miércoles, 11 de octubre de 2017

LA CABRA; INESTABILIDAD EN ACCION

La tenacidad de la cabrita, la puede llevar hasta las crines de un caballo, que puede ser su mejor amigo


LA INESTABILIDAD DE UNA CABRA


Esta es una cabra que no sabe el camino que tomar. Las cabras no son guías, son ayudantes. Un día esta cabra decidió irse hasta la punta del cerro, y la  manada la siguió, ya iban todas ellas detrás de esta líder, unas desbarrancándose, otras lastimándose las pesuñas, todas refunfuñando, “¿A dónde vamos?” Ésta en silencio subía y subía, creía mirar hierba fresca en la punta de la montaña. Ella llegó, las otras quedaron junto a ella, y allí, detenidas en la punta del cerro, le preguntaron ¿Qué hacemos aquí? La cabra distraída, poniendo cara de circunstancia contestó “no lo sé, ya comimos, ahora, regresemos”. Todas las cabras confundidas, emprendieron el camino de regreso. Como todas son iguales, ninguna criticó a esta osada que pretendió llegar a la punta de la montaña. La esencia de una cabra es no aprender de sus errores, de manera que al día siguiente todas emprendieron el camino detrás de otra cabrita, ésta decidió irse a un árbol. ¿Por qué no surcar las ramas de un frondoso árbol? Así una detrás de otra, como hormiguitas se fueron acomodando como manzanas en las ramas que iban cabiendo. Al final del día le preguntaron a esta segunda cabra, “¿Qué hacemos aquí?” “No tengo idea” contestó la segunda cabra sin motivo alguno, es el gusto de venir a buscar las ramas frescas de este árbol de primavera. Nuevamente todas en peligro emprendieron el camino de regreso hasta tierra firme, donde pudieran descansar después de probar las frescas hojas. 

Cuando una cabra encuentra un sentido que perseguir

Un vecino caballo, todos los días corriendo, miraba a esa manada que subía montañas,  árboles, corría feliz sin rumbo fijo, al igual que la cabra sin rumbo fijo, pero su resultado era más halagador, todos lo miraban, su personalidad fuerte, ágil era algo hermoso. Las cabras desde su punto de peligro, podían observar al alazán que podía recorrer grandes distancias. Una mañana coincidió un grupo de cabras mientras pastaban en tierra firme, con el caballo vecino. Al charlar con él, descubrieron que tenían mucho en común, ellas podían hacer que el caballo no corriera sin sentido, y el caballo las hizo ver que ellas corrían peligro al subirse hasta los picos más elevados sólo por buscar hierba fresca. Al terminar de comer, el caballo emprendió su carrera, y las cabras se fueron detrás de él.
El caballo corre y se va, pero la dirección se la marca la cabrita, para que el correr del caballo tenga un sentido
Toda la manada corría y corría, incesante en su costumbre de tenacidad, no cejaban de ir detrás del polvo que éste dejaba. El caballo, al percatarse que ellas no lo dejaban solo, bajó la velocidad y así corrieron juntos, como amigos que son. La inestabilidad de la cabra, de no saber hacia dónde ir, de dudar si la punta de ese cerro tendría un sentido de movilizarse, o quedarse en tierra firme simplemente pastando la llevan a una acción mas sin sentido. Una cabra sobresale cuando va detrás de un guía, si el guía sobresale, gracias al buen trabajo que ésta desempeña, los dos funcionarán. Así la manada de cabras se hacen amigas del hermoso caballo vecino, ellas le ponen las espuelas, le organizan sus carreras, le indican por dónde debe ir, y así los dos corren hacia el destino que la cabra le ha organizado. Realmente la cabra es un guía, pero no sabe qué hacer después. Ella puede hacer el camino del caballo, pero no correr por él. La cabra es tenaz y ese es su valor, pero la tenacidad sin acción ni objetivo no la puede llevar a ningún lado. 

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