Hoy siento como si fuera domingo, me siento como si hubiera trabajado 1 mes seguido sin descansar y he decidido tomar las cosas como si hubiera sido hace 1 año. Organizar una agenda en papel, porque la electrónica se quedó con mil pendientes.
Recuerdo su cara, hace un rato la vi, nada que ver con la de hace 2 semanas. Iba vestido con un traje oxford y acentos azules, un pañuelo azul en el bosillo, corbata y camisa azules. Incluso el traje llevaba unas rayas impresas en la tela. Estaba despidiendo a unas mujeres y ya se despedía tambièn de mi. Literalmente nos comimos con los ojos. Sus acentos azules de ropa combinaban con sus ojos, su pelo blanquecino antes marrón lo hacìa ver tan apuesto. Iba a decirle algo, pero no era propio, había demasiada gente y se malinterpretaría. Yo llevaba un vestido blanco abajo de la rodilla con corte en A, la tela impresa con flores rojas y tallos negros, la chaqueta roja y un cinturón también rojo. No percibí que mientras yo lo veía, y lo miraba lo apuesto que se veia, el también lo hacía conmigo.
No lo he vuelto a ver tan bien arreglado, tan bien vestido. Ese día hasta su expresión era relajada, eso lo hacía ver tan buen mozo. Hoy su expresión era adusta, su camisa azul hacía juego de una persona bien vestida, pero su gesto enojado lo hacía ver mayor. No me gusta verlo así. Porque se estresa, porque se ve feo, porque emite tan mala onda que no me agrada.
Cuán importante es la expresión que uno traiga en el rostro, la actitud del cuerpo. Cuando la expresión es relajada, la sonrisa sale hermosa, bien presentada, se recibe con la felicidad de quien la manda. Me quedé pensando si era mi despedida lo que le molestaba. No. La reciente visita del Presidente y la visita al extranjero lo pusieron enojado. ¿Qué podría tenerlo tan molesto? La ineficiencia. Siento que en las visitas que realiza, observa que la gente no hace lo que debe, y ahora con su jefe observando, se tensó demasiado. En fin, el no sabe eso, deberá descubrirlo y trabajarlo. En general, la gente no me cree cuando le digo qué le pasa. En fin, con que yo sepa que no estoy involucrada con su mal carácter, es suficiente para mi.
Sin embargo eso no me enoja, me tiene muy consternada el evento del fin de semana. Hace días que me despierto en la madrugada, pero como que no fuera yo quien se vuelve a dormir. Es como si hiciera un viaje astral y me introdujera en otra persona. Al despertar, debo hacer un gran esfuerzo para ser yo nuevamente. Hay alguien que me busca y no se atreve a acercarse, yo lo percibo y me afecta. El caso es que no podía despertar. Pasaba una hora y mis ojos se cerraban. El sol subía otro poco, y mis ojos como si fuera de madrugada, por nada del mundo lograba abrirlos y comenzar el día. No había nada que hacer, no había citas con nadie, y aunque las hubiera no iba a llegar. Mi cansancio era tal que no había poder humano que me levantara. Me dejé llevar por el placer del sueño, de un abrazo, de un mimito y al hacerlo aquello me solto, y ya pude empezar el día. Que sensación tan relajante. Hace tanto que no la tengo, hace tanto que vivo con el relax del día pero no ese especial de un spa. Así fue mi relax en ese momento.
Gracias a Dios las despedidas van surtiendo efecto y pronto, la aceptación será la dueña de este evento.
Recuerdo su cara, hace un rato la vi, nada que ver con la de hace 2 semanas. Iba vestido con un traje oxford y acentos azules, un pañuelo azul en el bosillo, corbata y camisa azules. Incluso el traje llevaba unas rayas impresas en la tela. Estaba despidiendo a unas mujeres y ya se despedía tambièn de mi. Literalmente nos comimos con los ojos. Sus acentos azules de ropa combinaban con sus ojos, su pelo blanquecino antes marrón lo hacìa ver tan apuesto. Iba a decirle algo, pero no era propio, había demasiada gente y se malinterpretaría. Yo llevaba un vestido blanco abajo de la rodilla con corte en A, la tela impresa con flores rojas y tallos negros, la chaqueta roja y un cinturón también rojo. No percibí que mientras yo lo veía, y lo miraba lo apuesto que se veia, el también lo hacía conmigo.
No lo he vuelto a ver tan bien arreglado, tan bien vestido. Ese día hasta su expresión era relajada, eso lo hacía ver tan buen mozo. Hoy su expresión era adusta, su camisa azul hacía juego de una persona bien vestida, pero su gesto enojado lo hacía ver mayor. No me gusta verlo así. Porque se estresa, porque se ve feo, porque emite tan mala onda que no me agrada.
Cuán importante es la expresión que uno traiga en el rostro, la actitud del cuerpo. Cuando la expresión es relajada, la sonrisa sale hermosa, bien presentada, se recibe con la felicidad de quien la manda. Me quedé pensando si era mi despedida lo que le molestaba. No. La reciente visita del Presidente y la visita al extranjero lo pusieron enojado. ¿Qué podría tenerlo tan molesto? La ineficiencia. Siento que en las visitas que realiza, observa que la gente no hace lo que debe, y ahora con su jefe observando, se tensó demasiado. En fin, el no sabe eso, deberá descubrirlo y trabajarlo. En general, la gente no me cree cuando le digo qué le pasa. En fin, con que yo sepa que no estoy involucrada con su mal carácter, es suficiente para mi.
Sin embargo eso no me enoja, me tiene muy consternada el evento del fin de semana. Hace días que me despierto en la madrugada, pero como que no fuera yo quien se vuelve a dormir. Es como si hiciera un viaje astral y me introdujera en otra persona. Al despertar, debo hacer un gran esfuerzo para ser yo nuevamente. Hay alguien que me busca y no se atreve a acercarse, yo lo percibo y me afecta. El caso es que no podía despertar. Pasaba una hora y mis ojos se cerraban. El sol subía otro poco, y mis ojos como si fuera de madrugada, por nada del mundo lograba abrirlos y comenzar el día. No había nada que hacer, no había citas con nadie, y aunque las hubiera no iba a llegar. Mi cansancio era tal que no había poder humano que me levantara. Me dejé llevar por el placer del sueño, de un abrazo, de un mimito y al hacerlo aquello me solto, y ya pude empezar el día. Que sensación tan relajante. Hace tanto que no la tengo, hace tanto que vivo con el relax del día pero no ese especial de un spa. Así fue mi relax en ese momento.
Gracias a Dios las despedidas van surtiendo efecto y pronto, la aceptación será la dueña de este evento.
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