En pasados días, por conmemoración del día internacional de la mujer, miraba un documental español, en que describían el devenir de la mujer a través de los años. Aquí muestran primero a una mujer sumisa, obediente, que no sale de su casa ni trabaja en una oficina, porque es lo que se acostumbra. El único momento en que no se les critica es cuando son madres, porque allí sí tienen sentido, son capaces de hacer un nuevo hombre que pueble la tierra, pero el resto de los años, no tienen utilidad, el hecho de que estén en una casa y sean sumisas a su marido, las vuelve seres inferiores, las vuelve seres incapaces de tomar una decisión. Con el pasar de los años va adquiriendo fuerza, pero de la forma equivocada, muestran cómo ellas van tomando papeles masculinos para sentirse poderosas. “ellas hacen trabajos de hombres, como mecánica automotriz y manejando rifles”. Se ha querido presentar el poder como una cualidad masculina. Como nunca se ha definido el papel femenino, ellas piensan que el rol correcto y único es el del hombre y así ellas aprenden a hacer todo lo masculino, olvidando su poder femenino. La mujer tiene el poder de sanar a través de una palabra, a través de un cumplido, a traves de una bandita en la piel. Ese poder ha pasado sin pena ni gloria, es un poder insignificante que si faltara, todos lo buscarían.
Va cambiando su papel, sobre todo cuando muere Franco se desatan completamente y se van al lado opuesto. Después de que eran recatadas y vestían de negro, ahora, van desnudas por las calles, son comentaristas en televisión sin ropa, para deleite de los hombres que disfrutan mirar desnudos sin tener que esforzarse. La reacción de los hombres al ver el empoderamiento de ellas, es el de golpearlas, ya no hay respeto hacia la mujer, a sus esposas hijas y madres, las golpean, como reacción natural a no saber qué hacer con ese animal que acaba de salir de su escondite.
Lo que se observa en común es qué ninguno sabe que hacer con el poder propio. El poder de cada uno es intrínseco a su configuración. Los hombres tienen fuerza física, y su manera de demostrar ese poder es protegiendo a los más débiles, entre ellos su esposa y sus hijos. La mujer, por el contrario, tiene fuerza espiritual, su poder está en manejar con las palabras, con el cariño, con la actitud. Así se encontraría el equilibrio en la sociedad porque hay equidad de sexo desde dentro y desde fuera. Hoy vemos hombres que anuncian detergentes y banditas curativas, mientras que las mujeres están en las oficinas tomando decisiones importantes. Han querido quitarle el poder a los hombres transformándolos en lo que no son, ayudar en casa con la limpieza y los hijos, sólo desarrolla esa parte que se les ha negado, pero su poder sigue siendo la fuerza física. Las mujeres han demostrado ser buenas estrategas, buenas en oficinas, pero con los años ellas buscan nuevamente estar cerca de sus hijos, quieren recuperar el camino perdido a través de sus nietos. No se puede negar el poder de cada sexo, y digo sexo porque es más fácil trabajar con 2, femenino y masculino. Ninguno de los dos tiene que transformarse en lo contrario para ser poderoso. Un hombre que se viste de mujer, no es poderoso sólo quiere parecerse a su mamá, y lo mismo una mujer que se viste de hombre, desea ser como su papá, no ser poderosa.
Mi punto aquí es encontrar el equilibrio, darle a cada uno su poder, sin intentar que haga lo que no es de su sexo. Si los niños saben jugar fútbol y pegarse patadas, que lo hagan para soltar adrenalina, pero las niñas, ¿cómo encuentran ellas su poder? ¿Golpeándose? ¿Haciendo deportes masculinos?Creo que es nuestro reto encontrar el poder en cada una de nuestras hijas para hacer una sociedad equilibrada que se acepte como es para darle al mundo lo mejor de sí mismo.