lunes, 24 de junio de 2013

Un gran hombre

Cerrando puertas y abriendo otras me encuentro con que vuelvo a abrir las otras. Cada puerta nueva se refiere a la anterior, cada actitud se refiere a lo otro y es que nadie cambia de un día para otro, son los años los que van haciendo y forjando los cambios, son como la gota de la cueva para formar la estalactita en el ambiente indicado y a la temperatura correcta la gota cae y se aglutina con las otras, tal vez la humedad que queda del mismo ambiente es la que va engrosando la punta. Eso es la actitud y el carácter y las reacciones de cada persona.

Yo no puedo cambiar de persona, mi corazón vive allí y cada nueva puerta que intento abrir, evoca todo aquello que he vivido. ¿Como puede haber personas que cambian de puerta, de casa, de vida así sin recordar nada, sin revivir nada. Eso son personas poco emotivas. Me viene a la mente un joven que estaba a punto de casarse y de pronto la novio lo terminó. Ya no había nada mas que los uniera y sin embargo el la extrañaba y le daba vueltas al pensamiento y a las expectativas más truncadas. Yo se que el no quería casarse y tal vez la novia al darse cuenta que lo estaba presionando, decidió terminar por lo sano, sabiendo que un matrimonio que empieza sin amor, no tiene buen futuro. Sin embargo el con todo y que no quería casarse y todas sus problemas, insistía en extrañarla y en pensarla. Mientras que su amiga, su paño de lágrimas, también terminó con el novio, lo lloró un mes y ya está tan feliz saliendo y conociendo gente nueva. El caso de extrañar no se trata de género sino de emotividad. Ese joven es muy emocional y vive con el corazón mientras que ella es mas racional, y resuelve rápido.

Yo soy emocional y quiero correr a rescatar aquello que me dio felicidad, pero de pronto al buscarlo con la mente, veo que ya no existe, que yo lo cree, que mi sincronicidad me ayudó a forjarme la idea equivocada de una persona que no existe. ¿Qué tal eh? Inventar una persona por un par de rasgos, por unas frases, yo creo que ni un hijo se puede inventar con tantas cualidades. En fin, que me gustaría ser como esa amiga que tras voltear la página puede ir a otro lado sin sufrir mayor pena.

Hablando de hombres cómo me ha encantado ese gran hombre que me he encontrado. Al pendiente de las chicas, cuidando aquello que él atesora porque sabe que es su obligación. "Papá no vengas con nosotras" le dice la chica anhelante "voy, pero 2 metros detrás, no te voy a molestar". La otra hija abraza a un joven y le dice "me caes re bien" y el papá va rápidamente a separar aquella ingenua insinuación de amistad. Mas adelante en los bolos los pequeños jugando con la misma fuerza del papá. El toma un turno, avienta la bola y záz, chuza. Los hijos lo copian, con la misma certeza, seguridad y aplomo, vienen los chicos a poner la bola justo en el centro, tirando más puntos que los jóvenes de al lado.

Como un gran hombre se nota. Un gran hombre que sabe que está en el camino indicado actúa con certeza. Aquí claro, quería lucirse con la familia, con quien observaba, pero no era extraño para la familia porque todos respondían en armonía, como si fuera costumbre actuar siempre así. Un gran hombre es delicioso de mirar: con seriedad y aplomo se dirige a sus actos, a sus  hijos y lo desarrolla bien. Eso es cuando paso a paso, día a día ha hecho como corresponde, siguiendo un paso tras otro, sin cambiar el rumbo, teniendo su objetivo en la mira. Ha cambiado tantas veces de país, de casa, pero siempre llevando a la familia, siempre seguido y admirado por todos. Un gran hombre se admira por su entereza, por su valor y su presencia, no pasa desapercibido, aunque no sea ni tuyo ni para vos, simplemente es un gran hombre que pasa y deja una estela de luz, deja un camino para que por lo menos sus hijos sigan y encuentren la seguridad para caminar por la vida con las herramientas que les ayuden en sus tropiezos.

No se si sea un éxito en su trabajo, o con su mujer pero seguramente si. Quien en lo poco se nota, en lo grande destaca. 

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