los simbolos que se encuentran diariamente. Ese es el mas preciado regalo que nadie me pueda dar
sábado, 18 de febrero de 2012
Desahogos sensoriales 2a. Parte
Organicé con mi amiga la hora de salida, la medianoche. Mientras tanto me preparé con una larga y reparadora siesta, era importante relajar los músculos que con esa pesada semana se habían tensado y por supuesto cargar las pilas que me ponen a dormir a las diez de la noche.
Me puse muy diva y me encontré con mi amiga, quien por supuesto se hizo esperar, nunca esta lista para salir cuando yo llego.
Llegamos al lugar y nos recibieron unos hombres que se disponían a partir: "preciosas, yo les invito la primera copa" nos dijo coquetamente ofreciendonos ambos brazos para entrar con el. Me avergonzó mucho esa recepción y preferí entrar con el amigo, quien se mostraba mas discreto en su acercamiento.
Mi amiga se encargaba de recabar información mientras yo escuchaba al hombre buen mozo que tenia enfrente, parecía que no había hablado en días porque no se callaba. Yo lo miraba y escuchaba atenta, el a ratos me acomodaba de frente con la intención de besarme "tus ojos me tienen hipnotizado" me decía para justificarse. Mi amiga Marcela, quien me cuidaba de cerca se acercó a mi y me dijo: "cuidado porque es vecino, es conocido, conozco a su esposa".
El hombre se sentía mas libre que un soltero, me mostraba sus hermosos ojos verdes, me presumía su buen nivel económico. Yo admiraba su belleza varonil: ojos verdes tamaño mediano, piel bronceada, sonrisa franca, dientes blancos y bien formados, alto. Era un buen candidato para continuar la experiencia sensorial que el hombre del abrazo había dejado en mi. El calor del lugar había puesto sus manos calientes, pero no sudorosas, lo sentía cada vez que me rozaba mi mano, cada vez que tocaba mi cara para mirarme de frente. Yo estaba disfrutando su compañía, de pronto me aburría su charla pero me sentía bien a su lado. Sin embargo el hecho de saber que yo podría conocer a su esposa, que ella fuera mi amiga, que sus hijos vinieran a saludarme con la clásica ternura infantil que generalmente despierto en ellos, hicieron que mis expectativas sensoriales se derribaran, el no podía, de ninguna forma calmar el placer que el abrazo robado me había generado.
El al notar mi alejamiento insistía y me coqueteaba. Me fascinan los hombres en ese estado, cuando sacan sus mejores plumas de pavorreal, cuando extienden sus alas majestuosamente para hacer que la hembra caiga irremediablemente a sus pies. Empezamos a bailar y en sus poses mostraba la virilidad excitante, la fuerza masculina que me derrite. Acercaba su cara y yo me volteaba " no te voy a besar, no te protejas. Tu me vas a besar a mi" me dijo en uno de sus intentos. Esas palabras me tranquilizaron aunque se que son para bajar la guardia, un hombre en ese estado seguirá insistiendo hasta conseguir el preciado premio a su esfuerzo.
Al notar mi definitiva negativa, con una mano tapo mis ojos y con la otra volteo mi cara de un lado al otro. Pobre hombre estaba desesperado y no quería transgredir las leyes del honor. En ese instante pasaron todos los hombres por mi cabeza, que placer tan extraño sentir el beso de aquel que vive en mis pensamientos, el abrazo de aquel otro que me acababa de robar. Si hubiera sido una joven adolescente hubiera caído irremediablemente en sus brazos, me hubiera entregado a sus besos excitados que hacia tanto tiempo estaba trabajando. En vez de eso me voltee de espaldas. Recordaba la imagen que me mostraba el otro hombre, el del abrazo robado "mira esta teta mas grande que la otra (aclaro que no mirábamos mis senos en la imagen) y yo debajo de esas tetas que el hombre miraba, yo veía un falo en dirección a ellas, que en medio de ellas se colocaba. Eso fue lo que en el hombre del abrazo robado despertara el deseo, el símbolo que debí observar y que me alertaría sobre el abrazo.
tarde
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