VIA CRUCIS
Nos reunimos en la atrio de la iglesia a mirar a los jóvenes actores. La obra era al aire libre, hacia calor, no se escuchaba bien, mis chicos, que en esa época eran muy pequeños estaban molestos queriendo ir a jugar a los montes de tierra. Por lo que yo no podia concentrarme en la obra; sin embargo recuerdo una parte: cuando el actor de Jesus se encuentra solo cuando comprueba que sus amigos se durmieron en vez de rezar. El joven imploraba "padre quitame este cáliz, si es tu voluntad" y a mi la piel se me puso de gallina, ese parlamento fue espeluznante fue realmente Jesus que hablaba por ese muchacho que sufría porque se encontraba solo, sin fuerzas.
Lo apresan y empezamos una procesión montaña arriba rumbo al lugar de su prosecución. El joven iba descalzo, recibiendo latigazos. Las telas del látigo iban remojadas en pintura roja liquida y cada latigazo parecía escurrir sangre. El Cristo se caía, se levantaba, me impresionaban los pies descalzos. El camino era una montaña sin arreglar, llena de piedras, espinas y cardos y el muchacho caminaba haciendo su papel.
Mi hijo estaba cansado y quejoso de estar caminando presenciando todo ese espectáculo queriendo irse de allí. El padre que nos acompañaba se acerco a el y con ternura le explico que por todo eso había pasado Jesus y que el bien podía hacer el sacrificio. Mi hijo de 7 años, calladito continuo subiendo y siguiendo la procesión.
Al joven lo crucificaron, claro sin clavos, pero con un realismo tan impresionante que me llego hasta el centro del corazón. No podía evitar llorar, claro con la ayuda del cansancio y el polvo era muy sencillo.
Esa noche nos toco velar la tumba. Eran las 3 de la mañana cuando entre en la capilla. Cuando entre me quede helada al ver la transformacion que había sufrido. Lo que era el altar se convirtió en una pared y una tumba cubiertas con un trapo rojo y una gran cruz encima de la tumba. Despacio tome mi lugar, y mientras observaba esa escena recordaba todo el VIA crucis de la mañana, todo el cansancio acumulado de toda la semana, todo se junto en ese momento de tristeza de ver lo que le había pasado a un hombre inocente, bueno. Yo no podía rezar solo decía "perdonamos señor por lo que te hicimos. Quiero ser uno de tus apóstoles y sentir todo por lo que pasaste en ese momento". Así cada año, en esta época me entra una sensibilidad exagerada, recordando ese momento.
Todas estas emociones las recibí gracias a un grupo de jóvenes de un pueblito que en su afán por seguir sus tradiciones hacen su trabajo lo mejor que pueden, representan a Jesus, discípulos y soldados con la certeza de saberse acompañandos por Jesus. Cada año al renovar y vivir la Semana Santa repito esas emociones y les agradezco a esos jóvenes desconocidos el haberme acercado de esta forma al Creador que solo busca mi bien y que las pruebas que recibo son solo una muestra de lo que yo podría aguantar por amor.
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