viernes, 16 de diciembre de 2016

EL POLLITO VERDE

Estoy sintiéndome bien. Escucho un motor que continuamente suena y resuena, un avión que muestra que la vida sigue, que los viajes se acercan y que el tiempo se me acaba. Siento presión en  la espalda, la responsabilidad siempre me pesa, pero no es algo que me agobie, simplemente, con el tiempo se pasa, significa que es sólo la apariencia, en la costumbre, en el andar y  vivir, se va relajando. Pero mi realidad no me deja, escucho los aviones que me presionan. Saldrá a tiempo el vuelo_ Si. Habrá algún problema? Veo que todo está en su lugar, sólo los trámites de esperar y el tiempo que pierde uno en las esperas. Cómo me gustaría no tener que esperar, simplemente ir como en un carrito escribiendo mientras alguien me empuja. Ese stress de los viajes es lo que me molesta, ese stress de no saber si estarás a tiempo, desde ayer estoy segura que algo me falta. Estoy nerviosa, pero por más que busco razones, no las encuentro. Siempre hacer un viaje es estresante, por eso no quiero ir a Orlando, quiero ahorrar ese stress de levantarme con el reloj, estar lista, esperar al taxi, hacer cola en el aeropuerto con la preocupación de si saldrá a tiempo el avión o si a mi me dará tiempo para abordar sin prisas.

Finalmente llega el momento y mi stress se hace real. El Uber no llega, simplemente, a la mera hora en que debiera estar en mi puerta, el conductor cancela, y yo me quedo con el nervio, la ansiedad y la angustia de ver que todo ese stress que había mencionado, se hacía realidad. Por eso me molesta viajar, por no tener el control de los momentos. Al final llamo al taxi que debí llamar y programar en vez de hacerlo con el Uber. Estoy demasiado nerviosa, pero ello no me ayuda. El taxi no se apura y el tiempo pasa promoviendo sólo mi desesperación. Si yo lo pudiera controlar todo? El tiempo, el taxi, el tráfico. Sin embargo me llega un respiro de paz: Dios si lo controla todo y voy a Orlando por alguna razón en contra de mi voluntad. Voy a Orlando a recoger a mi hijo, a hacer un gasto extra que no estaba considerado. Por qué?

Mediante pasa el tiempo, la oración me va calmando, confiar en Dios, ponerme en sus manos me va clamando. No hay coches en las calles, el taxi se apura, no hay gente en el aeropuerto y hago el check- in con mucho tiempo y calma. Mientras espero al avión recuerdo a esa piba, su rebeldía, su noche de ayer retando porque no le doy el celular, desagradecida porque la noche anterior le hice la masa de las galletas, la llevé a comprar bombones para lo amigos. El día anterior era un dulce, muy amable, charlatana, obediente, y hoy que no recibe nada, sólo espero su obediencia, me reta. No se baña cuando le digo y prefiere esconderse en su cuarto para que no me percate que está desobedeciendo.

Me subo al avión y me duermo. Ya puedo descansar el stress, porque Dios se ha encargado de todo. Sin embargo yo sigo pensando Qué vine  a hacer a Orlando? Es en este momento cuando comprendo que: vine a escribir un cuento para Annie.

Cuenta la historia que había un pollito. Era un pajarito lindo con un piquito cantarín que vestía de verde cuando se sentía solito.
Este pollito vivía con sus hermanos pollitos, pero por alguna razón convivía poco con ellos. El pollito verde al verse tan solo decidió que debía crecer rápido, porque es lo que veía en los pollos adultos. El pollito verde, suponía que al estar solo y crecer como adulto resolvería sus carencias. En el fondo el pollito verde se sentía abandonado, ansioso: cada vez que podía, comía para saciar su soledad, para compensar la falta de compañía que su vida lo estaba guiando, comía para crecer, comía porque sentía que de esta forma conseguía crecer, ser mayor, ser adulto. Él pensaba que siendo mayor obtendría lo que todos los adultos.... Qué veía él en los adultos? libertad, hacer su voluntad, no rendir cuentas, no hacer nada y dar órdenes, manejar un coche...

No se daba cuenta que su intención por crecer, lo hacía más pequeño. Un día mientras en soledad comía en el bosque, se le acercó un búho. Los búhos tienen el don de saber mucho, de tener la respuesta a todo lo que la gente se pregunta y al ver al pollito verde tan solito, se acercó a él
- Qué haces pollito?
El pollito se asustó, no esperaba encontrar semejante compañía, ese gran pájaro, con grandes alas y ojos penetrantes, pero fingió que no lo estaba, con mirada fija observó al búho, mientras en susto devoraba la botanita que disfrutaba entre comidas.
-Estás asustado? - preguntó el búho
- Para nada - contestó el pollito, mirando fijamente al búho y comiendo ansiosamente.
- Por la forma en que comes, veo que estás asustado - insistió el búho.
el pollito altanero se defendió. ESa calma aparente con la que miraba al búho se desarmó , sacó en un segundo toda la coraza que lo mostraba apacible. - No es cierto. Tú no sabes nada.
El búho se impresiono por la agresión - wow pollito verde, sufres mucho?
- Claro que no! - responidó el pollito sacando la seguridad fuera de lugar.
El búho que todo lo sabe, observó al pollito devorar además de la botanista, un plato de pochoclo, en su mirada se observaba gran tristeza
- Pollito, comes por miedo?
- No, yo no tengo miedo - continuó el pollito altanero, pero dudoso
- Comes para crecer?
El pollito dudó un segundo antes de responder - sí, yo merezco crecer -  contestó el pollito altanero
- para qué quieres crecer? - evaluó el búho
- Para hacer lo que los grandes hacen. - respondió inmediatamente el pollito, quien todavía devoraba el plato de pochoclo y la saciedad le daba calma
- Por qué quieres ser grande? Tu crees que los grandes son felices?
- Exacto, quiero ser grande para ser feliz - aseveró el pollito con seguridad
- No son tan felices como tu lo crees
el pollito se impresionó con esta respuesta - Cómo que los grandes no son felices?
- Tú crees que a tu mamá le gusta verte comer? Tu crees que ella es feliz de verte gordita?
- No me ve, como cuando ella no está. Además, ellos si son felices, son más felices que los niños.
- Tu crees que ella no se da cuenta cuánto comes? Tú eres feliz al comer? Tú crees que comer te va a hacer feliz?
 - Sí así mientras crezco como
- Por qué piensas que los grandes son felices?
- Porque hacen lo que quieren
El búho cansado de tanta altanería se decidió a responderle al pollito - Pollito verde, los adultos son felices cuando los ni;os son obedientes y se dejan guiar. Tu eres obediente?
El pollito decidió dar otra respuesta - Yo soy grande, autosuficiente.
- Entonces eres desobediente y tu mamá no está feliz contigo
- Yo soy grande, no necesita guiarme - respondió el pollito bajando la mirada, triste al confrontar su soledad.
- Todavía eres un pollito. Los pollitos felices no comen todo el tiempo, ni están gorditos, los pollitos felices son obedientes y confían en sus papás.
- Yo no confío en mis papás?
- No, porque eres desobediente. Un pollito feliz es obediente y hace todo lo que sus papás le dicen, y así es seguro y no necesita decidir cosas de grandes.
 continuará 

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