lunes, 27 de agosto de 2012

Un traje nuevo

Un buen día Daniel pensó que era buen momento de cambiar de vida. Medito y meditó buscó las razones que lo apoyaran, y así de pronto salió a la calle con un nuevo atuendo.

Iba por la calle y se sentía otra persona, a todos miraba diferente porque en efecto el había cambiado. Todos los recuerdos que tenía guardados en el traje viejo, allí se quedaron. Se quedó el juguete del infante, el trabajo que lo vio crecer, el joven que lleno de emociones siempre lo dejaba perplejo sin saber a donde se dirigía esta vez. Así todos sus recuerdos, allí quedaron. El era una nueva persona, ese traje, así viejo y desgastado no debería cambiarse, solo restaurarse. Sin embargo, así se quedó el traje viejo, arrumbado en un rincón... y yo allí sola me encontré.

Salí del traje con trabajos, soy muy pequeña y tanta tela me ahogaba, me sofocaba y no me permitía salir a la superficie. Acostumbrada yo a  salir por debajo de su pecho, allí, cerca de su corazón es donde yo vivía, y ahora de pronto solo frío sentía. ¿Dónde estaba ese calor humano, ese latido que viva me mantenía? Se había ido. Para siempre estaba fuera de mi vida.

Cuanta gente buscando una novedad tras otra, va cambiando de nombres sin darse cuenta el daño que se provocan. ¿De que hablo? De la importancia del nombre. Hace muchos años, aburrida en casa de una tía, encontré ese libro que me contaba sobre lo importante que era buscarse ese nombre que lo representaría si se iba a conformar una empresa, o decidir el nombre de un hijo, buscar la firma de casada o si tomar el apellido del marido. Cuando uno decide un nombre debe considerar, no solo el significado, no es solamente quien lo haya portado, sino lo que la mezcla de nombres y apellidos le va a aportar. La suma de estas letras le dará una vibración y una energía. Este libro hablaba de eso, sin profundizar en otros temas.

Recordando aquél libro la vida me llevó a  profundizar y así llegué a la numerología. Cada letra de nuestro nombre corresponde a una del alfabeto que tiene un número, que al sumarla con las letras de nuestro apellido resultan en aquél número en que vibraremos en la vida. Inclusive, entre los hindúes, antes de casar a una chica, le suman los números de su nombre nuevo tras contraer matrimonio, para verificar si ese nuevo nombre le va a beneficiar. Lo ideal es tener todos los números a lo largo de todo nuestro nombre.

Daniel cambió de nombre al cambiar de traje, aquello que antes le gustaba había quedado atrás, porque la vibración de su nuevo nombre lo llevaban a nuevas experiencias que sustituían las anteriores.
numerología

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