10 julio
Un día más que amanece, mi cara y mi corazón con cierta sensación. La cara es aquello que el mundo ve, que está preocupada, que se refleja en la clavícula, que es el apoyo del hombro. Hoy tengo mucha responsabilidad por tener que dar la cara por quién me acompaña. Tengo un largo viaje por delante y mi corazón está preocupado, siento mucha ansiedad, mi estómago me pesa, como dice Eduardo Calixto, Neurólogo, "no son mariposas en el estómago, es la ínsula del cerebro que interpreta sensaciones, dolor, calor, caricias" Aquí es preocupación, ansiedad. Esa ínsula está viviendo, presintiendo mucha ansiedad, pero. ¿Qué problema puedo tener? Veo una carretera recta, sin problemas que llega al infinito, es sólo la incertidumbre por una nueva aventura.Quería verlo, pero tenía miedo, miedo a la incertidumbre de perder el control, de perderme e en la sensación, de entrar en el lugar equivocado. Pese a mi emoción de vernos, desde el día anterior, sabía que no nos veríamos, pero no me enojaba, era sólo una certeza fuera de mi control. Así sucedió, un accidente que nos impidió acercarnos. La imaginación femenina me llevó a muchas escenas, a diferentes resultados, pero nada trágicos, sólo una buena lección para un joven rebelde. Mi curiosidad me llevó a llamar. sin respuesta, mi intuición me decía que todo estaba bien, pero mi curiosidad insistía. Así tenaz obsesiva como suele ser una mujer, llamaba y buscaba, sin respuesta. "Está en la cueva" pensé. Esa famosa cueva que describió John Gray en su definición de las mujeres de Venus y los hombres de Marte. Entonces me remolqué a otro libro. "Seguir sin ti" de Sylvia Salinas y Jorge Bucay. Es la historia de una mujer que recién divorciada, tiene citas con otros hombres, ella, como psicóloga renombrada, se comportaría a la altura de una profesional. Conoce a Diego, y él primero muy cercano, la engancha, pero se retira a su cueva, y allí permanece. Ella decide no buscarlo, pero ya está enganchada. La permanencia consistente de él en la cueva, la hace a ella terminar súper enamorada y a él, lejos de ella.
Yo me pregunto, ¿En qué momento es que el hombre se "queda" para siempre en la cueva? ¿Cómo comprender que no es la cueva, sino soy yo quien ya no le interesa? Para una chica es más fácil irse, simplemente ya no le contesta las llamadas, o siempre se negará a verlo. Pero cuando ella tiene cierto interés, curiosidad o se ha quedado en la mitad de algo ¿Cuando la curiosidad te llama a continuar en ese lugar y él ha decidido permanecer en su cueva?, ¿Cómo? ¿porque? ¿Algo le pasó? ¿De qué me perdí?
Mi mamá solía decirme "no le interesás" para es enseñarme a distraer mi atención a algo que en verdad valiera la pena, pera mostrarme que si un hombre no te busca no pienses en él, pero de pronto volvía. Hoy, eso me confunde más. Cuando a alguien le interesás te busca, está disponible, pero sí de pronto ya no está y tampoco se ha despedido, es una gran confusión. Lo más simple es despedirse francamente y decir "Gracias, fue un gusto conocerte" algo imposible en un hombre porque sabe que ella se tirará a las lágrimas, y le pedirá otra oportunidad. Y él con su cara tiesa, su sonrisa hecha un gesto de boca recta pensará "quien me manda andarme despidiendo, yo sabía que ella no lo aceptaría, ahora yo aquí en el tema de no quiero estar con vos, pero vos no lo has comprendido" Asumo que por eso ellos deciden no despedirse y dejar enfriar la relación, pero no me parece justo. ¿Por qué ellos deben dejar y hacer? ¿por qué es su naturaleza? Justo ayer leía el génesis, me ha saltado la frase "de ahora en adelante como castigo por darle a Adán la fruta prohibida, te someterás a él". De esa forma es que Dios sembró en la naturaleza del hombre de ser el sometedor. Esa Eva vino a arruinar nuestra felicidad. Es verdad que los hombres y las mujeres pueden hacer lo que les plazca, que hoy con la libertad de género podés transformarte en hombre y ellos en mujeres, que hoy no hay reglas para las relaciones entre hombre y mujer, pero la eséncia es siempre eso. Aunque la mujer quiera someterlo, llegará el momento en que él diga, ."no gracias, mi eséncia, mi naturaleza, me dice que sos vos la que se someta" .
No hay que hacerse tontas, no hay poder que transforme las leyes de Dios en la voluntad humana, creo que el problema es nuestro por entusiasmarnos, por poner el corazón y la emoción donde no hay el camino claro: si tiene buen principio, buen medio y buen fin entonces todo andará correctamente, entonces no habrá necesidad de arriesgar el corazón, ni de someterlo a él, al hombre de mis sueños, porque él solito saldrá de la cueva y regresará a mí. Esa es la única forma en que las cosas saldrán correctamente.
Sin embargo a veces recuerdo en el significado yo siempre entendía que buen principio era empezar bien, buen medio era continuar bien, y buen fin era terminar bien. Eso es muy confuso. Los años me explicaron que buen principio es empezar las cosas con el valor que el mismo intento tiene, si rompe alguna regla, o alguna ley, es mal principio. Buen medio es el método en que se hace, nuevamente si rompe alguna regla o la conciencia se ve comprometida, o hay alguna duda, es mal medio. Buen fin es que el objetivo, tenga un sentido bueno para mí y para mi futuro, para ese momento de mi vida. Si el fin o el objetivo final es bueno, puedo arriesgar el corazón.
Esa es la fuerza esencial de nosotras. Si vos tenés la curiosidad de someterlo porque no te presta atención, si ya has puesto el corazón y el sentimiento, y el hombre te encanta y no pensás dejarlo, la eséncia femenina es pensar en la regla Buen principio, buen medio y buen fin, para decidir si te quedas o te vas, si la obsesión tiene sentido, o mejor la dispersás en otros intereses.
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