Rosa María entró al consultorio muy nerviosa. La observé era una mujer de alrededor de 40 años de clase media baja. “¿En que te puedo ayudar?” le dije con calma. “Tengo un problema, estoy embarazada de un hombre que no es mi marido” Este tipo de casos era muy común en la clínica, por lo que le pregunté “¿lo sabe tu marido?” “estoy divorciada” me respondió rápidamente “cuál es el problema, cásate con él y el niño ya tendrá papá” Rosa María frustrada me miró como si yo no comprendiera “lo que pasa es que mi primer marido era un “bueno para nada” y al conocer a este me di cuenta que también es “bueno para nada”. “A qué te refieres con bueno para nada?” Le pregunté tratando de comprenderla, a lo que ella respondió “no trabaja en nada, ni le duran los trabajos, gana muy mal y materialmente, yo lo mantengo” entonces contesté “entiendo a lo que te refieres” le dije con calma “pero algo si debe hacer bien, como que te enamoraste de él, y más aún si sostuviste relaciones, y no creo que de una sola vez” apenada, bajó la mirada pero se quedó pensativa “es muy comprensivo, tanto conmigo como con mis hijas” contestó al final “tus hijas son del otro matrimonio?” le pregunté para constatar la información “si, con mi primer marido duré 10 años y tuvimos dos hijas, pero como todo el tiempo estaba sin trabajo y de paso la suegra metida en mi casa, ya no aguanté y nos divorciamos”. Comprendí el triste de caso de esta mujer, el clásico caso de todos los seres humanos; hombres y mujeres, que se dejan llevar por un espejismo de aquello que parece su salida a su vida de miseria emocional para toparse con un ser que no se parece a lo que ellas querían. “Mira”, le dije tristemente “cuando nacemos, en cada una de nuestras acciones vamos juntando algo así como “puntos”; cuando somos bebés y recibimos atención mucha o poca de papás, cuando crecemos y convivimos con familiares, amigos, cuando en la escuela aprendemos a convivir, a adquirir seguridad a interactuar con la sociedad todo esto nos da “puntos” hasta el momento de casarnos, de hacer nuestra propia vida. Cuando tu vas conociendo parejas vas descubriendo qué te gusta o no y cuando finalmente alguno te parece y te casas, ocupas todos tus puntos. Imagínate que juntaste 1000 puntos y el hombre que te gustó valía 3000, como no te alcanza tienes que conformarte con uno que vale mil puntos. Esto es lo que corresponde a lo que atraes.
Tu solamente has trabajado para 1000 puntos y en el momento que te separaste de este seguías con tus mismos 1000 puntos por lo que nuevamente atrajiste a uno de ese precio. Puedes dejar a este nuevo, puedes perder a tu bebé, pero tu misión es seguir haciendo puntos para ser una mejor persona. Si la gente que has atraído solamente es esto ,es en esto en quien tienes que trabajar.
Elabora un plan de misión si el solo es bueno para cuidar niñas y ser comprensivo, entonces tu sales a trabajar y el se queda cuidando a tus hijas, y cada día que llegue le vas a aplaudir lo bien que ves a tus hijas y a tu casa. Si ves algo que no te gusta, enséñale que es lo que esperas. Ya verás que con el tiempo el adquiere seguridad y va a conseguir trabajo y será el hombre que tu quieres que sea. En parte si es un bueno para nada, es porque tu todo el día se lo recuerdas. Una persona sin autoestima, no puede dar más de lo que tiene: solo puede darte nada.” Así Rosa María dejó el consultorio con un ánimo un poco más feliz, pero con la gran preocupación del gran trabajo que tenía por delante.
Como conclusión a esta historia puedo decir que lo que tenemos es lo mejor porque es lo que desde el principio así nos pareció. Si ahora no es lo que esperábamos, está en nosotros buscar las cualidades ocultas de esta persona. Hay que tomar en cuenta que la vida nos va cambiando y va escondiendo aquello que nos gustaba, o resaltando lo que más nos disgusta, pero depende de cada uno la persona maravillosa o espantosa con la que vivimos. Solo de esta forma podremos crecer como personas y hacernos mejores para ir ganando más sabiduría .
No hay comentarios:
Publicar un comentario