sábado, 17 de mayo de 2014

CEREBRO: DISPLACIA CORTICAL 4, CONVULSIONES

En el tema del cerebro y la displacía cortical nos quedamos en que la pared que se ha formado del cerebro no está bien cimentada, no tiene la misma fuerza que las otras paredes del órgano. Todas las paredes, forman en sí una especie de líneas verticales con dendritas y axones que se comunican, llevando la información que el cerebelo emite. Como información general, estas líneas se van haciendo más profundas, mediante vamos aprendiendo, mediante más información llega a la corteza cerebral, y mayor cantidad de información debe guardar, se van profundizando las rayas haciendo convoluciones. Por esta razón, los cerebros de hoy no tienen tanta memoria guardada, porque antes había que recurrir a la memoria a largo plazo para armar nuestros conocimientos y expresiones, para recordar algún tema importante de nuestro trabajo. Hoy, el internet recuerda nuestras consultas, el navegador como google que siempre usamos, mantiene marcado en otro color las páginas que hemos consultado e incluso nos recuerda la última vez que la consultamos, así nuestra memoria, se debe limitar a recordar las palabras que usamos aquella vez que necesitábamos esa información, reduciendo el trabajo del cerebro y evitando que las rayas de memoria se profundicen.

Regresando al tema de la formación de los lóbulos, cuando esta pared está mal formada, el cerebelo envía información y no la recibe, es como si fuera flojo, como si amaneciera con pereza y no tuviera deseo de moverse a la par del resto del cerebro. El cerebelo, al observar que el cuerpo no está reaccionando como esperado, al recibir el feedback de un funcionamiento erróneo o no reacción del cuerpo, envía más energía a esa parte del cerebro que debe elaborar esa función, pero como está descompuesta, no recibe la información con la intensidad necesaria. Todo el cerebro, ha recibido un exceso de energía, ha reaccionado con presteza a la orden del cerebelo y como no hay una orden de ayudarle al lóbulo descompuesto, sigue en su camino. El resultado de esta energía excesiva, genera una convlusión en el cerebro y en todo el cuerpo. El cerebro trabaja al unísono, todos van a la misma velocidad para que la información llegue al cuerpo en forma armónica. Los axones y dendritas de que está formado, son obedientes a la intensidad que el cerebelo ha enviado, y al recibir ese exceso de energía enviado al lóbulo descompuesto, chocan entre sí, por decirlo de alguna forma. Es como cuando estamos apurados en la ruta y una lenteja se mete en nuestro camino sin mirar si hay espacio o si yo vengo a toda velocidad. Si hay espacio, podré yo hacer el movimiento para que no haya choque, pero si no hay espacio, esta lenteja provocará que yo le choque o que se lo haga al auto de al lado. Es algo inevitable para el cuerpo reaccionar y defenderse de un exceso de información y energía para moverse. Es en este momento cuando entran en acción los anti-epilépticos, estos estimulan las neuronas del lóbulo descompuesto, emitiendo la señal para engañar al cerebelo. Los medicamentos le dicen al cerebelo que no envíe más energía, que el lóbulo lenteja está funcionando correctamente.

Yo estoy hablando de axones y dendritas y términos que todos conocemos, pero habrá quien se confunda. El cerebro tiene forma de coliflor. El tallo de la verdura se puede observar muy grueso en la base y empieza a ramificarse hasta terminar en hojitas duras. Los axones en el cerebro son como el tallo de la coliflor, gruesos, se van extendiendo y adelgazando formando dendritas, que son las hojas de la orilla. Las dendritas se conectan entre si, haciendo sinapsis. La sinapsis es la energía con que se comunican, las que llevan la energía entre una y otra para que la acción se realice en el cuerpo. Si no hay dendritas fuertes, las sinapsis serán muy lentas o muy vagas. Al no estar bien formadas, no contendrán la fuerza para conectarse entre sí como una dendrita sana.  La apariencia física de una displacía cortical es como de axones cortados, de dendritas delgadas o faltantes, de huecos muy espaciados que impiden que la energía llegue con fuerza a la vecina, o que acaso haya la comunicación requerida para que la acción se realice en el cuerpo.

Cuando se dan los medicamentos correctos, el cerebro sano ayuda al enfermo. Algunas partes del cerebro sano, hacen funciones que el enfermo no puede o no tiene la fuerza para realizar. Con ayuda de medicamentos, el cerebro funciona mejor dandole a la persona una vida más sencilla porque las reacciones del cuerpo han sido compensadas por el cerebro sano. 

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