Cuántas veces pienso lo que se nos presenta en la vida y por qué nos hace impresionarnos. El otro día miraba la película de Maléfica. Que maravilla de película, esta actriz te envuelve con su actuación, con su ternura infantil; a través de la película, vas comprendiendo la razón de su comportamiento. En el cuento original, uno no comprende por qué el hada mala está enojada con los reyes, ni tampoco por qué no la han invitado al bautismo. Simplemente es Maléfica una persona detestable, que se opone a la felicidad de esos reyes, y como ser maligno de que está hecho, vive sembrando el mal, vive oponiéndose a todo aquél que quiera ayudar a su más férreo enemigo, no permite que nadie apoye a ese rey, que por alguna razón ella ha decidido perjudicar. Por ejemplo cuando el príncipe Felipe va al castillo a buscar a la princesa, todas las pruebas que le pone y la gran ayuda que recibe de las tres hadas madrinas.
Aquí encuentra uno la razón de ese enojo, una jovencita engañada, una chica ingenua, que pese a ser hada, tiene corazón humano y al igual que una adolescente de 16 años humana, se ilusiona con el primer beso y con los sentimientos que a éstos arroban. Aquí la jovencita, vive enojada porque el chico le ha abandonado, y después de adulta, traicionado. Es en ese momento de la traición, cuando ella espera el momento a poder vengarse y el tiempo se lo da, cuando el joven rey, tiene a su primogénita.
Es lindo ver cómo la pequeña princesa, con su encanto, conquista a la malvada, con su ternura infantil, hace que Maléfica la cuide, la proteja, la vuelve inmune a ella, su maldad no es la fuerza que era con la venganza, aquí es la inocencia infantil, que sólo depende de un adulto que lo cuide, una pequeña que con sus propias armas, doblega a la malvada y sus planes de terminar con ella.
Algo que me llama la atención, es quitarle la fuerza al hombre. El feminismo, ha hecho añicos al machismo. Esa fuerza poderosa que Disney le había aplicado a los príncipes, sobre que eran hombres rectos, firmes, decididos y honestos, se ha transformado en seres convenencieros, serviles, abusivos y las mujeres son las que tienen todos los dones que antes tuvo el príncipe. En la película de Valiente, Mérida es la fuerte y los príncipes unos chicos flacos, sin potencia.
En cada película que meten príncipes y princesas, muestran personalidades tan tristes, tan irreales. Es verdad que la desintegración familiar ha convertido a los chicos en seres más débiles, que no confían en los hombres porque son, en general los malvados que abusan de las mujeres. También es verdad que el machismo hizo añicos a la mujer y la dejó en el ultimo rincón del maltrato y la tristeza. Sin embargo, me parece que ahora el feminismo está haciendo lo mismo que hizo el machismo en su momento, intenta terminar con los hombres y su fuerza viril.
Yo en mi simple pensamiento, creo que no es justo lo que se hacen el machismo y el feminismo, que ninguno de los dos tiene razón. Cada uno en sus características, tiene cualidades irremplazables, que ni una mujer por más fuerte que sea, puede hacer trabajos físicos pesados, ni un hombre por más delicado, puede entender el corazón de un niño lleno de ternura y bondad, de inconsciencia y creatividad. Hay cualidades, únicas en cada género, que ningún otro lo puede reemplazar. De nada sirve un hombre oprimido por una mujer, porque éste no se va a desarrollar como le corresponde a su carácter, ni tampoco una mujer maltratada por el hombre, abusando de su debilidad emocional.
Me ha gustado mucho Maléfica, sin embargo siento que es la antítesis de la Bella Durmiente, porque al igual que el uno santifica a los hombres, la otra lo hace con las mujeres, sin ponerle su cualidad intrínseca, característica de su género.
Aquí encuentra uno la razón de ese enojo, una jovencita engañada, una chica ingenua, que pese a ser hada, tiene corazón humano y al igual que una adolescente de 16 años humana, se ilusiona con el primer beso y con los sentimientos que a éstos arroban. Aquí la jovencita, vive enojada porque el chico le ha abandonado, y después de adulta, traicionado. Es en ese momento de la traición, cuando ella espera el momento a poder vengarse y el tiempo se lo da, cuando el joven rey, tiene a su primogénita.
Es lindo ver cómo la pequeña princesa, con su encanto, conquista a la malvada, con su ternura infantil, hace que Maléfica la cuide, la proteja, la vuelve inmune a ella, su maldad no es la fuerza que era con la venganza, aquí es la inocencia infantil, que sólo depende de un adulto que lo cuide, una pequeña que con sus propias armas, doblega a la malvada y sus planes de terminar con ella.
Algo que me llama la atención, es quitarle la fuerza al hombre. El feminismo, ha hecho añicos al machismo. Esa fuerza poderosa que Disney le había aplicado a los príncipes, sobre que eran hombres rectos, firmes, decididos y honestos, se ha transformado en seres convenencieros, serviles, abusivos y las mujeres son las que tienen todos los dones que antes tuvo el príncipe. En la película de Valiente, Mérida es la fuerte y los príncipes unos chicos flacos, sin potencia.
En cada película que meten príncipes y princesas, muestran personalidades tan tristes, tan irreales. Es verdad que la desintegración familiar ha convertido a los chicos en seres más débiles, que no confían en los hombres porque son, en general los malvados que abusan de las mujeres. También es verdad que el machismo hizo añicos a la mujer y la dejó en el ultimo rincón del maltrato y la tristeza. Sin embargo, me parece que ahora el feminismo está haciendo lo mismo que hizo el machismo en su momento, intenta terminar con los hombres y su fuerza viril.
Yo en mi simple pensamiento, creo que no es justo lo que se hacen el machismo y el feminismo, que ninguno de los dos tiene razón. Cada uno en sus características, tiene cualidades irremplazables, que ni una mujer por más fuerte que sea, puede hacer trabajos físicos pesados, ni un hombre por más delicado, puede entender el corazón de un niño lleno de ternura y bondad, de inconsciencia y creatividad. Hay cualidades, únicas en cada género, que ningún otro lo puede reemplazar. De nada sirve un hombre oprimido por una mujer, porque éste no se va a desarrollar como le corresponde a su carácter, ni tampoco una mujer maltratada por el hombre, abusando de su debilidad emocional.
Me ha gustado mucho Maléfica, sin embargo siento que es la antítesis de la Bella Durmiente, porque al igual que el uno santifica a los hombres, la otra lo hace con las mujeres, sin ponerle su cualidad intrínseca, característica de su género.
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