viernes, 28 de marzo de 2014

Yo se que te acordarás

¿Qué será de ti?, yo necesito saber hoy de tu vida, motivo de una paz, que ya se olvida y necesito saber ¿qué será de ti? Esta frase de la canción de Roberto Carlos, yo se que es muy vieja, que ya quedó en desuso y en desoído, hoy me viene a la mente. Siempre será esa misma persona que me deja pensando. Yo no puedo cambiar de muso, siempre es esa persona que me deja en vilo, que me hace reiterar mis sentimientos y pensamientos. ¿Cómo puede uno mudar de personas y pensamientos? Hay gente, que puede hacerlo con facilidad, pero hay quienes nos apegamos a un momento, quienes nos prendemos de una circunstancia y de allí pendemos. Yo se que eso es un error, esas son las cosas que no se hacen, porque reviven el apego, pero son también esos momentos importantes los que lo hacen a uno sobrellevar los malos.

Recuerdo la frase que leí de mi amigo (que por cierto ya no me habla y cuyo nombre empieza con N) que dice "el amor no duele ... si no dejás que te muerda". Hay amores, tantos, yo diría la mayoría, que pasan como el viento, que conocés, mirás, charlas; con todos tenés el mismo trato, pero solo uno muerde, solo uno que genera apego, emoción, tristeza, que te lleva de un lado a otro en la escala de las emociones, es aquél que muerde. Si no muerde, no deja huella, no deja sus dientes marcados en la piel, ni en la lengua, ni recuerda el roce de sus dientes en los míos. Si el amor no muerde, no pega, no queda adherido y eso son la mayoría de los amores. Solo uno o dos en la vida, quedan, pegan, apegan, mueven. Los demás pasan, se recuerdan, se miran, se viven, pero son como una prenda barata que con el uso uno desecha y saca del placard. No es esa remera que uno no puede sacar más, y aunque ya no la use por vieja, por fea, por luída, por desgarrada, allí se queda ocupando el espacio porque es tan hermosa que no se puede sacar.

usted ya me olvidó
Yo sé que te acordarás, de esos momentos especiales que en algún momento vivimos, de esos instantes que revivís y que entonces eran y que ya no son, de aquellos que fueron importantes, y que al ya no estar más, se extrañan por su misma falta. Yo sé que te acordarás en este momento, cuando sabías que te miraba, que a tu lado estaba, que de tu proyecto comentaba y de lo mismo nos interesábamos. Yo se que hoy, igual que ayer, un triunfo en tu vida acertarás, pero sin mi a tu lado lo vivirás y esa misma falta será la que te haga recordarme, la que te haga extrañar aquello que éramos y que ya no, lo que tuviste y desechaste  por el desuso y el aburrimiento. http://www.youtube.com/watch?v=ljAuWfPGEtU&feature=youtube_gdata_player

miércoles, 26 de marzo de 2014

EL TIO DE LOS BOMBONES - HERIDAS DE INFANCIA

Esta es la historia de un hombre, que llamaremos "el tío de los bombones". Él era el clásico tío amable, divertido, que siempre tenía algo para los sobrinos: a veces eran dulces, otras juegos, los llevaba al cine, al parque, a cualquier actividad que los mantuviera entretenidos. Sin embargo le llegó al hombre el tiempo de sufrir. Su vida no podía continuar tan irresponsable como para solamente procurar felicidad a los sobrinos, para sólamente hacer felices a los chicos ajenos, había que prestar atención a sí mismo.

Existe un chakra, cuyo nombre no recuerdo que empieza a funcionar a los 40 años. Este chakra es el que hace al ser humano terminar la vida feliz, hacer de su vida algo que le satisfaga, cumplir sus deseos de infancia, ser exactamente como él de pequeño había soñado, cumplir con los propios deseos, y con las propias actitudes que siempre se habían deseado. En resumen ser el adulto que ese niño alguna vez deseó.

Al tío de los bombones, le llegó el momento de sufrir. Su padre había sido un hombre duro, un hombre recio, amargo, adusto. Su mirada era siempre seria, detrás de unos lentes profundos, sus ojos vivían perdidos tras de aquellos cristales, su barba, prominente como la de un sapo, su presencia desagradable como la de un sapo, todo su padre era un sapo que alguna vez fue príncipe para su esposa. El tío de los bombones, no se parecía en nada a su padre, él era amable, era cuidadoso, atendía a los chicos y era todo sonrisas para ellos. Eso no estaba bien, él debía ser y sufrir como su padre.

A sus 43 años, el tío de los bombones decidió terminar su vida responsablemente y encontró una mujer que le haría su sueño realidad. Ella era una mujer abandonada por su marido, con una hija que en este momente tenia solamente 3 años. Cuando el tío de los bombones conoció a este par de mujeres, se enamoró de ellas. La mujer era perfecta para su plan de sufrimiento, y la pequeña era la ternura más linda de los tres años, cuando las chicas son dulces, y son tiernas y son adorables, y tienen la dulzura que enamora a los hombres. Son los tres años de las pequeñas, cuando su papá es el príncipe, papel que ningún hombre puede rechazar. Así el tío de los bombones, se casó con este par de mujeres. Con la esposa, tuvo un hijo, y así, la familia de 4, iba feliz desarrollándose.

Un buen día, la esposa del tío de los bombones, empezó su trabajo de hacerlo sufrir. A sus hijos les hablaba mal de su padre, lo ponía en rídículo frente a ellos, les decía que era un mal hombre, que era holgazán y demás críticas que iban mermando la relación; así tras varias peleas, ella decidió abandonarlo y dejarlo solo. El tío vivía con su hijo, un chico bien parecido, de ojos verdes y pelo negro, tez blanca, fuerte y potente; el hijo  igualito a él, era gordo y comía compulsivamente igual que su padre, el tío de los bombones. Era raro, huidizo  igual que su padre. El hijo, repitió lo mismo que la madre, a sus 15 años, abandonó al tío de los bombones, dejándolo como le correspondía a la historia que debía vivir. El hijo odiaba a su padre, igual que el tío odiaba al suyo. El tío se hizo adusto como su padre y los trataba con la misma rudeza con que él había sido tratado. Sólamente emulaba a su propio padre, el abuelo del chico.

Las heridas de infancia, se heredan. El tío de los bombones, sabía que no estaba cumpliendo con su vida, porque no era tan amargado como su padre, porque era feliz, porque hacía felices a los chicos, algo que su padre no, por lo tanto, era momento de sufrir sus heridas de cumplir con la genética familiar y ser igual que su padre. Es tan fácil ir sufriendo, es tan fácil simplemente hacer lo mismo que aprendimos de pequeños, y no nos hacemos más fuertes que ellos. Pensamos, inconscientemente, que nuestros padres sufrieron gratuitamente, y por lo tanto es nuestro deber emularlos. Hay que vivir con la conciencia de lo que no queremos, para que al momento que nos veamos allí dentro, tengamos la capacidad de salir de dónde no queremos. ¿Cómo? simplemente siendo concsientes, mirándonos en el espejo de aquellos que nos precedieron y observando no emular aquello que nos molesta. 

sábado, 22 de marzo de 2014

MUJER TRAIDORA - el divorcio

Esa noche era especial, se pintaba el ambiente de emoción, mostrábanse las horas largas y eternas como para deliberar y explayar la mente hacia los confines de la creatividad. Así, mi mente encontró con quien arreglar el mundo, actividad que me fascina por demás estimulante. El hombre me expresaba el caso de un amigo suyo, que sufría el divorcio como si fuera el primer día. Yo me quedé expectante y dije que no comprendía, cómo un hombre podía sufrir algo emocional, yo siempre he tenido la idea que los hombres no tienen corazón, que no sienten con la pasión de una mujer; sobre todo si con facilidad superan a una y la cambian por otra.
Me explicó que cuando un hombre se casa, viene a ocupar su esposa el lugar emocional que ocupaba su madre, porque ella le enseña cómo le gusta su proceder y qué espera  de él en su nueva casa, en otras palabras lo educa como ella espera se comporte. Mientras que ella a su vez, le provee con la comodidad de ropa limpia, comida sana, cariño y compañía seguras. El hombre empieza a cansarse de esta nueva madre, llamada esposa y busca inflar su ego.
Es entonces cuando senbusca distracciones: Él puede ver mujeres desnudas, tener amantes, pero con cuidado de que su mujer no se entere. Cuida no llegar tarde ni pasarse de copas, porque "ella se molesta". Para una mujer, esto es una actitud desleal, provoca que ella se sienta usada y desprotegida; pero él no lo ve así, él solo busca una pequeña distracción. Cuando ella, tras sentirse abandonada, pide el divorcio y lo consigue, él siente este hecho como una traición, porque para él, perder a su mujer ha sido como perder su corazón, como perder el eje emocional, que le daba la parte afectiva que necesita. "Por eso pasan 2 años y el hombre sigue sufriendo como el primer día, porque sufre la traición de perder su corazón", me dijo mi interlocutor.
Por esa misma razón, ellos pueden y necesitan llenar el hueco de esa traidora y suplirlo con otra. No importa que la siguiente traidora sea más mala y superficial que la primera, necesitan llenar ese espacio indispensable para sentirse completos. 

miércoles, 12 de marzo de 2014

EL PERDON ANHELADO

Cuánta gente vive arrepintiendose de los errores que ha cometido, vive pidiendo perdón por el daño que ha hecho a la gente alrededor, y continúa haciendo las mismas cosas. Pueden ir pidiendo mil perdones,  sin darse cuenta, que no hay perdón que pueda reponer las lágrimas derramadas, el dolor triste, la esperanza frustrada, la expectativa dolida, cuántos sentimientos provocados, por un simple ímpetu de ir lastimando sin pensar dos veces en la persona a la que tiene enfrente. Así repiten esta acción una y otra vez, con gracia sutil, con los dones abusados que un día Dios les ha dado.

Cuando alguien lastima sin piedad, es como un dinosaurio, que va destruyendo todo a su paso, como un terremoto que rompe y destruye, como un tsunami que al igual que un terremoto, destroza a su paso y deja inservible todo lo que el agua ha tocado. Una persona que lastima como una fuerza natural impetuosa, ¿cómo llega a decir "perdóname, no lo vuelvo a hacer"?. Lo interpreto como la canción de Gloria Trevi "No me querías lastimar..., me querías matar". Suena tan cínico como cuando al recordar y elaborar esas palabras de quien te ha lastimado, te ha dicho exactamente aquello que querías oír, para después decirte "qué crees, que estaba distraído". Esa gente que lastima como un dinosaurio, no puede ir como si nada, como si "perdón" fuera la respuesta a sus males, a su conciencia que le recuerda todo lo malo que ha hecho y que ahora le obliga a decir "perdón porque te he lastimado". 

Dice la creencia cristiana que hay pecados que no se perdonan sólo con el arrepentimiento, se perdonan reponiendo el mal hecho. 

Si se trata de matar, pues habría que ir con los familiares del muerto, a que pague los  males que su "impulsividad dinosáurica" su "tontería tsunámica" le ha provocado a la gente alrededor, tal vez sostener a los hijos huérfanos. Sin embargo hay daños de amor que no me imagino cómo se perdonan. ¿Acaso con decir "perdón, me equivoqué, la persona que se ha quedado dolida y alentada, se cura? Puede quedarse así, con el corazón adolorido, pero ¿Cómo se devuelve un dolor de amor? Una mentira explayada simplemente para divertirse, o para convencer a la otra parte de acceder a su voluntad. Por supuesto que hay gente que no vale la pena mirar, esos tsunamis, no valen nada, esos tsunamis, mejor que sufran solos en su agonía de conciencia adolorida. Esos  que provocan dolores de amor por lo menos deberían ir con ese parte lastimado y por lo menos mirando a los ojos, decir algo. 

Hay gente que disfruta sembrando rencor, que se enaltece en el dolor de saberse odiada, tal vez por eso, lastima como dinosaurio, lastima "sin querer" porque son felices regodeandose en el odio sembrado. 

Cuenta la historia de un cura llamado "el padre trampitas". De joven había sido un ladrón, un embaucador, pero como su educación fue altamente cristiana, en algún momento se arrepintió. Así el cura se fue al seminario y fue aprendiendo la forma de ser un buen sacerdote. Sin embargo, su conciencia le dolía, sabía que no podía estar como si nada porque su pasado le pesaba. Pasaron los años y un día fue con su superior tras una larga homilía sobre la conciencia. "Superior" se acercó desgarrado en dolor, con el sufrimiento patente de alguien que no puede fingir mas "yo no merezco estar entre la gente decente, entre la gente honesta que lucha por salir adelante día a día, yo merezco estar en la cárcel, entre los presos condenados, entre la gente como era yo tiempo atrás." El superior se sorprendió no esperaba esta reacción de este cura tan bueno que había resultado. Había mirado el gran cuidado que observaba en las misas, las homilías, las confesiones, y estaba convencido que había superado esa mala vida de la que venía. Serio y confuso le comentó "¿Qué propones? ¿Crees que si vives entre los presos tu alma vivirá en paz?" El cura tomó aire, cerró los ojos y con un nudo en la garganta exclamó "envíeme a las Islas Marías, con los presos condenados a nunca salir de allí". El superior impresionado por esta decisión, le respondió "¿estás seguro que eso calmará tu alma? Tendría que pedir permiso especial porque eso no es normal". 

Así pasó el tiempo. El padre trampitas, fue enviado a las Islas Marías donde convivió con los presos y sus familias, donde recibía un trato un poco mejor que el de un preso normal, pero donde él sentía estaba pagando la condena de ser un ladrón arrepentido. Ahí hacía la labor que Dios le había designado, "salvar almas, para la gloria de Dios". 

lunes, 10 de marzo de 2014

MONTAÑA O MONTICULO

Leía una de las frases que día con día se  encuentran en la red y ví una frase que me revolvió el estómago  "un problema puede ser un montículo o una montaña. " No cabe duda que esto es sólo un  cliché elaborado que no tiene mayor fin que hacer sentir mal, a quien se encuentra en la mitad de un problema irresoluto. Sin embargo, como yo no me quedo sólo con una frase, sino que elaboro todos mis sentidos hasta dinde ella puede hacer mella, continúo pensando. 

Para un optimista, la montaña será un montículo, mientras que para un negativo, un simple montículo, será una montaña. Posiblemente una montaña se presente cuando no se sabe el camino que se tomará. Tal vez ésta de la nada, se torne en un montículo, no creo que tenga que ver con la actitud positiva de la persona.- Porque  
 todo depende del ángulo que se mire, ya que cuando has encontrado el camino y estás cerca, la montaña se reduce a un montículo independientemente del positivismo que se tenga. La montaña que parecía un difícil camino, de pronto, se vuelve algo sencillo, pero es que ya lo has planeado, ya has conseguido enfrentar aquello que parecía muy difícil.

Las montañas son como los problemas diarios, uno debe elaborar el plan de acción exhaustivamente, una vez hecho esto, el Everest será un montículo. No es la actitud y el positivismo lo que nos ayuda a subir la montaña, es la decisión de subirla. Una vez tomado el camino, conocido el plan de acción, lo demás será fácil. Todos sabemos subir montañas, para eso vivimos, para resolver problemas. Todos sabemos caminar, sólo es la decisión de atreverse. Al atreverse a caminar y tomar las cosas con filosofía, con calma, con voluntad, será el primer paso para desafiar el reto para mirar la montaña de frente y atreverse a subirla.

Cada quien tiene su propia forma de enfrentar sus montañas, y cuando un "sabelotodo" dice que "nuestra actitud hará de él un montículo", me suena a  mofa, a superioridad, me suena a reto desagradable, a reto de que "no podés mover las cosas como querés". Me suena a que sólo él sabe, y nadie más. Me parece a que quiere demostrar que sólo él es líder y que nadie lo alcanza, me suena a que no le interesa ayudar, sólo mofarse de los que no han logrado lo que él.

Imagino un alpinista, empieza con un pequeño reto, una pequeña montaña, que al principio es difícil, pero a la mitad del camino, ya tiene condición física  y ya logra subir con facilidad. Depende de su voluntad y actitud para que sea simple, llegar agotado o relajado. La actitud ayuda a hacer cumbre, no es al principio donde ella impera, es antes del final, cuando ya estamos entrenados y la seguridad y la práctica nos ponen una actitud feliz, sonriente, armónica.  Una vez arriba, el alpinista encuentra un nuevo pico y emprende su camino una vez más. El camino será nuevamente fácil o difícil; el camino marcará que es sólo un montículo, porque el pico anterior era el difícil, por que el pico primera era el de práctica. Por eso, cuando esperamos que las cosas sean fáciles porque iniciamos felices y positivos, se esconderá la gravedad de la realidad, nos dará una seguridad falsa. Cuando inicialmente vemos una montaña, nos preparamos emocionalmente para una ardua carrera. No es verla como un montículo, lo que la hará más sencilla, es elaborar el plan de acción, lo que hará que ésta sea simple, un camino feliz por recorrer, un simple montículo que se parecerá a aquello que ya aprendimos una vez, si hemos aprendido la lección, porque de otra forma, ese nuevo pico será tan difícil como el primero. Por eso es importante enfrentar aquello que necesitamos resolver con toda la buena decisión y allí sí, impregnarla de actitud de triunfo.


Hacer de una montaña un montículo es simplemente iniciar, hacer como si esperamos, pero no alardear como si fuera muy simple, porque sucede que por andar de presumidos, nos caemos. Cada quien sabe resolver como conoce, como ha venido haciendo. No es el hacer algo distinto, lo que hará de las montañas montículos, es planear distinto, usar otras herramientas y hacer oídos sordos a los "positivos de actitud impecable", porque  esos no desean enseñar a subir montañas, esos buscan mofarse de los que no han logrado lo que ellos. 

miércoles, 5 de marzo de 2014

Pinoccio y Gepetto

Pinoccio. ¿Quién fue Pinoccio? Una hermosa creación de Disney, una ilusa imaginación de un pobre zapatero que solitario y triste deseaba tener un hijo, y así en gran imaginación, creó un títere, una marioneta que pareciera de verdad, una marioneta con la que charlar, como si ella fuera un chico de verdad, como si ella en algún momento le pudiera contestar. Es así como el hada se apiada de él, y le hace la magia de darle un niño de verdad, un niño travieso que se comporta como todos los chicos del barrio, de los que uno no quiere tener.

Aquí me detengo en pensar por qué creo Gepetto a Pinoccio. ¿Acaso él deseaba un pequeño? ¿Acaso él quería que su vida fuera distinta? ¿Ya a sus largos años? ¿En verdad sabría Gepetto lo que hacía, lo que deseaba?, "ten cuidado con lo que deseás, porque se te puede hacer realidad". Así Gepetto empezó a sufrir como cualquier padre por tener un hijo travieso y desobediente, amigo de un zorro y de un burro con los peores amigos que nadie imagina tener. ¿qué necesidad tenía Gepetto de tener un hijo a sus largos años? Yo creo que necesitaba resolver un problema de infancia, yo creo que extrañaba y lloraba como cualquier abuelo que desea que las cosas sean diferentes y simplemente no salen como uno desea. Yo pienso que Gepetto lloraba de soledad y de necesidad, el no esperaba que el pequeño se hiciera un niño de verdad, ni tampoco que sucediera todo como sucedió. Sin embargo tal vez Gepetto mismo fue un chico travieso, con malos amigos y Pinoccio vino a recordarle esos malos momentos. Seguramente el hada quiso hacerle el favor de que pudiera resolver aquello que le pesaba que pudiera resolver, aquello que le provocaba tristeza.

De la misma forma todos los artistas creamos nuestros Pinoccios, deseando que ellos nos hagan realidad nuestras carencias, nuestras miserias. Requerimos musos que nos hagan sentir prolíficos, y creativos, que al menos una persona de nuestra imaginación, venga a recrear los pensamientos y deseos ajenos. Que esos Pinoccios de nuestro deseo vengan a hacer sonreír a todos aquellos que viven nuestras penas, en su propia versión, que duelen sus amores en su propia decisión, que extrañan sus faltantes desde ese rincón de mundo que ellos han vivido.

Al igual que Gepetto Dios creó diferentes Pinoccios, cada uno diferente y especial, cada uno con sus huellas digitales y diferente de cada uno del resto de los seres del planeta, pero igual en los sentimientos, igual en el corazón, igual en su esperanza y en su forma de sentir. No importa que sea chino, japonés, árabe, europeo o latino, a todos se les nota en la expresión su sentir en ese instante. Si llora, sabemos que el sentimiento es intenso, si sonríe, sabemos que es de emoción, tal vez por ganar una medalla olímpica o una carrera, si es su actitud tiesa y robótica, es un gran dolor. No importa que no hable nuestro idioma, al igual que Pinoccio, todos sabemos que en ese momento algo lo está lastimado, sin hablar con él, sabemos qué le está sucediendo en ese preciso instante.

Así como Gepetto siento que mi Corazón está presente. Nadie lo supera, nadie puede hacer que olvide. Sin embargo, ese ser no existe más, se murió de aburrición en algún trayecto, y lo que me queda es sólo la esperanza de que me haya equivocada, y sí exista. Me preocupa que ese ser que me ha hecho vivir, nunca reaparezca, se haya quedado en el olvido y realmente nunca haya existido. Que allí en mi imaginación se haya hecho un personaje, y ahora lo quiera traer a la vida. Así ilusamente como Pinoccio, como las muñecas de una pequeña. Ellos son de juguete; No importa que Pinoccio fuera de madera trabajada que pareciera un niño de verdad. No importa que la muñeca tenga movimientos dóciles, muy humanos, que su piel sea y parezca terza, que su cara sea como la de una niña y sus dientes graciosos saliendo como esbozando una sorisa. No importa que todo parezca como si fuera de verdad, la realidad es que es tan ilusa como suponer que una marioneta de madera pueda ser de pronto un niño de carne y hueso.

Aquí me quedo en mi pensamiento, esperando que como Gepetto, mi marioneta se haga verdadera, exista, tal y como yo la he creado.