Ella continúa: "Muchas veces te lo he dicho: lo único que yo hago es ser mamá, para hacer de estos niños seres de bien, seres auto-suficientes, y no estoy dispuesta a que tus traumas infantiles, tus promesas no cumplidas, tus intentos auto-saboteados, me los arruinen. No son tus buenas intenciones, las que te ayuden a resolver los traumas infantiles implantados con cuerazos, es un psicólogo informado, con carrera y experiencia el que te va a ayudar a superar estos problemas. No es saludable que nuestros hijos no crezcan, que ellos tengan que vivir en un búnker, porque el padre es tan violento que no sólo les pega a ellos, sino que además, amenaza a su mamá, o a su propia esposa como si ella fuera un criminal, porque lo único que ella quiere es cuidar a sus hijos y hacerlos crecer pese a ti mismo. Hace meses llevas prometiendo no pegarles, y el resultado ha sido, "sulfuramientos violentos en cualquier lugar, en la calle o en la casa", es un despotismo y saña con la que los tratas, como si ello fuera a suplir el dolor que un cuerazo "con la hebilla" produjera. Hace meses que vengo diciendo que pidas ayuda, pero tu con tu eterno orgullo, eres incapaz de aceptarlo, eres incapaz de pedir ayuda a una persona calificada, que te ayude a resolver tus propios conflictos y proyecciones". Ella terminó temblando tras esta frase, notaba su necedad, su profunda ignorancia hacia ella, y hacea el respeto que ella le importaba, en el fondo sabía que auqneu él escuchara, se burlaba de sus palabras. Pese a su fuerza, sentía que no estaba ganada la batalla. Él que ya estaba tranquilo nuevamente se sulfuró interrumpiéndola.
-"No tienes ni la menor idea de quien fue mi familia ni de mi infancia, deja de imaginar cosas y ocúpate de las propias." El se levantó de la cama molesto con rumbo a la puerta y ella seria le increpó
- "ya que viniste a interrumpir mi larga carta, necesito que escuches el final, las cosas deben suceder para beneficio de ambos, no sólo tuyo". Él con los ojos secos y fríos escuchó sus últimas, palabras, y desistió de salir de la alcoba. Así ella continuó "te decía que tus hijos son los seres que te dio Dios sabiendo que sacarías de ellos alguien maravilloso, no esos seres débiles que estamos descubriendo en cada uno. No es por atacarte, es por tu bien, que te lo digo, es por tu propia salud, es por el bien familiar, que te solicito una y otra vez consultes un psicólogo que te ayude a educar a tus hijos como persona, no como un animal." y al decir esto tomó aire, ¿cómo era posible que ella se atreviera a decir esto? y continuó al ver que él no hacía ningún aspaviento .. "Que te ayude a ti a superar las tristezas que proyectas en ellos, en fin que te enseñe a tratarlos "como a tu pene", para que con cariño los impulses, los hagas crecer, y te den la satisfacción que tanto anhelas." Estas últimas palabras, lo conmovieron pero él rígido e impasible, no lo exteriorizó, hubiera querido gritar nuevamente, pero algo le dijo que debía guardarse su tristeza o la emoción que sus palabras le hubieran causado, para otra ocasión.
-¿Has terminado?¿Me puedo ir? la miró con cara de niño castigado
- Si, gracias por escucharme, ya terminé. contestó ella con una media sonrisa, con los ojos agradecidos y un gran relajación en el pecho
Ella se quedó sola, sentada, desnuda, su bata yacía en alguna parte de la habitación, había sido una gran lucha, estaba literalmente "desnuda" ante una situación difícil, pero confiaba en Dios, Él el mejor abogado, le ayudaría a pelear por su beneficio. Respiró tranquila, y procedió a vestirse. Las lágrimas derramadas, y las palabras expresadas, le habían dado cierto alivio.
Él por su parte, bajó a su estudio, rutinariamente, encendió la computadora, buscó un número para marcar en el teléfono, en fin, intentó hacer todo aquello que normalmente hacía, pero, no podía, estaba paralizado. Las emociones que eran una materia que no sabía trabajar, no le permitían moverse. Miraba por la ventana justo frente a la pantalla de su computador, el auricular en su mano, ya con tono ocupado de que no ha recibido ninguna orden o señal. ¡En qué estaba pensando esta mujer cuando tuvo a bien "acusarme" como un niño con su mamá cuando ha recibido un golpe de su hermano!" Esto era terrible, no podía salir a la luz este dato, y el nuevo proyecto podría detenerse indefinidamente con la gran idea de esta mujer. Pero, en el fondo tenía razón "tratar a mis hijos como a mi pene" y todavía sentía el escozor de haberlo usado recientemente, hacía unos minutos con su mujer. "¡Es mi carrera! no puedo permitir que ella se salga con la suya, ella, tan... ella tan..." se sulfuraba y apretaba los puños, las mandíbulas.. y recordaba al pequeño que mientras él trabajando en el computador, lo miraba corriendo a través de la ventana... "'y es mi hijo" ¿Me importa más mi carrera, mi popularidad, mi fama, mi.., mi o él? Ese pequeño indefenso que depende de mi. Si, Dios me lo ha prestado para que saque lo mejor de él,... ¿y esta demanda hará que yo lo consiga? Buscar abogados, buscar jueces, buscar... buscar actividades estresantes, absorbentes de mucho tiempo". Su expresión siempre adusta, en el silencio de la soledad y en la discreción de una ventana, le habían permitido expresar sus sentimientos desde lo más profundo, sus puños se relajaron, "¿Valdrá la pena luchar a muerte por algo que ´sé tengo perdido?" Pero recordaba su prestigio "pero yo lo puedo ganar, yo la puedo hundir a ella en..." y recordaba su expresión triste, las veces que la había visto llorar amargamente tras una buena pelea. ¿Qué hacer?
El se preguntaba si importaba su poder, o su valor, si realmente tendría el interés por continuar hundiendo a todos.
-"No tienes ni la menor idea de quien fue mi familia ni de mi infancia, deja de imaginar cosas y ocúpate de las propias." El se levantó de la cama molesto con rumbo a la puerta y ella seria le increpó
- "ya que viniste a interrumpir mi larga carta, necesito que escuches el final, las cosas deben suceder para beneficio de ambos, no sólo tuyo". Él con los ojos secos y fríos escuchó sus últimas, palabras, y desistió de salir de la alcoba. Así ella continuó "te decía que tus hijos son los seres que te dio Dios sabiendo que sacarías de ellos alguien maravilloso, no esos seres débiles que estamos descubriendo en cada uno. No es por atacarte, es por tu bien, que te lo digo, es por tu propia salud, es por el bien familiar, que te solicito una y otra vez consultes un psicólogo que te ayude a educar a tus hijos como persona, no como un animal." y al decir esto tomó aire, ¿cómo era posible que ella se atreviera a decir esto? y continuó al ver que él no hacía ningún aspaviento .. "Que te ayude a ti a superar las tristezas que proyectas en ellos, en fin que te enseñe a tratarlos "como a tu pene", para que con cariño los impulses, los hagas crecer, y te den la satisfacción que tanto anhelas." Estas últimas palabras, lo conmovieron pero él rígido e impasible, no lo exteriorizó, hubiera querido gritar nuevamente, pero algo le dijo que debía guardarse su tristeza o la emoción que sus palabras le hubieran causado, para otra ocasión.
-¿Has terminado?¿Me puedo ir? la miró con cara de niño castigado
- Si, gracias por escucharme, ya terminé. contestó ella con una media sonrisa, con los ojos agradecidos y un gran relajación en el pecho
Ella se quedó sola, sentada, desnuda, su bata yacía en alguna parte de la habitación, había sido una gran lucha, estaba literalmente "desnuda" ante una situación difícil, pero confiaba en Dios, Él el mejor abogado, le ayudaría a pelear por su beneficio. Respiró tranquila, y procedió a vestirse. Las lágrimas derramadas, y las palabras expresadas, le habían dado cierto alivio.
Él por su parte, bajó a su estudio, rutinariamente, encendió la computadora, buscó un número para marcar en el teléfono, en fin, intentó hacer todo aquello que normalmente hacía, pero, no podía, estaba paralizado. Las emociones que eran una materia que no sabía trabajar, no le permitían moverse. Miraba por la ventana justo frente a la pantalla de su computador, el auricular en su mano, ya con tono ocupado de que no ha recibido ninguna orden o señal. ¡En qué estaba pensando esta mujer cuando tuvo a bien "acusarme" como un niño con su mamá cuando ha recibido un golpe de su hermano!" Esto era terrible, no podía salir a la luz este dato, y el nuevo proyecto podría detenerse indefinidamente con la gran idea de esta mujer. Pero, en el fondo tenía razón "tratar a mis hijos como a mi pene" y todavía sentía el escozor de haberlo usado recientemente, hacía unos minutos con su mujer. "¡Es mi carrera! no puedo permitir que ella se salga con la suya, ella, tan... ella tan..." se sulfuraba y apretaba los puños, las mandíbulas.. y recordaba al pequeño que mientras él trabajando en el computador, lo miraba corriendo a través de la ventana... "'y es mi hijo" ¿Me importa más mi carrera, mi popularidad, mi fama, mi.., mi o él? Ese pequeño indefenso que depende de mi. Si, Dios me lo ha prestado para que saque lo mejor de él,... ¿y esta demanda hará que yo lo consiga? Buscar abogados, buscar jueces, buscar... buscar actividades estresantes, absorbentes de mucho tiempo". Su expresión siempre adusta, en el silencio de la soledad y en la discreción de una ventana, le habían permitido expresar sus sentimientos desde lo más profundo, sus puños se relajaron, "¿Valdrá la pena luchar a muerte por algo que ´sé tengo perdido?" Pero recordaba su prestigio "pero yo lo puedo ganar, yo la puedo hundir a ella en..." y recordaba su expresión triste, las veces que la había visto llorar amargamente tras una buena pelea. ¿Qué hacer?
El se preguntaba si importaba su poder, o su valor, si realmente tendría el interés por continuar hundiendo a todos.
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