dos semanas sin escribir nada, descubriendo que mi vida es todo un infierno lleno de actividad volcánica, llena de actividad febril. Ya no es la mar pacífica con sus olas arremolinadas que a ratos subían de intensidad y caían para luego nuevamente regresar al vaiven de las pequeñas que limpian la arena. El mar que siempre es igual que a veces hinchado de marea alta, a veces solaz de marea baja pero siempre mar, siempre consistente y con agua salada.
Ese mar ya no es mi vida, ese mar ni solaz ni hinchado ni de olas grandes ni lamedoras de arena, nada de ese mar queda en mi vida. Mi vida se ha convertido hoy en una piedra dura donde solo caminando con zapatos, mi piel no se relaja, no disfruta, mis pies no se limpian. No, ahora todo es piedra y trabajo pesado. Quiero regresar al mar, no me gusta el acantilado elevado que me obliga a acalorarme y a vivir con zapatos y en pleno trabajo. Mi mar verde transparente, de ensueño, en eso se está convirtiendo en un hermoso sueño al que quisiera regresar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario