es el que me ha formado.

Es verdad que esto no me da de comer, ni me hace grande ante el mundo, pero me hace cumplir aquello que yo quería, me hace feliz porque siento que pertenezco al mundo que hago lo que se debe hacer.

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