martes, 18 de febrero de 2014

LA HERIDA DEL ABANDONO

Él, un hombre de edad mediana blanco como la leche, ojos oscuros y profundos, de origen ruso. Su mirada triste no disimulaba la huella de abandono que en sus años mozos e infantiles recibiera de parte de su padre. Su presencia fornida no parecía darle la seguridad que un hombre de su estatura requería. Iba, así grande y fornido, pero enjuto de alma. Su voz que esperándose fuerte y soberbia, era sólo un silbido tapado por el mal funcionamiento de su sistema respiratorio que mostraba un tapón a cada frase que profería. Como cada mañana se levantaba, se miraba en un espejo y giraba la cabeza, "ése no soy yo, ése no me gusta" se decía cada día.
Salía de su casa, iba al encuentro de su vecino, para que así no tuviera que enfrentarse a su soledad y a su impotencia en el solitario viaje en el subte hacia su oficina. Iban callados, como hombres escuchando el noticiero. Sergei con todo cuidado, escuchaba la voz del locutor, "yo soy ese locutor", se decía a sí mismo "mi voz es idéntica a la de él". Nada cuesta soñar, pero al hacerlo uno debe saber las herramientas con que cuenta, para utilizarlas correctamente, para que funcionen a nuestro favor. Así escuchaba al locutor y con su vecino comentaba algo simple, de aquellos comentarios sin fundamento que hacen los hombres al no querer hablar de algo en especial. Se despedía de él y acordaban encontrarse en la misma esquina a cierta hora por la tarde.

Él, Sergei llegaba a su oficina, y mostraba la cara del locutor que acababa de escuchar. Él era el comentarista, él no podía presentarse como sí mismo, porque él no se gustaba.

La apariencia que iba en la vida era la del hombre perfecto, la del hombre de la radio con la voz masculina y bien entonada que decía sólo cosas bellas de él. Nadie lo conocía a ciencia cierta, la misma gente allegada a él dudaba si en verdad era el mismo que habían venido tratando desde tiempo atrás. Sergei iba muy feliz. ¿Quien le hace mala cara al joven apuesto de la radio? ¿Quien ignora al joven con la hermoa voz? Él sabía hacer creer a la gente que él poseía esa voz, la gente lo miraba, y lo volteaba a ver, tenía una apariencia hermosa, pero no se daba cuenta que algo en su voz no sonaba bien. Se escuchaba linda, pero de pronto, salía la voz del espejo, salía la voz del hombre real, y la gente no lo reconocía.

Había mucha gente que no le importaba, si el tenía voz discordante o voz diferente, no era algo que le preocupaba.

Un día Sergei vio una chica hermosa, se acercó a ella, su olor, su mirada lo transformaron. De pronto sintió que un flechazo pegaba en su corazón y estaba seguro de haberla encontrado, era esa hermosa joven la que él venía esperando desde tiempo atrás.

De muy pequeña, había sido abandonada por su padre, él desesperado, enojado por la esposa que había elegido, no se tocó el corazón, y sin pensar en su pequeña hija, las dejó para aparecerse una que otra vez para calmar su atormentada conciencia.  La madre de la pequeña había tenido que salir al mundo a buscar un laburo, el pan para sustentarla, un plan que la madre no tenía en mente, una actividad que debiera suceder cuando Sylvia y los otros hijos que pensaba tener, fueran mayores. Con el dolor en el corazón cada día la madre dejaba a Sylvia en la escuela, de donde la buscaba ya tarde en la noche. Sylvia  comprendió que su madre la había abandonado también, que debía quedarse sola en una escuela fría cada tarde esperando que cayera la noche, para que su madre pasara a buscarla. Ella sufría, ella necesitaba de una madre cercana, de una madre que la escuchara y una madre a la que tomar de la mano y contarle todos sus pensamientos, todas sus inquietudes. Así iba ella, Sylvia, triste creciendo sin madre y sin padre, siniténdose traicionada por haber sido abandonada por su padre y siendo evasiva por sentirse abandonada por su madre. Su madre no comprendía que Sylvia estuviera abandonada. Ella estaba protegiendo a su hija. Ella estaba laburando para ellas dos, y en ningún momento sintió que la estuviera dañando.

La madre, había encontrado su lugar en el mundo, había hallado el laburo que la desarrollaba, aquél que la hacía feliz, y ella iba subiendo de puesto día con día, iba siendo apreciada por sus dotes amables y bien estudiadas. Como corresponde a una mujer exitosa, encontró otro hombre que la cuidó y la acompañó siempre. Él se convirtió en un padre para Sylvia y su madre estaba complacida, finalmente le había dado el padre que Sylvia necesitaba y nada podría ir mal de ahora en adelante, pero la huella de la traición se implanta en el corazón infantil desde muy corta edad, no hay suplente capaz de borrar esta huella.

Sin embargo Sylvia ya estaba dañada, ya había quedado con la huella del abandono y la traición, ya no había vuelta atrás. Así un día Sergei, bien parecido, fuerte y bien dotado, se acercó a la hermosa Sylvia.

Ambos se atraían por ser abandonados, ambos se gustaban porque tenían aquello que los haría ser infelices por siempre, ambos habían encontrado en el otro, lo que los haría continuar la tradición familiar de sentirse abandonados, la tradición de saberse traicionados, la costumbre de seguirse lastimando por generaciones.

Ambos buscarían la forma de estar alejado uno del otro, ambos eran huidizos, ambos se lastimaban en la distancia, porque era la forma que conocían del amor. Sylvia había vivido anhelando tener una madre, pero estaba siempre ocupada en mantenerlas, mientras que Sergei vivía la historia parecida la historia del hombre que emula el locutor de la radio, que no presenta su verdadera personalidad, sólo la apariencia que lo hace ser bien aceptado. Su abandono había sido de parte de su padre, había sido él quien lo había encontrado poco atractivo por no tener los mismos ojos azules que tenía toda la familia, y lo veía como la deshonra, en cuanto llegó otro hermano con los ojos del color que el padre esperaba, Sergei se vio destronado y con la huella de un abandono que día a día lo llevaría triste por el mundo.

Con el tiempo de tratarse y enamorarse, Sylvia y Sergei se casaron. Vivían el amor que dos niños abandonados corresponde. Cada uno en su aislamiento, en aquél que los mantenía seguros para evitar ser lastimados nuevamente. Sergei, tenía un buen laburo, desde allí, le llamaba a su esposa Sylvia, desde la distancia, él enfocado, la conquistaba, desde su piedra, desde su estandarte de seguridad él podía amarla, sin sufrir el daño de la convivencia que a la larga lo abandonaría. Ella estaba también feliz, porque desde la distancia ella se sentía amada, él le llamaba y la cuidaba ella hacía sus actividades, se desarrollaba. Sin embargo, le faltaba un pequeño ingrediente a esa hermosa y distante relación. Sylvia tenía la huella del abandono paterno, aquél que nunca pudo superar al casarse su madre nuevamente. Ella en el fondo sabía de la traición, ella en injusticia total, se quejaba con Sergei de su distancia, de su descuido, y así, en el desgaste de una vida mal trabajada, ambos se separaron, amándose intensamente porque cada uno llenaba la herida no trabajada de esa infancia vivida. 

sábado, 15 de febrero de 2014

YO SOY EL AMOR DE MI VIDA

He escuchado recientemente la expresión "El amor de tu vida sos vos. No hay que otro es el amor de tu vida, porque el amor no es eterno, el amor no vive por siempre y si descargás todo el amor en otra persona te apegás a él". Es un hecho que el apego es de evitarse cuando hay amor. El apego es cuando  uno asume que esa pareja con la que está, va a darle todo lo que uno desea, va a hacerlo feliz, a darle momentos inolvidables, risas, regalos, besos, abrazos y cosas embelesadoras que harán del cuerpo un monumento. Es verdad que el apego hace que la gente pierda el piso y dependa sólamente de "su ser amado". Es un hecho que la sociedad de antes obligaba a la mujer a perderse por el marido, y no importando qué acciones hacía él, ella debía ser dócil y amable y agradecida por todo lo que él la cuidaba. El podía maltratarla, pegarle, tener amantes, llegar ebrio, y ella no podía quejarse, debía comprender que el hombre necesitaba desahogarse y esa era la forma que se sabía. 

Afortunadamente hoy ya tenemos las mujeres, voz y voto, podemos reprender al marido y decirle sus verdades. Sin embargo se ha ido al extremo "yo soy el amor de mi vida" convierte a las mujeres en seres egoístas. 

Imaginemos la escena: 
Ella está aburrida de él, está cansada de su compañía y le dice "andá con tu madre que yo no te necesito". El hombre molesto, herido la pone a prueba, ella sola debe cargar con los chicos, la manutención de la casa, con las refacciones, mientras él, paciente espera que ella le venga a pedir perdón. Eso no sucede porque ella es orgullosa, ella es autosuficiente, ella no lo necesita, él es un pobre diablo que por error se cruzó por su camino. Él, se cansa de esperar su perdón, y se va con otra a hacerle más chicos o a buscar el amor que lo valore y lo haga sentir bien. ¿Quién sufrió más? ¿La mujer enamorada de su persona? ¿En una que se tornó egoísta y autosuficiente? o ¿el hombre liberado de sus responsabilidades? La mujer tan enamorada de sí misma es ahora un repasador gastado, cansado de moverse, molesta y resentida con ese irresponsable marido que no la supo valorar. El estar enamorado de uno mismo no significa llenarse de rencor y hacerse el héroe, porque somos seres gregarios que necesitamos de todos para vivir en armonía. Significa saberse humilde para encontrar las fortalezas que tiene ese pobre diablo para usarlas en el beneficio propio. 

En paralelo, si esa mujer inteligente y autosuficiente está consciente que no es superhéroe, con un poco de humildad podría   decirle a su marido "ché, ayúdame con los chicos. Dame un abrazo", el resultado será más simple y engrandecedor. El hombre se sentirá felizmente mirado por una gran mujer, se sentirá útil y con un sentido de vida. La mujer al mirarlo y solicitarle sus fuerzas, le ayuda al hombre siempre tan disperso en su mundo, a centrarse en lo que importa: desarrollar a la familia, y a sí mismo recibiendo las fuerzas que ellae tiene. Al ella mirarlo y solicitar su ayuda, ella contribuirá con la autoestima de él, y a su vez, ella se liberará de sus propias cargas. Cuando un ser humano no se apega a su pareja, sino que pide ayuda en el sentido de lo que ése le falta, toda la familia tendrá una visión más sencilla y enriquecedora, que la de una "mujer enamorada de sí misma". 

Una persona enamorada de sí misma suele perder el piso, llevarse al egoísmo, a la prepotencia del engreimiento de quien sabe que no necesita de nada. Esa actitud va haciendo una barrera en donde nadie le ayuda, nadie le apoya, ella es tan fuerte, que la gente quiere probar que en verdad lo es. Cuando va en actitud de superhéroe, hay diferentes reacciones: alguien se pone para que lo salves, otro se opone a que te muevas, y el resto te mira, te observa, te quiere emular, pero antes quiere verte caer, quiere verte como ser humano normal, que termina pidiendo ayuda. Al ser el "amor de tu vida" te creas esa barrera impenetrable que te saca de los demás. Cuando pedís ayuda a aquél que tenés al lado, no estás siendo codependiente, simplemente actuando como ser humano, gregario. Cuando mirás a otro lo querés y le entregás el corazón pero no tu dominio, conseguís aligerar tu carga,  ser importante para esa persona y al mismo tiempo el que quiera ayudarte y hacerte feliz. 

Al querer y considerar al otro tu amor, le estás dando el poder de ayudarte de aligerar tu carga, de ser importante, de alimentar su autoestima, de hacerlo un ser importante por el simple hecho de existir. Decirle a otro que es tu amor, no es deshacerte vos por él, es hacerse ser humano, es hacerse ser sentimental. 

No es bueno exagerar, no es bueno el apego, pero tampoco ser individualista. El ser individual, el mundo virtual están descomponiendo al mundo, lo están haciendo egoísta, que nadie se preocupe por el vecino, el estar solo frente a un ordenador, te hace bastante aislado: soy yo con mi ordenador, mi laburo, mis amigos virtuales, mi música. Todo soy YO con MI. No hay desarrollo emocional. Al quererte a vos y mirar al otro genera que al menos la vida real si tenga un compañero que te apoya, te asista y sea feliz gracias a vos. 

Creo que si actuamos naturalmente como nos lleva el instinto de conservación, si actuamos como seres gregarios como naturalmente hemos sido hechos, haremos de nuestra vida real, de nuestro mundo real, un espacio de armonía, de felicidad, de ternura que se expandirá a todo el mundo real. 


El tener un amor al que mirar, y al que decirselo, hace el mundo más sencillo que cuando uno sólo se mira a sí mismo. 

jueves, 13 de febrero de 2014

Oxitocina desgarradora

Hoy es de esos días en que la creatividad está muerta. No tengo idea de qué escribir, qué tema me  y nos puede llenar la cara de sonrisas. 

Hace días que me di cuenta que mi Corazón está muy olvidado, mi Corazón ya no lo menciono. Ya ni me importa que esté en ese calabozo frío, olvidado, encadenado. Su cara ya no me mira, él me resiente porque yo lo he olvidado, porque lo he encadenado como un león que no quiere que nadie se acerque. Un león triste, un león consumado, consumido, un león que ya no ruge porque ya no hay a quien rugir. Un león que se ha quedado sin voz, se ha quedado sin estímulos, ¿Para qué rugir si la fuerza ya no estimula? ¿Pará qué rugir si ya nadie escucha? El león de mi Corazón, ahí consumido, en un calabozo lo he dejado. Hay amores tan fuertes, inolvidables, que nacen del fuego y allí en el fuego atizado por los vientos eternos sigue consumiendo todo. No hay nada más que consumir, pero el fuego sigue eterno. Por esa razón hay que dejar a ese fuego con poco viento, con poco estímulo, con nada de nada, para que de a poco se apague. Sin embargo ¡oh ingenua! ¿qué haría yo sin ese fuego? El amor etéreo ya no lo necesito, el amor etéreo, ese que llena mi corazón de ternura, mi sonrisa aflora sola, con ese brillo de mujer enamorada, el aire viene quedo, se introduce en mi cuerpo, y ahí, lentamente se queda, llenando mi espíritu, mis vísceras, todo mi ser lo contagia. Sin embargo el amor etéreo, de pronto llega a mi cerebro. Mi cerebro no tolera el extrañar, y empiezo a vivir triste, empiezo a desear estar cerca de mi corazón y me entra la deseperación. La desesperación que como fuego atizador me quema el deseo, me quema las ganas, todo me incendia en el deseo y la no obtención de aquello que requiero. 

Recordar al ser amado, libera oxitocinas que al final me ponen triste. ¿Para qué recordar si sólo será un triste final? ¿Para qué desear con locura, querer tocar con pasión, anhelar llegar con emoción, igual que un rojo lleno de pasión y frescura, que atiza como el fuego, igual que el azul que quema con delirio. Así al igual que todos los colores del fuego, así extraña mi corazón, y mi cerebro, lleno de oxitocina, le manda el mensaje "es menester estar triste". 

Cuando he comprendido que recordar al ser amado lejano que ya no está, que ha muerto, que no regresará, que no existe porque yo me lo he inventado, entonces viene la oxitocina a hacerme llorar, a hacerme plañir como mujer desolada y abandonada, a recordar todo lo triste que esta oxitocina ha venido a liberar. Es mi mismo cerebro quien protege a mi corazón. Con ternura lo abraza, lo mima, lo posee "Dejá ya ese pensamiento, dejá ya ese constante gemir. Mirá cómo has quedado tras tanto deseo mal entendido. Mirá cómo llorás por esa expectativa no lograda. Mirá querido Corazna, yo te cuido. No estás solo, yo, junto a ti, te envío todo aquello que te protege y te hace crecer. Yo tu cerebro, no puedo vivir de dopamina excitante, de orexinas estimulantes, de estímulos vanos, placenteros, distractores,. El amor sólo dura 3 años. Lo demás es recuerdo. He vivido gracias a tus lindos deseos, pero por eso, hoy yo te cuido. Yo te cuido que nada te pase, que ya no sufras. Yo te cuido Corazona, para que recuerdes que demasiada expectativa no nos hace bien. Demasiada expectativa y poco conseguir, sólamente nos terminará acabando. Se nos terminar´el depósito de dopamina, requeriremos Omegas que nos reinstalen la alegría. ¿Por qué? ¿Por un instante de amor etéreo? ¿Vale la pena el amor etéreo para después llorar y llorar? No Corazona, yo te cuido yo nos cuido. Recordá que mucho amor etéro nos libera oxitocinas, que desués nos harán llorar. Nos traerán ese llanto desgarrado, ese llanto desesperado que no termina en encontrar nada, que no termina en hallar nada más que un vacío de amor, un vacío triste y desesperado que no nos hará felices. Yo te cuido y así debes confiar en mi."

De esta forma he comprendido que el amor no existe, que el amor sólo se inventa y es un momento de emoción y sonrisa, es sólo un espacio de ternura y caricias que después terminará. No existe el amor eterno.. Sólo existe el amor por sí mismo, el amor por mi cuerpo y por mi bienestar, que me hace comprender que sin amor puedo vivir, y que el diario estímulo me dará mi diario bienestar. 

miércoles, 12 de febrero de 2014

EL AÑO 7

Hace dÍas escribí sobre el año 9 y sigo dándole vueltas a ese asunto. Yo pienso que lo importante es vivir en conciencia, lo importante es hacer lo que debés. Lo importante es hacer para que la vida te sonría. Uno debe vivir en paz, para que la desesperanza no nos haga perder el rumbo. Sin embargo, todos los años tienen sus bemoles. 

Mi año personal en este momento es 8. Lo he dicho muchas veces, estoy haciendo trabajo espiritual y tristemente creo que allí me quedaré, no habrá ganancias monetarias y eso me angustia. ¿Cómo puede un año 8 ser de levantar cosecha y de compartir si en mi no se cumple? ¿Qué podré compartir si la fortuna no ha tocado a mi puerta? Sin embargo hay cosas peores, cuando uno mira hacia atrás y descubre que el presente se pudo haber evitado.

Me he descubierto perdida. He perdido todo lo importante, los papeles de mi auto, aquél negocio que pensaba importante, el sentido de aquello que parecía sencillo. Hace no menos de un mes, todo iba positivo, sin embargo en este momento me he descubierto en un grave error. He trabajado lo equivocado en el año equivocado. Uno no puede improvisar sin terminar dañando otras partes del cuerpo. Para armar algo que funcione y sólo tengo 7 días, hay que sacarle espacio a otra actividad. Alguna vez lo dije, sólo tengo 10 dedos y cada uno tiene su función. He intentado que uno haga dos o tres cosas, y veo tras algunos meses, que de nada sirvió mi intención, que debo desandar mis pasos y recuperar el camino en que me había quedado. 

Recuerdo el mes de julio del año 7. Todo iba muy bien. Mis lecturas funcionaban, mi tele iba fantástica, la sincronicidad mejor, pero entró otra energía en mi vida. Una energía que todavía extraño. Un ser que llenó mi momento de emociones y desapareció. En intento de olvidar y de no repetir la escena, seguí un consejo: "montá un negocio monetario, algo que te distraiga". El año 7 no es para inventar nada, ni tampoco para montar negocios de ninguna especie. En un principio mis dedos funcionaban haciendo varias funciones al mismo tiempo, pero de pronto al paso del tiempo, en que evalúo aquello que he vivido, descubro que estoy cansada. Aquella vivencia era necesaria, pero no debí salir corriendo, escapando de no cometer nuevamente esa falta. Hoy me doy cuenta que debí dejarla pasar, vivir la tristeza y olvidar lo malo para cosechar sólo lo hermoso que ello me había dejado. No debí seguir el consejo de hacer algo nuevo, porque la energía no estaba a mi favor. Es como quien insiste en subir a un barco cuando el mar está picado. Llegará a su destino, si llega, cansado, agobiado, extenuado, porque la energía no estaba para navegar, estaba para mirar el mar moverse, no para adentrarse en él. 

Cuando otra energía entra en el año 7, no hay que moverse, no hay que seguir consejos de gente desesperada. Esa energía ajena finalmente se iba a a ir. Hoy se fué y me encuentro inmersa en una serie de elementos tan cansadores como extenuantes. El año 7 es para descansar, es para evaluarse y para recordarse como uno es. 

Me vienen a la mente dos ejemplos: uno es el del saco. Uno vive con enseñanzas, y cuando crece debe guardar esas enseñanzas en el saco para que la gente me acepte, para que aquel laburo maravilloso me acomode, para gustar. Por algún motivo, vamos guardando nuestra personalidad y sacando o copiando cualidades que no nos corresponden. Al cabo de los años, cuando la madurez llega a nuestro cerebro, tenemos la oportunidad de recordar aquello que teníamos, aquello que poseíamos y que nos hacía hermosos. Entonces nuevamente vamos al saco, y encontramos como al fondo del placard una remera arrugada de seda que me quedaba hermosa, y nuevamente la cuelgo para tenerla disponible y usarla uno de estos días. Encuentro también un trasto para cocinar que era de material ordinario pero con esa forma tan cómoda que en verdad lo extraño y no puedo dejar de pensar en él cada vez que me pongo a cocinar. 

Me contaba mi amiga que está viviendo su año 7, que hace 2 semanas está viviendo como una adolescente, de fiesta en fiesta. Me ha extrañado, la lírica del año 7 dice que no te interesa estar con la gente, que lo que te motiva es estar con vos y nadie más. Sin embargo su situación me ha dado para pensar. Mi año 7 ha sido de soledad feliz, de pensamiento e introspección feliz. No he necesitado de nadie para encontrar todo aquello que encontré, para sentir y vivir todas maravillosas experiencias, porque siempre he sido solitaria. Me encanta la soledad, el sonido del silencio, el mirar un jardín y recibir el viento en la cara. Por otro lado, mi amiga, siempre ha estado en la fiesta. conoció a su marido en un bar y cuando se casaron y tuvieron chicos, dejaron de asistir a ellos. Ahora que ha pasado en fiestas, se ha reencontrado. Su personalidad vive en la fiesta, ella metida en una casa a la luz del día, se apaga. Su ser feliz es en una fiesta, su ente sensual despierta en una fiesta y eso es maravilloso. 

El sentido del año 7 es reencontrarse a sí mismo para seguir viviendo plenamente. Es hacer aquello que nos dicta la conciencia porque ella es la única que día a día nos habla y nos dice cómo nos sentimos. 

El año personal 7, es de reencuentro, de introducirse en el saco y vaciarlo completamente, para repetir aquello que éramos y de quien nos enamoramos, quien nos hizo una persona de éxito y quien nos enseñó a vivir. Tal vez tengamos o encontremos recuerdos tristes de infancia, pero ya desde el punto de vista adulto, tengamos la capacidad de resolverlos, con la experiencia de nuestras vivencias, aquellos traumas infantiles podrán ser limados, limpiados y consolados. Llorados y calmados. Tendremos 11 largos meses para elaborar esas pérdidas que hemos venido evitando por temor a tocar nuestro dolor. 

viernes, 7 de febrero de 2014

UN AÑO 9

Hablando de Numerología y considerando el año personal 9. ¿Cómo se saca? 2014 suma 7= 2+1+4 y se le suma el día del nacimiento y el mes. Entonces tenemos que la suma de 7+día+mes= 81 y se reduce a un solo dígito 8+1=9.

El año 9 es el final de un ciclo, un largo ciclo que ha durado 9 años. Un largo ciclo, que si se ha vivido en conciencia debería ser de felicidad y despedidas. Sin embargo el 99% de la gente ve este año como trágico. ¿Por qué? Porque todo se cae. Y entonces hay quien escribe "Gracias Dios por el amanecer y por respirar y por poderme parar" y el 9 leerá esta frase con enojo porque pensará yy qué tiene de bueno estar vivo si no tengo un solo peso en el bolsillo? ¿De qué me sirve estar vivo y respirando si todo lo demás está mal?" y nuevamente viene la frase positiva "vos solito te comprás las malas vibras, pensá positivo, solo la gente positiva sale adelante" Así es la charla de uno que vive su año 9.

Es una charla de desesperanza, de ver el camino cerrado y de no comprender nada de lo que las frases positivas y los decretos de abundancia traen. Esos decretos son para alguien más, son para aquél que está en su año 2 de búsqueda de socios y afiliaciones o su año 3 que es de gozo y de placeres, de viajes y resultados positivos. La gente que vive su año 9, no puede salir de viaje, porque no tiene plata, porque la última porción se la llevó el gobierno en los impuestos, o se la llevó el auto que se le ha pinchado la goma. El año 9 todo sale mal, los planes no son como esperábamos, el laburo tampoco funciona, y la plata, está terminada.

¿Qué puede hacer uno que vive su año 9? Mirar en retrospectiva. Recordar los años anteriores y evaluar si esos años fueron para cerrar el ciclo en opulencia.

Recuerdo el caso de una chica que laburaba como creativa en la agencia de publicidad. Recuerdo escuchar su voz constantemente hablando, dando ideas, debatiendo. Ese año siguiente en que la volví a ver, escuché que se iba de la agencia. Me acerqué a ella y la vi pequeña, los ojos rojos y acurrucada en una silla. "¿Cómo es que te vas? Vos sos muy importante en la agencia, te he escuchado en cada rincón." "Es que este laburo esta acabando conmigo. Estoy nerviosa, no como, no duermo. Amo la publicidad, pero es por salud que me marcho". Su actitud era de convencimiento, de seguridad. No sabía qué sería de ella de aquí en adelante. Recuerdo que habían pasado unos feriados y fue después de eso que decidió irse.

Asumo que estaba en su año 9. El año 9 te ayuda a tomar las decisiones más locas y a decidir las cosas importantes. Ella dentro de su constante movimiento, tuvo un instante para reflexionar, para esuchar la voz de su madre quien año con año le venía diciendo que el trabajo no era todo,  y decidir que unos pesos no ameritaban deshacer su salud. A ella, ninguna frase positiva le hacía sentido, porque su energía estaba en la despedida, estaba en hacer lo correcto para "no morur en el escritorio". El año 9 te tira todo. No hay sentido levantar la pared de la casa que se ha caído. Mejor tirarla toda y volver a comenzar. Cuando uno está abierto a rehacer la casa, a comenzar desde abajo, la energía se reacomoda y vuelve a estimularnos para un nuevo comienzo.

Recuerdo que en mi año 9 final de un ciclo en 1997, me quedé sin un sólo laburo. Tenía 3 laburos, decidí dejar uno para dedicar más tiempo a los otros 2, y en ese momento, los otros dos terminaron también. ¿Qué sucedió al año siguiente? empezaba un nuevo ciclo, era el año 1 de un  nuevo ciclo y cambié de residencia. No había manera de continuar en los mismos laburos, porque todos eran locales, y yo era internacional. Si uno pacientemente cierra y despide aquello que ya no va, sólo se irá. Pienso que uno construye castillos de naipes, y en ellos confía ciegamente porque es lo que uno ha hecho desde tiempo atrás, y de pronto el castillo se cae, se derrumba. Tal vez uno no ha visto que ese castillo no puede sostenerse  solo e intenta continuar en el mismo proceso. Lo importante es que con valentía observemos el castillo y su material y comprobemos aquello que todos han visto y nosotros no, que el castillo es de naipes y no hay manera de que se sostenga. Aquello que está mal en nuestra vida, se va a ir, si lo dejamos ir, si no nos aferramos a ello. Por eso pienso que la frase positiva par un año 9 puede ser "Despido lo que sobra y miro con confianza lo que queda". o también aplica la plegaria "Dios ayúdame a aceptar lo que no puedo cambiar".

Un año 9 es horrible, es llorar, es desesperanza, es ver que nada de lo que he hecho tiene un para qué. Sin embargo, no hay que olvidar que nos queda la experiencia, y si anotamos todo lo que hicimos mal, todo aquello que provocó un desacuerdo y lo que fue correcto, podremos reandar los pasos una vez que empiece el nuevo ciclo.

Cuando uno ha vivido los años del ciclo como corresponde, tiene la entereza de aceptar las cosas como vienen. Lo positivo de las influencias orientales es que nos han enseñado a meditar, a incluir en nuestro diario vivir frases positivas, plegarias, alabanzas, que nuestros padres y nuestra cultura no tenían. Me refiero a que dos años antes del 9, era el 7, de trabajo interior, de fortalecer la voluntad porque los dos años siguientes son de mucho esfuerzo. El 8 levanta cosecha, si el ciclo fue material, la cosecha será de plata, y si fue espiritual, el resultado será muy placentero, relaciones interpersonales más amables, cordiales y una sensación de sí mismo plena y confiada. Cada quien sabe qué vivió y cómo lo hizo, y de esta forma, será camino sencillo de aquí en adelante.

jueves, 6 de febrero de 2014

Un Lobo tras 9 años

Es curioso cómo las conversaciones llevan a hablar de temas que uno no imagina. A mí me gusta hablar de temas extraños, que hacen al cerebro ir más allá de los sentidos, de las extravagancias, de las exageraciones. Cuando veo las películas sobre excesos, me dan fiaca, esa pobre gente ha invertido miles de dólares en escenas que no llevan a nada, sólo llevan al espectador a imaginar qué será vivir esos excesos y a desear tener la vida del artista para repetir, punto por punto lo que acaba de ver en la pantalla.

Tal es el caso de "El lobo de Wall Street" Hay una frase que me quedó grabada "recibís tanto dinero, que no sabés qué hacer con él" Así pagás fiestas caras, drogas extrañas, mujeres excelsas a riesgo de tu salud. El Lobo decía que cada mañana "sudaba" los excesos de la noche anterior para amanecer listo y brillante para vender bonos y sacar cientos de dólares en las comisiones.

Toda esta película es la vida de un joven en 5 años. La juventud aguanta, tolera, todo el cuerpo está nuevo y se recupera. Ja quisiera ver a ese hombre a los 40 años. Tal vez sea una foto más de los que exponen con el resultado de las drogas y el alcohol, y entonces uno diga "pobre ¿no se daba cuenta de lo que hacía?" y vos, que mirás esa película y querés imitar al actor ¿No pensás que serás uno de ellos? ¿Que al cabo de unos años tu cuerpo dirá "ya no más" y vos no te puedas detener?

Esa es la rabia con esas películas. Si ellos, los actores, los ricos se quieren pudrir, que lo hagan, pero que no envicien a las almas jóvenes, llenas de esperanzas que embebidos por una felicidad aparente imitan a quien parece tener una vida hermosa.

Lo sé estoy sonando como abuela de 90, pero es que los abuelos tienen la sabiduría. Son ellos los que saben porque ya vivieron, ya experimentaron, ya son viejos y pueden dar fe y testimonio de que eso que el actor vive, es sólo fantasía.

Es triste una película de una mente brillante desperdiciada. Ese talento nato que tenía para vender, son flashazos de unos cuantos minutos. Aquello que deberían resaltar es lo que pasan como una casualidad y el resultado de esa casualidad, es el resto de la película.

Es verdad que los placeres mundanos, todos ellos son como un vicio que uno no quiere dejar, que no desea detener, uno quisiera mantener el momento del placer en el alcohol, en una fiesta en la playa. Uno quiere que no llegue la mañana para que la fiesta continúe. Uno desearía que todos los días la fiesta continuara y no terminara más, pero se volvería aburrida, se tornaría en una fiesta de vida, y asumo que eso sería aburrido. Aquellos que vivieran de fiesta desearían tener una vida como la de todos los seres humanos. Como la historia del Príncipe y el Mendigo.

A veces, cuando veo a la gente en una fiesta "animadísima" y los veo gritar, me parecen tan falsos. Si me acerco a ver qué están comentado, es que se les han pasado las copas. ¿Es eso divertido? Yo creo que si, y de hecho lo es, para el ebrio, pero la gente alrededor, lo mira como quien observa a quien finge, a quien no está siendo honesto.

¿Por qué digo todo esto? Porque es el final de un ciclo. Los ciclos tienen cierta duración. Nada dura más de 10 años intacto, nada queda igual tras pasado el tiempo, y la gente no nos queremos dar cuenta de ello. Cada evento y cada día dicen los filósofos que "hay que vivirlo como si fuera el último" porque de hecho, será el último. Por más rutinario que sea un día, cada uno tiene un nombre diferente. Cada día se habla con diferente gente, o se encuentra con un amigo del pasado. Cada día es especial, y cada día es el último.

Es que es de noche, está terminando mi último día y hoy ha sido un día maravilloso, he escuchado buenas noticias, he recibido palabras y emociones hermosas, he visto a mis amigos mejorar y superar la tristeza que los aquejaba ayer. ¿Cómo no podría estar emocionada? Yo lo sé, esto no era lo que quería escribir, mi idea era escribir sobre el final de un ciclo, el final de 9 largos años de una vida que pasó días enteros muriendo y renaciendo cada amanecer, sin embargo, me pesa tanto los jóvenes superficiales que pasan 9 años o 5 como el lobo de wall street, disfrutando una vida falsa, vacía, sembrando dolores que se posan en los ojos. Cuando uno observa un joven fracasado, mira sus ojos, y ellos no pueden fingir que el dinero y los placeres no le han dado la felicidad para la que nació, la felicidad que esperaba al inciar ese nuevo ciclo.

Mi tema de escrito era "El año número 9" pero es de noche, mi consciencia está dormida, y mi inconsciencia me dice que la vida divertida no es eterna, ni divertida. La mejor vida es aquella en donde no sucede nada, en donde puedo mirarme al espejo y encontrar una arruga nueva, una cana nueva, donde puedo mirar a mi familia y escuchar sus peleas diarias. Donde puedo mirar a mi pareja con sus eternas y odiosas manías, donde puedo vivir desde dentro de mi, expectorando amor y placer a todo aquel que me mira. Cuando cada rutinario día puedo ir por la calle, y en el colectivo disfrutando sonrisas, recibiendo admiración o simplemente en silencio mirando a tanta gente viviendo compartiendo aire, salud, aburrimiento, desgano. Esa es una hermosa vida, cuidando mi cuerpo y disfrutando en sanidad sin tener que hacer terapias extraordinarias más que sólo dormir y relajarme.  

lunes, 3 de febrero de 2014

Istanbul- Otrtaköi

ISTANBUL no es sólo mezquitas, sin embargo a mi me gusta mencionarlas porque son la manifestación material de la gente. Las culturas alaban a su Dios a través de los templos, las construcciones, decoraciones e implementos convencionales que les son útiles para sus ritos. Me gusta mencionar primero la arquitectura porque en ella, la gente se manifiesta con sus más bellas creaciones, dá lo mejor de si mismo, su mejor cara, su máxima alabanza porque es para adorar a un Ser Supremo. La arquitectura me atrae por su magnificencia, porque a través de tantos siglos, sigue preservándose y manifestándose una y otra vez como un símbolo de algo bello.

Las zonas habitacionales se ven igual que en cualquier parte, algunos edificios nuevos, otros abandonados, pero no me llamó la atención cierto tipo de construcción como lo puede ser el entramado en Francia y Alemania.

Además de Mezquitas, en Istambul hay bazares. Hay un pequeño barrio llamado Ortaköi. Así es, tan sucio su nombre y es hermoso el pequeño barrio. Antigüamente fue un pueblito de pescadores, todavía se ven algunas barcas, pero como siempre, la ciudad se come lo lejano y ahora es una zona donde hay barcas de pescadores, huele a pescado, pero no lo vi a la venta. Lo que vi fue un hermosísimo restaurant a la orilla del Bósforo, dónde como almuerzo comimos una deliciosa patata gigante rellena de: ya no recuerdo, pero deliciosa. Estaba suave, casi hecha puré. En frente mío tomaron la patata hirviendo, creo que la sacaron de un horno, la partieron por la mitad y la carne la rompieron, cubrieron con sal y manteca, y le agregaron el relleno que yo había elegido. Era una delicia. Mirar el Río Bósforo, que es tan ancho como el Río de la Plata, comiendo esa deliciosa patata rellena, y charlando con las amigas, fue una experiencia en verdad inolvidable. No era un lugar elegante, pero me hizo pensar que estaba yo sobre un barco mirando el mar. A lo lejos había una.... si.... mezquita en refacción pero estaba cubierta con una enorme manta con el dibujo de lo que había allí debajo, para que no rompiera con la armonía del lugar. Este hermoso pueblito está justo debajo del puente que conecta Europa con Asia y como el puente es una belleza, debían cuidar todos los detalles para que durante la refacción, siguiera luciendo hermoso el ambiente. Este pequeñísimo barrio, consta de unas cuatro calles de subida, todas ellas con mesas llenas de joyería. Cuántas piedras. Qué belleza. Todo brillaba, había adornos para cada rincón del cuerpo: anillos dobles, brazaletes con cierre de presión y con un elástico, era todo un placer que hubiera querido llevar todo conmigo. Yo buscaba piedras azules, me encanta el azul, y he encontrado una hermoso brazalete con piedras venecianas, de todos tonos  y formas, piedras traslúcidas, y opacas, pintadas y simples. Por supuesto que mientras encontraba mi brazalete, se me han pegado otros de muchos y diversos colores y formas, era aquello una delicia para los ojos, una belleza mirarse brillando de arriba a abajo.

Las ventanas tan elegantes. Los cojines siguen siendo lo más emblemático de Turquía pese a que ya tienen muebles y sillas y las usan, no son sólo de adorno como en la época de los sultanes. Sin embargo nunca había visto tantos cojines tan hermosos, un almacén llena de ellos, todos con dibujos de diferentes colores, de diferentes figuras. Yo creo que todavía los usan mucho en sus casas, porque en ningún lado había visto un almacén sólamente de cojines.

Yo hubiera querido quedarme más tiempo en Ortaköi. Que hermoso barrio, el día estaba nublado, no hacía calor, pero quería quedarme aromatizada con la seducción de este precioso lugarcito. No es grande ni el más hermoso, pero tiene esa esencia de pertenencia, ese sabor de belleza a algo excepcional, ese aroma especial de un lugar que uno quiere permanecer y no moverse. Hubiera querido sentarme en una banquita, pero la única que había estaba detrás de un carrito lleno de pescado. El olor no me hacía muy feliz, y mis acompañantes, habían terminado de estar. Yo iba paso a pasito, atrás de la comitiva, mirando, absorbiendo, contemplando llenándome de todo ese ambiente tan especial de este pequeñísimo barrio.

Como dije anteriormente, estábamos junto al puente que conecta con Asia. Un hermoso puente que mide mucho, tal vez 1 km o 10, los números no se me han quedado. Es de dos sentidos, a ambos lados tiene tensores que soportan barandales con una separación de 5 metros de arriba a abajo, ni un transporte de carga, que son grandes y voluminosos, lo superaba. Es de color blanco de día, y de noche lo encienden con luces de colores que van cambiando con cierta frecuencia. Me ha contado un abuelo que en los últimos quince años, que no había venido el pequeño Istanbul, había madurado y europeizado su personalidad. La gente era más independiente y segura, no tan fanática ni perseguidores por no seguir la religión al pie de la letra. Me ha encantado esa historia. Ese hombre, me hablaba en francés y mirando el puente de Asia cambiar sus colores, me imaginaba con lujo de detalles, todo lo que él me explicaba sobre esta mágica ciudad.

Cruzamos el puente y llegamos a Ankara. Dicen que es igual Asia que Europa, pero a mi me pareció más ordenado Asia, con espacios más grandes. Creo que aquí vive la gente de clase media y debe cruzar este hermoso puente diariamente para ir al laburo a Istanbul.

Me ha fascinado el comercio en Ankara. Sólamente viajamos en auto, no pudimos descender y aspirar el aroma de la gente, observar con cuidado las ventanas, mirar el andar apresurado o pausado de la gente. Eramos sólo un auto más visitando una extensión de Europa, en una pequeña porción de Asia. 


domingo, 2 de febrero de 2014

La Ninfa Azul

De esta forma estaban el joven de hermosa voz y carnes suaves, sumergido en el agua. La Ninfa Azul miraba al joven transformarse, ella bella y suave, encantadora y grácil, era su esencia, no podía ser distinta, y él sin embargo, sí se transformaba. Aquél joven de aspecto desanimado,  pasivo, de movimientos simples y banales, de pronto se ponía al acecho, como un lince en primavera, como un lobo al ataque. Su mirada desviada, había encontrado un punto certero al que mirar, y la Ninfa Azul se turbaba, se le acercaba, al igual que una sirena, lo seducía, lo miraba, lo acariciaba, hacía todo lo que él requería para estar listo para el placer, listo para erguir toda su hombría en aquella grácil Ninfa de origen rocoso. Ella zalamera se movía, y le hablaba, lo llevaba a la orilla del lago, se escurría hasta el débil río que alimentaba el frío lago. Sus cabellos húmedos, oscuros y sedosos por el peso que el agua le había dado, sus carnes suaves y azules como plumas de pájaro azul, sedosa y brillante lista para alzar el vuelo. El hombre antes de carnes suaves, eran ahora fuertes y marcadas como las de un lince, como un jaguar a punto de atacar. "Vamos, Ninfa Azul, deja que te posea, déjame terminar esto que has iniciado" más la Ninfa Azul seductoramente salía del agua, movía su esbelto cuerpo y escurrida se introducía en el espeso bosque. "Ninfa Azul, ¿Cómo me puedes dejar así? No es justo que seas tan volátil, así tan dispersa como si no hubieras sentido nada" Ella, en silencio se adentró en el bosque, sin decir palabra, dejó al pobre hombre-lince hecho un torpedo listo para disparar. "Ninfa Azul, ¿qué has hecho? ¿Por qué me maltratas así?"

La ninfa del agua, se apiadó de él y grácilmente se acercó, su apariencia era casi transparente, al igual que agua cristalina, su piel parecía palidecer con cada rayo de sol que le tocaba. Ella transparente como el agua, brillante y difuminada, rubia con pelo casi blanco, de ojos claros casi traslúcidos, piel suave como terciopelo, tentadora como una noche fría junto al fuego, se acercó al joven. "¿Quién eres tu? ¿Tú no me vas a despreciar?" imploró el joven listo como un lince para atacar "Oh no, yo fui quien te ha seducido, pero es ella de quien te enamoraste y, yo no puedo..." guardó silencio despechando la mirada hacia el fondo del bosque "Pero ¡yo no entiendo! si tu me sedujiste y no ella, entonces, tu déjame tenerte para continuar todo este placer que me has provocado". La ninfa traslúcida torció la boca "lo siento, las ninfas somos como sirenas, volvemos locos a los hombres para que siempre estén al pendiente nuestro, pero nunca nos dejamos poseer. ¿Qué te estimularía a regresar si me tuvieras hoy?..." el joven confundido, volteó a ver al fondo del bosque intentando encontrar a la Ninfa Azul "pero ¿y ella?, y ¿la Ninfa Verde? Cuántas hay que me han estimulado, me han enloquecido y ninguna me desea?" La ninfa traslúcida, viendo que el joven sufría y no se dejaba convencer, comprendió que debía inducirle más dudas "no intentes nada, querido, en nuestro mundo las mujeres nos estimulamos solas, nuestra esencia nos llena y nos complementa, si tu quieres eso, deberías ir con las Ninfas de Baco, pero ellas...." suspiró "ellas no están aquí cerca".

El joven-lince  entro al agua tímidamente, tal vez la Ninfa traslúcida cambiara de opinión y estando en su medio, se dejara poseer. El joven nadó y nadó, encontró cientos de Ninfas intercambiando sonrisas y juegos, más ninguna se dejaba poseer por él. Al fin, una vez cansado y desahuciado, rechazado por todas las hermosas, gráciles, dulces jóvenes, Ninfas, salió del agua. Su piel suave, arrugada, su miembro pequeño entumecido de frío, sus manos tiesas y cansadas de nadar. El joven se dejó acariciar por el sol, así desnudo se dejó poseer por él, y éste lo tocó  hasta decir "basta", sus ojos no veían más, su piel caliente ya, tuvo que ir en busca de sombra. Allí, montada en una piedra, encontró a la Ninfa Azul, quien loca de placer se dejaba tocar por su esencia, la roca rugosa que llevaba en el corazón. El joven no pudo evitar mirarla, se veía tan hermosa, gritando, gimiendo, su piel brillante como plumas de pájaro azul, su pelo crispado de tanto placer. La miró largamente y con rencor le dio la espalda. Ella al sentirse mirada lo llamó, y por la espalda le susurró. "Vete de aquí hombre de voz hermosa, vete a tu mundo donde comprendas cómo se vive, aquí desarmonizas la belleza". El hombre humillado, salió del bosque y juró nunca regresar allí. Sin embargo, en las noches de triste soledad, de embriaguez total, de calor insoportable, recordaba a la Ninfa Azul, a quien nunca pudo poseer, quien rechazándolo cientos de veces recordó la primera vez que ellos junto al árbol la Ninfa verde y La azul hacían un divino trío. "Yo la rechacé primero, yo no acepté su esencia, casi por mi ella muere, yo la hice convertir en piedra, ahora comprendo por qué nunca me miraría. Perdóname Ninfa Azul, ahora comprendo que mi mundo y tu mundo no deben mezclarse y que debo esmerarme por encontrar lo que quiero en mi mundo. Dios no me dará nada que yo no quiera. Yo soy hombre, no pájaro, debo buscar mi diario alimento, mi diario amor, amar honestamente en mi mundo, y aceptar a cada quien por su misma esencia".

Así el joven de carnes suaves se miró en un espejo, observó que a sus carnes les faltaba voluntad, que su vida era como un gris torrente de agua que usaba a todo aquél que pasaba por su camino, para él apoyarse, y como rémora, absorberlo y comer lo que a ése le sobraba. Miró sus carnes suaves, faltas de disciplina, faltas de estímulo,  consistencia, faltas de logros y metas cumplidas. Sus carnes suaves, no eran más que la manifestación de su misma vida cómoda, apoyada en cualquiera que lo quisiera recibir, en cualquiera que lo quisiera aceptar. Sabía acercarse a los fuertes, y de ellos tomar lo que necesitaba, pero nunca daba en correspondencia, ni regresaba en agradecimiento. Todo se lo tomaba para sí, porque creía que esa era la vida que le correspondía. Recordaba sus noches de placer, siempre efímeras y deslucidas porque nunca la joven a su lado era lo suficientemente hermosa, ni bella, ni asidua, ni hacendosa, ni tenía cualidad alguna que le complaciera. No aceptaba a ninguna, sin importar su esencia. Las hermosas eran fútiles, las gordas eran simples, las inteligentes eran superficiales y ninguna tenía lo que él necesitaba, porque él mismo no sabía lo que quería. Sus carnes suaves eran solo la codependencia de unos padres protectores, mimadores, que siempre le dieron lo que pedía, que siempre, sin que esfuerzo hiciera, le acercaron todo lo que a su mano estaba, para que el joven creciera fuerte, sin necesidad de esfuerzo.

El joven de carnes suaves, lloró amargamente el tiempo perdido e intentó encontrar el bosque de las ninfas coloridas, sin uerte. Sólo en el fondo la voz de la Ninfa Azul le decía "anda, joven de voz hermoso, andá y busáa tu destino que bien merecido lo tienes, busca tu destino fuerte y altivo que aún eres joven y tienes la vida por delante".  FIN

sábado, 1 de febrero de 2014

La ninfa azul

Así, la ninfa azul merodeaba al joven de carnes suaves, quien yacía junto a aquél árbol en donde la ninfa verde lo hubiera llevado. Ella lo miraba apacible, inmóvil, quería que todo le llegara a las manos, y por eso no se movía. El joven de carnes suaves manos grandes y cuerpo huesudo, yacía junto al árbol, no parecía tener apuro por levantarse, estaba allí simplemente posado y feliz, mirando la vida pasar, esperando que las cosas llegaran porque él así lo deseaba.

La ninfa azul se acercó en un momento, y miró que el joven se estaba llenando de raíces, el árbol junto al que él yacía lo estaba alimentando con su savia. "Dime joven de voz hermosa, ¿no tienes miedo que el árbol te controle?" -"No, no tengo miedo, Dios mi padre, me cuida y él me ha de proveer con todo lo que necesito, y en este momento el árbol me está alimentando". "¿No temés convertirte en árbol?" "¿Crees que yo me convierta en árbol?" preguntó el joven curioso. Era un día soleado, de esos en que el verano pega fuerte, cuando uno quisiera quedarse allí postrado como tratando de recuperar todo el calor que el invierno le ha negado. La ninfa azul se acercó zalamera al joven y con la mirada empezó a acariciarlo, no quería tocarlo, no quería recibir nuevamente su rechazo; era necesario ir al agua pronto.

Entonces se decidió a hablar, "cuéntame tu historia joven hermoso, ¿qué te ha traído aquí? ¿por qué tan apacible y calmado yaces junto a este árbol? ¿por qué no eres como todos los humanos que están en la búsqueda constante de algo nuevo?" El joven no respondió, como respuesta la acercó un poco a él. Ella sintió su aliento, su calor, su piel sudorosa, mojada y maloliente de varios días de quedarse ahí sentado esperando la vida pasar. "Tú dime ninfa azul, ¿Por qué sigues junto a mi sabiendo que mi cercanía te provoca rechazo?" La ninfa azul se turbó, miró su piel y efectivamente, era momento de ir al agua, regresar a su piedra, el hombre le quitaba su belleza y le devolvia su esencia rugosa y áspera. "Ven conmigo" lo invitó la ninfa azul "en el agua estaremos los dos contentos" lo hizo ponerse en pie, pero nuevamente sus pies no le respondían. Ella lo abrazó y con su fuerza de piedra lo impulsó a moverse a conseguir lo que no había hecho en días. "¿Por qué insistes ninfa azul? Yo ya no puedo caminar, yo me debo quedar aquí debajo de este árbol que me ha conquistado" La ninfa sin escuchar, lo empujó nuevamente, y sus músculos tiesos de no moverse en días, empezaron a estirarse. Caminaba lento, suave despacio y calmado como sus carnes suaves se lo permitían; ellas acostumbradas a no moverse, no habían generado los músculos de la voluntad que lo harían cambiar de vida. La ninfa azul seguía empujando, hasta que de pronto se cansó, se fué ella sola al agua y con dulces miradas llamaba al joven, quien postrado en la tierra húmeda, había caído nuevamente. "¿Qué has hecho ninfa azul? ¿por qué me has movido sin mi voluntad? Mïrame aquí postrado en medio camino, yo que estaba tan cómodo debajo del árbol." "Perdóname hombre de hermosa voz, yo quiero estar contigo pero sin arruinar mi esencia, yo requiero el agua para mantenerme joven y no morir hecha piedra eternamente" El joven sin voluntad, comprendió que la ninfa azul quería estar con él. Allí en el pequeño lago nadaron largamente, se rozaban y se tocaban, el joven no quería salir del agua, allí había encontrado el placer que había estado buscando. Sus carnes suaves se arrugaban, se ponían ásperas, pero no importaba, allí junto a la ninfa azul, tenía todo lo que necesitaba.

La ninfa azul se distraía de sus deberes, ya no hacía más su rutina, allí metida en el agua día y noche, recibiendo el placer del joven de carnes suaves y ahora arrugadas por el agua, disfrutaba feliz de la estancia con una persona que le daba todo aquello que necesitaba. Vivían en el paraíso, intercambiando placeres y dejándose seducir en ese elemento tan agradable para la ninfa azul.

Entre nadar y placer, el hombre miraba a la ninfa azul muy cerca, y entre abrazos y besos se contaban su destino: "¿Por qué no me has abandonado ninfa azul? ¿Por qué te quedas siempre conmigo?" "Porque mi destino es ayudar a quien me necesita, mi energía está hecha para dar fuerzas a la naturaleza y tú eres parte de ella, por eso me quedo, por eso te doy aquello que disfruto". El joven la miraba perplejo, su mirada nublada de placer, su miembro henchido por el el contacto de esta bella joven, no comprendía de qué hablaba.