martes, 27 de mayo de 2014

DISPLACIA CORTICAL: AMÍGDALA E HIPOCAMPO

Etoy regresando nuevamente al tema que me había interesado comentar, sobre la displacía cortical. Es un tema bastante joven, recién se descubrió en 1971, cuando muchos de nosotros estábamos iniciando la vida, o tal vez ni siquiera estábamos en proceso, pero no son muchos años antes de que estas generaciones nacieran. No estamos hablando de 1800, o 1900, son solamente 4 décadas las que han transcurrido desde este descubrimiento, cuando le llegó el momento al cerebro, ser motivo de estudio.

Las paredes del cerebro y redes neuronales deben ser armónicas, funcionar con sincronía para que el cuerpo reciba esa información con precisión y funcione correctamente, para que se pueda  mover como corresponde. Hay dos pequeñas piezas en el cerebro ubicadas a la altura de las orejas llamada hipocampo y amígdala.. Este par son los sensores de entrada de las emociones, del peligro, de los aprendizajes de movimiento, de lo que nunca olvidamos por ser traumático. A ambos lados izquierdo y derecho, tenemos una amígdala y un hipocampo. La amígdala, recibe la emoción, y pone al cerebro en acción, lo pone a la defensiva para que se prepare ante cualquier acontecimiento. Tal vez el sentido recibido fué un ruido altísimo, de altos decibeles, entonces la amígdala se pondrá a la defensiva, la adrenalina se dispara, los músculos se tensan y los sentidos se agudizan para resolver el sentido de superviviencia para que está preprado este órganito. Supongamos que el ruido provenía de la calle, nuestros pies irán corriendo a comprobar qué es ese ruido y de dónde proviene, cuando veamos que a lo lejos, el sonido es de una construcción que se le ha roto un vidrio, el hipocampo aprenderá que ese agudo sonido corresponde a un evento que, si no está cercano a mi, no me generará algún problema, pero se quedará grabado por si me sucede de cerca y recordar que eso es peligro porque me puede cortar. El hipocampo guarda en su espacio las emociones que recibe la amígdala.

Cuando queremos encestar una canasta al jugar baloncesto, o aparcar el auto, o tocar un instrumento musical, también entra en acción el hipocampo. Éste recibe la orden del cerebelo de que debe funcionar, le envía las señales y empieza a laburar con esmero hasta ver la tarea terminada. También se empiezan a hacer conexiones o sinapsis para aprender, para que la próxima vez que queramos repetir el ejercicio, funcione como esperado. Como se vió en el capítulo anterior, si la displacía cortical se ubica en esta zona del cerebro, al requerir realizar una sencilla actividad como escribir, vendrá una convulsión porque la zona no tendrá la sensibilidad  para que funcione correctamente , y es aquí donde el anticonvulsivo atiende el mal. La persona aprenderá con mayor lentitud y todas las actividades de precisión, las hará con mucho cuidado por lo que se tardará mucho mas tiempo en controlarlas, por el mal que existe en su cerebro. Felizmente tenemos muchas neuronas, y mucho espacio desaprovechado, y aquello que no hace esa parte lo hará otra neurona, es lo  que se conoce como plasticidad cerebral, cuando una parte del cerebro aprende a hacer algo que no es de su conocimiento pero apoya para "el beneficio de todo el equipo."

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