domingo, 27 de abril de 2014

DIAS DORADOS

A esta hora tan nocturna, cuando todo el día ya sucedió cuando mis sueños son la siguiente etapa de este día, cuando como dice el dicho "soy de las bendecidas que despide un día anochecer" pienso, ¿qué he de escribir hoy? Hoy es de esos días claros, donde mi cerebro está despierto y alerta, donde las hormonas no influyen en mis decisiones, y puedo percibir abiertamente todo lo bello que ha tenido este día, cuando emocionada y en sincronicidad encuentro que hay quien piensa igual que yo y aquello proyecta mi serenidad hacia la elevación de mi espíritu. Estos días son de oro. Estos días en que no me lanzo como un proyectil contra una pared a llorar, a plañir, como si fuera el borde de un precipicio y no hubiera otro camino más que el de tirarse al vacío. Estos días dorados, llenos de equilibrio, no importando la hora, ellos me llenan y le dan sentido a mi vida, que a veces la miro girando en el mismo sentido habitual, en la misma forma aburrida y parsimoniosa que me puede hacer tirar al vacío. Estos días dorados tan hermosos llenos de poesía simple pero completa, llana y amena que me llenan.

En fin, así en plena conciencia, tras la fortaleza recibida por un año 7, espiritual, llevado de la forma tan aburrida, hoy descubro una persona equilibrada. Si, extraño mi amor etéreo. Extraño sentirme en las nubes. Pero aquel sentimiento me llevaba después a una terrible soledad, a un deseo de estar, y no encontrar dónde sostenerme, dónde pararme. ¡Cómo extraño el amor de mi Corazón! Pero cuanto agradezco que haya encontrado su camino, que haya madurado dejándome en paz, con mi vida real un tanto cuanto solitaria, pero sin sobresaltos. Así en pleno equilibrio observo cuán bendecida soy por la vida.

Llego a esta casa, después de tanto tiempo de rentada, y me encuentro con unos agradables regalos. Mi gran placer es cocinar; es una deliciosa meditación que estimula mi semana, mi día, mi momento; por lo tanto llegar a esta casa, para encontrar estas sorpresas es algo más hermoso que nada. Lo que más me maravilla es descubrir que cada persona que viene aquí se estimula a cocinar, es como si al igual que yo, ellos encontraran mi casa como un lugar especial para relajarse y desarrollar su cualidad gourmet. Ellos son yankis. Ellos los que les sobra el dinero y los que provocan las guerras en el mundo, nunca se quedan con lo que reciben. En mi casa encuentran el lugar preciso con todos los aditamentos para hacer lo mismo que yo, y como no pueden llevar en su valija una botella de "aceite de oliva al romero" abierto, me lo dejan de regalo. Así yo llego a mi casa y me encuentro con nuevos ingredientes para cocinar mis experimentos culinarios y agradecer a esta gente que tiene todo, que por eso es grande porque comparte lo mucho que tiene.

La sociedad más envidiada del mundo, el país más anhelado para visitar y para vivir, es grande y tiene todo lo que tiene, porque sabe compartir, porque sabe hacer cadenas de bondad y ayuda, que no les importa a quien se la dan, simplemente ellos comparten lo que reciben, y así también reciben algo de sus compañeros. El compartir es muy difícil, sobre todo cuando no tenés suficiente, cuando te falta y no sabés si mañana podrás tener aquello que estás regalando. Es difícil porque sólo Dios sabe si es para tu bien recibir aquello a lo que te apegas. Sin embargo cuando has montado una sociedad de ayuda como la yanqui, es muy sencillo compartir lo que te falta, porque sabés que tu vecino, te va a compartir algo de lo suyo. Tal vez no sea lo que más te agrada, tal vez no sea un placer ni un regalo, pero no te quedarás sin nada.

Recibir en esta casa los regalos de mis huéspedes gourmet, es un placer que no esperaba recibir y me ha llenado de emoción. 

EL DEMONIO DRENANTE

Este día algo extraño me ha sucedido. Hace tiempo estaba muy feliz, porque había encontrado algunas compañeras de una escuela. De esa escuela me salí rapidísimo, no me gustaba, mis compañeras tampoco, el ambiente no era algo que me hiciera feliz, era pesado. No extrañé a nadie. Es más mi mejor amiga me había cortado hacía unos meses, y ya no había nada que me juntara a esas mujeres.

Pasaba el tiempo y yo necesitaba compañía femenina. Los hombres son muy divertidos, pero siempre las mujeres son más parecidas a mi. Finalmente, mi sueño se hizo realidad, me encontré algunas amigas, aquellas de las que algún día huí, hoy eran un bálsamo de compañía. Yo estaba contenta, esas amigas eran suficientes y me llenaban aquella parte que necesitaba.

Sin embargo las cosas no eran tan bellas, el pasado me regresaría, como una mano negra, que yo pensaba olvidada en el tiempo, y que ya había pasado. Esta mañana quedé de verme con una amiga, eran las 10 de la mañana cuando acordamos vernos al medio día. En mi distracción, asumí que dos horas se detendrían a mi voluntad y no me di cuenta que ya habían pasado. En un momento, mi amiga me llamó, "ya llegué a tu casa". Dejé lo que estaba haciendo y terminé de arreglarme para ir al encuentro con ella. No me di cuenta que había dejado abierto un canal de comunicación, por el que mi energía se drenaría. Caminé, charlé, compré y mi amiga se despidió. Cuando ella así lo hizo, yo me derrumbé de cansancio. Es algo normal, tras caminar mucho, derrumbarse para descansar, solo bastan unos minutos para nuevamente levantarme y seguir como hormiguita. Sin embargo, las cosas no mejoraban. Almorcé, tomé azúcar y nada. Yo estaba cansada, tenía sueño.

Dormí plácidamente después del almuerzo y durante éste medité quién me habría quitado la energía. Había sido mi pasado. Aquella huida que hice y no cerré hoy me drenó y me tiró. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no fue hace dos años cuando me reencontré con los buenos amigos? Porque mi ciclo va en 8 y dentro de uno más será el fin de este corto ciclo de 9 años. Es una tarea que no terminé y que debo cerrar para resolver algún conflicto presente. Las malas vibras, son cadenas que empiezan a formarse en algún lado, y al ir avanzando se van juntando eslabones interminables. Seguramente esta cadena que dejé inconclusa, me ha formado cierto tipo de malas compañías, o tal vez de malos momentos, o cosas desagradables que yo solita me he atraído por no saber cerrar el problema de tajo.

Para poder avanzar, debo aprender la lección, y al huir, no lo hice. Es hora de enfrentar un demonio. Ya veré cómo lo confronto. 

jueves, 24 de abril de 2014

WI-FI

De pronto es necesario volver al pasado, al pasado que creía superado. Al pasado que antes era lo más común y dónde hoy no recuerdo cómo moverme. He perdido el wi-fi y he requerido un cable para conectarme, como si fuera ayer. Intentando conectarme a cualquier wi-fi y no conseguirlo y encontrar un cable, no saber cómo hacerlo funcionar por la falta de costumbre. Algo que ayer era tan común, hoy es como una cosa extraña. También al estilo del dial-up: cuando había que esperar señal y respuesta. Hoy siempre hay una nube disponible, una señal que me permite intercambiar opiniones, charlar con mis amigos. 

Esta comunicación moderna, la del wi-fi ilimitado en todo lugar, es como los jóvenes de hoy, como las sociedades actuales en las que uno debe, se espera que esté conectado. Pero yo me pregunto ¿qué hay de la vida privada? ¿de los límites que se espera que me ponga?  yo no soy más yo, porque debo estar abierta a cualquier conversación. ¿Cómo podría yo, serlo, si no tengo tiempo para conocerme? ¿Acaso alguien que está abierto es también un buda? No. Los contemplativos están cerrados al mundo, a la gente, a cualquier manifestación externa a su propia piel. 

En el libro de Comer Rezar y Amar de Elizabeth Gilbert, ella cuenta una experiencia. Su primer amor, su marido, había sido muy amargo, un final de gran tristeza. Su segundo amor, David, era su alma gemela, y de igual forma una persona para convivir poco y dejarlo. Estas dos relaciones habían hecho de ella un ser co-dependiente, incapaz de funcionar sola. Un buen día ella llega a la India a un monasterio. Los cánticos de los mantras, le parecían soeces, e inútiles. Ella, en vez de usarlos para meditar, sólo le servían para distraerse. Una vez que superó a cada uno de sus amores, y tuvo la fortaleza de mirarse, entonces, aprendió a meditar, a tolerar mucho tiempo haciendo un sacrificio.  Podía usar esos mantras para lo que estaban hechos, para meditar y encontrar su personalidad y su fuerza. Antes de este tiempo, no era posible. Vivía recordando con tristeza ambas decepciones, deseaba volver o recomponer las cosas; no le era posible salir de sus constantes errores. Con ayuda de la diaria meditación y de los métodos hindúes, se volvió una gran yogui, incluso en algún capítulo cuenta que pasó varias horas en meditación en cierta posición incómoda y en vez de preocuparse por el cansancio, sentía que su cabeza sacaba rayos, que su cuerpo se llenaba de paz y de calor, que todo era comodidad y felicidad en esa posición. 

Al vivir abiertos al mundo virtual, nos perdemos de nosotros mismos, nos perdemos de la fortuna de conocer seres especiales como somos nosotros, de seres con algún don maravilloso allí escondido, y que no se muestra por estar abiertos al mundo virtual. Cuando superamos el miedo, la angustia, y todo aquello que implica estar "desconectados" encontramos un mundo maravilloso, uno que nosotros inventamos, como los chicos. Yo conozco una chica que desde que aprendió a hablar, dice que el sol la sigue, y por las noches, la luna. Que de una pulsera de hilo mal atado, sale un venado. Al igual que chicos, podemos inventar lo que nos haga felices. ¿Cuántas horas podemos pasar en este mundo virtual? Seguramente, si la mitad las usáramos para inventarnos nuestro propio mundo, seríamos más felices, más seguros y encontraríamos la forma de no sufrir por los descalabros y puntapies que nos pone el gobierno. 

Vivir cerrados al mundo un rato, es como comer frutas y verduras, revitaliza más sanamente nuestro cuerpo. 

miércoles, 23 de abril de 2014

EL CEREBRO

Ya de noche, nuevamente me entra la ansiedad de algo, una sensación de que estoy en falta y que me es debido y no consigo suplirlo con nada. Me tomo una taza de café, y deseo una factura para acompañarlo, pero me doy cuenta que ello no me llena. No es el estómago, es algo que me ponga feliz, que me dé emoción, que me dé mucha alegría y eso no lo consigue: ni la comida ni el estómago me calman esa ansiedad.

Tengo una picazón de algo que tengo que hacer, me hace falta una actividad, y no percibo qué; claro, mi mente necesita un desfogue. Hoy hice tantas cosas, observé el patio triste sin árboles, pregunté a toda la gente qué había sucedido con los árboles, nadie sabía; reclamé al manager, yo tenía razón: estaban dando plaga y no crecía nada alrededor, traerán otros pequeños de unos dos metros para suplir estos de 50 años de vida. Vino un cerrajero para reponer las llaves, hice las compras. ¡Cuantas cosas que uno hace que la agotan y que consumen tiempo! Pero era menester ganarle al tiempo y aprovechar los minutos; como hormiguita seguí mi rutina, haciendo varias cosas, revisando el trabajo de la gente, marcando los nombres de las puertas que mis llaves recién copiadas abren. Con toda prolijidad, me puse a colocar colores y nombres en cada una, para que no sufra buscando nuevamente más llaves.

El tiempo corría y yo tras él. Hasta que me cansé, hasta que mis piernas dijeron "basta" y entonces, escuché a mi mente, ella me decía, "necesito moverme yo, necesito un poco de aceite, un poco de creatividad", fue así como llegué a mi paraíso, llegué a mi lugar feliz donde mis sueños se hacen realidad, a mi casa de lavandas y piedra.

Visité un museo interesantísimo. Uno que habla sobre el cerebro, por supuesto que no es actual, los experimentos son un poco antiguos, pero no por ello menos interesantes. Algo hermosamente didáctico. En una pared están los dos  hemisferios cerebrales gigantes pintados de colores,  cada color representa  la parte del cuerpo que mueve esa región del cerebro o las partes del cuerpo que sienten en esa región. Yo fascinada mirando cómo trabaja mi órgano favorito del cuerpo.
Más adelante fotos de  experimentos, neuronas haciendo sinapsis y otras renovándose en el hipocampo. La única parte del cerebro que si se regenera es el hipocampo, el que guarda las emociones y los recuerdos que los sentidos le enseñan.
Catedráticos que en los 60´s ganaron premios nobel al descubrir las funciones neuronales, y las partes del cerebro. Es increíble que tan solo en los 60´s hayan empezado a aprender sobre el cerebro. Seguramente hubo primero que desarrollar mejor los rayos X y las máquinas de resonancia magnética para tener herramientas que investigaran sobre esta parte del cuerpo tan interesante, tan importante.

Cada sala, cada información todo mostrado con la didáctica moderna, audiovisual, tocar y montar artefactos que explican qué le pasa a las partes del cuerpo que éste controla, cuando hay algún movimiento en la tierra, qué movimientos realiza el cerebro para compensar lo que está fuera de él.  Explica el efecto de los diferentes medicamentos en un audio. También algunas enfermedades mentales comunes como la epilepsia, esquizofrenia, esclerosis lateral éstas en audivisual con ciertas fotografías que explican qué provoca esta enfermedad y qué sucede en el cerebro cuando éstas se manifiestan. Muestran las sinapsis, o la falta de ellas, la enramada neuronal con sus axones y sus dendritas, todo el mundo que está dentro de nuestra cabeza que todavía tiene muchos misterios por resolver. Esa parte que la damos por hecho, porque al igual que el brazo o la pierna, funciona y asumimos que quiere mantenerse en el anonimato porque no se muestra y no lo vemos a simple vista, no le ponemos atención; sin embargo si esa parte no funciona correctamente,  si sufre de alguna anormalidad, todo el cuerpo lo resiente.  

martes, 22 de abril de 2014

LOS ARBOLES TALADOS

Mi tristeza de hoy es de impotencia. Han tirado unos árboles. ¿Por qué les molestan los árboles si son hermosos? ¿qué pensamiento podría llevarlos a decidir que quitar árboles es agregar belleza? ¡Que quieren poner una fuente! No me interesa una fuente, me gustaba el árbol. Ese árbol que cada día me saludaba al asomarme por la ventana, ése que me dejaba fuera de la vida de los vecinos. Sus ramas antiguas tapaban todo el vecindario, todos los pisos alrededor, quedaban invisibles, detrás de las ramas de estos tres árboles. De pronto, nada, ni sombra, ni discreción, ni belleza. De pronto algo hermoso es destruido, en pos de una decoración de piedra, una decoración o tal vez nada.

Voy de acuerdo que posiblemente las raíces estaban rompiendo alguna estructura del edificio, tal vez los pozos de agua estaban siendo perforados por las raíces, o tal vez estaban desbalanceando los cimientos. Sin embargo, no es una razón para quitar la belleza de la naturaleza.

He llegado hoy ya noche. Había demasiada luz en ese espacio que normalmente está oscuro. Había tanta luz, que no percibía exactamente qué sucedía. Observé una malla metálica que normalmente no se observaba, y junto a ella, la copa del árbol rebanada, no había ramas que taparan la malla. Después miré el suelo, los árboles ancestros, antiguos, añejos, no estaban más. No eran hermosos, yo hubiera preferido unos robles, pero vivían aquí antes que yo, y por derecho de piso, merecían permanecer, pero no, a cambio de respetarles su espacio, me han dejado algo horrible desde mi ventana. Algo inarmónico, desagradable. No comprendo por qué han quitado esos árboles.

Yo no comprendía por qué mi tristeza, había sido un día hermoso, algo movido, muchos cambios de casa y mucha ruta, pero había sido un día muy feliz; mi tristeza, era la impotencia de saber que aunque me queje, ellos están muertos, ellos ya no me acompañarán más, y aunque planten otros nuevos, ya no serán los mismos, ya no me acompañarán en mi ventana, ni darán sombra a mi auto. Todavía deberán crecer y desarrollarse. En verdad qué impotencia no poder resolver algo que era hermoso, algo sencillo que la naturaleza me había dado y que yo aceptaba, un poco desprolijo, pero finalmente natural, regalo de Dios, arrancado de raíz y quitado de aquí porque no cumplía la especificación de algún "diseñador de espacios".

Sin embargo, hicieron caminos, y metieron comodidad al caminar, lo cual es agradable, sin embargo, yo me puedo adaptar a la naturaleza, con tal que podamos convivir. Así asumo que pondrán algo lindo, una fuente o tal vez otro árbol ahora que me queje, pero mientras tanto, no habrá afuera de mi ventana unas hermosas copas de árboles que me dejen discreta de mis vecinos. 

domingo, 20 de abril de 2014

LAS BONDADES DEL MUNDO REAL

No cabe duda que "antes cae un hablador que un cojo", porque las cosas que hace uno, siempre tienen una relación muy estrecha con la rutina del momento. Si no he escrito nada en el blog, es porque mi situación presente no me lo facilita. Si no encuentro wi-fi no hay manera de conectar un electrónico, y por esa razón, no tiene mucho uso decir "he regresado" si no puedo cumplir mi propia palabra. Vivir en el mundo virtual es algo que tienen como característica las generaciones presentes, no las experimentadas. Una pequeña le preguntaba a su padre "que preferís que te corten un brazo o que siempre haya wi-fi" a lo que el padre respondió "pues que no haya wi-fi, es lógico, que haría yo sin un brazo, los dos los necesito" La chica, perpleja lo miró, "no papá, yo sin internet no puedo vivir, aunque tenga brazos, no tengo nada que hacer."

Las generaciones con experiencia, hemos aprendido a tomar lo mejor y más provechoso de este mundo virtual, pero dónde mejor nos realizamos es entre la gente. Es verdad que hay veces que la gente que nos rodea no nos cae bien, que es pesada, es cargante, tiene muchas deficiencias, sin embargo es la gente que nos enseña a vivir, es la que necesitamos para aprender la lección de nuestra vida. Hay muchos que no estén de acuerdo y que seguramente viven más tiempo en este mundo, porque precisamente no quieren estar junto a la gente que les rodea, porque ellos les proyectan muchos defectos. Ellos seguramente los hacen enojar porque son exactamente iguales a ellos, y eso les molesta, entonces mejor evadirse en el mundo virtual, donde hay gente de toda. Sin embargo, y esto no lo he comprobado, los amigos virtuales más allegados, son también aquellos que nos proyectan algo, tal vez no lo vemos tan claro y tan rápido porque la relación es distinta, no se usan los sentidos para percibirlos, o si se usan se debe desarrollar otra forma de sentir: pero estoy segura que ellos se parecen a aquellos que nos molestan en la vida real.

¿Por qué? ¿Por qué siempre nos hemos de rodear de aquellos que nos molestan? Muy sencillo y muy complicado, porque es la gente que necesitamos para superarnos, para ser personas, para disfrutar y para llorar, para conocer la felicidad. Nuestros padres y hermanos, aquellos más cercanos no los podemos quitar, debemos tolerarlos aunque no los frecuentemos, aunque no nos vayamos al café cada semana con ellos, sin embargo nos recordarán que allí están y aunque se mueran, no los podemos alejar. Sin embargo el ejemplo más sencillo y mutable, aquello que si podemos cambiar, es el laburo. Cuando ya nos cansó el jefe, nos aburrió la rutina, o simplemente ya no estamos felices con nuestros compañeros de trabajo, podemos ser despedidos, o cambiarlo por algo mejor. Sin embargo hay una sorpresa, si has cambiado el laburo por esas razones, el nuevo jefe que te espera, será aún más cargante, será más exigente, más severo, más insoportable que el anterior. Los compañeros te harán aún más infeliz, en fin todo será peor que el laburo que acabas de dejar y que te hacía muy infeliz. Al cabo de 6 meses, desearás regresar al anterior porque la gente era más amable.

El sentido de la vida es aprender la lección. Es encontrarle a ese jefe sus cualidades o los defectos que te proyectan, y así esos defectos no te molestarán más, tal vez te muevas de laburo, tal vez permanezcas en éste, pero al quedarte y analizar al jefe o a aquella persona que te molesta, habrás crecido como persona y habrá tenido un sentido el tiempo que estuviste allí.

Todo esto surge por las heridas de infancia. Aquello que cargan tus genes y que has recibido de tus padres, y ellos de tus abuelos, y aquellos de tus bisabuelos, es lo que hoy debes vos manejar y superar para mejorar tu raza, para que tus descendientes no tengan que sufrir los abusos que sin querer han recibido tus ancestros y que hoy te hacen encontrar laburos y jefes odiosos; amigos y situaciones desagradables.

Charlaba con mi amiga sobre la empleada doméstica, quien hace 10 años que está conmigo. No he encontrado una deficiencia tan mala en ella, que me haga despedirla, por ejemplo a mi me gusta la cocina y a ella también, por lo que no me carga un mal platillo. Ella y yo somos felices juntas y nos hemos integrado muy bien. Sin embargo mi amiga no puede hacer que una le dure más de dos años. Porque su trabajo personal está en entender aquello que estas empleadas domésticas le proyectan y superarlo. Cuando uno ha descubierto aquello que la otra persona le proyecta, ese defecto se disminuye o al hacerse presente es más fácil manejarlo porque es algo que tenemos en las manos, es algo que se puede maniobrar.

Por esa razón es lindo el mundo real, porque puedo usar mi cuerpo al 100% de su potencial y desarrollarme para hacerme gigante. No dañaré mis ojos, y mis músculos estarán tonificados. Sin embargo hay muchas cosas del mundo virtual que aún están por aprender. 

jueves, 17 de abril de 2014

HE REGRESADO

Han pasado los días, y nuevamente me encuentro igual que ayer,igual que aquel día que empecé en que no era nadie. Pasan los días y aquello que parecía eterno, nuevamente, se vuelve nada. La novedad siempre pasa de moda, pero cuando se mira en retrospectiva, y se compara con el presente, uno descubre que aquello era lo bueno, y lo presente ya no es nada. Cuando uno mira aquello que hubo creado y lo compara con lo que es hoy, en verdad no es nada hermoso lo que hoy se presenta. Es como siempre hace uno, que dice que los tiempos pasados eran mejores. Hay veces que si, y otras que no. Uno debe crecer, y en él definir si era mejor aquello o esto, si era mejor lo que yo hacía entonces, o lo que hago hoy. En el tema a que me refiero, es mejor lo que hice antes, me unía más al mundo virtual, al mundo de mi interior, al mundo que me llena. El mundo real tiene demasiados deberes, demasiados quehaceres, y demasiadas actividades que solo el tiempo me dirá si fueron bien hechas. En aquello que no puedo cambiar, es que hoy me estoy centrando, y eso no me hace feliz. 

Hoy he amanecido con la mente clara. He amanecido con la decisión de que estoy perdiendo tiempos hermosos por hacer aquello que yo sabía hacer, aquello que no sé y que no me gusta. No me gusta esperar a que la cosecha esté lista para cortarse. Es muy cansado esperar mirando a que la cosecha florezca mientras yo me pierdo en esa espera. Siguiendo instrucciones de la gente pierdo mi escencia y aquello que una vez tuve.

¿De qué hablo? De los cambios. La receta que una vez me funcionó para crear a Zafiro Azul, no es la misma que me ayudará a crear otros proyectos, éste que he creado, me hace muy feliz, y como lo he ido formando, más. Nadie valora lo qeu tiene, hasta que lo ve perdido. Nadie me ve, y así lo he decidido, pero si yo no me veo, ese si es un problema. Si yo no me veo crecida, y con cuentos impresos, entonces si me puedo tirar al vacío. He tenido una amarga experiencia. He intentado ganar un concurso, que no iba dedicado a principiantes. Los principiantes deben escalar montañas, deben unirse a grupos importantes, para que el maestro mayor, decida si tu publicación es lo suficientemente buena para que puedas sobresalir. Yo no sabía que esa era la forma, yo ingenuamente pensaba que inventando un tema maravilloso y divertido, sería del agrado de los grandes, pero no. Aunque sea un manjar, los grandes solo miran a los grandes, hoy no existen las oportunidades para los pequeños, hay tanta gente en el mundo, que cada vez es más difícil sobresalir. Sin embargo, si sobresalgo entre mi grupo, está bien, si cada día me descubro mejor, está bien. Si no sigo los clichés, mucho mejor. Si sigo mis creencias y aquello que a mi me hace feliz, también está bien. He perdido días valiosos escribiendo a mano, solo para mi, sólo para que yo vea mi interior, y eso me ha perdido de aquello que me gustaba. Antes yo decía "tirar al viento aquello que me sobra, tal vez a alquien le sirva" y por eso escribía en la red. Hoy, después de un timestre de no hacerlo, extraño el resultado que yo tenía, extraño sentir el deseo de reírme sola con mis propios escritos, extraño el gusto de crear, por el gusto de darle a mi lector  algo para reír, para imaginar, para pensar, o para criticar.

He leído "El camino del artista". En él Julia Cameron te recomienda escribir tres cuartillas diarias, y guardarlas, no leerlas, ni modificarlas, de allí saldrá tu personalidad. Cuando tras pasadas las semanas, releas tus escritos, verás que aquello que escribiste, era hermoso, era algo maravilloso.

Al intentar regresar a los básicos tras mi fallido intento de progresar y de ganar un concurso, he regresado a escribir a mano, y lo único que he logrado, es no escribir. Siempre hay un pretexto: el tiempo, la hora, la gente. No hay disciplina en el método que ella me ha mostrado. En el mío propio, en donde aviento al viento aquello que me sobra, sí la hay, porque por lo menos me siento inducida en un espacio pequeño, que es el que me ha formado.

Es verdad que esto no me da de comer, ni me hace grande ante el mundo, pero me hace cumplir aquello que yo quería, me hace feliz porque siento que pertenezco al mundo que hago lo que se debe hacer.

martes, 8 de abril de 2014

TRISTEZA ESTÉRIL

He estado muy triste. No hay camino que pueda recorrer, que me lleve a encontrar un solaz, un espacio que me consuele. Por eso no escribo aquí. Escribo en un papel, donde pueda yo releer mis pensamientos, para luego romperlos, y no dejar más trayectoria de mi en ningún momento. Esa tristeza que me alberga, no me permite vivir. No permite a Zafiro Azul crear, ni embelesar, o tal vez entretener a algún distraído lector. Ya no hay algún estímulo que ayude a  mi creatividad y me haga escribir algo divertido. Los símbolos son muy complicados, ya tiene cada uno una historia. Ya no es una frase, un color o un sentimiento. Se ha tornado en algo diferente. Es curiosos cómo todo tiene su momento y su espacio y en ese debemos aprender a vivir mientras dure. Sin embargo darse cuenta es triste. Era bello cuando inventaba yo mi vida. Cuando inventaba yo al mago. Cada año, ha tenido algo que me sorprende que saca algo desconocido de mi. Sin embargo, este año de recoger cosechas, no; este es mi año 8 donde está el fin de un ciclo muy cercano y la cosecha se verá tras 8 años de largo laburo, de esfuerzo y esperar resultados maravillosos.  Este año me ha sacado de mi interior y me ha llevado a fiestas. Así es. De fiesta en fiesta vivo. De fiesta en fiesta escucho a la gente y me pierdo en tantos comentario superficiales y la música que no lleva a ningún lado.

Tal vez el poder de la sociabilidad no es lo mío, porque eso me mantiene triste. No me puedo quejar. Es hermoso haber logrado algo que se me ha dificultado con tanta frecuencia. El socializar, hablar de boludeces y reírse hasta desternillarse, es muy divertido, es  muy relajante, pero no acrecenta, no aumenta mi voluntad, ni mi ánimo, ni mi gusto por simplemente escribir. Como quien lo hace en una tarde de verano. Quien camina por la costanera del sur y se sienta en una banca a mirar los transeúntes, la contaminación de los colectivos, y ahí entre la brisa y el temor de que un hambriento venga a quitarte la paz, sentarse, disfrutar el viento otoñal, el viento que enfría las ideas, pero que todavía calmo relaja el espíritu y el estres de ese verano ardiente, que de pronto recuerda que no quiere irse, que todavía debe permanecer calentando nuestras pieles. Es ahí donde me gustaría estar, sentada en mi soledad en una banca en cualquier rincón de Buenos Aires. Y sin embargo, no. Estoy de superficial divirtiéndome entre fiestas y gente, recordando los buenos momentos, y bebiendo aquellos licores que distraen y hacen pasar los momentos agradables.

Sin embargo, esos momentos, no son realmente entretenidos, no me están consolando, ni ayudando a resolver mi situación real. Ellos son solamente distractores, que en verdad me hacen vivir otra faceta, pero que no le ayudan a mi querido personaje a crear y a sentirse importante. 

martes, 1 de abril de 2014

EL AVION PERDIDO

Cuenta la historia de un avión perdido, que iba zurcando el cielo y de pronto  desapareció en el infinito. La gente no sabá que allí iba gente poderosa, tal vez extraterrestres, gente que todos ignoraban, eran sólamente ciudadanos de tierras lejanas. Ciudadanos desparcibidos. Tenían papariencia simple, vana, de baja estatura  pero sanos. No resalataban por atléticos, pero sí por delgados. Al momento de pasar aduana, tuvieron problemas por los alimentos que intentaban pasar, hubo que envasarlos de forma especial para que pasara los estándares de seguridad. Los aduaneros los miraron seres simples, de mirada oscura, con ropajes ordinarios, nada ostetoso, llevaban collares de canívales. Al mirarlos, los hipnotizaron por un instante, no les infundieron miedo, de otra forma, los habrían detenido. Eran tres hombres, que con seriedad y simpleza abordaron el avión. Una vez a bordo, y una vez que hubo alzado el vuelo, ya en el aire, fueron con los pilotos y los convencieron de cambiar la ruta. ¿Cómo? Ellos era extraterrestres, seres de mente poderosa, sus mentes pasaron murallas de límite de la cabina y entraron en ella, sellada con doble pared y así, entraron en la mente de ellos, haciendo que superaran el límite y llegaran a otro mundo.

Los pasajeros asustados, metidos en un mar de dudas, observaban cómo subían y subían hasta llegar al triángulo del magnetismo, en esa zona de la galaxia, no requerían propulsión, sólo el magnetismo los empujaba a otra galaxia. Los extraterrestes, descendieron en su casa, invitaron a los asustados pasajeros a bajar. Algunos, dudosos de miedo, la rechazaros. Esos, junto con los pilotos, tomaron rumbo a su destino, sin saber que la fuerza mental de los extraterrestres, no los ayudaría. Vagarían por la galaxia, buscando una salida, sin jamás encontrarla. Así, perdidos en el megnetismo terestre, quedarían los osados pasajeros que a su destino intentaban llegar.