Nuevamente en casa, Venecia quedó atrás, mi rutina nuevamente. Mis actividades que a veces son muy aburridas, para salirme de ellas miro mis fotos y hago planes para las cosas que vayan a suceder.
Lo mas interesante es descubrir los cambios que desde entonces se han presentado en mi casa. La gente que debe estar, está, los integrados sanos están, quien necesita ayuda, a gritos la está pidiendo. Yo misma me estoy curando. En los últimos años empecé a subir de peso sin razón alguna, y de pronto surge un estudio que me obliga a hacer dieta de sanación. Desde dentro me estoy curando sin yo buscarlo, sin yo necesitarlo de pronto me llegó la persona que me dijo: "tu cuerpo te está matando, los alimentos que ingieres ya no te nutren. Es necesario que cambies tu alimentación para que estés sana para que cada parte de ti se cure: tu corazón, tiroides, piel, todo eso se está enfermando. Tienes una enfermedad autoinmune y ella hace que reacciones negativamente". Cuantos cambios solamente de regresar de un viaje.
Lo mas extraño de todo es que todos los Marcelos también desparecieron. De uno en uno, primero mi Corazón. El en Venecia desapareció, aunque vive en mi, está presente en mi pecho, físicamente cambió su aspecto. En mi casa, Marcelo, una persona cercana, venía mucho a comer, con frecuencia hacíamos comidas en su honor, venía con su familia, era nuestro amigo. Cuando él venía a comer me ponía feliz, su nombre me hacía recordar a mi Corazón. Durante una semana estaba en nuestra conversación "Marcelo viene a comer" "Que menú haremos cuando venga Marcelo y su familia?" "La esposa de Marcelo", en fin este hombre me hacía vibrar cuando escuchaba su nombre, cada vez que venía. Su nombre, solo eso, me recordaba a mi Corazón. Hoy también el se fue.
Marcelo no vendrá mas a comer a casa, Marcelo no será mas mencionado. Desde que regresé de Venecia. Es como si todo lo viejo relacionado con Marcelo se hubiera ido en aquel barco en que yo lo despedí, es como si se hubiera llevado consigo todo, una gran carga que hemos venido juntando, toda se la hubiera llevado y el mismo en el siguiente puerto se hubiera bajado dejando toda esa carga flotando para que ya no hiciera daño.
Ya sin Marcelo, me siento extraña, su nombre tenía canción, tenía poema, tenía vida, tenía cuerpo y alma, hoy es solo un nombre mas del santoral, Marcelo se fue y ya no es nada para mi.
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