jueves, 18 de julio de 2013

Cuando hacer el amor no es placentero

El y yo charlábamos en el fondo de aquel bar, la charla era divertida y amena estabamos pasando un gran momento en el que las preguntas iban tornándose cada vez con mas confianza. El acercamiento y la interacción eran patentes, parecíamos grandes amigos que se reencontraban. De pronto llegó su pregunta ¿Por qué tras hacer el amor ella puede quedarse triste y vacía? Me quedé un momento pensativa mirando a este hombre desconocido. Hacía tan solo unos minutos en que nos habíamos encontrado y yo solamente tenía como referencia un hombre de edad madura buen mozo, voz hermosa y graves ojos hermosamente arabes. Entonces comencé mi historia, que conste que para eso me pinto sola: "La relación de amor es como un librito de boletos, cada uno corresponde a un beso, una mirada, un abrazo, otro abrazo, un mimo, un grito y así con cada manifestación de amor vas dando un boletito. Cuando finalmente ha terminado la relación, estás cansado de haber dado todo, estás consciente que ya no queda mas que dar, te has quedado con el librito vacío y en un giro,  vos tomas el celular y llamas a la persona que buscas desde el medio día, es un amigo de tiempo atrás con el que queres hacer un negocio, el plan va tomando color y se tornará en un hecho una vez que esa amistad responda el teléfono. Sin embargo ella se ha vestido molesta y se ha levantado vacía de algo que parecía una gran relación. Vos no comprendes, terminaste el librito y no hay mas que dar, pero ella se ha quedado insatisfecha". La reacción de él es exagerada, abre los ojos y la boca en silencio que luego se tapa, su silencio y su expresión me dicen que he dado en el blanco, pero no me dice nada, no me hace mas comentarios.

Sin embargo mi curiosidad es demasiada, ¿qué podría haber pasado que fondeara toda esa historia? Quise imaginarme en la alcoba de este hombre para llegar al fondo de lo que su pregunta se refería. Recordé la historia de Laura, relatada por Nataniel Llano. "Cuenta de un joven con un trabajo aburrido, con una vida rutinaria que en el colectivo se encuentra con una mujer hermosa. Empiezan a flirtear y ella lo invita a su casa. El ávido de algo novedoso y que lo saque de la rutina presenta sus mejores movimientos y terminan haciendo el amor en un apasionado vaivén. Al cabo de un rato, los besos se tornan agrios, la belleza extrema de la mujer se torna vulgar y terminan despidiendose con la frialdad de no volverse a ver". Al terminar esta historia, me quedé sin habla, ¿cómo una acción tan hermosa puede terminar tan fría? ¿Cómo puede un relato ser la realidad de alguien que ha vivido un momento que ahora ya es solo una hoja movida por el viento? Me lo imaginaba como un bombón con apariencia de nuez uno lo mete a la boca y está hueco, no lleva relleno y solamente satisface lo suficiente para dejar una lamida del grosor de una cáscara de nuez vacía.

Continúo mi charla con este hermoso desconocido y  descubro un gran enojo en él, un sentimiento encarnado por un gran resentimiento. Y sigo pensando en esa  pregunta inicial, cuya relación puede tener su reacción en la historia de Laura. "Tal vez tu enojo no te permite dar desde dentro, tu enojo te hace dar solamente la apariencia y no el todo. Tu enojo no te permite entregarte completamente, sino solamente lo manifestás en la parquedad de quien da lo menos, aquello que a vos te satisfaga pero no te haga entregarte. Solo das aquello que no da felicidad total sino algo que es lo suficiente para que vos te sientas completo y la persona que ha recibido una entrega de vos, no sienta mas que la apariencia de un bombón con el sabor de una cáscara de nuez, lo suficiente para ser solamente una muestra de lo que podría ser.

Vos te sientes como esa nuez hueca que no sabe, ni quiere dar. El enojo hace que esa relación no madure ni provea de felicidad porque fue una mutua masturbación que no lleva a mas que a la vacuidad del mismo ser. Cuando un sentimiento como el enojo impera en uno, no podrá dar amor en algo tan profundo como la entrega de uno mismo.

Hacer el amor debería ir con la intención de entregar amor, de entregar un hermoso sentimiento que es tan completo y profundo que en ningun momento deja vacío alguno; pero cuando el sentimiento  es otro, en este caso enojo, la acción termina siendo "hacer el enojo" porque el sentimiento que es el motor del mismo es lo que circula en una relación de entrega que dista mucho de ser placentera. Entonces se me viene la frase a la mente:" el hombre da amor para conseguir sexo y la mujer da sexo para conseguir amor" sin embargo el hombre es quien recibe lo que busca porque ella recibe "enojo" que es lo que el lleva dentro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario