Esto de las premoniciones no es común, es más vienen como de regalo después de un largo trecho de no saber que terreno estoy pisando. Me impresiona cuando unos minutos antes de que sucedan las cosas de pronto de la nada me vengan imágenes y a los pocos minutos pueda comprobar que me adelante a las palabras, a los hechos o a la situación que iba a vivir. Me emociona comprobar que yo tenga esa capacidad, solita sin necesidad de trabajarla.
Hoy nuevamente viernes de Semana Santa. Era hora de ir a la iglesia. Desde aquella semana santa en 2009 mi sentido de festejo religioso cambió. Aunque de niña en mi casa practicaban todas las celebraciones, siempre había una corriente que pugnaba porque no se hiciera ese esfuerzo. Algunos no querían ir a misa, no querían hacer ayuno y todo era estar metidos en una casa de veraneo en la campiña.
Este 2009 no había planes forzosos si querías ayunabas, pero era obligatorio ir a misa, era necesario para poder predicar a las casas que visitábamos. Ese jueves santo a las 3 de la mañana rezando en la que era la capilla de nuestra misa diaria, frente a una tumba de un Jesús recien entregado, y otra serie de ejemplos que no mencionaré porque distraería de mi objetivo de hoy, hicieron el cambio de la persona que soy hoy y de la forma en que asisto a las celebraciones por largas y tediosas que sean.
Escuchaba la misa de la pasión de Jesucristo, aquella en que Poncio Pilato defiende a Jesús y en el momento en que los judíos enojados por tanta defensa le dicen: "este hombre se está diciendo que es el Rey, nosotros no conocemos mas rey que el Cesar, y eso es una gran ofensa, si tu no lo entregas estarás negando al Cesar" Por supuesto que cuando se trataba de salvar su pellejo o el de otro, pues claro que se lava las manos.
Después dijeron una serie de oraciones, y aqui viene la parte divertida. Un lector leía sobre la persona que se pedía y después el padre hacía una oración. Como los feligreses estábamos callados, no decíamos ni Amen, ni nada, mi cabeza empezó a deambular. Curiosamente mis deambulaciones iban hacia lo que el lector leería más adelante. Así el lector decía "te pedimos por el Papa Benedicto XVI...." y mi mente empezaba a deambular, recordaba Roma, El Vaticano sus hermosas esculturas monumentales y lo bello que Bernini trabaja el mármol y la siguiente petición era "te pedimos por la unión de la iglesia católica...". Yo estaba en el Vaticano minutos antes.
Pese a mi intento por concentrarme, no pude evitar recordar al marido de mi hermana: es un hombre gruñon, siempre habla golpeado, camina mirando hacia atrás, o si está sentado voltea a ver si alguien lo está oyendo no vaya a ser que lo sigan o lo espíen y entonces el lector dijo "te pedimos por aquellos alejados de la iglesia...." oh si, también está alejado de la iglesia.
Después me descubrí parada como mi papá ¡que hombre soñador!; siempre pensando en la astronomía y los descubrimientos en Marte y otros planetas. Es muy disperso, para que recuerde algo, hay que hablarle de frente si no simplemente no escucha y el lector "te pedimos por los de otras religiones para que alaben..." oh si por cierto el es protestante.
La religión de mi papá y otra cosa me llevaron a mi sobrino, su mejor amigo es budista. Mi hermana estaba infartada por las ideas extrañas con que había crecido este niño y siendo el único amigo que tenía sería muy cruel no dejar a su hijo verlo. Un buen día el chico se cambió de escuela. Mi sobrino lloraba, traía unas ojeras de tristeza el día que se lo comunicó; sin embargo para mi hermana fue un gran día porque temía por su hijo y algun camino torcido que lo siguiera. Durante las vacaciones e incluso comenzado el nuevo ciclo escolar se seguían frecuentando y este chico budista dio la demostración más caritativa que nunca el niño católico había tenido. Estaba de visita en casa de mi hermana un chico especial, de esos que son medio retrasados, medio inteligentes pero con apariencia física normal, de manera que uno solo al oírlo hablar se percataba que había algo raro en él. Mi sobrino siempre lo molestaba, no le prestaba los juguetes, le cerraba la puerta del cuarto. Sin embargo el chico budista toda la visita estuvo invitando al chico especial a jugar, le abría la puerta para que estuviera con ellos, inventaba juegos en los que el chiquito pudiera participar, en fin demostró ser tan humano como el mejor misionero. entonces el lector dijo "te pedimos por los que no creen en Jesus.... ".Como los budistas, pensé.
Esto era el colmo y la última premonición, el resto de las peticiones me concentré en la misa y terminó. Curiosamente la lectora que dictaba el rosario al término de ésta, se parecía a la mamá del chico budista, gran sincronicidad al haber yo pedido por ellos en esa misa.
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