Esta mañana el sueño no me suelta, hace horas que mis sentidos están despiertos, pero mis ojos quieren continuar cerrados, como una negación que se avecina. Es una situación muy triste y demandante pero que es necesario realizar. Son dos círculos que se presentan, es un patrón que se repite, es un destino bien marcado que solo aparece, permanece para después apagarse y desaparecer hasta que se vuelva a repetir la operación para mirar de cerca o para tocar base, para encontrar seguridad de que lo que se hace está correcto, que no hay equívoco. Sin embargo, a veces pareciera que esa línea me fuera a acompañar como indicando que cierto camino es importante seguirlo al pie de la letra, so peligro de caer en el olvido.
Cuenta la historia de una princesita que tenía un abuelo al que ella adoraba. Ella lo admiraba tanto, podían pasar horas juntos charlando, él la llevaba al cine, a comprar helado;tenían a tantas actividades que en verdad cumplía la misión que cualquier chica de esa edad, tener un abuelo que recordar toda su vida. Había tantas historias que contar juntos, miraban la tele, y había un comercial que les parecía gracioso, entonces, ella con su voz pequeña imitaba las voces de éste, el abuelo moría de emoción al escucharla en su imitación. También le decía que no creciera, que se quedara así, pequeña. La princesita no sabía que al abuelo no le gustaba la gente grande. Los adultos le molestaban, éstos eran como una piedra en el camino y simples seres que ya no tenían nada de divertido.
Pasaban los años, y la princesa creció, y el abuelo dejó de quererla. Ya no había paseos por un helado, ya no había paseos al cine, sólo había un ceño hosco que le decía "si no tenés nada que hacer, no lo hagas aquí". Ella no sabía qué hacer, era su abuelo, aquél que la había acompañado, aquél que la había entretenido durante tantas horas; por más que se acercaba, él la rechazaba. Ella como pequeña había sufrido una traición, una traición profunda recibida de aquél hombre al que ella admirab, al que ella quería.
En las heridas de infancia, la traición lleva a la injusticia. La persona que de infante recibió una traición del progenitor del sexo opuesto, buscará recibir una injusticia para quedarse en el dolor infantil subconsciente que aquello le ha provocado.
La chica, al crecer inconscientemente decide resolver el asunto pendiente con su abuelo y encuentra un hombre que físicamente tenía gran parecido con su abuelo traicionador. Era simpático, era divertido, la llevaba a pasear a restaurantes elegantes, a eventos importantes, recibía de este hombre parecido a su abuelo, lo mismo que recibía de él. Al sentirse identificada, y descubrir que este hombre cumplía el patrón que ella requería, se casó con él. Ella ahora cumpliría su sueño de ser amada por su abuelo, de resolver el conflicto que le había quedado pendiente desde su segunda infancia. Para su impresión, el marido amoroso que ella esperaba, no lo era, al igual que su abuelo, la trataba mal, le hacía lo mismo que recibía del abuelo, la misma ignorancia y las mismas malas poses que le recordaban su infancia.
Ahora era momento de decidir el camino que tomar. Primero que nada, quedarse qieta, había develado una herida infantil y no estaba preparada para resolverla, era tan infeliz como cuando era pequeña, pero tenía plena conciencia del error en que había caído.
Fue así como ella, confrontando su realidad se acercó a su marido, con todo cariño le agradeció su compañía y le puso un ultimatum, "si no te convertís en el príncipe que yo conocí, mejor te podés largar, el mundo es muy grande y todos cabemos en un espacio diferente". El hombre, el marido tan parecido a su abuelo, sabía que ella estaba demente, contaba con su pericia vocal que siempre le llevaba a ganar cualquier negociación. Como era un hombre inteligente, le pidió que ella le recordara cuando se comportab como su abuelo, que entonces él cambiaría por un momento para curar su corazón herido. Ella no comprendía, debajo de ese hombre hosco y fuerte que era su abuelo y hoy también su marido, existía el príncipe que había permanecido escondido por temor a parecer frágil, a aparentar debilidad, a aparentar ser femenino. Así la chica vivió inmensamente feliz y vivieron felices para siempre. FNNFN
Cuenta la historia de una princesita que tenía un abuelo al que ella adoraba. Ella lo admiraba tanto, podían pasar horas juntos charlando, él la llevaba al cine, a comprar helado;tenían a tantas actividades que en verdad cumplía la misión que cualquier chica de esa edad, tener un abuelo que recordar toda su vida. Había tantas historias que contar juntos, miraban la tele, y había un comercial que les parecía gracioso, entonces, ella con su voz pequeña imitaba las voces de éste, el abuelo moría de emoción al escucharla en su imitación. También le decía que no creciera, que se quedara así, pequeña. La princesita no sabía que al abuelo no le gustaba la gente grande. Los adultos le molestaban, éstos eran como una piedra en el camino y simples seres que ya no tenían nada de divertido.
Pasaban los años, y la princesa creció, y el abuelo dejó de quererla. Ya no había paseos por un helado, ya no había paseos al cine, sólo había un ceño hosco que le decía "si no tenés nada que hacer, no lo hagas aquí". Ella no sabía qué hacer, era su abuelo, aquél que la había acompañado, aquél que la había entretenido durante tantas horas; por más que se acercaba, él la rechazaba. Ella como pequeña había sufrido una traición, una traición profunda recibida de aquél hombre al que ella admirab, al que ella quería.
En las heridas de infancia, la traición lleva a la injusticia. La persona que de infante recibió una traición del progenitor del sexo opuesto, buscará recibir una injusticia para quedarse en el dolor infantil subconsciente que aquello le ha provocado.
La chica, al crecer inconscientemente decide resolver el asunto pendiente con su abuelo y encuentra un hombre que físicamente tenía gran parecido con su abuelo traicionador. Era simpático, era divertido, la llevaba a pasear a restaurantes elegantes, a eventos importantes, recibía de este hombre parecido a su abuelo, lo mismo que recibía de él. Al sentirse identificada, y descubrir que este hombre cumplía el patrón que ella requería, se casó con él. Ella ahora cumpliría su sueño de ser amada por su abuelo, de resolver el conflicto que le había quedado pendiente desde su segunda infancia. Para su impresión, el marido amoroso que ella esperaba, no lo era, al igual que su abuelo, la trataba mal, le hacía lo mismo que recibía del abuelo, la misma ignorancia y las mismas malas poses que le recordaban su infancia.
Ahora era momento de decidir el camino que tomar. Primero que nada, quedarse qieta, había develado una herida infantil y no estaba preparada para resolverla, era tan infeliz como cuando era pequeña, pero tenía plena conciencia del error en que había caído.
Fue así como ella, confrontando su realidad se acercó a su marido, con todo cariño le agradeció su compañía y le puso un ultimatum, "si no te convertís en el príncipe que yo conocí, mejor te podés largar, el mundo es muy grande y todos cabemos en un espacio diferente". El hombre, el marido tan parecido a su abuelo, sabía que ella estaba demente, contaba con su pericia vocal que siempre le llevaba a ganar cualquier negociación. Como era un hombre inteligente, le pidió que ella le recordara cuando se comportab como su abuelo, que entonces él cambiaría por un momento para curar su corazón herido. Ella no comprendía, debajo de ese hombre hosco y fuerte que era su abuelo y hoy también su marido, existía el príncipe que había permanecido escondido por temor a parecer frágil, a aparentar debilidad, a aparentar ser femenino. Así la chica vivió inmensamente feliz y vivieron felices para siempre. FNNFN
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