martes, 20 de septiembre de 2011

Brenda - La seducción 3a. parte


Lucrecia enojada dijo “otra vez Doroteo. Si era tan gran hombre ¿por qué tu papá no te casó con el?”  Tania una vez más irrumpió en el diálogo. Aquello estaba poniéndose muy áspero y ya no había mucho que hacer “Lucrecia, deja de atacar a Brenda. Piensa que ella estaba en esa época en que no puede resolver nada. A los 18 años una es medio inmadura y las acciones que uno toma no son siempre las mejores.” Lucrecia respondió “Ella no tiene la culpa. ¿Por qué su papá no mandó llamar a Doroteo para que lo cuidara? ¿Por qué se dejó embaucar por Basileo? ¿por qué se dejó morir sin estar seguro que ese hombre era en verdad la persona que él pensaba? No estoy atacándola, solamente estoy tratando de comprender qué sucedió, porque no me queda claro por que la casó con un delincuente si se notaba que lo era. A todas luces era un hombre mentiroso, y ninguno de los dos se daba cuenta. ¿Qué pasó con Doroteo esos tres años? ¿Por qué desapareció del mapa sin venir a rescatar a su joven amiga? ¿Por qué los dos hombres más importantes para ella la abandonaron en ese momento tan crucial? ¿Por qué pudo entrar Basileo con tanta facilidad a tu casa? ¿Cómo engañó a tu padre?”

Brenda no pudo más, habían pasado varios días en ese juego de “te informo, para que te entretengas y yo tenga con quien platicar” de modo que en ese momento cerró todo acceso a la comunicación. No podía bajarse intempestivamente del auto ya que se encontraban en media carretera muy lejos de su casa y camino a no sabía dónde. Así fue como recordó a Miguel. Su gran psicólogo y amigo que tantas veces le había ayudado a resolver sus enigmas, que la había calmado, que la había apoyado. Recordó ese ejercicio que le enseñó para calmar su mal humor, solamente respirando. De esta forma cerró los ojos, olvidó toda la conversación y se dedicó a respirar.

Aunque Lucrecia insistía en seguir hablando y tratando de sacar conjeturas sobre ese pasado misterioso, Brenda estaba cerrada. Lucrecia se enojó, estuvo a punto de bajarla del auto, estaba enojada con ella, la había desilusionado, no había sacado la información necesaria y ya no le servía. Como Tania conocía a su hermana, ella, que conducía, puso música y empezaron a cantar

 ]2ª parte

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