Hoy recibí esa llamada que no quería, yo sabía que me llamarías pero no esperaba que fuera hoy. Como pude, dignamente charlé como persona educada, no podía colgarte el teléfono. Mientras pasaban los minutos descubrí que es lo que me unió a ti tanto tiempo, es tan divertido charlar contigo, es tan elocuente tu mala charla. No es que digas mucho, es lo que no dices que hace que me enganche contigo y no pueda soltarme.
Finalmente accedí, salimos al café que tanto visitamos y que tantos secretos guardó. Te encontré mas delgado, sin barbas, tu sonrisa siempre abierta y tus ojos tan charlatanes. Esos ojos que no saben guardar secretos, que solamente se mueven al son de mis palabras y brillan cuando estan de acuerdo y se voltean cuando no. Me dicen con solo una mirada "te quiero" con un parpadeo "estoy enojado" y con una sonrisa burlona me roban un beso. ¿Como puedo acaso soltarme si eres tan delicioso?
Pasaban los minutos y la ternura surgía. Siempre es tan dulce sentir tu aliento. Pero en este momento alguien nos distrajo. Una chica joven te reconoció. Se acercó a nosotros y en tono altanero me dijo "ese hombre es mío. Tu no tienes idea de todo lo que me prometió de todas las cosas que me ofreció y de la nada, por ninguna razón en especial me soltó y me dejó de hablar. Se despidió de mi como si me fuera a ver mañana y me dijo -hasta nunca princesa." Gruesas lágrimas corrían por sus mejillas, sus ojos rojos mostrando una larga jornada llorando.
Como yo no te había visto hacía mucho me había olvidado de algunos detalles; no podía defenderte, mis sentimientos habían sanado. Pero al verla llorar me conecté con su llanto. Era una chiquilla linda, jovencita tendría la edad de mi hermana se le veía muy educada, muy propia y la impresión de verte allí, solamente le hizo actuar impulsivamente. Me dio tristeza por ella, y la invité a sentarse, no era momento de hacer un espectáculo y de pararse en media cafetería a llorarle a un .... ¿patan?.
Tu mirada siempre tranquila se turbó, tu entrecejo se frunció y de una forma aparentemente dulce le dijiste "mi amor, así son las cosas, creeme que no te quiero herir, pero... ya no te quiero". Pobre chiquilla yo la miraba, aturdida e impresionada, intentó levantarse pero las piernas no le respondían. ¡Menudo problema! ¡Sólo a mi se me ocurrió invitarla a sentar y meterme en semejante lío!
Como acostumbras hacerlo te paraste serenamente y te retiraste, habías hecho suficiente espectáculo como para aparentar que "aquí no pasa nada". Te tomé de la mano, helada y temblorosa, y te pedí que te volvieras a sentar. ¿Cuando has podido negarte a alguna de mis peticiones? Con la cabeza gacha y metido en el teléfono, de mala gana accediste a sentarte. "Creo que es tiempo que enfrentes tus acciones, Manolo", te dije "tu vas por la vida diciendo que eres predicador de la justicia de la benevolencia esparcida por el mundo, y ¿te atreves a engañar así a esta mujercita? ¿Podrías ser por favor congruente? ¿tu piensas que por ir en busqueda de tu ideal puedes ir amando mujeres y tirandolas cuando ya no te sirven? ¿te parece benévolo eso? ¿te parece que estas esparciendo la bondad?
Con tus ojos silenciosos me miraste largamente, yo tenía razón pero no me la darías. Te estaba confrontando, te estaba retando y te estabas enojando y esto no sería pacificador para el mundo. "no me detengas más te lo pido, te amo como a nadie en el mundo, eres la mujer que siempre amaré y por lo tanto me duele decirte esto. Me estás provocando y eso no se lo acepto a nadie."
Así con su clásica testarudez de niño inmaduro Manolo se levantó dejando a un par de mujeres enamoradas boquiabiertas, incapaces de entender qué idea malévola le había pasado por la mente, qué pensamiento obscuro le impulsaba a prodigar el bien a través de engañar mujeres, que doble intención había al ir por el mundo brindando amor y la daga para dar la puñalada de gracia a esa mujer que no le había dado "eso" que él necesitaba.
La chiquilla y yo nos quedamos un buen rato charlando yo consolandola, tratando de comprender qué había ella hecho mal para perder el amor de un hombre tan maravilloso. ¿Maravilloso? ¿El que te enamora y luego te desecha?
No hay comentarios:
Publicar un comentario