Uno quisiera cambiar su vida incesantemente, cambiar todo aquello que le molesta,sin pensar si tiene o no sentido ese cambio . Sin embargo todo tiene su tiempo, todo en la vida tiene un espacio de maduración.
Cuenta la historia de una mesa vieja, ella cambiaba de color de acuerdo a la decoración, primero había sido marrón, luego verde, luego blanca. Ella por sí misma era sólo una mesa, un apoyo necesario para servir en donde vivía. No había nada que le cambiara el destino, su único sentido podría ser cambiar de color, pero su uso siempre sería el de una mesa, un apoyo. A veces un estorbo. Una mesa que está en el paso, que se mueve de un espacio a otro porque no se ve linda en ningún lado que se la ponga es un estorbo en el paso, hasta que un día nuevamente se la encuentra útil. No importaba si era funcional o estorbaba pero su función era esa, ser un apoyo.
Un día la mesa se rompió. Su vidrio transparente, que era realmente el apoyo, sufrió un accidente, se rompió de lado a lado, fue entoncess cuando la miraron, ya no era un objeto hermoso. Sin embargo, no había necesidad de cambiarlo, con pintarla y cambiarle el vidrio sería todavía de utilidad. Las cosas no requieren cambio si cumplen su función, pueden pasar los años y los usos y costumbres, pero cuando un objeto funciona para lo que corrresponde, no tiene sentido cambiarlo.
La mesa seguía allí, ocupando su lugar, el mueble era como el juego de palitos chinos, como el juego de jenga, piezas de madera colocadas estratégicamente para que funcionara de base. No era necesario mucho material, era sólo unos cuantos palos de madera colocados a manera de palitos chinos, haciendo un círculo. Más bien era una jenga, ese juego que muestra la fuerza de la física, donde el movimiento de las fuerzas se apoyan en diferente parte, dependiendo de las piezas que falten. Al igual que la jenga, cuyos espacios faltantes hacen apoyo en alguna parte de ella, de igual forma se sostenía esta mesa. La mesa desgastada, repintada una y otra vez dependiendo del lugar de la casa donde se requiriera.
Los objetos de valor, son siempre útiles sin importar si éstos se usan o no. Los objetos son valiosos por sí mismos, no importa si son decorativos modernos o antiguos, cada objeto se hizo para cumplir alguna función ésta permanece y cumplirá su función, no importando la apariencia. El punto importante es que ella funcione como apoyo pero sobe todo que no sea olvidada, que no sea un estorbo en el paso.
Cuenta la historia de una mesa vieja, ella cambiaba de color de acuerdo a la decoración, primero había sido marrón, luego verde, luego blanca. Ella por sí misma era sólo una mesa, un apoyo necesario para servir en donde vivía. No había nada que le cambiara el destino, su único sentido podría ser cambiar de color, pero su uso siempre sería el de una mesa, un apoyo. A veces un estorbo. Una mesa que está en el paso, que se mueve de un espacio a otro porque no se ve linda en ningún lado que se la ponga es un estorbo en el paso, hasta que un día nuevamente se la encuentra útil. No importaba si era funcional o estorbaba pero su función era esa, ser un apoyo.
Un día la mesa se rompió. Su vidrio transparente, que era realmente el apoyo, sufrió un accidente, se rompió de lado a lado, fue entoncess cuando la miraron, ya no era un objeto hermoso. Sin embargo, no había necesidad de cambiarlo, con pintarla y cambiarle el vidrio sería todavía de utilidad. Las cosas no requieren cambio si cumplen su función, pueden pasar los años y los usos y costumbres, pero cuando un objeto funciona para lo que corrresponde, no tiene sentido cambiarlo.
La mesa seguía allí, ocupando su lugar, el mueble era como el juego de palitos chinos, como el juego de jenga, piezas de madera colocadas estratégicamente para que funcionara de base. No era necesario mucho material, era sólo unos cuantos palos de madera colocados a manera de palitos chinos, haciendo un círculo. Más bien era una jenga, ese juego que muestra la fuerza de la física, donde el movimiento de las fuerzas se apoyan en diferente parte, dependiendo de las piezas que falten. Al igual que la jenga, cuyos espacios faltantes hacen apoyo en alguna parte de ella, de igual forma se sostenía esta mesa. La mesa desgastada, repintada una y otra vez dependiendo del lugar de la casa donde se requiriera.
Los objetos de valor, son siempre útiles sin importar si éstos se usan o no. Los objetos son valiosos por sí mismos, no importa si son decorativos modernos o antiguos, cada objeto se hizo para cumplir alguna función ésta permanece y cumplirá su función, no importando la apariencia. El punto importante es que ella funcione como apoyo pero sobe todo que no sea olvidada, que no sea un estorbo en el paso.
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