martes, 30 de agosto de 2016

.... Y EL MAR GRITABA...

EStaba decidido pese a lluvia y mareas altas, haría un divertido día de surfing. Primero fui a probar el agua, fuera a estar demasiado fría y me echará a perder mis planes de diversión y preparativos.

Una vez controlada la temperatura del agua de mar, como chica de 10 años tomé mi tabla de surf, mi bañador, además de todo el equipo de spa, iba yo en el elevador cargada de cosas que fui descargando en los diferentes pisos.

Llegando a la playa, considerando que lloviera, coloqué mi ropa protegida por el cojín donde uno se recuesta. Seguramente tendría frío al salir del agua, y quería asegurarme poderme secar.

Llegando a la playa..... Nada. Yo esperaba grandes olas, revolcones, un bañador lleno de arena. Me sentía en la tina de mi casa, solo que un poquito más grande. Caminaba varios metros, cuando el agua había llegado a mis rodillas, me tiraba en la tabla, esperando una gran ola que me empujara a la orilla Nada. Así pacientemente, nadando y disfrutando la pasividad del mar en tiempo de tormenta, nadaba dejándome llevar en reversa por la discreta corriente que movía las olas. Miraba cómo finalmente había pasado un edificio. Al cabo de otro largo tiempo,... Otro edificio más. Mi paciencia y deseo de echar fuerzas con el mar, mi búsqueda de hacer abdominales... Nada, todas mis expectativas se iban desmoronando.

De pronto me vino a la mente aquél día en que fui a aprender a hacer surfing con mi hermano: "busca la ola grande, donde se está formando la espuma, y te dejas llevar", recién entonces me ahogó una ola. Yo con los ojos cerrados, esperando que se acostumbraran al agua salada, sentía que se iban mojando de a poco, y me ardían más que al recibir el agua salada. Decidí que mantendría los ojos abiertos, tal vez se secarían más rápido. Sentí la corriente que me llevaba y me ahogaba, unas medianas olas hacían más profundo el piso que tocaba. Finalmente, había encontrado una corriente con olas. Yo animada me profundicé en mitad del mar, esperando las olas inmensas que me arrastrarían hasta la orilla. Muy divertido, pero nada emocionante ni espeluznante. Me dio tiempo de estudiar el recorrido de la corriente. Me parecía estar en un juego de olas, de los que son imitación de pileta de oleaje de 3 x 10 m. Me mantuve otro rato en este juego de olas, nada espeluznante ni retador, nada que llenara mi curiosidad épica, como las olas del mar abierto de Acapulco, aquellas que en sólo 10 min, me mandaron a descansar a la orilla para permitirlas contemplar desde afuera, porque ya estaba agotada.

Seguí nadando, notaba que la marea subía. Había unos chicos de 6 y 8 años nadando junto a mí. Su padre vino a buscarlos, y desde la orilla los miraba que no se ahogaran. Yo esperando mis grandes olas. Y llegaron... No eran las Mavericks tamaño edificio que esperaba, pero me ahogaron bien, me mojaron la cara y me cegaron otro poco. Me llevaron a la orilla y nuevamente las tomaba en mitad del mar. Ya me había cansado, tanto esperar la fuerza del mar, también me había aburrido. " ahora sí, nadando me voy de regreso a casa" Me recordé una seductora conversación con un joven apuesto. "Esto es como hacer el amor" No sabía a qué se refería mi recuerdo, hasta que me vi nadando y nadando, para permanecer en el mismo punto. El agua me revolcaba, me ahogaba, me jalaba, de la misma forma que lo hiciera un  amante en un momento apasionado. yo miraba las olas, y recordaba la frase "yo te llevo a casa, sólo déjate llevar". qué placer tan Enorme, ver esas olas inmensas, que no me permitían salir de mi corriente, yo nadaba y nadaba, me esforzaba, y al voltear a la orilla, estaba en el mismo punto. En verdad un momento placentero, siendo arrastrada por los brazos de ese hombre delicioso... Finalmente escuché al mar gritar. El juego se había terminado, mi edificio estaba muy lejos, y cuando el mar grita, hay peligro al acecho.

Me paré en el fondo del mar. El agua me llegaba a las rodillas..... Sí, no era peligroso en donde me encontraba. Caminé con fuerza, la corriente no me permitía avanzar, yo con la fuerza de mis pies sobre el fondo del mar, sentía como quien camina en una banda sin fin. Recordaba el grito del mar, el cuento de quién había escuchado un terremoto y luego la ciudad temblando a 6 grados Richter. "Se escucha como un tractor dentro del mar" El mar avisa, sólo hay que saber escuchar. Seguía en mi banda sin fin, disfrutando del agua en mis rodillas, en la fuerza que debía hacer mi abdómen para poder avanzar. Las escasas gotas de agua que empezaban a caer, eran el grito que el mar había dado hacía apenas unos minutos. El cielo sobre mi, negro, el viento helado fuerte. Finalmente llegué a un espacio de remanso, donde me pude introducir y evitar el frío que sentía mientras caminaba. De pronto se soltó la tormenta.... wow, qué delicia, mi amante marítimo venía a soltarme agua por todos lados, mojada de pies a cabeza, por la lluvia y el mar;  yo me seguía sumergiendo en el mar El agua era cálida, comparando con la lluvia y el viento que pegaban en la superficie.  Recordaba el grito del mar,  y me venía a la mente  las clásicas tormentas fuertes, con truenos y relámpagos, y yo metida en el agua que es conductora; "vendrán también relámpagos" el agua es conductora, " mejor me salgo y si veo un relámpago me tiro al piso" " uy que frío, mejor me vuelvo a sumergir". Así finalmente llegué a mi edificio, el agua caía con fuerza, el viento me arrancaba la tabla de surf, que ahora yacía sobre mi cabeza. A ver si así era menos frío recibir la lluvia.  Mi ropa en la playa bajo el camastro  estaba bastante seca. Me envolví en la toalla, para que al menos me mantuviera el calor que el agua de mar me había brindado. En medio de la tormenta, la toalla me mantuvo caliente, me evitó desmayar de frío, y de que me cayera un rayo.... Ya a salvo en el spa, tomé un baño caliente, un vapor hirviendo, y toda la aventura con el mar se quedó en mi memoria. 

EN BUSCA DE LA ASERTIVIDAD - 3

3. Ray recibe una lección positiva 

Al día siguiente Ray llega emocionado a la oficina, durante la noche pudo elaborar con claridad aquello que no le había venido funcionado. Se sienta con seguridad y antes de empezar el día, saluda a su Vampira Rosa, la cual no está conectada. "Vamp deseo que pases un día maravilloso, charlar contigo anoche me subió las pilas. Atentamente El Torbellino Sensual." 

Le pide un momento al jefe, quien primero lo ve con flojera, está acostumbrado a su forma de redundar y no llegar al grano. Pero Ray usa la clave que le funciono con Constanza. "Entiendo..." Toma aire y con soltura empieza su diálogo
- Entiendo que se sienta irritado por la presentación de ayer, pero he elaborado este tema, quiero mostrarselo. Hablé con Patricia y me explicó un poco de lo que debía concentrarme. 
- Te presto un minuto para hablar y que me expliques, - le ordena el jefe condescendiente.
Ray agradece y le explica de forma breve, el tema que piensa se relaciona con lo que hablaron en la junta. El jefe impresionado, le sonríe asertivamente.
- Me gusta Ray, continúa en este sentido pero considerando las consecuencias. 
- Entiendo que le ha gustado mi tema, pero me puede explicar más ampliamente ¿qué tipo de consecuencias?
El jefe pacientemente mira su reloj, todavía le quedan 30 segundos y amablemente le explica lo que necesita, incluso le recomienda trate con Patricia, quien parece haber comprendido exactamente el tema. Ray sonriente y agradecido se retira. Hace mucho tiempo que no puede comunicarse tan felizmente con este señor que parece haberse comido un reloj. 
En el pasillo se encuentra con Patricia
- Hola - Ray al verla no sabe si abrazarla, sonreírle, bailarle o simplemente quedarse parado para charlar. 
- Veo que estás feliz. - describe Patricia
- Así es, hablé con el jefe y.....
- Mira, en este momento voy a hablar con él, no quiero que se vaya, cuando regrese te escucharé. 
Ray se queda atónito. Eso fue frío. ¿Qué le habrá dicho? ¿Sería la forma en que le habló? Nuevamente empieza a temblar, se angustia porque siente que se ha tardado mucho en dar su idea, si él fuera como Constanza que tiene la idea clara en la mente y cuando ve a la persona simplemente se la avienta, y no le permite que le digan "no". Preocupado se va al escritorio. Nuevamente las ideas se le han ido. Va a su escritorio esperando que Patricia pase por allí y le hable, tal vez le pregunte qué le dijo tan ofensivo que le hizo cortarlo. Patricia se tarda, a ella le dan mas de un minuto. ¡Qué suerte tienen las mujeres! Constanza y Patricia saben hablar. Está concentrado elaborando el proyecto cuando se encuentra a Patricia en el pasillo, quien ha regresado de su junta. 
-Hola Ray, ahora sí tengo tiempo,- dice amable Patricia
- Perdona por lo que te dije hace un momento, ¿te ofendí? Te fuiste tan rápido. - se disculpa Ray.
- ¿De qué hablas? - pregunta Patricia interrogante
- ¿Cómo? ¿No estabas enojada? 
- No, sólo apurada, te expliqué que iba con el jefe, quería alcanzarlo antes de que saliera.  Bueno, Ray comprendo que te sientes resentido. 
- Sí, un poco.
- Cuando estés más tranquilo, me buscas en mi lugar, creo que hay un buen proyecto para hacerlo en equipo. - Se disculpa Patricia, quien le ha exasperado la actitud de Ray. - Ah, lleva tu ordenador con tus ideas. 
Ray tiende a sentir que todo lo hace mal. Su forma pasiva y su revisión exagerada de las cosas no le permiten avanzar en lo importante. La gente siente que junto a él el tiempo se pierde y la vida no pasa. No es agradable charlar así con él. 

jueves, 18 de agosto de 2016

EL PERRO DORADO

Esta es la historia de un perro fiel. Este perro era color dorado, fuerte, deportista, altivo. Hermoso pelo que siempre fue cepillado y cuidado con gran dedicación, igual que una chica cuida su pelo, largo y sedoso, lacio y brillante, de la misma forma Lucía el pelo de este gran perro. Un día llegó a la casa de su dueña, era tan sólo un cachorro, y se adaptó muy contento a esa casa. Su vivienda era un pequeño trozo de jardín, que ocupaba parte del estacionamiento, y allí entre coche y jardín, el perro pasaba el día. Por la tarde, venía su pequeña dueña, a llevarlo a pasear, para ella era la razón de venir a casa, el perro dorado era lo único que la motivaba a regresar de la escuela, a estar animada.

La dueña de este perro dorado, era una pequeña triste, insegura, una pequeña chica que había perdido a su madre desde muy pequeña. La pobre huerfanita vivía con su padre y unas criadas, pero ello no la consolaba, necesitaba la compañía de alguien que la confortara, que le permitiera vivir como corresponde a una pequeña de 13 años. Ella insistía con vehemencia que quería un perro. Ella no hablaba bien. Al perder a su madre, se quedó muda, ¿Qué podría decir una pequeña que desde los dos años había perdido a ese ser que le había dado la vida? En sus pocas palabras pedía un perro, un compañero. Una tarde de sábado,  su padre finalmente dio luz verde a sus peticiones: la pequeña obtuvo un perro. 

Mucha gente se extrañaba ¿Cómo una adolescente  de esa estatura podría tener un perro dorado? ¿Cómo lo cuidaría si ella era sólo una niña? Seguramente lo abandonaría a los tres días, como hacen todos los niños con los animales. La apuesta en favor del perro dorado era poco alentadora. 

Llegó el cachorro a casa, la niña vertió todo el cariño de su vacío en el perrito, él tenía su alma y con ella crecía y crecía, saludable y feliz Finamente pasó el tiempo. La pequeña empezó a crecer. todos los días paseaba al perro, lo alimentaba, lo acariciaba, la pequeña, ya señorita, peinaba al can, de la misma forma que ella cuidara su hermoso y largo pelo, cepillaba sus cabellos, y así largos y hermosos lucían y brincaban a la luz del sol. Llegó el momento en que las cuentas de la vida se cobran. El perro tenía. 15 años, los que corresponderían a unos 100 años humanos. El perro enfermó gravemente. fue llevado al veterinario. "Este perro no tiene futuro" dijo el médico "tiene un problema en los riñones, no puede orinar más, el propio cuerpo lo va a envenenar". La pobre chica que ya para entonces había aprendido a hablar, lloraba y le pedía al perro que no se muriera, que la acompañara. Así pasaron los días. El perro en el hospital, no cedía, estaba postrado en su jaula, sobreviviendo. "Este perro hay que sacrificarlo" dijo el médico. De ninguna manera" dijo su ama " yo me lo llevo a mi casa y allí que muera, yo no permito que le hagan nada a mi querido compañero." 

Así fue como el can moribundo regresó a la casa donde había crecido. La chica lo cuidaba, ahora con más esmero, su alma estaba en peligro, Ella dentro del perro eran el corazón y la vida misma del perro, quien la cuidaba con esmero; el perro había estado con la chica durante su infancia, en la soledad de una pequeña enferma huérfana, a quien había acompañado tantos años, y le había reestablecido el sentido de vida, quien le había enseñado que la vida continúa pese a tener una pérdida: ahora era el turno de la chica de cuidarlo. Pasada una semana, el veterinario visitó la casa de la chica para revisar al perro. Lo vio postrado, como muerto "este perro no puede ir más al baño?, Va a Morir dentro de poco" El perro con el alma de la chica, escuchó esa frase, se levantó de su aposento y con la altivez de un gran perro dorado, fue al baño frente a los ojos atónitos del veterinario. "En verdad esto es increíble, yo lo he visto caer, declinar, descender, y ahora así de la nada se levanta y hace lo que yo no apostaba haría?, esto no es posible" El cariño de su dueña y la compañía que ella le proporcionaba, le dieron la salud al can, el alma de la chica dentro del can habían logrado comunicarse. 

La chica sabía que los cuidados y el vínculo que ellos habían logrado, mantendrían vivo al can. ¿Por cuánto tiempo? Sólo lo sabría la salud y el destino de su vida. Ese animal había sido la compañía de la pequeña, quien siempre estuvo a su lado, uno al lado del otro, crecieron, maduraron, y a la fecha se siguen acompañando.Ella a sus 28 años y él a su 15. 

jueves, 4 de agosto de 2016

BUSCANDO LA ASERTIVIDAD - 2.3


2.3 Ray encuentra una puerta

Nuevamente en su escritorio y su soledad, Ray se siente perdido y desvalido tras su terrible presentación, tras ver que nadie hizo comentario alguno de ella. Enojado por el mal apoyo de Constanza, sale a tomar aire. Mira a su alrededor, donde están sus compañeros fumando y texteando, sin embargo él no tiene nada que escribir. Se siente muy avergonzado y sabe que al textear, se expondrá con cualquier persona. Su mal humor lo proyectará en sus letras. 

Ya mas calmado, después de descansar un rato y perderse en alguna conversación insulsa con los fumadores, regresa a la oficina. En el paso, escucha a Patricia hablando por teléfono, no puede evitar escuchar la conversación de ella, parece que habla con alguien enfurecido y mediante ella escucha le llama la atención que sus frases dicen y describen el sentimiento de su interlocutor  "Entiendo que está enojado", "Comprendo su frustración", "Entiendo sus expectativas". Mediante pasan los minutos la otra persona parece guardar silencio y abrirse a escuchar a esta amable joven de voz cálida. Nadie se percata de su espionaje, la oficina está casi desolada porque es la hora de la salida, y la poca gente que hay, está sumergida en la velocidad de terminar su trabajo. 

Cuando Ray ha escuchado suficiente se aleja a su lugar. Nuevamente encuentra su realidad, su tarde perdida y su fracaso como prueba, esa terrible presentación a la que nadie le ha prestado atención alguna. Empieza a guardar su escritorio, mañana será un mejor día. Escucha pasos que lo sacan de su aislamiento y mira a Patricia acercarse, cálida y amable como de costumbre. No puede evitar admirarla, la mira y ella se detiene detrás de él. 
- ¿Listo para marcharte? - pregunta Patricia al detenerse . 
- Si -  Contesta Ray bajando la mirada, tomando un gran suspiro de tristeza. 
- Me da la impresión que no estás muy complacido - dice Patricia observando sus movimientos.
- No. Me siento muy decepcionado por el resultado de mi presentación. Nadie le ha prestado atención. 
Patricia da un paso adelante y pone su mano en el hombro de Ray
- ¿Qué dices? Fue buenísima.. Me han encantado los ejemplos que has puesto y la forma en que los has explicado. 
Ray no acierta a comprender cómo ella ha visto todo y los demás no han dicho nada. Ella pacientemente lo apoya, le cuenta lo que a ella le ha parecido e incluso lo que tras él irse se ha comentado de ésta. 
- Pero ¿Por qué nadie me lo ha dicho? - exclama Ray molesto
- Lo ignoro. Tal vez porque tú no preguntaste. 
Se introducen en una charla observativa y descriptiva que engancha a Ray de tal forma que no la deja moverse del lugar. Ella mira el reloj y explica que se ha hecho tarde. 
- Es verdad, es tardísimo y yo no he almorzado, muero de hambre. Ven te invito a cenar, - se disculpa Ray al comprender que ha invadido demasiado el espacio de Patricia, quien se encuentra recargada en el escritorio visiblemente cansada. 
Patricia duda un momento, pero responde amablemente
-  Comprendo que quieres seguir charlando de tu presentación, tratándose de una cena de trabajo, con gusto acepto.
Ray se asombra tras la cantidad de explicaciones que ella le da, pero le hace sentir bien, le da pie a que avise a Constanza. 
- Déjame llamar a mi novia para explicarle que la veré mas tarde en su casa. 
Patricia se va a su lugar a levantar sus pertenencias y a prepararse para salir, mientras Ray habla a Constanza. Con timidez y emoción le explica
- Constanza, se que habíamos quedado de ir al cine, pero no puedo ir. Tengo una junta de trabajo.
- ¿Desde cuando trabajas tan tarde? - explota Constanza  al escucharlo.
- Es sólo hoy, es importante, es por mi presentación de esta tarde - explica Ray preocupado.  
- Cómo te atreves a cancelarme si ya habíamos quedado. 
Ray apabullado por las críticas y agresiones de Constanza, recuerda las frases calmantes de Patricia y las aplica. 
- Entiendo que estás enojada, Constanza.
- Claro que estoy enojada, ya teníamos planes.
- Entiendo que te sientas frustrada, Constanza, -explica Ray.
- ¡Tu me frustras tanto! ¿Cómo es que te he aguantado tanto tiempo?
- Siento que estás muy resentida, y lo podemos platicar a mi regreso. ¿Está bien?
Constanza se queda callada, no puede responder nada ante tanta amabilidad. Ray cuelga, sin dar crédito a la maravillosa conversación que han tenido. En otra ocasión él hubiera cancelado la junta y terminado en el cine con Constanza pero aquí hizo lo que tenía planeado. Sonriente y complacido toma su delgado portafolios y sale en busca de su compañera de trabajo. 

Se siguen en ambos coches. Él se acerca a su restaurante favorito, que como le disgusta a Constanza, no suele frecuentar mucho, sólo en ocasiones en que sale con sus amigos y no sale con ella. Patricia al encontrarlo en la puerta del restaurante no puede disimular la emoción que le causa ir a ese lugar tan elegante
- Ray, este lugar es hermoso, pero yo... 
- Yo te invito, Patricia - interrumpe  Ray con una amplia sonrisa. 
Patricia se pone nerviosa. Su forma de caminar y acercarse al restaurante muestra su poca pericia en la clase alta. Ella al llegar a la puerta, se adelanta a buscar la mesa, y Ray la detiene por el hombro.
- Espera, nos tiene que venir a atender el maïtre. 
Patricia baja la mirada apenada. Ray se impresiona al verla tan desbalanceada, ella siempre tan segura aquí no lo está impresionando. 
- Lo siento mucho, Ray, no había venido a este lugar y no conozco las reglas. 
- Está bien, siempre hay una primera vez, - responde Ray seguro y sonriente. Ray respira feliz, no lo han criticado, Constanza hubiera dicho algo como "deberías haberme prevenido antes, mira cómo he quedado en ridículo por tu poca atención".  
En ese momento aparece el recepcionista quien se disculpa por el retraso. Ray, tranquilo y concentrado pide la mesa de su elección. Tímidamente dice
- Me gustaría ocupar la mesa junto a la ventana, la que da al lado derecho. El maitre revisa en su lista y ve que la mesa aún no está lista.
- Si gusta esperar unos minutos, la mesa no la tengo limpia. En un momento se la arreglamos. 
Patricia se excusa para ir al baño, y mientras tanto Ray se queda en el lugar esperando. Él asiente complacido, han pasado sólo 5 minutos y nadie lo ha criticado ni le ha hecho sentir mal, y esta sensación le da mucha seguridad: puede concentrarse en lo que le importa y no estar intentando calmar a la persona que lo ha criticado o tratando de justificarse. Con tristeza recuerda aquella última vez que estuvo aquí con su novia Constanza. Recuerda que aquella vez tampoco había quien los recibiera, y Constanza, en cuanto vio al maïtre, lo ha regañado por no estar en su lugar, lo ha amenazado con reportarlo a su jefe. Recuerda esa postura intimidante que la pone tan fea, ella tan hermosa. Después el maitre les dio una mesa incomoda. Nuevamente Constanza le ha recriminado, 
- ve con el inútil de la puerta y pídele que nos cambie,- solicita ella con fuego en los ojos. A lo que él se niega. 
- No Constanza esta mesa es muy buena, además en dónde sea es la misma comida, - responde contrariado.
Ella en venganza por su forma de retarla, le ha hecho pasar una velada bastante desagradable. Recuerda esto con preocupación y cierra los ojos porque le molesta no saber manejar esta situación. En ese momento regresa Patricia. 
- ¿Está todo bien? - le dice ella con grandes ojos al mirar su cara desarmada. 
- Si, sólo recordaba un mal momento -  le explica Ray avergonzado. 
Viene el maïtre a dar la mesa. Ray le indica a Patricia que se adelante, pero ella toma del brazo a Ray quien la dirige al lugar, le acomoda la silla la deja sentada a gusto, como todo un caballero, haciéndola sentir hermosa y segura. Ray sonríe complacido, ella lo hace sentir muy bien, lo deja actuar y se sabe comportar sin recriminarle nada. 
Mediante sucede el ritual de leer la carta y pedir platillos, Ray nota que ella no está gusto, la observa tiesa, pero ella a diferencia de él no titubea ni duda, ni se comporta torpemente como lo hace él al encontrarse a disgusto. Ella en vez de hacer aspavientos, y disculparse por lo mal que se siente en este momento, se limita a describir lo lindo del lugar y la vista para luego remontarse a la junta. Se concentra en describir lo que sucedió cuando él se fue: le alaba lo claro de su presentación y sus láminas, e incluso pudo hablar de ellas con el jefe y las pudo relacionar con su propio trabajo. Al jefe le agradó tanto esa forma asertiva de aplicar el trabajo de él y de ella, y comprendió que aunque estaba apurado para la siguiente junta, valía la pena escucharla hasta el final. 
- No comprendo, - dice Ray - ¿Cómo puedes intercalar tus ideas con las mías? ¿Cómo puedes admirar mi trabajo sin criticarlo ni dejarlo en el hoyo? ¿Cómo puedes hacer tú que la gente te escuche y hacer lo que te place? Eres en verdad una gran pieza de persona. 
Patricia sonríe con el cumplido, en efecto ella sabe hacer todo lo que Ray ha dicho. 
- Mira Ray - continúa Patricia - no me gusta criticar a la gente, sobre todo si no la conozco bien. Déjame explicarte qué problema me chocó en la presentación de tu parte. Si no te molesta, quiero ayudarte. 
Ray se ha puesto a la defensiva, pero sus palabras y forma larga de hablar, le han dado seguridad. 
- Te pones muy nervioso, cuando hablas. Tú estas muy bien informado sobre el tema de que se habló, lo mostraste en la claridad con que expusiste, no comprendo a qué le temes. 
- Bu, bue, bueno - finalmente expresa Ray su incertidumbre - que gusto me da lo que me dices, creo que después de todo no lo he hecho tan mal. 
- Vamos Ray, no seas tan humilde, admite las alabanzas por todo lo que sabes y puedes aportar. Alguien más listo te puede "comer el mandado" si tu no te arriesgas a hablar y aceptar esto con soltura. 
- Es que me molesta que la gente no escuche mientras hablo. Que estén mirando el celular, o incluso jugando videojuegos. Yo vi que cuando tu hablabas, la gente te miraba y te preguntaba. 
- Gracias por el cumplido, pero veo que tú no te sientes atendido, observo que cuando tu sabes la respuesta, dudas mucho y piensas tanto que te hace ver inseguro, tardas tiempo en responder y por eso la gente pierde interés, piensa que no sabes, porque rebuscas la respuesta en tus dudas. 
- ¿Mi vergüenza se ve? - pregunta Ray asombrado.
- Claro que si. Cuando miras al piso, y titubeas en tus frases, cuando no vas al punto. A la gente no le gusta cuando ve que alguien no sabe exponer su idea. Es frustrante intentar comprender y sentir que se está perdiendo el tiempo. 
- ¿Te pareció muy larga mi presentación? - pregunta Ray atribulado. 
- No, no fue larga, simplemente se hace cansado cuando dices muchas palabras sin llegar al punto. 
- ¿Yo uso muchas palabras? - pregunta Ray asombrado.
Patricia se ha cansado de este cuestionamiento y de ver que no la comprende. 
- escúchate mientras hablas, repasa más tus palabras y no titubees. Si te sientes enojado o te reclamas, es que no estás siendo asertivo y la gente que te escuche lo va a sentir. 
- Tu cuando hablas, envuelves, llamas ¿A eso te refieres? - pregunta Ray intrigado.
- Gracias por tu apreciación. Algo así. - Patricia sonríe mientras escucha la descripción de éste. 
- ¿Me puedes enseñar a hablar como tu? - solicita Ray. 
La cena fluye muy bien. Patricia en efecto se siente intimidada, pero observa que Ray si sabe estar en ese lugar e imita su comportamiento para sentirse segura. 
- Ray, cuando quieras te ayudo a hablar y a usar las palabras que te hagan sentir cómodo. Creo que podríamos trabajar en equipo. Ray se da cuenta que Patricia ha aprovechado la oportunidad para plantear una forma de trabajar y de resolver. No han perdido el tiempo en criticar su forma de hablar o en hacerlo sentir mal. Diferente a otras charlas y personas, con ella ha podido llegar a un acuerdo y ella ha tomado esa iniciativa. Él se siente complacido y tranquilo porque es algo que no conocía. 

Se despiden amablemente, y quedan de verse al día siguiente. Ray, se va directo a casa de Constanza. Al llegar a su casa, ella está muy molesta. Ray, venía complacido de su junta y al verla con su cara agria toma su actitud pasiva. 
- ¿Cómo estás? - le pregunta Ray con cara compungida al adivinar su carácter enojoso. 
- Cómo quieres que esté, claro que muy enojada, yo quería ir al cine -  responde Constanza sin pensar. 
- Perdóname, mañana si vamos.... - se disculpa Ray con su parsimonia  e inseguridad características.
- Mañana ya veremos si quiero ir. ¿Con quien cenaste hoy? - pregunta seria y arrogante. 
- Fue una velada fantástica, fui con Patricia de ven..... - 
- Cómo que con Patricia, y quien es esa... - interrumpe Constanza a Ray imaginando alguna infidelidad. Ella arruina su felicidad.
- Ella es de ventas, intentaba decirte cuando me interrumpiste -  termina Ray cambiando su actitud emocionada y sonriente, por una agria y desagradable pero rápido se recupera, su actitud es feliz y segura, resultado de la asertividad que Patricia le infundió. - Es una compañera de la oficina, teníamos que hablar de la pres.... - intenta decir Ray cuando vuelve a interrumpir Constanza con su característica agresividad.
- Con qué derecho sales con otra sin pedirme permiso. Esa es una caza-fortunas, es una loca que quiere andar contigo, - expresa Constanza molesta
- No... ella - Ray intenta defenderse, pero Constanza se le viene con el cuerpo y los brazos en jarras amenazadora. 
Lo que continúa es una rencilla de una mujer celosa, incapaz de comprender que su novio fuera a una cita de trabajo. Su clásica agresividad, le impide ver con claridad y veracidad. Ella piensa que ella es la única importante y la que cuenta, es demasiado egoísta para comprender los sentimientos de los demás, incluso de su novio, a quien ya conoce hace muchos años. 
Ray se detiene un momento, recuerda la forma tan amable de ser de Patricia, ella, incluso cuando la vio vulnerable en una situación desagradable en el restaurante, no hizo ni mala cara ni lo hizo sentir mal. 
- Siento mucho que estés tan enojada Constanza. Cuando te calmes podremos hablar. Veo que no razonas. -dijo Ray tranquilo, evadiendo la mirada de ella. Tras estas palabras se va, dejando a la novia con el enojo sin resolver. Ella sale detrás de él llorando, amenazando, pero Ray tiene claro su espectro y no se dejaría manipular por ella.   

Ya en casa llega directo a su ordenador. Está cansado y molesto, tal vez charlando con la Vampira Rosa pueda encontrar claridad en sus sentimientos. 
- Hola Vamp, - la saluda amablemente
- ¿Como estás torbellino? - le responden unas letras en un cuadro de su pantalla. 
- Uff, estoy muy contento y muy enojado. Conocí a una persona muy especial, y me enojé con mi novia. - responde el Torbellino Sensual, que es el Avatar que ha elegido Ray. - ¿Tú como estás querida?
- ahhhh - responde la Vampira Rosa
- No comprendo, ¿que tienes?- pregunta el Torbellino
- Hoy paseé un momento muy vergonzoso. Salí a cenar a un lugar muy elegante, y cometí muchos errores - cuenta Vampira Rosa.
- Lo siento mucho. ¿Quieres jugar como cada día? - pregunta el Torbellino Sensual atrevidamente.
- Hoy no Tor, si quieres jugamos Candy Crush - responde la Vampira Rosa replegada en sí misma.
- Me parece muy bien. Juguemos. 
En su mundo virtual, ambos jóvenes evaden su realidad. No la confrontan, sólo resuelven jugar y que "el mundo ruede" las cosas se arreglarán solas. Ray apaga el timbre del teléfono, seguramente Cons llamará un millón de veces, hasta que él le conteste, para continuar degradandolo e ilustrando las cosas que espera de él. Hoy ha sido un buen día, y no quiere que ella lo estropee.