Al despertar sentía la tristeza del niño que se sentía fuera del juego. No estaba feliz quedándose con su abue, pero yo era niña y no me daba cuenta. Yo era una niña muy responsable y por nada quería hacerlo llorar, que se pusiera triste, pero una niña por más agrandada, no siente como adulto, sino como niña. Ya de regreso en casa estaba enojado y no me hablaba, yo lo abracé y le dije "perdón, ven a jugar con nosotras. No estás enojado, verdad? Y así el vino con nosotras y jugamos.... esta historia nunca terminó porque a los pocos meses murió y me quedé solita recordando ese momento en que lo ignoré sin saber que de ahí en adelante siempre jugaría sola.... lo saqué de nuestro juego un ratito y el se fue para siempre... me dejó jugando solita.
Por más molesto que puede parecer el presente, hay que aquilatarlo porque no sabes que pasará después, o si podrás despedirte.
fin
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