martes, 30 de junio de 2015

El 9 : el final del ciclo

En numerología el año personal es la suma del día y mes de nacimiento mas el año. Esto es  la suma de 2015 que da 8,
     mes
+ día
+ 8
___________
9
en mi caso la suma es 9.

Coninuando con los años personales de numerología finalmente llegamos al 9. El año que nadie quiere tener cerca ni encima. Nadie quiere finiquitar sus proyectos, nadie quiere confrontar la pérdida de lo que ya no tiene remedio. El año 9 termina con todo aquello que unos años atrás era importante. El 9 es el año de la limpieza. Cada cosa que ya no sirve, debe irse y se va solo, se va porque ya no tiene sentido continuarlo. ¿Buscar a esa amistad que hace años no ves? Para qué, ya no sos la misma persona ni ella tampoco, cada una creció en mundos y situaciones separados, por lo tanto, es momento de despedirla y olvidarla. Tal vez se vaya a los recuerdos a largo plazo, pero ya no es útil tenerla cerca porque ya no es significativa para tu propia vida. ¿Ese negocio al que estuviste dando tanto tiempo? También se acaba porque ya no hay energía que lo sustente. Se ve muy claro en la gente que no encuentra trabajo, su personalidad anterior ya no gusta, y debe soltarla, caer hasta el fondo del precipicio, para reinventarse en el año 1. Este año es de caer, y  de quedar varado viendo cómo encuentro otro camino que me de mi subsistencia.  Incluso una enfermedad. Tal vez este año se intensifique. Tantas pérdidas pueden hacer que el estado anímico lleve a complicar una pequeña dolencia que ha venido lastimando por años. Tal vez se termine esta enfermedad porque primero es la salud y  hay que atenderla ya que todo lo demás ya no está funcionando.

Todo esto que cuento arriba, me lo platicaron, pero en gran medida lo estoy viviendo, muchas cosas que eran importantes, ya se están esfumando por más que quiera retenerlas. No es que uno lo busque, simplemente se van, desaparecen solas, así como llegaron, así se van. Son las pruebas que lo hacen a uno mejor persona, pero yo, en verdad dudo si quiera ser mejor persona, duele mucho sufrir las pérdidas, aceptar que aquello que era un negocio aparentemente bueno, ya haya que reinventarlo, porque no fluye por sí solo. Ni hablar del cansancio. La tristeza que me ha perseguido tantos años, me tiene en el piso. Me he convertido en la  bella durmiente, porque quiero dormir todo el día, y con una palanca, con una manivela que mueve un engrane, me tengo que mover, es la voluntad, quien me ha hecho moverme cada día. Si yo no tuviera voluntad, estaría durmiendo en este momento, pero desgraciada o afortunadamente, aprendí que durmiendo no puedo vivir, que mis órganos con 8 horas de descanso tienen suficiente, y si lo quiero seguir haciendo es porque hay otro motivo que me impulsa a hacerlo. Este año 9 empezó a soslayarse en enero, pero siempre después de que empieza el segundo semestre, se reafirma con seguridad y como carrito de feria, lo lleva a uno por vueltas y bajadas. Se que hay mucha gente que está viviendo lo mismo que yo, o que ya lo pasó y que ahora se ríe al comprobar que por lo menos hay alguien que está pasando por lo mismo y se siente aludido. Lo que más me impresiona es que cuando uno vive en conciencia, todo lo que se dice y que se ha estudiado como teoría, se vaya cumpliendo en uno mismo. Par mi buena suerte, mis años personales no inician el día de mi cumpleaños, sino el primer día del año, y sólo me quedan 6 meses de sufrimiento y de pérdida. 

jueves, 11 de junio de 2015

5. FRUCTIFICAR - PRECOGNCION


Antes de continuar me disculpo por el error de significado, premonición significa, adivinar en sueños y precognición es adivinar despierto. ESta historia la descifré despierta. 

Ya son 4 meses de esa precognición y todavía la inacción me domina. Me siento más tranquila, pero no comprendo por qué estoy tan cansada, sigo sin poder despertar en las madrugadas. Prefiero quedarme horas durmiendo y no me despierto en el tiempo de siempre. Es como si todavía mi dolor me acompañara. Está siendo fructífero, estoy escribiendo sobre el desarrollo del dolor, pero seguramente en el fondo, todavía tengo algo que lamentar. La aceptación es la que puede hacerte perder, porque nuevamente quieres recuperar la felicidad y aceptarse es encontrarse en guiñapos, es descubrirse en la peor de las fachas, y vivir con esa vergüenza.  Ya no es el llorar y sufrir, ya no es querer escapar, es el sentirse bien, pero descubrir el cuerpo herido. Es verse con nuevos ojos, querer cambiar, sin encontrar el  ánimo para hacerlo, verse con "ropa sucia" pero sin ánimos de lavarla, o de comprar nueva. Es todavía el cansancio para no levantarse temprano, antes que el sol, y en otras ocasiones, tener el insomnio de las 2 de la madrugada, esa hora necesaria para descansar e indispensable para sentirse relajada y eficiente en las horas de vigía. Imposible intentar trabajar a esa hora de la madrugada, todavía el cuerpo requiere descanso, y el subconsciente ya empieza a dar vueltas mostrando que no ha resuelto todo, que todavía algo le preocupa y no puede resolverlo. Es necesario escuchar al cuerpo. No precipitarse a la rutina. Sanar la herida tan profunda para saberla  manejar cuando se vuelva a presentar. Descubrir cómo es para no evadirla pero también para no buscarla intensamente y regresar a mis patrones acostumbrados. Sucede que inconscientemente preferimos vivir en lo conocido aunque nos haga sufrir, que buscar algo nuevo y desconocido. Descansar el dolor, descansar la pena, descansar todo aquello que hoy sufre y me ha hecho sufrir esta herida constantemente toda la vida.  Pasar a otro tema, pasar a otro estado que me ayude a resolver esto que cargo, esto que día y noche me aqueja, y que hasta hoy he tenido las herramientas para resolverlo.

Esa mañana Juan miró aquél árbol, cuán grande y hermoso era. Él lo conocía desde pequeño, lo vió crecer, cómo se molestaba cuando le cortaba el jardinero una rama. El árbol tenía ramas gruesas, que se fueron engrosando mediante él crecía; esas ramas, lo aguantaban y él disfrutaba trepandolo. Aquella mañana, miró que se disponía a po-dar el árbol "qué va a hacer con esa sierra?" "le voy a cortar esa gran rama" contestó el jardinero. -¿Por qué corta esa rama? esa es la que usa mi hermana para subirse. ¿Po-dría mejor cortar la de arriba? Esa la necesita ella, porque es pequeña.  El jardinero mi-ró a Juan, "es que si no la corto, va a perder fuerza arriba, y necesitamos que le salgan frutos no ramas." Juan insistió "Pero es que mi hermana necesita esa rama, no quere-mos frutos, porque son muy feos." Juan recordaba esos horribles duraznos medio po-dridos y con un sabor amargo. Esos duraznos no merecían la pena de  sobrevivir, pero sí la rama de su hermana.  "Este año guardaremos la rama para tu hermana, le corta-remos las puntas y las ramas delgadas, para que tenga fuerza en el centro, pero el año próximo, sí cortaremos la rama de tu hermana, tu le das la tuya y te subes una más arriba". Juan recordaba esta historia mirando la rama que nunca cortaron. Los duraznos eran tan feos, que siguieron cortando las varas delgadas, las puntas largas. Ingenua-mente querían que esos duraznos fueran dulces y sabrosos, el jardinero esperaba que con esta acción, el árbol diera los frutos correctos.

De la misma forma me ha sucedido a mi, todas las ramitas que me han cortado y que me duelen, me han servido para poder brindar una idea a alguien que pase por esto ahora, que haya descubierto, al igual que yo, un rato de tristeza y desasosiego. Un momento de gran dolor, que no encuentra el sentido y quiere salir, pero no puede, porque no sabe.


Esa mañana Juan miró aquél árbol, cuán grande y hermoso era. Él lo conocía desde pequeño, lo vió crecer, cómo se molestaba cuando le cortaba el jardinero una rama. El árbol tenía ramas gruesas, que se fueron engrosando mediante él crecía; esas ramas, lo aguantaban y él disfrutaba trepandolo. Aquella mañana, miró que se disponía a po-dar el árbol "qué va a hacer con esa sierra?" "le voy a cortar esa gran rama" contestó el jardinero. -¿Por qué corta esa rama? esa es la que usa mi hermana para subirse. ¿Po-dría mejor cortar la de arriba? Esa la necesita ella, porque es pequeña.  El jardinero mi-ró a Juan, "es que si no la corto, va a perder fuerza arriba, y necesitamos que le salgan frutos no ramas." Juan insistió "Pero es que mi hermana necesita esa rama, no quere-mos frutos, porque son muy feos." Juan recordaba esos horribles duraznos medio po-dridos y con un sabor amargo. Esos duraznos no merecían la pena de  sobrevivir, pero sí la rama de su hermana.  "Este año guardaremos la rama para tu hermana, le corta-remos las puntas y las ramas delgadas, para que tenga fuerza en el centro, pero el año próximo, sí cortaremos la rama de tu hermana, tu le das la tuya y te subes una más ar-riba". Juan recordaba esta historia mirando la rama que nunca cortaron. Los duraznos eran tan feos, que siguieron cortando las varas delgadas, las puntas largas. Ingenua-mente querían que esos duraznos fueran dulces y sabrosos, el jardinero esperaba que con esta acción, el árbol diera los frutos correctos.

De la misma forma me ha sucedido a mi, todas las ramitas que me han cortado y que me duelen, me han servido para poder brindar una idea a alguien que pase por esto ahora, que haya descubierto, al igual que yo, un rato de tristeza y desasosiego. Un momento de gran dolor, que no encuentra el sentido y quiere salir, pero no puede, porque no sabe. Sin embargo, los duraznos siguen siendo ácidos. 

martes, 2 de junio de 2015

¿PARA QUE SIRVE LA GUERRA?


¿Para qué sirve la guerra?

Miraba en la TV una película antigua, tal vez era Pearl Harbor o una de esas que enfrentan a Japón con Estados Unidos. Es un barco japonés que va en altamar buscando atacar barcos enemigos. Los representan como personas superficiales, muy estudiosos, concentrados en acabar con los americanos. Aquí pasan a los tripulantes de la nave japonesa estudiando y conociendo la apariencia de los buques americanos, jugaban a tiro al blanco, a memoria, todos los juegos que los hicieran ensañarse contra los "pobrecitos" americanos.

Los tripulantes del barco son de todas edades algunos jóvenes, otros mayores, otros generales, otros ingenuos y lentos de aprendizaje. En cierto modo me despertaron lástima, sobre todo los jovencitos que animadamente jugaban a matar los barcos americanos. Uno de ellos se había equivocado hasta para reconocer su propio buque, y ese iletrado también estaba peleando por su país.

No importa la nacionalidad, tampoco si son amigos o enemigos, todos  viven la misma situación y son carne de cañón. Todos son despedidos por sus familias, todos dejan una madre y una novia o una familia. En cada país dejan desolación, sin importar la cultura, ellos son especiales para sus seres queridos. Todos sufren por igual, desde su trinchera, todos viven el stress de no saber si es su última batalla. Todo el mundo sufre por causa de la guerra y no lleva ninguna ganancia sólo pérdidas y sufrimiento humanos.

"No tiene sentido la guerra", yo pensaba, "no sirve más que para que los generales se llenen de gloria y los jóvenes soldados, los sardos, ellos sean quien muera, que sean la carne del cañón que es lanzado una y otra vez." No tiene sentido en el punto de vista de sentimientos. Yo me salí de el cuarto donde estaba pasando la película, no me gustan las películas de guerra.

Sin embargo, ya en mi soledad, y cavilaciones me vino a la mente la tan trillada frase "los problemas son oportunidades". Recordé todo lo que ha cambiado el mundo desde la 2a. guerra Mundial. La guerra da avances tecnológicos: en la primera guerra, se inventó el telégrafo, en la segunda se mejoró la aviación, se aprendieron a usar acero para armamento, que después se usaba para hacer otro utensilio. Me vino a la mente la película de "Código Enigma".

En esta película empiezan reclutando jóvenes para una misión secreta, el objetivo que deben seguir es que sean veloces resolviendo crucigramas. Cuando han seleccionado a los 6 finalistas, los reúnen y les explican su trabajo: Tienen que adivinar dónde será el bombardeo de cada día. Los generales  y mentes brillantes de la guerra, saben que a través del teléfono, durante el día, se envían códigos, y su trabajo es descifrar cada uno de ellos para determinar si tiene sentido y se aplica a los bombardeos.

Uno de ellos, Alan Touring viene con la idea de inventar una máquina descifradora de códigos. Mientras los otros hacen sus desciframientos, él, hace cálculos y mediciones para armar su máquina. Les pide los códigos del día anterior y de las semanas precedentes para determinar un patrón. Una vez que calculó suficiente, empieza a armarla en el taller contiguo a la oficina donde todos trabajan. Él les cuenta su teoría, que esta máquina, podría trabajar más rápido que el cerebro humano siempre y cuando le introduzcan la información. Todos lo ignoran, el loco egoísta que no les ayuda a ellos, no puede recibir su apoyo.

Los generales evalúan el trabajo de los jóvenes, y se dan cuenta que no sirve su esfuerzo, por lo que les ponen un ultimátum: tienen un mes para demostrar que son buenos para descifrar, si no contratarán a otros o cambiarán el método. Es entonces cuando todos apoyan a Touring con su máquina. Deciden que ésa es la última alternativa, porque su trabajo esta comprobando ser inútil. Cada día después de descifrar códigos por horas, no les sirven, los desechan, y al día siguiente nuevamente a empezar. No encuentran algo, un indicio como poner a operar la máquina.

Una noche en el bar, después de trabajar, una de las del equipo, se encuentra a su amiga, que es telefonista. Ella le cuenta de su trabajo y le dice que es divertido porque hay mensajes especiales cada día. Uno de ellos se refiere a uno que le manda saludos  a alguna telefonista, piensa que es su enamorado y que le envía algún saludo en clave. Ella, la del equipo de Touring los llama a todos para que escuchen la historia de la chica. La telefonista, les cuenta que todos los días a las 6 de la mañana, uno dice Heil Hitler y da unos números o ciertas palabras. Todos entienden que esa es la señal. Debieron salirse de su entorno, charlar con la gente, permitir a otros entrar a su círculo, para que les diera una idea.

Todos emocionados corren a la base, burlan la vigilancia y entran a trabajar. Esa noche descubren que los bombardeos fueron anunciados en esa clave a las 6 de la mañana. De esta forma, alimentan el descifrador de Touring y  las cosas se facilitan de allí en adelante. En la madrugada le avisan al general la ciudad que podría ser bombardeada, siguiendo los cálculos y orientación de los días anteriores. Gracias a la máquina, pueden adelantarse a los bombardeos, y estar preparados para atacar, terminando así la guerra.

Fue entonces cuando debí cambiar mi pensamiento. Estos jóvenes no mueren sin sentido, por la única  ganancia de algunos grupos de poder. Aparentemente así, es, la guerra es para beneficiar el nombre de algunos políticos, de algunos militares, pero en verdad, son héroes de guerra que mueren por la causa de un avance tecnológico. Ellos mueren  para que otros vivan. Así es el ciclo de la vida.No son sólo las plantas que mueren para beneficiar a sus especies; por la guerra, mueren los humanos para que otros reciban algún beneficio. Yo sé que es cruel, por eso mismo no me gusta nada que tenga que ver con esa actividad, pero si uno ve el panorama completo, no todo es pérdida, hemos tenido ganancia a largo plazo.

Nuestra obligación es la de agradecer a todos estos caídos. De alguna forma ayudar a sus familias, hacernos más sensibles hacia el penar ajeno, porque no sabemos por lo que están pasando. Gracias a ellos, nosotros tenemos avances y creo que la mejor forma de vernos beneficiados, es no comprando más tecnología, sino humanizándonos con los que viven la guerra, o con los fugitivos y extranjeros que por alguna razón están cerca de nosotros.