Esa mañana amanecí traviesa, yo quería algo diferente. Hacía días que tenía ganas de hacer lo prohibido, pero no sabía cómo sucedería. Me lleva a la tema central de la película francesa "EL ULTIMO DIAMANTE": ella acaba de perder a su madre, quien subastaba un diamante de la familia y por razones desconocidas, muere. Algunos ladrones quieren ese diamante y envían al más apuesto y que se especializa en abrir cajas fuertes, con ella. Él se presenta apuesto, como hombre serio, representa la compañía de seguridad que su madre hubiera contratado años atrás. El ha estudiado la carrera laboral de su madre, y le menciona algunos eventos importantes en su carrera, por lo que ella baja la guardia y confía en el hombre. Sin embargo hay algo más. Ella acaba de salir de una relación y él de la cárcel. Los dos buscan algo que los haga sentirse vivos, buscan aquello que el ser humano tiene instintivamente: la procreación. El instinto de conservación de la especie, es el culpable de que las personas se busquen y se besen, que se vayan a la cama y se apareen, es un tema de simple conservación. Así, ambos levantan las antenas, se atraen, se flirtean, Él labura, busca planos y llaves dobles y la mira hermosa; ella labura, prepara los papeles y los últimos detalles para llevar a cabo la subasta y lo mira apuesto. Él tiene esa mirada de perrito tierno, el porte de hombre galante, el clásico de un ladrón que ha sabido cumplir varias condenas, y no se ha dejado doblegar. Su personalidad es interesante, tierna, varonil. Ella está triste, siente que su madre, recién muerta, la está cuidando, la está acompañando al mostrarle a este joven que intenta protegerla. Ella, instintivamente encuentra lo que toda mujer; un hombre apuesto, varonil, seguro, que además quiere protegerla. Es la pareja perfecta que el instinto necesita para decir "a la carga". Ella lo invita a una sesión de fotos, los dos se miran en una foto en pareja, cómo él tan apuesto caballero, es abrazado gentilmente por una bella dama "detrás de un gran hombre, hay una gran mujer" y así su instinto y sus endorfinas se ponen a trabajar. Ambos quieren amor, placer y todo está mostrando que de hecho lo hay. Sin embargo ella no ha dejado actuar al cerebro, ella desconoce su verdadera personalidad, desconoce que es un exconvicto en libertad condicional, desconoce que él realmente quiere defraudarla, entonces, al desconocer los detalles de su vida personal pero aparentar la protección tan anhelada por el instinto femenino, las endorfinas femeninas del cerebro, salen emocionadas, todo el cerebro la parte hipocampal, y amigdaliana, se llenan de placer al estar en esta peligrosa situación". Esa relación es la más emocionante, cuando la persona te atrae, cuando no conoces la verdadera identidad de ese hombre que se te acaba de acercar, y simplemente el cuerpo pide, placer, pide instinto.
Sin embargo, al pensar que ese hombre que casualmente se cruza en mi camino, sea casualmente un defraudador, un ladrón o alguien que quiere de mi no sólo mi compañía y satisfacer su instinto, me llena de temor. Siempre el cerebro reptiliano, tiende a cuidarse, a desconfiar. Es necesario que la persona con la que estoy, aplaque ese cerebro que cuida, ése que me pone a la defensiva. En la película, el hombre aplaca la desconfianza de ella, al decirle que conoce a su madre, y decirle detalles que él sabe se pasan por alto en una conversación. Alude a temas antiguos, cuando la mujer era aún muy joven, y pudo no mencionarse el tema del sistema de seguridad que tenía la madre para su laburo. Él da poca información, certera y correcta, el cerebro reptiliano se aplaca. Cuando uno conoce a alguien que la quiere defraudar, la persona empieza a inventar situaciones, y sólo a través de una larga charla, cuando la verdad sale a la luz, es a través de detalles, donde cada día la historia se va formando, pero también son las mismas frases e historias repetitivas cuando el cerebro comprueba que efectivamente, la historia es verdadera o falsa. Por eso, los encuentros de un día son tan peligrosos. El instinto, me pide apareamiento, y no quiere ni le importa toda la historia el sólo quiere instinto. Así, yo pienso un momento, ¿vale la pena arriesgarse un momento para sufrir el resto de mi vida? ¿Es acaso este hombre tan importante para que yo de rienda suelta a mi instinto y lo deje sentir? Unas cuantas copas harán que mi instinto de supervivencia se deje engañar, y lo controle el instinto de conservación de la especie. Yo quiero aparearme con ese hombre con unas copas encima, y esa precaución inicial, ya no existe, y me dejo llevar por los sentidos.
Cuando finalmente es lunes y ése que ha encontrado con quien aparearse, y se siente feliz y enamorada, con el trato, descubre que esa persona no es de su gusto, y debe retirarse. La desilusión constante suele ser tan grande, que va mermando la confianza de la gente para entregarse. Así ve uno que hombres y mujeres, salen en busca de un con quien, como yo me siento hoy, lo encuentran, pero hacen lo que se ve en las películas, viven una hermosa y divertida aventura, que sólo dura un par de meses, para nuevamente separarse. Tras pasar los meses o los días, el cerebro ha bajado todas las endorfinas y xerotonina que hacía que uno viera a ese ser humano como algo hermoso, y al descubrirlo inadecuado, uno se retira, con su corazón lacerado, con su confianza lastimada, con su vida averiada. Todos buscamos una vida feliz, pero hay que considerar que es el tiempo y el trato constante con la gente, la que nos dará la estabilidad mental, la que no mermará la confianza, la seguridad de uno. Una sola pareja, es aburrida y desgastaste, pero es una sola pareja, como se ha escrito desde siempre, la que nos hará crecer, ser mejores humanos, y de pronto encontrar la felicidad.
Cuando veo en los países europeos tanta soledad de ancianos, tanta individualidad entre ellos, sólo pienso que pasaron su vida juvenil, buscando una pareja, como abejas, polinizando todas las flores, para que al estar ancianos, verse feos y arrugados, y ya no más atractivos e incapaces de encontrar parejas, dan como resultado el encontrarse solos.
Así es que en mi pensamiento de travesura, voy a un bar, miro algunos buenos mozos, con cara de exconvictos, charlamos, nos besamos y me retiro a casa con mi confianza entera, un exconvicto no me robará mi paz mental.
Sin embargo, al pensar que ese hombre que casualmente se cruza en mi camino, sea casualmente un defraudador, un ladrón o alguien que quiere de mi no sólo mi compañía y satisfacer su instinto, me llena de temor. Siempre el cerebro reptiliano, tiende a cuidarse, a desconfiar. Es necesario que la persona con la que estoy, aplaque ese cerebro que cuida, ése que me pone a la defensiva. En la película, el hombre aplaca la desconfianza de ella, al decirle que conoce a su madre, y decirle detalles que él sabe se pasan por alto en una conversación. Alude a temas antiguos, cuando la mujer era aún muy joven, y pudo no mencionarse el tema del sistema de seguridad que tenía la madre para su laburo. Él da poca información, certera y correcta, el cerebro reptiliano se aplaca. Cuando uno conoce a alguien que la quiere defraudar, la persona empieza a inventar situaciones, y sólo a través de una larga charla, cuando la verdad sale a la luz, es a través de detalles, donde cada día la historia se va formando, pero también son las mismas frases e historias repetitivas cuando el cerebro comprueba que efectivamente, la historia es verdadera o falsa. Por eso, los encuentros de un día son tan peligrosos. El instinto, me pide apareamiento, y no quiere ni le importa toda la historia el sólo quiere instinto. Así, yo pienso un momento, ¿vale la pena arriesgarse un momento para sufrir el resto de mi vida? ¿Es acaso este hombre tan importante para que yo de rienda suelta a mi instinto y lo deje sentir? Unas cuantas copas harán que mi instinto de supervivencia se deje engañar, y lo controle el instinto de conservación de la especie. Yo quiero aparearme con ese hombre con unas copas encima, y esa precaución inicial, ya no existe, y me dejo llevar por los sentidos.
Cuando finalmente es lunes y ése que ha encontrado con quien aparearse, y se siente feliz y enamorada, con el trato, descubre que esa persona no es de su gusto, y debe retirarse. La desilusión constante suele ser tan grande, que va mermando la confianza de la gente para entregarse. Así ve uno que hombres y mujeres, salen en busca de un con quien, como yo me siento hoy, lo encuentran, pero hacen lo que se ve en las películas, viven una hermosa y divertida aventura, que sólo dura un par de meses, para nuevamente separarse. Tras pasar los meses o los días, el cerebro ha bajado todas las endorfinas y xerotonina que hacía que uno viera a ese ser humano como algo hermoso, y al descubrirlo inadecuado, uno se retira, con su corazón lacerado, con su confianza lastimada, con su vida averiada. Todos buscamos una vida feliz, pero hay que considerar que es el tiempo y el trato constante con la gente, la que nos dará la estabilidad mental, la que no mermará la confianza, la seguridad de uno. Una sola pareja, es aburrida y desgastaste, pero es una sola pareja, como se ha escrito desde siempre, la que nos hará crecer, ser mejores humanos, y de pronto encontrar la felicidad.
Cuando veo en los países europeos tanta soledad de ancianos, tanta individualidad entre ellos, sólo pienso que pasaron su vida juvenil, buscando una pareja, como abejas, polinizando todas las flores, para que al estar ancianos, verse feos y arrugados, y ya no más atractivos e incapaces de encontrar parejas, dan como resultado el encontrarse solos.
Así es que en mi pensamiento de travesura, voy a un bar, miro algunos buenos mozos, con cara de exconvictos, charlamos, nos besamos y me retiro a casa con mi confianza entera, un exconvicto no me robará mi paz mental.
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