Hablando de cajones, recuerdo hace muchos años que fui a una plática de jóvenes que te decía que para conocer a una persona tenías que abrir todos sus cajones. Las personas son como un mueble grande y toda sU persona la guardan en cajoncitos, y para conocer realmente a ese que tienes en frente tienes que abrir los cajoncitos uno a uno. No se trata de conocer para cambiar, es sólo como quien va buscando algún artículo, si no lo encuentras, dejas el cajón como lo encontraste, y te vas a l otro, así de cajón en cajón vas conociendo a la persona que tienes en frente.
Cuando uno va buscar un pareja, debe abrir cada cajón y debe revisar los artículos que trae. Es obligación del otro permitirte hurgar sus cajones personales, su cajón de La Paz, de la felicidad, pero también del enojo y de la pelea, tú tienes que saber con quién pretendes pasar el resto de tu vida. Si esa persona no quiere mostrar sus cajones, tal vez no te convenga permanecer allí, porque cuando los abra él, tal vez salga un monstruo que desconocías.
Sin embargo, no hay mucha novedad que encontrar. Uno encuentra sus proyecciones, buenas y malas. Uno encuentra aquello que le choca de su papá, y de su mamá, aquello que le molesta de sí mismo. Sería increíble que uno proyectara sólo cosas lindas, y eso es lo que encontrara en los cajones, pero eso es lo que menos buscamos. Porque a los niños de hoy, los educó una generación que vivió un época de desciplina, de militarización. La generación anterior fue educada con la tristeza, con la mala vibra y eso es lo que hoy encuentra en los cajoncitos, la vibra de unos padres tristes y con recuerdos de una guerra que se vivía en el mundo.
Seguramente en los cajoncitos, encontrará también felicidad, encontrara sonrisas, encontrará los momentos divertidos de la niñez, pero esos creo que por naturaleza son los que menos se abren. Yo sé que son los que debieran buscarse más, los que uno debiera de proyectar más, pero eso lo hace uno en conciencia, Cuando ya superaste aquello que te educaron, cuando has soltado la tristeza de tus padres y su propia genética, es cuando puedes aspirar a encontrar en los cajoncitos tu propia y verdadera personalidad. Eso es de valientes. Abrir cajones y encontrar cosas lindas es de quien está en conciencia, de quien ya ha madurado tanto que lo molesto lo pasa por alto. Siempre habrá momentos en que ni modo, la proyección de la tristeza y la violencia salga a relucir, la proyección de la educación que en la época de nuestros padres se acostumbraba, porque terminaba la guerra, lo bélico era lo bueno, porque era imponer La Paz para la mayoría, hacer justicia contra un tirano, en fin tenía su sentido y así se forjaron esos jóvenes, con lo bélico en la sangre, que hoy sale con el enojo y la violencia del regaño, Nuestros padres fueron educados con esos valoresNo tienen razón, pero así son. No puedes cambiar tu carne por una diferente, porque tu carne eres tu a través de todos los años y toda la experiencia.
La idea de hurgar en los cajones propios y de la gente cercana es algo que debiera ser más común, Veo los jóvenes de hoy que viven en un mundo externo, tal vez ellos sean mas fáciles de conocer porque todo lo escriben en las redes sociales, todo lo muestran al mundo. Pero será que son así en realidad? Será que una chica que vive maltratos y tristeza la expone en las redes para que todos le den like? Será que en realidad esa carita de felicidad es un cajón real? Yo creo que la gene no cambia. Yo creo que pese a las redes sociales, no debes dar por hecho que conoces a esa persona, debes ir nuevamente a sus cajones y verificar si esa sonrisa y esa fotografía presentada es algo real o es sólo la imagen que quisiste mostrar pero que no tenías.