Veo una esquina, un rincón donde se juntan dos líneas. Todo empieza en una paralela, que termina en un giro, un giro que de quedare allí, no hallaré mayor salida, allí me quedaré sentada esperando a que algo vuelva a abrir ese paso. Queda poco tiempo y debo dar ese paso antes de que la esquina se cierre. Sin embargo la esquina es tan maleable como yo quiera, pero no. Es un laberinto que me ha llevado al camino equivocado y ahora debo buscar otro.
Hay una canción que dice "los caminos de la vida, no son lo que yo pensaba, no son lo que imaginaba" y no recuerdo más. Son aquelllas opciones que se nos presentan, que no sabemos la razón, pero allí están. Quiero saber la razón de mi cansancio excesivo. Leía en el libro de Dispenza, que al meditar uno puede entrar en el terreno zeta, o delta del sueño profundo si uno hace el suficiente esfuerzo, en este lugar ya no hay tiempo ni espacio, uno simplemente crea. Pero tal vez el cansancio excesivo sea sólo el resultado de crear demasiado, extenuar el cerebro y la creatividad, para lograr algo impresionante y bello. Cuando uno entra en este espacio, ya no hay tiempo, uno es parte de este juego, de este espacio y uno queda indefinidamente introducido en esto, hasta que algo te saca, algo te mueve a salir y a no poder continuar. Veo ese cuadro de Van Gogh, que son solo rayas horizontales, como olas del viento en color verde menta. Yo en cierto momento, mientras veo este cuadro, la ilusión óptica, me lleva a meterme en él. Asumo que esto le sucedió a Van Gogh al pintarlo, él simplemente se introudjo por una de las líneas, era como parte del viento, sus células quánticas se volvieron parte del mismo cuadro, y por esa razón es algo tan maravilloso. Por eso tenía la capacidad de pintar surrealismo, porque podía introducirse en su obra pintar desde dentro. Esa abstracción lo hacía cometer locuras, como cortarse la oreja. Tal vez no cabía en un cuadro y al intentar meterse, es que decidió cortarse; la oreja sobresalía demasiado y estorbaba para la creación del uno, de la obra total como tal.
Sin embargo, el volverse un quanto en el espacio, lo lleva a uno a crear, no a perderse en el tiempo y a drenarse formando parte de la ineficiencia, de la inacción y de no hacer nada al final. Pienso que el sueño de esa noche quiso comprender cómo ser parte del tiempo y espacio, y esa fue la manifestación. El tiempo no corría, yo dormía como parte del espacio, intentando comprender una idea tan creativa como retadora de realizar.
Hay una canción que dice "los caminos de la vida, no son lo que yo pensaba, no son lo que imaginaba" y no recuerdo más. Son aquelllas opciones que se nos presentan, que no sabemos la razón, pero allí están. Quiero saber la razón de mi cansancio excesivo. Leía en el libro de Dispenza, que al meditar uno puede entrar en el terreno zeta, o delta del sueño profundo si uno hace el suficiente esfuerzo, en este lugar ya no hay tiempo ni espacio, uno simplemente crea. Pero tal vez el cansancio excesivo sea sólo el resultado de crear demasiado, extenuar el cerebro y la creatividad, para lograr algo impresionante y bello. Cuando uno entra en este espacio, ya no hay tiempo, uno es parte de este juego, de este espacio y uno queda indefinidamente introducido en esto, hasta que algo te saca, algo te mueve a salir y a no poder continuar. Veo ese cuadro de Van Gogh, que son solo rayas horizontales, como olas del viento en color verde menta. Yo en cierto momento, mientras veo este cuadro, la ilusión óptica, me lleva a meterme en él. Asumo que esto le sucedió a Van Gogh al pintarlo, él simplemente se introudjo por una de las líneas, era como parte del viento, sus células quánticas se volvieron parte del mismo cuadro, y por esa razón es algo tan maravilloso. Por eso tenía la capacidad de pintar surrealismo, porque podía introducirse en su obra pintar desde dentro. Esa abstracción lo hacía cometer locuras, como cortarse la oreja. Tal vez no cabía en un cuadro y al intentar meterse, es que decidió cortarse; la oreja sobresalía demasiado y estorbaba para la creación del uno, de la obra total como tal.
Sin embargo, el volverse un quanto en el espacio, lo lleva a uno a crear, no a perderse en el tiempo y a drenarse formando parte de la ineficiencia, de la inacción y de no hacer nada al final. Pienso que el sueño de esa noche quiso comprender cómo ser parte del tiempo y espacio, y esa fue la manifestación. El tiempo no corría, yo dormía como parte del espacio, intentando comprender una idea tan creativa como retadora de realizar.
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