lunes, 26 de octubre de 2015

PRECOGNICION 6. FRUCTIFICAR

Es octubre, y recién encuentro el aliento que me me ayude a liberar este resultado. Si alguien me ha seguido, seguramente pensó que había dejado esto a la mitad, incompleto, pero no es así. Mi intención no era dejarlo a la mitad, de hecho, yo no dejo las cosas así, simplemente no tenía la voluntad de afrontarlo, la pereza, como símbolo de negación, me hacía dejar esta parte en expectativa, en duda.

6. fructificar
Son 5 meses y la herida no pesa tanto, la he reposado, la he sufrido, la he dormido, y ya no pesa vivir, porque ya no lloro. A veces recuerdo  todo el camino que he pasado, y como en un sueño recuerdo algunos pasajes, sin tener presentes los detalles. Siempre la amígdala borra toda la tristeza con velocidad, el corazón ya ha sanado con el poco recuerdo que le quedó y así no importa que esos recuerdos se hayan borrado, no importa olvidar las lágrimas, y el camino de desesperación, de tirar paredes, todo eso ya es parte del pasado. Hoy todavía permanece el cansancio, esa pesadez que me tira porque todavía hay algo que resolver, pero ya sin lágrimas salinas, tal vez si un poco de humedad en los ojos, por recordar ligeramente aquello por lo que pasé, pero ya no es el llanto desbordado incontrolable que surge de la nada. Ahora ya puedo permanecer, mirando eso que me duele, sin cerrarlo ni negarlo. En estos momentos, ya no me pesa observar esa mala experiencia, esa tristeza, porque ya la he elaborado durante todos estos meses.

Lo que puedo todavía impresionarme es de la capacidad que tiene el cerebro para reinventarse, para resolver, para hacer posible aquello que simplemente pensé, Simplemente, encontrar el sentido correcto de las palabras que leo, que se han cruzado y ayudarme a superar esta gran tristeza, que me ha venido tirando y sobrellevando mi malestar, como una tormenta en el desierto o en medio de la nieve, donde uno va hacia adelante, contra viento y nieve, tal vez sin ver, pero confiando en que en algún lugar, se encontrará el camino o la puerta de salida.

Aunque todavía me falta un trecho de camino por recorrer, he empezado  escribir algo que a alguien puede hacerle sentido, o simplemente puede parecerle divertido o alentador.
Soy aceptada, soy bien recibida como monedita de oro, soy escuchada como una campanada en la ciudad, soy el  sonido armónico de la felicidad, soy la voz de un pájaro al cantar, soy la paz, soy el rayo de sol caliente en medio del invierno, soy el calor del sol en un día frío, soy la luz del sol que se espera tras una noche de agonía. Soy aquella luz que se extiende y se recibe con alegría. Soy el café de la mañana y el aroma que se percibe de aquello que despierta, soy el jardín de primavera, cuyas flores aromatizan mis pasos, soy el aroma de los nardos, del huele de noche, que permanece pegado al cerebro. Soy la calma apacible de una ola que desaparece lamiendo la arena. Soy el pensamiento de un enamorado que lo persigue a uno día y noche.

 14 mayo
han pasado 6 meses desde esa premonición. Extrañada por el tiempo que se requiere superar una herida, voy y sigo viviendo. El cansancio es crónico. Podría dormir  24 horas, podría quedarme en mi lecho como princesa dolida todo el día, pero la voluntad y el quehacer diario, me obligan a levantarme. No comprendo cómo puede el cuerpo permanecer inactivo, cómo puede quedarse aletargado en la misma posición, y no relajarse, cómo puede estar como muerto, y lo peor sin disfrutar.

Dicen los neurólogos que la serotonina es la que le hace al cerebro enviar las sensaciones de diversión y animación. Son esas las endorfinas que hacen que el cerebro  y la persona esté disfrutando el momento. Hay muchas acciones que influyen en la serotonina, una es un largo estado de tristeza, otra es un cambio de horario. El cuerpo, naturalmente tiende a buscar resolver esa falta, naturalmente y con paciencia busca suplir la serotonina que el cuerpo necesita para vivir intensamente. Sin embargo cuando hay alguna disfunción, este proceso, no se da. La serotonina no es absorbida por las células y la persona vive cansada, y sin la capacidad de relajarse. Vive eternamente de noche, formando ojeras en la cara, y haciendo pasar un tiempo muy desagradable.

Cuánto puede uno aprender tras caer en una terrible barranca. Qué maravilla vivir esta oportunidad en esta situación en que me encuentro. Este ciclo ya ha pasado por mi vida años atrás. Como dice Chris Gardner el protagonista de "En busca de la felicidad": todo en la vida como en un carrusel se repite una y otra vez, cada vez vendrá más fuerte, y cada vez se presentará de la forma necesaria, hasta que la persona finalmente la afronte. Algunas repeticiones son felices, como los nacimientos o las fiestas, pero otras son las pruebas. No es lo más sencillo, ni tampoco lo más divertido, de hecho, es muy triste afrontar esta situación, y cualquiera que me escuche, al igual que yo lo diría es "esta loca disfrutando y regodeándose en su dolor" pero es necesario para que yo no vuelva a caer en ello, para que en un futuro, cuando se me vuelva a presentar, no caiga en esa pauta infantil, tan extraña en una adulta. También sirve para ahorrar tiempo y espacio. Tal vez me muera mañana, y por eso hoy lo escribo, para que a alguien le sirva como herramienta.

Cuenta la historia que un campesino le pidió a Dios que le dejara a él decidir las lluvias y las sequías para su campo de cultivo. "Mira señor", le dijo un día "cuando mis plantitas todavía son semilla, mandas unas sequías horribles que las hacen casi secar, y por otro lado  cuando ya están a tiempo, maduras, pero  todavía temprano para recoger la cosecha cae tanta agua, que todo el trabajo se pierde. Por favor, déjame decidir cuando llueva y esté seco para que mi cosecha esté a tiempo y bien." Así le permitió Dios al campesino, le dio el poder de hacer llover y parar la lluvia.

Tras terminado el temporal, el campesino vio con tristeza que su cosecha no era lo que él esperaba. El hizo llover cuando la plantas tenían que crecer, y paró la lluvia cuando no era necesario, sin embargo estaban llenas de plagas, les faltaba fuerza, les faltaba sabor. Fue el campesino con Dios nuevamente y le preguntó en qué se había equivocado. "Señor, yo he regado mis tierras cuando lo creí conveniente, y aunque mi cosecha salió a tiempo, a ti te sale mejor, pese a que a veces ahogas con lluvias, las flores que salen, y la fruta resultante, son deliciosos." Dios lo escuchó con ternura y le contestó " yo para eso mando las tormentas. No todo es una lluvia escasa y una sequía moderada. Los vientos fuertes hacen a las plantas fortalecer las raíces para no desprenderse y morir. Las lluvias torrenciales y granizos quitan las plagas y enfermedades de las plantas y las que sobreviven, son la mejor cosecha y lo elegido para el consumo humano". El campesino avergonzado le dijo a Dios "perdóname por pedirte controlar la naturaleza, la próxima vez dejaré que tu tengas la última palabra".

De la misma forma le pasa al humano. Dios permite las tormentas, porque ellas hacen al ser humano fuerte y resistente, lo hacen aprender de sus errores, y lo convierten en una mejor persona.

PRECOGNICION - EL HACHA

Unos meses después de esta precognición en que yo vivía cansada y desanimada, decido tomar unas vacaciones, la vida sigue, y ésta me ha fortalecido, el cuerpo no puede vivir sufriendo eternamente y así me voy haciendo fuerte, como el árbol en que me he convertido. Sin embargo nadie lo nota. Quien acabe de leer la etapa 3, piensa que estoy devastada, que puede hacerme añicos con sólo intentarlo. Yo con las armas en casa, sin prepararme para un mal momento, me voy a ese lugar que siempre ha sido un paraíso. Me acompaño de mi problemática y de mi rutina para no ir sola, porque ellos son parte de mi.

La recepción que tengo en el paraíso es algo fría, me siento una intrusa, me siento una obligación más que un gusto en verse nuevamente. Es allí donde me encuentro con el hacha, aquella que asumo no es peligrosa siendo que yo soy un árbol. Asumo que ella es compasiva y comprensiva y que al igual que siempre las cosas irán felices, ingenuamente olvido que es un hacha cuya obligación es pegarle a la madera.

Es en ese momento cuando viene el hacha que ha de desmoronar el árbol caído. Esa hacha me observa. Hace mucho que no nos vemos, su propia problemática nos ha impedido estar cerca, sus propios fantasmas que la persiguen le han presionado para proyectar en cualquier persona sus propias dolencias. Inconscientemente, ella quiere probar mi fuerza, no me da la bienvenida como estoy acostumbrada, no me recibe con la calidez femenina que caracteriza a su personalidad, nada de lo que estoy acostumbrada, lo recibo de ella. A cambio de eso, en vez de eso, me pone a prueba y me hace ver lo mal que estoy, la forma equivocada en que afronto mi problemática. No importa cuál sea ésta, mi problemática es lo que me ha convertido en Zafiro Azul, ésta, es la razón por la que hoy escribo, y en lo que me refugio para encontrar la felicidad. El hacha me critica, observa mi problemática y se disgusta por la forma en que mi problematica se desempeña, lo que es un jacque para mi, esto no lo consideraba parte de mi precognición.
- Estás enferma -.  Me dice el hacha seria, desesperada, con la intención de que estalle en lágrimas
Mi respuesta es el silencio.  Yo no estoy enferma, es su recepción la que me ha sacado de mi balance.
- Estás enferma, - me repite el hacha - esa forma en que te sales de control y le dices a tu problemática que no la soportas, que no sabes qué hacer con ella.
Nuevamente no contesto. Yo la observo fría, la observo fuera de sí. Ella misma esta pasando por un momento de prueba, y yo se que ella está proyectando su dolor como mi "enfermedad".
- Yo no estoy enferma - le respondo finalmente - lo que me saca de balance es ver la forma en que "mi problemática" reacciona. "Mi problemática" es una "gran cruz", es algo inmenso, pero eso no implica que tu tengas derecho a hundirme por ella, que quieras aprovechar mi momento de tristeza para encumbrarte e intentar asumir tu superación a partir de mi dolor.  No es justo que  no me ayudes, no es justo que pongas esa actitud. Yo estoy acostumbrada a que me ayuden con "mi problemática". Estoy acostumbrada, a  que mi problemática sea "pan comido" porque para ti no es un problema. "Mi problemática" está descubriendo un gran rechazo y éste le tensa, descubre que cada paso que da está prohibido, no se le permite hacer nada, porque cada paso que da, está equivocada, porque cada paso que mueve resulta en tensión, y en ello se regodea a, "mi problemática" le agrada tensar nuestra relación por eso se comporta de esa forma, para ser el centro de atención.

Sin embargo, me duele tanto que mi hacha tenga razón, sobre que al mencionar este tema sólo se observe su retroceso, su incapacidad de superación, sin embargo me duele más  porque su intención de fondo es  inculparme de "mi problemática" como si yo fuera la única responsable. Me levanto llorando para enjugar mi nariz. Entonces "mi problemática" me llama, la miro, la abrazo  le digo "¿que voy a hacer contigo? ¿Puedes poner de tu parte?" Mi problemática me mira llorosa,  triste y confundida y sólo acierta a decirme "¿por qué qué lloras?".

Es verdad, no hay forma de que esto se resuelva de un día para otro, de que mágicamente de el resultado esperado. Felizmente, esa "problemática" me reta diariamente para aprender, para hablar, para controlar, y yo creo que para hacerme más fuerte para que la emoción no sea nuevamente quien me controla.

El hacha sigue presente. Ella no ha comprendido que "mi problemática" me ha llamado y he hecho las pases con ella. El hacha insiste en torturarme, en convencerse de su propio argumento, que  debe cumplirse "tu estás enferma" sigue siendo el objetivo de tortura. Yo sigo pensando qué puede ser lo que la motiva a no entender que está equivocada, que no tiene razón, que "mi problemática" y mi precognición no me están tirando, ni me tienen en el hoyo de la desesperación. Finalmente lo he comprendido, ella no era un hacha, pero se quedó en el pasado, y eso la ha transformado. El hacha permaneció en el tiempo en que todos los dolores me aquejaban, cuando las paredes se me caían y el cansancio me tiraba. El rechazo ha sido el motivo del hacha, Yo se que  ella es otra respuesta  a mi patrón de rechazo. Hoy que se me han caído los vendajes, y al querer levantarme con otros ánimos encuentro el proceder del hacha, aquella que no sabe que ya he cambiado y que está haciendo el ridículo y que como otra pérdida más del año 9 debe despedirse para renovarse u olvidarse.

martes, 20 de octubre de 2015

LA AMENAZA DE UN CLICHÉ


20 octubre
Este día va especialmente bien. He descansado, he leído a media mañana, he cocinado y he tenido tiempo para perder. Cuánto extraño esos días en que el reloj va tan lento que me aburro, no solo yo, la gente con la que hablo, dice que es muy aburrido cuando el reloj no camino veloz y los minutos parecen recorrer 120 segundos cada uno. En la época de verano, cuando se cambia el reloj el cuerpo va a una velocidad y va persiguiendo el reloj que va adelantado, y uno va apurado porque pareciera que el tiempo se va a terminar. Hoy me he sentido en el tiempo en que el reloj está a la velocidad de mi cuerpo. Sin embargo me descubro una uña rota, me duele una rodilla. La uña me muestra amenaza emocional, amenaza al corazón, y la rodilla, perdón. ¿A quien he lastimado tanto?  ¿A quien he de pedirle perdón? A Zafiro Azul. Hace días quiero escribir algo, pero no me inspira escribir el día a día, hoy no tengo inspiración para escribir cuentos , hoy no tengo deseos de inventar sobre hadas, ni sobre jóvenes ni sobre nadie, mi vida es tan simple, he pasado unos meses tan fuertes, que mi imaginación está en reposo. Sin embargo, cuando las uñas se rompen, es momento de resolver, de hacer aquello que me haga feliz, y que resuelva la situación de la forma que corresponde. No tengo cuento, pero si deseos de atender aquello que apremia. 

Recientemente leí una frase que dice "la gente común ve un problema y dice ¿Por qué a mi Señor? ¡Qué hice para merecer esto!, mientras que la gente espiritual ve oportunidad" o esta otra "el viento lleva a la gente a donde quiere, pero una persona fuerte aprovecha el viento para llegar a dónde ella quiere." Me puse a llorar con estos clichés. Los dos tienen razón. Hoy los clichés orientan la vida de las personas. Si cumples esto, estás bien, de otra forma no. Personalmente sí me atañe cumplir esto para ser aquello, sin embargo mi experiencia me ha mostrado que no siempre podés cumplir aquello que pensás. ¿Por qué? Yo que sé. Las alas no están listas para volar, o estás afilando el hacha para seguir cortando y talando árboles, o te estás tomando el té, o estás en el modo tranquilo que tu cuerpo requiere. Los clichés son como un impulso que debe mover a quien está estático, pero son solo eso No siempre se puede hacer todo lo que el cliché dice. Que tal que no tengo la visión de ver la oportunidad, y me estoy lamentando en mi redil como una vaca, porque me ha sucedido esto. Yo soy de las personas que aprovechan las oportunidades, pero no siempre puedo, ni tengo la visión, ni las herramientas para tomarlas. Esto es angustiante, porque cualquier persona que lee una y otra vez estos clichés, no está siendo como lo que 
este dice, Sin embargo está bien. EStá bien si dehe pasar los clichés hasta que yo decida que puedo alzar el vuelo y tomar aquella frase que me esta impulsando. Los clichés me suenan como las órdenes militares que te obligan a hacer algo, porque como sos autosuficiente debes hacer algo que te mueva de tu estatismo que te supere y te haga parte de lo que se usa en esta época. Me viene la imagen de Lincolna vestido con la bandera americana y con el dedo índice y los ojos firmes y energizados, estar diciendo "debes". Los clichés tienen la intención de orientar a la persona, porque como lo de hoy es ser virtualmente autosuficiente, sin que nadie te lo indique ni te lo diga, el cliché tiene el cometido de ser tu conciencia. Hoy todos somos libres y autosuficientes, nadie necesita de otro, porque el sistema y los medios te proveen las herramientas para serlo, y por esa razón cuelgan esos clichés, para indicarte el camino que debes seguir. Sin embargo abusan de esas frases. Me imagino los jovenes modernos que quieren hacer algo distinto, y no buscan la guía de un psicólogo, asesor espiritual o amigo, no buscan la frase ni la energía humana, leen ese mensaje y se angustian, porque no saben por dónde tomar las riendas. Por supuesto que mas adelante google le mostrará doscientos libros que les ayuden a resolver su duda, pero mientras tanto, la angustia de no ser lo que el cliché está mandando, les hará pasar un mal momento. 

Los clichés son divertidos, pero son como la comida, hay que tomarlos a cierta hora, cuando el cuerpo está preparado para recibirlos, en otro momento son como ir pasando en la zona de restaurantes, donde no te interesa el menú porque te acabas de alimentar.