Como puede una persona ser importante y de pronto no serlo, como puede al igual que un reflejo parecer alguien importante y al faltarle algo, de pronto desaparecer. No encuentro sentido a mi idea, es como algo volátil, como una que viene por una relación de ideas pero cuyo fundamento termina en nada, en un no se de donde vino.
Me quedé pensando en el motor del amor, porqué hay gente que ama tanto que termina apegándose a aquello que fue su hogar. Yo creo que por eso las viviendas las hacen ahora simples y prácticas para que nadie termine apegándose a ellas, como un hotel de cadena americana todos son iguales para que cuando te encuentres en alguno de ellos no te cueste trabajo encontrar el baño en la oscuridad, ni la lámpara para leer, o el número de cuarto al llamar por teléfono. Lo que si les falta a esas cadenas es colocar el nombre de la ciudad junto al teléfono para que sepas en donde te encuentras.
Bla bla bla. es demasiado triste y doloroso lo que siento como para afrontarlo, es como si mi vida hubiera sido inútil, como si de pronto viera toda una inversión que parecía maravillosa irse entre mis dedos, como se observa la caída de un edificio dinamitado, de a poco se mira caer, resquebrajarse, sonar, soltar polvo y al cabo de unos días, ya solo quedan los escombros, ya que se fué el polvo, queda un espacio en el aire, donde no se ve nada, donde aquello que había feo o hermoso, ya no está.
Sin embargo queda el agujero, más adelante se llevarán los escombros rascarán nuevamente para hacer algo nuevo, podría ser una plaza llena de árboles y fuentes, como las de París donde parte de la construcción es un jardín, es un pulmón porque parte del ser humano es encontrar donde esparcirse, desarrollarse, descansar, andar en bicicleta, caminar, verse con sus amigos o con un ser querido. Un abuelo correr con sus nietos. Un abuelo que debiera estar acompañado, cuya siembra debió ser fructífera, tal vez derrumbar el edificio y poner una plaza sea fructífero, pero acompañado de aquello que ha sembrado con alegría, acompañado de aquellas personas que ya no habitarían en ese edificio, pero si rindiendo el honor de quien está orgulloso de ser una gran persona y saber que ha tratado a todos con la felicidad de ver su plaza llena de amigos. Tal vez ese edificio estaba lleno de gente, y hoy esa gente habita la plaza y disfruta del jardín y de los árboles. tal vez, al ser de todos cada quien tenga un árbol y así todos en armonía viven recordando aquello que era un gran edificio, pero que hoy se ha tornado en un delicioso pulmón que no solo los complace a ellos, sino a toda la gente que hoy la visita.
Qué lindo sería poder construir algún edificio nuevo para volver a meter a todos los que allí habitaban, pero el tiempo que ha pasado ha hecho cambios en la gente, y traerlas a todas de regreso significa apego, significa quedarse en el pasado. Porque el pasado era hermoso, le daba sentido, el presente es incierto, no tiene voluntad de levantar algo nuevo porque el tiempo de la vejez es mirar lo sembrado, disfrutar todo el esfuerzo.
Recuerdo la primera vez que sembré lavandas. En un tiesto hecho de una raíz de árbol, sembré las flores, era un pequeño espacio donde yo entrando o saliendo de mi hogar miraba las flores lila que me llenan de emoción. Un día las miré con cuidado, muchas hojas conteniendo una florcita lila; tocaba las hojas sintiendo su fuerza y su suavidad, mi mano no olía, sin embargo al tocar la flor, me llegó un delicioso aroma. Lo olía una y otra vez, "esto huele a..., huele a...." no recordaba a qué me hacía relacionar ese olor, "bingo, a la casa de mis abuelos, a viejo, a guardado, a estancado". Realmente no me encantó el descubrimiento que tuve, una planta que me encanta que huela a algo que me molesta, no era algo simbólico. Sin embargo, los abuelos construyen nuevamente su edificio, regresan a todos sus seres queridos a donde estaban, porque ya han vivido tanto y han querido tanto que no tienen deseo de construir nada nuevo. Todo lo ya hecho, así debe quedar, es momento de vivir los últimos 10, 20, años en una casa llena de recuerdos del pasado porque "como tal vez mañana me muera, no tiene sentido mover nada".
Lo único que mi reflexión me puede dar es que soy joven, que las estaciones se olvidan, que cada día que se vive tiene valor por si mismo y no tiene sentido guardarla recordando lo que hubo ayer. El ayer no alimentará el fuego de mañana, el ayer será una referencia para saber como es aquel humano con quien estoy, para tener la certeza de que aquella persona es, pero lo que yo viva hoy será una estación para que no me apegue para que viva feliz sin esperar nada mañana. Ya mañana traerá su premio. Las estaciones son doradas, son brillantes, vienen solas y cuando se va el sol, dejan de brillar. ,
Y sin embargo no estoy de acuerdo. ¿Còmo podré construir estabilidad si solo vivo el presente, si el pasado no cuenta y el futuro es incierto? Esta vida virtual que nos ha tocado, donde la realidad es tan inestable como lo es la irrealidad de una amistad virtual, la realidad de hoy es inestabilidad, vivir en el pantano del presente esperando que el futuro que siembre será maravilloso, como el pasado que conozco, pero hoy nadie vive del pasado y no hay raíces profundas en ninguna sociedad.
Me quedé pensando en el motor del amor, porqué hay gente que ama tanto que termina apegándose a aquello que fue su hogar. Yo creo que por eso las viviendas las hacen ahora simples y prácticas para que nadie termine apegándose a ellas, como un hotel de cadena americana todos son iguales para que cuando te encuentres en alguno de ellos no te cueste trabajo encontrar el baño en la oscuridad, ni la lámpara para leer, o el número de cuarto al llamar por teléfono. Lo que si les falta a esas cadenas es colocar el nombre de la ciudad junto al teléfono para que sepas en donde te encuentras.
Bla bla bla. es demasiado triste y doloroso lo que siento como para afrontarlo, es como si mi vida hubiera sido inútil, como si de pronto viera toda una inversión que parecía maravillosa irse entre mis dedos, como se observa la caída de un edificio dinamitado, de a poco se mira caer, resquebrajarse, sonar, soltar polvo y al cabo de unos días, ya solo quedan los escombros, ya que se fué el polvo, queda un espacio en el aire, donde no se ve nada, donde aquello que había feo o hermoso, ya no está.
Sin embargo queda el agujero, más adelante se llevarán los escombros rascarán nuevamente para hacer algo nuevo, podría ser una plaza llena de árboles y fuentes, como las de París donde parte de la construcción es un jardín, es un pulmón porque parte del ser humano es encontrar donde esparcirse, desarrollarse, descansar, andar en bicicleta, caminar, verse con sus amigos o con un ser querido. Un abuelo correr con sus nietos. Un abuelo que debiera estar acompañado, cuya siembra debió ser fructífera, tal vez derrumbar el edificio y poner una plaza sea fructífero, pero acompañado de aquello que ha sembrado con alegría, acompañado de aquellas personas que ya no habitarían en ese edificio, pero si rindiendo el honor de quien está orgulloso de ser una gran persona y saber que ha tratado a todos con la felicidad de ver su plaza llena de amigos. Tal vez ese edificio estaba lleno de gente, y hoy esa gente habita la plaza y disfruta del jardín y de los árboles. tal vez, al ser de todos cada quien tenga un árbol y así todos en armonía viven recordando aquello que era un gran edificio, pero que hoy se ha tornado en un delicioso pulmón que no solo los complace a ellos, sino a toda la gente que hoy la visita.
Qué lindo sería poder construir algún edificio nuevo para volver a meter a todos los que allí habitaban, pero el tiempo que ha pasado ha hecho cambios en la gente, y traerlas a todas de regreso significa apego, significa quedarse en el pasado. Porque el pasado era hermoso, le daba sentido, el presente es incierto, no tiene voluntad de levantar algo nuevo porque el tiempo de la vejez es mirar lo sembrado, disfrutar todo el esfuerzo.
Recuerdo la primera vez que sembré lavandas. En un tiesto hecho de una raíz de árbol, sembré las flores, era un pequeño espacio donde yo entrando o saliendo de mi hogar miraba las flores lila que me llenan de emoción. Un día las miré con cuidado, muchas hojas conteniendo una florcita lila; tocaba las hojas sintiendo su fuerza y su suavidad, mi mano no olía, sin embargo al tocar la flor, me llegó un delicioso aroma. Lo olía una y otra vez, "esto huele a..., huele a...." no recordaba a qué me hacía relacionar ese olor, "bingo, a la casa de mis abuelos, a viejo, a guardado, a estancado". Realmente no me encantó el descubrimiento que tuve, una planta que me encanta que huela a algo que me molesta, no era algo simbólico. Sin embargo, los abuelos construyen nuevamente su edificio, regresan a todos sus seres queridos a donde estaban, porque ya han vivido tanto y han querido tanto que no tienen deseo de construir nada nuevo. Todo lo ya hecho, así debe quedar, es momento de vivir los últimos 10, 20, años en una casa llena de recuerdos del pasado porque "como tal vez mañana me muera, no tiene sentido mover nada".
Lo único que mi reflexión me puede dar es que soy joven, que las estaciones se olvidan, que cada día que se vive tiene valor por si mismo y no tiene sentido guardarla recordando lo que hubo ayer. El ayer no alimentará el fuego de mañana, el ayer será una referencia para saber como es aquel humano con quien estoy, para tener la certeza de que aquella persona es, pero lo que yo viva hoy será una estación para que no me apegue para que viva feliz sin esperar nada mañana. Ya mañana traerá su premio. Las estaciones son doradas, son brillantes, vienen solas y cuando se va el sol, dejan de brillar. ,
Y sin embargo no estoy de acuerdo. ¿Còmo podré construir estabilidad si solo vivo el presente, si el pasado no cuenta y el futuro es incierto? Esta vida virtual que nos ha tocado, donde la realidad es tan inestable como lo es la irrealidad de una amistad virtual, la realidad de hoy es inestabilidad, vivir en el pantano del presente esperando que el futuro que siembre será maravilloso, como el pasado que conozco, pero hoy nadie vive del pasado y no hay raíces profundas en ninguna sociedad.
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