miércoles, 14 de diciembre de 2011

Brenda 3- la seducción 19ava. parte


Ya era de noche y debido a las reparaciones de la carretera no podrían llegar al pueblo de Brenda por lo que decidió desviarse directo a casa de … Rafael.

Rafael normalmente estaría en la cantina del pueblo seduciendo a alguna blanca palomita, describiendo su hermosa mirada, tal vez acercándose a ella tocando su mano y deshaciéndose en ternuras para que la chica lo mirara y seductoramente la conquistara por el tiempo que esa relación durara. Una hora podría ser suficiente, era un gran enamorado de elogiar a una mujer y eso lo haría sentir maravillosamente.

Tania visitó varios locales preguntando por él. Todos la conocían bien y sabían la relación divertida que llevaban esos dos por lo que disfrutaban verlos juntos y con gusto le daban las indicaciones para que se encontraran.

Finalmente dio con él, pero diferente a lo que ella esperaba, lo encontró muy serio en una aburrida reunión de negocios. Los hombres decidían el camino que la empresa debía seguir, le instruían todo lo que de él esperaban y a él, guapo gigoló ya lo tenían aburrido. Mediante se iban acercando las dos mujeres los hombres se distraían y se callaban, la curiosidad de saber a dónde se dirigían esas jóvenes los sacaba de su tediosa charla. El mayor de ellos, un hombre de 38 años clavó sus ojos en Tania tan segura imponiendo la mirada que debía seguirla. Ella fingió no verlo porque realmente no buscaba ese tipo de diversión.

Rafael al percibir el cambio de actitud de su jefe empezó a voltear curiosamente tratando de adivinar quien había hecho el favor de hacerlo que se callara. Cuando vio a Tania por poco salta de la silla como si tuviera un resorte para abrazarla con un efusivo abrazo, que en otro tiempo la hubiera depositado justo en sus piernas. Sin embargo lo detuvo el ver que no era Lucrecia quien la acompañaba y eso le impidió saludarla de una forma tan peculiar. “Tania, mi amor. ¿Me buscabas?” dijo en voz alta tratando de impresionar a sus compañeros. Tania se sobresaltó porque no lo había visto y semejante saludo era algo nuevo. Brenda se pasmó al descubrir ese joven tan apuesto dirigiendo un saludo tan dulce para su amiga. “Rafael, tu eres especial” le respondió Tania quien sintió la mirada penetrante del hombre mayor. Un aroma especial le vino al olfato un delicioso perfume de hormonas masculinas mezcladas con una loción de maderas recién aplicada. Pareciera que la reunión en la que estaban  era mera casualidad para matar el tiempo que les diera algo mejor que hacer. Los 4 hombres se pararon rápidamente al ver que había llegado la compañía que esperaban.  Se hicieron las presentaciones respectivas y Tania rápidamente ocupó un lugar, invitando a Brenda a sentarse junto a ella. Notaba el nervio expectante en el que Brenda se encontraba, tal vez adivinó que era un gran susto el que la albergaba, más que unos nervios despiadados.
Rafael se acercó a Brenda con naturalidad, de su cuaderno imaginario sacó las frases que hicieron que ella se sonrojara. Cuanto trabajo le costaba que se soltara pareciera que estaba amenazada por el abrazo metálico que no había podido soltar y que ahora la estaba amordazando. Tania, ignorando a Mauricio, se puso a charlar con Brenda y con Rafael, su objetivo era que Brenda pasara un rato divertido, que dejara de temer a todo hombre que se le acercaba mostrándole que había algunos especiales.

Rafael la miraba insistentemente, no porque quisiera comérsela, sino porque le generaba curiosidad ganarse a una mujercita tan …. Encantadora, tan infantil, tan dulce, tan… palomita escondida en su agujero. Tania  y Rafael charlaban y Brenda de a


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